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17. KURT

But I crumble completely when you cry

KURT

Me mantengo concentrado en cada movimiento realizado por la pelinegra en el interior de su pequeña cocina, realizando caricias sobre el lomo del pequeño minino sobre mi regazo, este parece haber caído dormido, pero no le hago mucho caso, mi mano realiza los movimientos de forma automática, porque en mi mente solo puedo pensar en lo que ha pasado.

Ella me da la espalda al sacar los fideos de la cacerola, puedo escuchar el sonido de los utensilios al chocar entre ellos o por el cristal de los platos. Me inclino un poco hacia atrás cuando su rostro queda oculto detrás de algunas cosas, solo me percato de este acto cuando comienza a dolerme el cuello y vuelvo a mi posición original.

Poso mi atención en Gato, él se incorpora, estirando sus patitas, me observa y baja al sofá, en donde se acomoda para otro dulce sueño.

—Si no me quieres solo dilo —le digo a modo de juego.

Gato ni caso me hace, ronronea y queda dormido.

—En el poco tiempo que estuvo contigo ya le pegaste el gran ego.

Alzo mis ojos hasta Coraline, llega hasta la mesita frente a mí, deja sobre esta un plato con fideos y va con el otro hasta sentarse en la otra esquina del sofá, el cual no es tan grande, pero igualmente queda un espacio aceptable entre ambos.

—No es como si tú fueses muy modesta que digamos. —Me inclino para tomar mi plato mientras la escucho reír.

—Claro, échale la culpa a la madre.

Enarco una ceja, acomodándome de un lado para poder verla de perfil, mi codo izquierdo quedando contra el respaldo del sofá.

—Es decir que... ¿soy el padre?

Simula que por poco se atraganta con el fideo y que, al lograr recomponerse, me observa con pánico.

—Creí que nunca lo sabrías.

—¿Y cómo no? Tiene mis ojos.

Intentamos permanecer serios por un momento, pero este no dura demasiado cuando estallamos en risas, eso sí despierta por completo a Gato, nos observa un segundo y luego baja del sofá rumbo a la habitación de Coraline.

—Uy, no le cayó bien la noticia —dice y río.

Me concentro en enrollar el fideo por el tenedor pero, mientras lo sigo haciendo, escucho cómo succiona la pasta y rápidamente toma mucho más para repetir el proceso, es una graciosa forma de comer. Sonrío un poco cuando se lleva el utensilio a la boca y todo el fideo cae de nuevo al plato, intenta de nuevo llevarse eso a la boca y analizo su rostro por no sé qué vez desde que llegué aquí, lo que me es inevitable, la curiosidad grita en mí, quiero saber qué fue el hecho que causó aquel arrebato por cortarse el cabello, porque sé que así fue, las huellas de las lágrimas que no logró quitar me lo confirman más el maquillaje corrido de hace unos minutos.

Coraline siente el peso de mi mirada y me observa.

—Sé que luzco espantosa, pero disimula un poco.

Frunzo el ceño.

—¿Y si es porque luces bien?

—No lo creo.

Relajo mi semblante. Ella se lleva un bocado a la boca.

—¿No te gustan los cumplidos?

Mastica con lentitud para luego jugar un poco con el tenedor, llevándolo de un lado a otro.

—Creo que son forzados la mayor parte del tiempo.

—¿Crees que miento? —Frunce los labios y va a hablar, pero me apresuro en hacerlo primero—. No lo hago, lo que te dije en el baño no es mentira. No podría jugar con eso.

Me observa debajo de sus pestañas, las ojeras viéndose más oscuras desde ese ángulo junto con la débil luz.

—No creo que tú mientas. —Sonríe con desgano—. Pero yo puedo hacerlo.

Eso hace que dibuje una media sonrisa en mi rostro.

—Quisiera ver eso.

Baja sus ojos hasta su plato, enrollando los fideos.

—Lo estás viendo.

Arrugo levemente las cejas, borrando mi sonrisa.

En cierta parte tengo una idea de lo que habla, de eso que tanto quiero poder sacar y descubrir y ver por detalle, pero veo que sabe ocultarlo. Ella sabe ocultarse.

La intriga crece, así como la oscuridad que comienza a cubrir la noche. El silencio se vuelve algo agonizante como el no poder comerme toda la comida antes que ella en una mini carrera que emprendemos.

Cuando acabamos soy yo el que va hacia ella, tomo su plato y lo llevo junto al mío al fregadero, pero me paro en seco al oír que estornuda, y no es solo uno, a ese primero le siguen tres más.

—Salud por cuatro —bromeo.

—Agh, gracias. —Su voz le sale algo congestionada mientras se pasa el dorso de una mano por la nariz.

Oh, mierda.

Observo con horror su ropa para nada abrigadora, maldigo en mis adentros y finalizo mi camino hacia la cocina para dejar los platos y volver con rapidez. Me detengo para analizar la situación.

—¿Qué tienes? Pareces un monito.

—¿Desde cuándo tienes esa ropa? —Una sonrisa pícara se extiende en su rostro y giro los ojos—. No es por eso, cochina.

—De acuerdo. —Ríe y sorbe por su nariz—. Desde el medio día.

Lo calculo un momento.

—¿Caminaste bajo la lluvia?

—No.

—De acuerdo... Emm... —Frunzo los labios—. ¿Tienes limón?

—¿Limón? —Asiento—. En el... —Otro estornudo—. En la última puertita a la izquierda de la alacena.

Llego hasta donde dijo y busco en su interior, suelto varias groserías al no hallar nada. Me concentro y pienso en algo. Vuelvo junto a ella, quien sigue estornudando y se incorpora.

—¿A dónde vas? —inquiero.

—A robar un banco, ¿quieres ir?

—Sería de mi agrado en otra ocasión —ironizo—. Pero en serio, ¿a dónde vas?

—A buscar pañuelos para estos jodidos mocos. —Me observa con recelo y frunce el ceño—. ¿Por?

—¿Y si te das un baño?

Alza ambas cejas.

—¿Contigo?

Eso me toma desprevenido y debo tragar para volver a hablar.

—No... Digo, es un ofertón, pero-

—Ya entendí, Doc. —Se cruza de brazos—. Porque quieres ser eso, ¿no? El sexy doctor.

—Bueno... —Encojo un hombro—. El título me queda.

Gira los ojos y va hacia su habitación, no pierdo tiempo y voy detrás de ella. Se sorprende un poco al verme pero me permite llegar hasta su armario.

—¿Toalla?

—Kurt, no-

—¿Toalla? —La observo sobre mi hombro y por la mirada que le doy debe entender que no estoy bromeando.

Resopla.

—Cajón derecho.

Busco en el lugar indicado hasta dar con él, me giro hacia ella y se lo tiendo.

—Te permitiré buscar tu ropa porque no... Ya sabes, sería... —Alza ambas cejas—. Desubicado.

Se encoge de hombros y se acerca al armario para hacer lo dicho.

—Algo calentito —le sugiero y me observa sobre su hombro.

—¿Algo más, Doc?

—Y el baño también, te ayudará. —Asiente y también lo hago por alguna razón. Aprieto los labios—. Iré a ver si consigo algo para prepararte un té.

Sonríe con los labios pegados.

—Okis, Doc.

La veo voltearse para buscar de nuevo y me retiro, pero al llegar hasta la puerta recuerdo algo más.

—Ah, y apenas salgas del baño te metes bajo las cobijas, eso-

—Kurt —me corta—. Estoy bien, ve a buscar las cosas para el bendito té y déjame lavarme el puto culo en paz.

Debo apretar los dientes para no reír, me es graciosa la forma en la que pretende lucir intimidante, solo que conmigo no funciona.

—Por eso decía que ya me iba.

Río un poco y sacudo la cabeza al llegar a la cocina. Busco la jarra que la vi usar y hiervo agua en él, observo desde allí, por la puerta que quedó entreabierta, que se dirige al baño y aprovecho el momento para buscar los limones. Solo espero que tenga buenos vecinos.

Toco con impaciencia la primera puerta, doy golpes con la punta del pie contra el suelo, impaciente, pero nadie sale. Bufo y es ahí cuando me percato de la presencia de una mujer en la puerta de al lado, ella me observa con curiosidad, debe de estar en sus treinta y algo de años. Me giro hacia ella y le sonrío con gentileza.

—Buenas noches, muchacho —saluda—. ¿Necesitas ayuda?

—Disculpe la molestia, pero, ¿por si acaso cuenta con algunos limones?

—¿Limones? —Asiento y mira detrás de ella, frunce el ceño y luego alza ambas cejas—. Oh, sí, sí tengo, ¿me esperas un momento?

—Por supuesto. —Sonrío con entusiasmo.

Ella ingresa a su departamento, cerrando detrás de ella y espero. Puedo escuchar algunos ladridos y maullidos en el interior. Solo pasan algunos minutos cuando vuelve a abrir la puerta y me tiende dos limones.

—Demon... —Me detengo al darme cuenta de lo que diré—. Dios —corrijo—, gracias, señora, se lo agradezco un montón.

—No es nada. —Sonríe con dulzura—. No te los daría si no fueras amigo de Coraline.

Parpadeo varias veces.

—¿La conoce?

—¿Que si la conozco? Es un encanto. Suelo cuidar de Gato cuando se tarda afuera. —Ríe un poco—. Te vi salir de su piso. Supongo que son amigos, ¿no?

Así que esta es la mujer de la que me ha hablado, me había preocupado por saber en dónde dejaba al pequeño en las horas de la universidad y el trabajo, fue entonces cuando me habló de esta mujer, y se nota que es agradable.

Le agradezco una vez más por los limones y vuelvo al piso de Coraline. Me sorprendo al aún escuchar el agua de la ducha cayendo, debe ser de esas personas que tardan horas para ducharse, yo solía serlo hasta que el horario me lo complicó.

Preparo el té en tiempo record, doy con la miel con facilidad y pronto lo tengo listo. Coloco la taza de un tamaño ni tan grande ni tan chico sobre un platito y, con cuidado de no derramarlo, voy hacia su habitación, de camino a este veo que Gato ha vuelto al sofá y río por ello.

La puerta sigue entreabierta, lo cual agradezco ya que no puedo usar ninguna mano en caso de que debiera abrirla.

—Espero ya estés en la cama porque-

Alzo los ojos y me detengo de golpe al contemplar la vista.

Está desnuda.

No lleva nada encima.

Y está de espaldas a mí.

Puedo ver cada curva de su cuerpo, cada zona de esa piel cremosa y pálida que he recorrido con mis propias manos, esa línea en su espalda baja antes de llegar a su trasero y...

Desvío los ojos con rapidez y doy media vuelta, puedo sentir cómo el rubor va cubriendo mis mejillas, como si antes no la hubiese visto así, es solo que ahora es distinto, estoy aquí para ayudarla y hacerle compañía, no para algo así, y me siento algo sucio.

—¿Hablaste? —inquiere ella detrás de mí y tomo aire para no trabarme al hablar.

—N-No. —Agh, misión fallida—. Digo, sí... —Sacudo la cabeza—. Te traje un té.

Alzo el objeto con el líquido en su interior con ambas manos hacia un costado para que pueda verlo y la escucho chasquear la lengua.

—Eres un sobre-protector.

Sonrío.

—Me nace serlo.

Escucho el roce de la tela, cómo este es deslizado y luego el sonido de las sábanas, así que tomo eso como la señal de que se ha metido a la cama y me giro.

Error.

Vuelvo a quedarme muy quieto al verla con una simple camiseta, es enorme y le llega por los muslos, su tela es tan fina que sé que no lleva sostén. Trago y ella me observa, dejando a un lado las sábanas.

—¿Qué?

Niego con la cabeza, intentando concentrarme. Su rostro ya no cuenta con rastros del maquillaje o las lágrimas secas, es como si nunca la hubiese encontrado en ese estado.

Me armo de coraje y decido resolver una de mis dudas.

—¿Por qué te lo cortaste?

—¿Eh?

—El cabello —aclaro.

Enarca una ceja.

—¿No te gusta?

Parpadeo varias veces, avergonzado ante el hecho de que haya entendido eso.

—No, no digo que te quede mal ahora, está bien... Siempre, no dije que antes te quedara mal, está bien, a ti te gusta y eso... —Se acerca y coloca un dedo sobre mis labios y creo que mi cerebro realiza un corto circuito—. Está bien —culmino en un susurro.

Sus ojos bajan hasta mis manos y aleja el dedo de mis labios para señalar hacia allí.

—¿Es el té?

También bajo la mirada hacia el objeto y suspiro con pesadez.

—Sep. —Frunzo el ceño al recordar algo—. ¿Y la ropa calentita?

Chasquea la lengua.

—La manta es suficiente.

Hago una mueca en desacuerdo, mas no digo nada. Con un movimiento de cabeza señalo el colchón y gira los ojos, acotando la acción que sabe quiero decir. Se sienta en el borde del colchón, luego sube sus piernas, lo que provoca que la tela de su camiseta se deslice por sus muslos y deje a la vista que cuenta con un diminuto short negro de algodón. Trago y me siento frente a ella.

Toma el platito junto a la taza y lo observa con una mueca.

—¿Qué tiene?

—Limón y miel, creo que estás por resfriarte y es mejor tomarle algo desde ya. —Asiente y se lo lleva a la boca—. ¡Cuidado! —exclamo y me observa alarmada—. Está caliente.

Ríe por mi forma de decirlo y me paso una mano por la nuca, avergonzado.

Prueba el té, lo saborea, pasa su lengua por sus labios y luego frunce estos últimos.

—Nadie nunca antes me había preparado algo tan desagradable como esto. —Me observa con una pequeña sonrisa—. Gracias.

Sonrío con orgullo de mi té que sé que está bueno, es solo que no lo disfruta bien, y decido analizar su habitación mientras ella intenta seguir tomándolo sin quemarse.

Mis ojos curiosos recorren su techo, muebles hasta llegar a las paredes, y frunzo el ceño al ver letras. Me incorporo para ir hacia ellas, están plasmadas en la pared del lado izquierdo de su cama, por lo que debo rodearla.

Detengo mis pasos cuando puedo leer lo que dicen.

"Voy a beber ácido".

"Come mierda".

"Intentaré no perder tu tiempo".

"Hay demasiada negrura".

"¿Podrías ser mejor?"

Un nudo va creciendo en mi interior al seguir y seguir cada letra hasta formar esas crudas palabras. Cada una escrita con un marcador negro muy fuerte, algunas partes de la tinta se escurren por la humedad o porque tal vez alguien pasó la mano por ella.

Paso saliva con dificultad al leer las que parecen ser el centro de todo, tanto por el tamaño como por el marcador rojo usado en algunas esquinas.

"Soy un vacío. La personificación de la nada".

"No importa lo que haga, siempre estaré rota".

¿Ella... se siente así?

La observo sobre mi hombro, la encuentro riendo al quemarse la lengua y se toca la punta con el dedo índice, ¿dónde y cómo aprendió a ocultarse tan bien?

Mi atención vuelve a las letras y un recuerdo llega. Aquella foto, en la que me enseñaba el dibujo en su portátil, vi letras, ¿son estas?

Y no solo hay letras, también hay dibujos, estos esparcidos por cada esquina, garabatos pegados a otros más, telas de arañas que en vez de moscas atrapan a pequeñas figuras oscuras sin rostros, un estilo de algún líquido negro como un aceite que logra desfigurarse hasta lograr una figura no tan entendible, luego hay otra figura enorme igual a la anterior, solo que este sí cuenta con un rostro algo macabro y varias manos, todas de diferentes tamaños, algunas hasta con más dedos de lo que es normal y, debajo de esta criatura, se cita:

"Una intensa sensación del final absoluto".

Hay más criaturas, algunas similares al dinosaurio llamado diplodocus, tiene pequeños ojos y una sonrisa tímida, y luego otras figuras de personitas oscuras con charcos negros debajo. ¿Qué quiere representar con cada uno?

Alzo una mano con la intención de tocar la pared, pero una voz me detiene.

—Aléjate.

La observo de inmediato, sus ojos evalúan la pared y luego pasan a mí. Abro y cierro la boca sin saber qué decir.

—Yo...

—No digas nada. Solo aléjate de ahí.

Se gira y vuelve a tomar de su té.

Me paso una mano por el cabello, nervioso, y me acerco para tomar asiento en la cama, quedando así ambos en las dos esquinas con espacio entre nuestros cuerpos.

—¿Qué es todo eso?

Sus ojos no se apartan de la taza, observa con atención el vapor que sale con parsimonia de este al el té seguir algo caliente.

—Tonterías.

—Luce como más que eso.

Se lleva la taza hasta sus labios, toma un sorbo y me estiro para tomarla, ella frunce el ceño, pero no soy tonto, sé que ya no hay nada para tomar en esa taza.

No protesta y me deja tomar el objeto para luego llevarla a la cocina. Mi mirada cae sobre la ventana a un costado en la sala y la cierro, logro ver a través del cristal lo mucho que está lloviendo, será difícil conducir en esas condiciones.

Llego a su habitación y bufo al ver que está completamente tapada, la manta le cubre hasta la cabeza, lo que es ridículo al no hacer tanto frio para recurrir a eso. Así que es obvio: quiere evitarme.

Uy, pero no se la pondré fácil.

Ingreso y me siento de nuevo en el otro lado de la cama, la observo y no hay rastro de interés, así que me quito los converse y me subo, me acomodo de la forma más ruidosa posible, haciendo que el colchón provoque sonidos debajo de mí y la escucho resoplar para luego bajar la manta, alzar un poco la cabeza y observarme con esos ojos verdes tan hermosos pero llenos de furia.

—¡Eres peor que un perro!

—Un perro no sería tan guapo.

—Por lo menos me dejaría dormir.

—¿Apostamos?

Gruñe y vuelve a recostar su cabeza, esta vez con la manta cubriéndole hasta la nariz.

Río por lo bajo, me acomodo de nuevo, uniendo mis manos sobre mi estómago y cierro los ojos. Lo único audible son las gotas en el exterior, los truenos y nuestras respiraciones.

Suspira con fuerza.

—¿En serio no estabas ocupado? —suelta y abro un ojo.

—¿Cuándo?

Baja la manta hasta que le cubre por el cuello.

—Cuando te escribí y... eso. —Hace una mueca y sonrío un poco para tranquilizarla.

—Solo estaba ayudando en el trabajo de parto de una vecina, pero ñeh. —Encojo un hombro y ella ahoga una risa—. No, no lo estaba.

—¿En serio? —inquiere aún riendo.

—Pensaba ver algunas cosas sobre el festival, pero puede esperar.

—¡¿Qué?! —Se incorpora sobre un codo y frunzo el ceño por su semblante preocupado—. Mierda, Kurt, ¿eso no te afectará?

Río con fuerza y ella arruga las cejas.

—¿De qué hablas? No pasa nada. —Alzo una mano y peino su fleco para luego pasar a los mechones que he cortado—. Y esto es menos estresante.

Enarca una ceja.

—¿Atender a una casi resfriada toda llorosa y con mocos?

—Sep.

—¿Gracias?

—No hay de qué.

Frunce los labios y centro mi atención en ellos, los veo algo secos, tal vez podría acercarme e hidratarlos por ella.

—¿Kurt? —Parpadeo varias veces, alzando los ojos hasta los suyos—. ¿A dónde fuiste?

—Al mundo de la hidratación.

—¿Eh?

Sacudo la cabeza.

—Nada. —Aclaro la garganta—. ¿Qué decías?

—Que... —Me observa un momento y niega con la cabeza—. No importa.

Se encoge entre la manta y cierra los ojos. Frunzo el ceño, me arrastro hasta llegar cerca de ella, mi rostro quedando a centímetros del suyo, tomo aire y soplo con fuerza.

—¡Agh, molestoso!

Río mientras la veo pasarse una mano por su nariz. Me fulmina con la mirada y yo le señalo su cabello.

—Pero en serio, ¿por qué te lo cortaste?

Hay silencio y luego encoge un hombro.

—Necesitaba un cambio.

Arrugo las cejas.

—¿Así de... drástico? —Ahora ella arruga las cejas—. Es decir, ya sabes que está bien, solo que... fue de repente.

Suelta un largo suspiro.

—Lo necesitaba.

Quiero creer que seguirá hablando de ello, pero, al ver la sinceridad y el cansancio en sus ojos, decido asentir y culminar con el tema.

Me recuesto, colocando mi brazo debajo de mi cabeza y ella suelta mucho aire por la nariz.

—Se te pasaron los estornudos.

—Síp —asiente—. Pero ahora tengo más frio, ¿tú no?

Enarco una ceja, ella forma una pequeña sonrisa y pongo los ojos en blanco al entender.

Suelta una risa, se acerca, me pasa el dorso de la manta y me cubro. La observo de reojo, ella bosteza y con lentitud se coloca sobre mi pecho, me cuesta un poco acostumbrarme, pero, cuando lo hago, me relajo y sonrío.

—Me desprecias y luego requieres de mis encantos, qué bien.

—Te dije que tengo frio, ¿o acaso quieres que siga enferma para mañana?

—Por el amor de Dios, que nadie lo permita —bromeo y la escucho reír.

El sonido de la lluvia toma mayor potencia, las gotas impactando con fuerza contra el cristal de la ventana, al percatarme de esto también lo hago con que ella no cerró sus ojos, los tiene abiertos, admirando el exterior, la luz de la luna iluminando su rostro.

—Dime algo cursi —pide, mientras se coloca mejor sobre mi pecho.

La petición me toma de sorpresa, pero pienso en algo, manteniéndome en silencio y me observa, hago una mueca, llevando mis ojos hasta el techo. Me relamo los labios antes de observarla de nuevo y hablar.

—Quisiera ser un piojo para estar todo el día en tu cabeza.

Realiza una mueca divertida y suelto la carcajada.

—Con esas palabras tienes a todas a tus pies.

Realizo un gesto en acuerdo con sus palabras y ríe un poco más antes de bajar la mirada y morderse el labio inferior.

—¿Qué piensas?

—Está lloviendo —susurra.

—Lo sé.

—Mucho.

—Sep.

—Te empaparás si decides salir, igual si tienes auto, digo, en el camino a llegar a él ya-

Me acomodo mejor y se queda callada, alza el rostro para encontrarse con mi mirada y media sonrisa.

—¿Es esta tu forma indirecta de pedirme que me quede un rato más?

Frunce los labios.

—Noouup —dice con una lentitud graciosa que me hace reír.

Vuelvo a acomodar mi cabeza sobre mi brazo y ella vuelve a acomodarse sobre mi pecho.

—Acepto.

La observo de reojo y noto una pequeña sonrisa formándose, eso está bien, eso está muy bien. También sonrío antes de inhalar mucho aire.

—Todo va de monstruos bajo la cama.

—¿Qué?

Su ceño está fruncido, luego lo relaja y se humedece los labios.

—Los dibujos —aclara—. Son monstruos, solo que los ayudo a salir de abajo y los plasmo en la pared.

—¿Y por qué los ayudas? —inquiero, curioso e interesado en sus palabras.

—Uno se siente menos solo al contar con sujetos similares a él.

No tengo idea de cómo tomarme eso, pero sí veo la metáfora, esa profunda en la que intenta resguardar la verdad, su verdad. Y es mucho más profundo si decides escavar y ver qué hay más allá, quiero hacerlo, con lentitud, pero llegaré al fondo de esto.

—¿Y las frases? —cuestiono, es mi intento por saber más al verla susceptible a las preguntas.

Toma el borde de la manta, cubriéndose mejor.

—Hay muchas maneras de desahogarte y dejar de sentir. —Cierra los ojos en medio de un suspiro—. Esa es la mía.

Sus pestañas oscuras se agitan un poco cuando le llegan ganas de estornudar, lo hace y vuelve a acurrucarse. Le susurro un ''salud'' y la observo durante mucho tiempo.

Quiero saber el motivo, el creador de aquellos monstruos que cree llevar en su interior, tiene que haber un detonante.

« ¿Quién o qué ha provocado esas heridas que intentas cubrir? »

Hay demasiadas dudas, demasiado terreno por cubrir, y vacilo en seguir con esa idea, pienso en tirarlo y dejar todo esto hasta aquí, hacer como si no hubiese visto esos morados o su maquillaje corrido. Pero no sería yo si hiciera eso, no puedo dejarla. Soy más que consciente de que seré un entremetido de mierda, pero será mejor serlo en lugar de arrepentirme y llevar remordimiento.

Suspiro. Ya han pasado más de treinta minutos, mañana trabajo, por lo que me quedaré un poco más, es una decisión tomada al notar su respiración lenta, por lo que sé que ha quedado profundamente dormida y supongo que dentro de media hora más estaría bien marcharme, eso si la lluvia se calma un poco.

Pretendo moverme, pero me detengo al oírla. La observo, sus labios están entreabiertos, balbucea cosas y debo inclinarme un poco para entenderla.

—No...

Frunzo el ceño.

—¿Qué?

—No...

Lo siguiente vuelve a salir de forma inentendible y me acerco mucho más.

—Quiero...

Me cuesta comprender y quiero preguntar más, ¿es una pesadilla? ¿Habla de alguien real? ¿Debo preocuparme? ¿Despertarla?

Aunque quisiera recibir más balbuceos que logre entender, ella baja el rostro, escondiéndolo en mi hombro, haciendo que varios mechones de su cabello cubran sus mejillas. Doy un pequeño respingo y la siento removerse, luego alza una de sus piernas y la coloca sobre mí, muy cerca de en donde se encuentra ese algo que adora su presencia, ¡carajo!

Trago y trato de alejarme, pero pasa su brazo sobre mi pecho y me quedo muy quieto. Ahora debo pensar en cómo hacer para irme sin despertarla, pero, mientras tanto, tranquilizo mis nervios y disfruto de su cercanía, quién sabe cuándo volveré a tenerla así, por lo poco que la conozco ya sé que no es de dar tantas muestras de cariño y ahora me siento un puto suertudo por servirle de almohada.

Sonrío un poco.

« Espero también servirte de apoyo, Cora».

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¡SOY TUYA, PENDEJO, YA NO DIGAS MÁS, TE AMO, DELICIOSO KURT!😩🤚

Perdón, es que sí soy suya JAHJAHJAHSAJ

Kurt: ¿podrías-

Yo: DE UNA🏃‍♀️

Ya paro XD.

Los amo mucho, la historia ya ha pasado los 40k y HFDHADHSA LOS AMO AAAAAAAAAHHHHH, y amo los edits que me hacen, amo todo, me hacen muy feliz con eso, no los merezco:3

Confieso que me dolieron un buen las frases en las paredes, y eso que solo se leen algunas. Cora sufre demasiado y esa es su forma de deshacerse del peso, ¿por qué? ¿Por qué no habla con alguien sobre eso? Ya veremos, ella lo dirá con sus propias palabras –llora-

He llegado a la conclusión de que crearé el grupo de telegram cuando OWWN llegue a los 100k jijiii, así que recomienden la historia UwU. Pdta: tiktok ayuda mucho, por si quieren subir algo de la historia ahí🦋

Capítulo dedicado a DaniCamachoMcGregor por ser tan genial conmigo, amo que compartas partes de los capítulos en tu ig y tus reacciones y todo AAAAHHH graciaaas🥺💕

Cuídense mucho mucho, usen tapabocas con dibujos de caca y tomen awua<3

¡Muak!

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