Jennie se levantó lentamente de las piernas de Lisa y la pelinegra caminó hasta el baño, soltando un fuerte suspiro, tomando su cepillo de dientes hechandole la pasta, todo esto escuchando la voz de su amiga más baja por la puerta, pero aún pudiendo distingir la conversación que tenía con su novio.

Dejó salir un gruñido y rodo los ojos cuando escucho un "también te amo" de los labios de Jennie. Enjuagó su boca y se secó, después saliendo del baño. ¿De verdad lo amaba? ¿O solo era para quedar bien con él? Era lo que Lisa se preguntaba cada vez que oía salir esa palabra de su amiga, preguntándose también porqué si tanto lo quería se acostaba con ella cada que tenía oportunidad o simplemente coqueteaba con ella, o la miraba con deseo creyendo que Lisa no se daba cuenta, eran tantas las preguntas en su cabeza que todo eso la estaba empezando a ofuscar y estresar demasiado y tal vez ya se estaba cansando.

— Lisa ¿Me estás escuchando? — Sintió una de las manos de Jennie en su mejilla, lo cuál la hizo sobresaltarse y dar un paso hacia atrás. — ¿Todo bien? — Preguntó preocupada.

— S-Sí, no pasa nada, solo me asustaste, estoy bien — se hizo a un lado de Jennie, y caminó hacia las escaleras.

Antes de empezar a subir la pelinegra la tomó de la mano e hizo que se volteara, preguntándole si enserio estaba bien, Lisa asintió y se zafó de su agarre, corriendo hacia su habitación.

Jennie suspiró y se dispuso a recojer el poco desorden que había en la sala de su amiga, después apagando la luz y subiendo en busca de Lisa, sabía que estaba molesta por algo y ese algo claramente era la llamada de su novio, y quería arreglar las cosas con ella. No es como si a ella le hubiera agradado esa llamada justo cuando se estaba besando con su amiga. Sus sentimientos por Baekhyun  habían cambiado mucho desde la última vez, estaba segura de que ya no sentía nada por él pero aún no encontraba la ocasión para terminar todo y por fin dejarlo libre, pero lo haría algún día.

— Lis ¿Puedo entrar? — pronunció desde afuera después de tocar la puerta con sus nudillos.

En cuanto escuchó un pequeño asentimiento, abrió la puerta y entro a la habitación, encontrándose con una Lisa acostada de lado y en bolita, no pudo evitar soltar una sonrisa mientras se acercaba a ella. Se sentó a su lado y puso una mano en su cintura.

— ¿Estás molesta? — susurro.

Lisa no respondió, a lo cual Lisa tomó como un sí. Acostándose a su lado, la mano que estaba en su cintura hizo el trabajo de voltear el cuerpo de Lisa haciendo que sus ojos se encontraran y sus narices se rozaban al igual que sus labios. Jennie pudo ver un pequeño sonrojo en las mejillas de Lisa y como sus ojos evitaban los suyos.

— Perdóname, Lis — Esta vez Lisa se removió en sus brazos tratando de safarse.

— No seas tan necia ¿Por qué estás molesta? — preguntó aún sabiendo la respuesta.

— Tu novio es un estúpido, No sabes cuanto lo odio, siempre llega en las ocasiones importantes pero hoy se pasó de idiota. — se sinceró, hablando tan rápido que Jennie por poco no entiende sus palabras.

La castaña parpadeó varias veces, tratando de procesar la información, al final sonriendo como una idiota.

— Estás celosa — confirmó. — ¡Lalisa Manoban está celosa!

— ¡Cállate, no lo estoy! — respondió Lisa aún tratando de safarse de los brazos de Jennie.

— Cállame — susurró acercándose a sus labios.

Lisa miró sus ojos y después sus labios tan cerca de los suyos y por una vez mandó su orgullo al carajo solo por esos belfos que tanto adoraba besar y que simplemente no podía rechazar aunque quisiera.

Sus labios conectaron de inmediato y Lisa dejó salir un suspiro, como si hubiera esperado toda su vida por eso, comenzando un ritmo como el de hace horas atrás solo que esta vez de una forma más desesperada. Lisa tomó la nuca de Jennie con sus manos acercandola más, mientras las manos de Jennie acariciaban su cintura, acercándola lo máximo posible a su cuerpo, sintiendo el calor a través de la ancha camisa que traía.

Lisa se subió encima de ella con una pierna a cada lado de su cintura, mirandola desde ahí, su boca entreabierta soltando pequeños suspiros y tratando de respirar más lento, cosa que Jennie no permitió, pues levantándose sobre sus codos volvió a colisionar sus labios con los de su amiga. Bajó a su cuello, mordió levemente y chupó, escuchando un pequeño quejido de Lisa desde lo profundo de su garganta.

— L-Lisa —;sus manos buscaron su rostro, levantandolo, la miró a los ojos.

Sus labios tan rojos como una cereza y sus mejillas casi iguales, su castaño cabello cayendo por su espalda con pequeños mechones rebeldes por ahí, sus manos temblaban levemente en el rostro de Jennie, la cuál estaba encantada con la vista frente a ella, hasta que Lisa abrió sus dulces labios.

— J-Jen, por favor, termina con él.