03
— ¿De verdad quieres esa? — preguntó Lisa mientras sus ojos se pasaban de arriba a abajo sobre el cuerpo de Jennie, enfocándose más sobre sus piernas descubiertas por la falda que se estaba probando.
— Si. ¿Te gusta? Es linda — Sonrió. — a mí me gusta — hizo un pequeño puchero al ver que Lisa no le respondía.
— Entonces es tuya, Jen — confirmó, cruzando sus brazos y sonriendole a Jennie.
Lisa había decidido aprovechar la salida que tenían para comprarle un regalo de cumpleaños a Jennie, el cuál había quedado en comprarselo después ya que justo ese día no tenía dinero. Después de salir del local con unas 4 bolsas con diferentes cosas dentro, las chicas caminaron hacia una tienda de víveres cercana, sus estómagos ya pidiendo algo de comer después de tantas horas desde el desayuno.
— ¿Qué quieres comer? — curioseo Jennie mientras pasaba por los estantes mirando los diferentes tipos de fideos que habían, decidiendo cuál comer.
— Quiero algo picante ahora, no sé por qué — lanzó su cabeza hacia atrás, quejándose mientras ponía su mano en su estómago.
Jennie río y asintió, tomando un ramen para ella y unos fideos picantes para Lisa, también tomando acompañantes ya que sabía que ninguna de las dos iba a quedar satisfecha solo con eso. Cuando tuvieron todo lo que querían, se acercaron a la caja registradora para pagar las cosas y salieron rumbo a la casa de la pelinegra. En el auto pudieron ver cómo el sol ya se escondía.
Pasaron todo el día juntas, y había sido muy divertido para las dos, al fin y al cabo seguían siendo mejores amigas y una muy buena compañía la una para la otra. Pasaron en un semáforo, y Jennie volteó a ver a Lisa la cuál los últimos rayos del sol le caían en el rostro, haciéndola ver aún más hermosa de lo que era.
O al menos eso pensó Jennie, quien se quedó mirándola con una cara de idiota, hasta que el pitido del auto de atrás hizo que reaccionara.
Lisa vió todo esto por el rabillo de su ojo, y no pudo evitar soltar una sonrisa.
Cuando llegaron al departamento de Lisa, la castaña se ofreció a ordenar la mesa mientras Lisa iba a cambiarse para estar más cómoda, a lo cuál la pelinegra accedió. Subió hacia su cuarto, y se quitó las prendas que traía quedando en ropa interior, para después ponerse un short algo corto, que solo le llegaba un poco más abajo de sus nalgas y una de sus adorables camisas grandes que le llegaban hacia los muslos, y después quitó su sostén sacándolo por debajo de la camisa, se amarró el cabello en un moño desordenado y por fin bajó a la sala.
— Jen ¿tú quieres ponerte algo? — gritó antes de llegar abajo por completo.
La nombrada quitó la vista de su teléfono y volteó hacia Lisa, viendo las prendas que se había puesto, quedando completamente sin palabras. Sus ojos viajaron desde el desordenado cabello de Lisa –que por cierto la había lucir sexy, no importaba lo desordenado que estuviera– hasta sus piernas y muslos, queriendo levantar esa camisa y ver más allá. Sus pensamientos se detuvieron en cuanto la mano de Lisa pasó por sus ojos, llamando su atención.
— ¿Q-qué cosa? — susurró, casi como sí estuviera poseída.
Lisa estaba tan cerca de ella podía sentir su aliento en sus labios, y eso le encantaba.
— Que si quieres ponerte algo cómodo también, linda — contestó Lisa mirándola con ojos suaves y su cabeza un poco ladeada como un pequeño cachorro.
— Oh, no, tranquila, estoy bien. Ven se va a enfriar — señaló la comida con su mano.
Lisa se sentó al lado de ella y se dispusieron
a comer, mientras hablaban de cualquier cosa
que se les ocurriera en ese momento. Jennie nunca dejando de pensar en los muslos de la pelinegra y lo mucho que quería hundirse en ellos.
Terminaron su comida, Lisa se levantó y recogió todo de la mesa yendo a botarlo. Jennie miraba desde atrás por momentos, pues se obligaba a dejar de mirar a su amiga de esa forma.
— ¿Y ahora qué quieres hacer? — pregunto Lisa mientras se recostaba en el piso con su cabeza en las piernas de su amiga.
"Coger" Fue lo primero que se le vino a la mente, pero afortunadamente pudo cerrar su boca antes de que se le saliera, le dijo que tal vez debería irse ya.
— ¿Vas a irte? — hizo un pequeño puchero — Creí que hoy ibas a quedarte — sus ojos dieron un destello de luz que Jennie no pudo evitar.
— Está bien, puedo quedarme si es lo que quieres — Lisa le sonrió ampliamente y le dijo que sí.
— Muy bien, Lili, eres una mimada
— ¡Claro que no! — Se levantó de sus piernas para mirarla con el ceño fruncido.
— Claro que sí.
Continuaron en una pelea, hasta que sin saber como ni cuando, Jennie se encontraba encima de Lisa y las manos de ésta estaban en sus muslos. Ambas mirándose a los ojos, tratando de descifrar lo que cada una sentía ahora, los ojos de Lisa de vez en cuando bajaban hacia los labios de Jennie, ella se daba cuenta, claro que lo hacía, solo estaba esperando para ver hasta donde aguantaba Lisa para besarla.
No tuvo que esperar mucho cuando sintió los cálidos y húmedos labios de Lisa contra los suyos, empezando un ritmo lento en el cual su lengua se unía de vez en cuando, lamiendo su labio para después morderlo suavemente y continuar así por varios minutos. Lisa pidió permiso para poder acceder a su boca, el paso siendo permitido casi de inmediato, metió su lengua en la boca de la castaña y pudo encontrarse con la ajena empezando una pelea para ver quien dominaba, justo cuando Jennie estaba a punto de rendirse por la sensación que sentía en su boca y vientre, su celular sonó, indicando que tenía una llamada.
Ambas se separaron, con sus respiraciones alteradas, y sus mejillas de un suave color rojo.
— Mierda... L-Lo siento — se disculpó la castaña por la interrupción.
— No importa, contesta, debe ser importante, ya es algo tarde — comentó sonriendole, escondiéndose en su cuello trazando lineas cariñosas en la piel de Jennie.
— ¿Hola? — Contestó la llamada — Oh, hola baekhyun...
Los trazos de Lisa se detuvieron en cuanto escuchó ese nombre, definitivamente el estúpido novio de Jennie estaba siendo un problema y ella ya se estaba cansando.
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