02
Lisa entraba por la puerta de su departamento completamente furiosa. Después de que Jisoo le mostrará esa foto y ella fingiera una sonrisa lo que sobraba de la tarde, los celos en su pecho la estaban matando poco a poco, hasta el punto en el que tuvo que salir de la casa de Jisoo casi corriendo, mintiendole a su amiga con que tenía sueño y que iría a descansar. Quitando sus zapatos y dejándolos a un lado, se dirigió hacia la cocina, no sin antes cerrar la puerta de un fuerte golpe. Abrió el refrigerador y sacó una botella de agua, apenas dándole un sorbo. Apoyó sus codos en la encimera y ocultó su rostro con sus manos, soltando un largo suspiro intentando calmarse.
Era una idiota, totalmente una idiota, no era posible que se sintiera de esa forma por su amiga, porque eso eran ¡Amigas! No tenía el derecho ni la excusa para comportarse de esa forma. Pero es que las veces en que Jennie estaba debajo de ella gimiendo su nombre, o entre sus piernas dándole placer venían como flechas a su mente cada que se regañaba a sí misma por su comportamiento, era como una pelea entre ella misma y Lisa ya estaba sofocada, estresada y comenzaría a volverse loca.
Suspiró por quién sabe cuánta ves en el día y caminó hacia el gran ventanal que había en el living, mirando hacia el cielo obscuro iluminado tenuemente por la luna y algunas estrellas, tratando de liberar a su mente de tantos pensamientos estresantes, y poder relajarse un poco antes de ir a la cama. Cuando estaba distraída en las estrellas su móvil vibró en el bolsillo de su pantalón, asustandola.
— ¿Hola? — saludó en cuanto contestó la llamada poniéndola en alta voz.
— Hola, Lis — la respiración de Lisa se quedó atorada en su garganta en cuanto escuchó esa aterciopelada voz, era Jennie, lo que le faltaba.
— Oh, hola Jen — tragó fuerte cuando su voz salió temblorosa.
— ¿Estás bien? Te escuchas rara — cerró sus ojos con fuerza intentando crear una excusa, de verdad que no quería hablar con ella, no en ese momento.
— Mm, la verdad es que estoy un poco enferma — ¿en serio Lisa? ¡¿Enferma?!
— ¿Cómo? ¿Qué tienes? ¿Estás muy mal? — Lisa escuchó como su amiga se acomodaba mientras soltaba las palabras con preocupación.
— N-no te preocupes, seguro mañana estoy mejor, solo necesito descansar, no es grave.
— ¿Quieres que vaya a verte? — Lisa abrió los ojos, ya totalmente nerviosa en ese momento.
— ¡No! — gritó — E-Es decir, no te molstes Jen, voy a estar bien, no tienes que venir a nada — trataba de hablar lo más convincente posible, pero el insistente bombeo en su corazón no la dejaba en paz.
— Mm, está bien — eso no se escuchaba nada convincente — Voy a dejar que descanses, ¿Okey? Cuídate Lis, te quiero.
— Sí, buenas noches Jen, también te quiero.
Lisa soltó todo el aire que había contenido, y echó su cabeza hacia atrás haciendo una mueca de cansancio, debía descansar ahora, tal vez días enteros, esto la estaba empezando a cansar más de lo normal. Apagó las luces de la sala y subió las escaleras hasta su habitación, lanzándose en su cama y desde ahí quitándose todo lo que tenía encima, quedando solo en bragas, nada mejor que dormir desnuda después de un día tan estresante. Se acomodó en su almohada y lanzó un suspiro de satisfacción al tocar la suave tela.
Cuando el sueño ya había llegado a su sistema, sintió su móvil sonar con una notificación, gruñendo se inclinó hacia donde había tirado el pantalón agarrando en molesto aparato decidida a apagarlo pero algo la frenó, y ese algo tenía nombre y apellido. Vió en la barra de notificaciones que el contacto tenía agendado como "Jen♡" le había mandado una foto. Frunció el ceño extrañada y entró al chat, casi se queda sin ojos al ver lo que Jennie le había mandado, no podía creerlo.
Jen♡
Tal vez esto te haga
sentir mejor señorita Manoban
📷 Foto
Oh, y Lis, a la próxima vez solo
dime qué no quieres hablar, eres
muy obvia :)
Esa maldita mujer, ¡le había enviado una foto de sus pechos! De verdad era una completa idiota, esperen... ¡¿Y la había llamado señorita Manoban?! Agh, cuánto la odiaba. Lisa mordió su labio al ver la foto otra vez, el sueño esfumandose y las ganas creciendo en su interior y en sus bragas también, definitivamente no podría enojarse con Jennie.
O tal vez Jennie sabía cómo tener a Jennie cómo le gustaba.
Lili
Dios mío Jennie, esto no va a quedar así
cielo ni lo creas.
Está vez fue Jennie la que mordió su labio, sonriendo traviesamente, realmente le gustaba poner a Jennie, algo le decía que iba a ser una noche interesante.
Lili
Llámame ahora.
—
Decir que las bragas de Lisa estaban totalmente mojadas cuando la sacó y las tiró en algún lugar de la habitación, era poco.
Escuchar los jadeos de Jennie a través del micrófono del móvil era casi tan exitante como escucharlos en persona, al igual que los ruidos morbosos que hacían sus dedos moviéndose en su intimidad, o los pequeños gemidos diciendo su nombre.
— Mmh, Lisa — La nombrada cerró sus ojos, bajando sus manos por su abdomen hasta tocar ese pequeño botón de placer.
— Eres tan traviesamente, Jen, ¿lo sabes? — Susurró mientras sus dedos seguían moviéndose.
— ¿Yo soy traviesa? Yo no fuí la que sugirió tener sexcall, Lisa.
— Oh, no hablo de eso, tú mandaste la foto primero, ¿recuerdas? — Lisa escuchó una risa traviesa salir de los labios de Jennie, lo que hizo que ella sonriera de igual forma.
— Oh, bueno, quería animarte un poco, sé cuánto de gustan mis pechos.
— Es cierto, me encantan — murmuró suavemente, callandose un momento, recordó lo que le había dicho en el mensaje — Así que ¿señorita Manoban, eh?
Escuchó la carcajada de Jennie a través del micrófono y después de eso el sonido de las sábanas al tener el cuerpo de la castaña moviéndose en ellas.
— ¿Te gusta el apodo? — susurró — A mí sí.
Lisa lanzó un suspiro entrecortado al sentir el placer que le provocaban sus dedos ya que en todo este tiempo no dejó de moverlos ni un momento, y que Jennie le hablara entre susurros le ayudaba mucho más.
— Oh, tomaré eso como un sí... Tu respiración se oye desesperada, te ayudo — no era tan ni siquiera una pregunta, ella lo afirmó y a Lisa eso le encantó, tanto, que tiró su cabeza hacia atrás soltando un gruñido.
Una pequeña risita de Jennie fue lo último tierno que Lisa escuchó esa noche, después había quedado totalmente sorprendida por lo atractiva que Jennie podía escucharse si mandaba en la cama, sin duda tenía que probarlo en persona algún día y esperaba que ese día llegara rápido. Tal vez las cosas con su amiga se estaba saliendo de control, tal vez a Lisa le importaba mucho o tal vez le importaba muy poco, no había un punto medio, solo sabía que todo esto era divertido y que querían seguir haciéndolo.
Al día siguiente cuando Lisa despertó y vió su móvil a un lado, no pudo evitar dejar salir una sonrisa de labios pasando sus manos por la cara, tratando de esfumar el sueño, tomó su móvil verificando la hora, 11:20 am, y justo abajo había un mensaje de su querida amiga, Jennie, su sonrisa se hizo más grande y entró al chat.
Jen♡
Buenos díaaaaaas ¿cómo dormiste?
Ese mensaje le había enviado a las 9 de la mañana, y Lisa siempre se preguntaba cómo es qué esa chica lograba madrugar tanto, y más aún cuando ayer terminaron casi a las 3 de la mañana.
Jen♡
Oh, seguro aún duermes, debes
estar cansada:(
O tal vez no, se me olvida que no
eres buena madrugando
En todo caso, quería invitarte a
salir hoy, ¿quieres? Escríbeme
cuando veas esto ♡.
Ese mensaje fue justo media hora antes, Lisa lo pensó un momento, no tenía mucho que hacer, nada en realidad, salir a tomar aire fresco no le haría vendría mal y además sería con Jennie, su mejor amiga, así que sí, obviamente iría. Le confirmó a Jennie la salida y salió de la cama para dirigirse a la ducha, tomando un baño rápido.
Cuando estuvo lista bajó a la cocina decidida a comer algo antes de encontrarse con la castaña, pero justo un mensaje de ella le llegó diciendo que estaba abajo y que se apurara. Soltó un bufido por no poder llegar su estómago y salió de su departamento cerrandolo bien.
Cuando estuvo abajo vió el auto de Jennie fuera del edificio, caminó hacia el, saludando al guardia de seguridad y por fin saliendo afuera.
— ¡Te tardaste mucho! — reclamó la menor, mientras le abría la puerta desde adentro.
— No seas exagerada, ni siquiera pude comer — le comentó con el ceño fruncido, entrando y luego poniéndose el cinturón de seguridad al rededor de su pecho.
— Así que por eso estás de mal humor ¿Eh?
Jennie la molestó mientras encendía el auto y comenzaba a moverse, le dijo a Lisa que la invitaría a desayunar para que dejara de llorar, ganándose un golpe en el hombro que la hizo gritar.
Iba a ser un largo día y las dos amigas estaban listas para eso.
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