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🎃24 de Septiembre, 2025
SEOUL, COREA 14:40hrs
PISOS, APARTAMENTOS, HOTELES, CASAS Y PENSIONES.... no sabía cuanto tiempo había estado mirando la pantalla de su computadora buscando donde quedarse luego de que sus padrastro le haya pedido "amablemente" que abandonara la casa antes del medio día, pero ahí seguía, acostada en su cama sin una sábana encima.
-¿En serio tienes que irte?-su hermanastro había entrado con una cajita pésimamente decorada y un moñito- no quiero que te vayas, pero con Peter mi conejito, te hicimos esto -y se la entregó, para luego abrazarla.
Y la chica simplemente sonrió, besándole la sien al más pequeño y abrazarlo contra su pecho, acariciando con demasiado cariño la pequeña cabeza de Sam.
-Te prometo que cuando tenga donde quedarme, tendrán con Peter su propia habitación y haremos maratones de películas-sonrió besándole la nariz.
-¡Si!-asintió, besándole la mejilla- ahora debo irme, mi abuelita vendrá por mí, nos vemos Ji-Ji
Y volvió la lista a la pantalla, descartando todas las pensiones que estaban baratas o caras, no porque tuviera un problema con ellas, sino que, el drama de Strangers From Hell le había llegado demasiado, y, a pesar que si quería morir, no iba a arriesgarse, hasta que, una especie de casa estaba sorprendentemente barata.
-¿Debería mudarme hoy o vivir en mi auto por meses y luego pagar algo más?-se preguntó a si misma- bueno, estas cosas se van rápido..., bien, vamos a llamar
Y le marcó a aquel número telefónico mientras que anotaba aquella dirección en su mano, conversando con la arrendataria, llegando al acuerdo de inmediato, por lo que, solo debía llegar y pagar.
EL AUTO ESTABA CARGADO DE COMPRAS DE LA TIENDA DE conveniencia y sus cosas, que la verdad no eran demasiadas, pero le permitían una vida digna.
La música de day6 sonaba en aleatorio, más que nada, no se consideraba fan del kpop pero aquella banda le había gustado bastante y solía escucharla en momentos un poco estresantes y difíciles, más que nada, como confort emocional. Se había fijado que había entrado a los suburbios, donde habían diferentes estilos de casas y callejones, pero nada peligroso.
Miró la pantalla del teléfono por un segundo, notando que el Waze le indicaba que faltaban dos minutos de ruta para llegar, pero ninguna del montón de viviendas se asemejaba a la fotografía de la página, hasta que un golpe en la ventana la hizo asustarse y llevarse una mano al corazón como consuelo.
-¡Señorita Nam!-la voz de la mujer de unos 60 años sonó cuando la ventana del auto fue bajada- no pensé que realmente vendría
-Ya sabe, situaciones desesperadas nos llevan a medidas desesperadas-comentó riéndose- ¿cuál es?, las veo todas iguales y la fotografía de la página...
-La que tiene un 5-apuntó- estaciona en frente, y luego de que firmemos los acuerdos y pagues el alquiler, te daré las llaves y todo
Y así fue, Ji-Eon obedeció sin rechistar, estacionando y apagando el motor, vacilando unos segundos, cuestionando si debía buscar un poco más, pero obtener un alquiler de 250 mil wones por una casa algo grande no lo encontraría en otro lugar.
-Bien Ji-Eun, si en Strangers él pudo, ¿por qué tú no?-suspiró, guardando su teléfono en su bolsillo y tomó su bolsa, bajando del auto y aproximarse hacía la mujer.
SU MANO TEMBLABA MIENTRAS LA
PLUMA DE TINTA negra danzaba sobre el segundo documento, como si estuviera firmando el pacto con el diablo, o bueno, tampoco se alejaba del todo a aquella situación.
-Bueno, ya has pagado y has firmado-la mujer tomó uno de los documentos- La electricidad y el agua corren por mi cuenta, tu solo debes pagar el alquiler y el gas; estas son las llaves de la puerta y de cada habitación, el estacionamiento y el control, y este de la piscina de atrás....-y dejó de escuchar.
Miró con atención las numerosas llaves y escuchando atenta, se sintió tan irresponsable y tonta por no haber leído todas las cláusulas del contrato.
-¿Alguna duda?-la voz de la mayor la hizo salir de su ensoñación.
-¿Por qué el alquiler es barato?
Sin embargo, no escuchó más que una simple risilla.
-¿Cuándo compras un boleto de la lotería, tú preguntas los números ganadores?
-No, eso es ridículo
-Ahí tienes la respuesta-y la mujer se marchó.
ERAN LAS 22 HORAS Y APENAS SE HABÍA movido de la entrada para investigar, le causaba curiosidad que todo estuviera reluciente y los muebles casi nuevos, más que nada, eso le ahorraba un gran trabajo de buscarlos y no comer por meses para obtenerlos, sin embargo, no le agradaba la sensación de sentarse en ellos, se sentían demasiado fríos e incómodos, como si ya hubiesen personas sentadas en ellos.
-Esto realmente es terrorífico-se habló a si misma, tomando el gran manojo de llaves- ¡a investigar!
Y no sabía cuanto tiempo le había tomado investigar los dos pisos llenos de habitaciones con literas y camas o grandes baños con duchas algo tecnológicas, hasta que una especie de cuerda llamó su atención en medio del pasillo del segundo piso.
-El la curiosidad mató al gato, dicen por ahí-dijo antes de saltar y enredar aquel cordel en su mano y tirarlo, haciendo que una puertilla y escalera bajaran con violencia en frente de ella, haciéndola saltar del susto.
Y escalo, asegurándose de que los escalones de manera algo podrida se mantuviera firme, y agradeció internamente que al llegar arriba, ni siquiera se torció un escalón.
-Bien... luz, luz... ¿dónde hay un interruptor?-dijo tanteando en las paredes, hasta encontrarlo, y para su mala suerte, no encendía- demonios
Y sacó su teléfono, sacudiéndolo y activando de esa manera la linterna, notando que estaba lleno de cajas, telas de araña, un montón de insectos no identificables y heces de rata.
-Que asco-arrugó la nariz, llevándose su mano libre para tapársela, debido al asqueroso aroma de humedad y otras cosas no supo descifrar.
Y como pudo junto con el asco, lanzó con cuidado al piso de abajó unas cuantas cajas sin siquiera fijarse en las etiquetas y bajó sin poder siquiera soportar un minuto más allá arriba, cerrando como pudo aquella trampilla y limpiar en su pantalones sus manos.
-Espero que haber subido allá arriba por esto haya valido la pena.
Y abrió la caja de más arriba, tomando un disco de música que estaba demasiado rayado como para descifrar a que banda pertenecía, pero eso no le quitaba las ganas de oírlo, por lo que se dirigió a la sala del primer piso y se detuvo frente al reproductor de CD's, presionó el botón para encenderlo y colocar el disco, el cuál estaba realmente en blanco y le dió play.
-¿Qué se supone que es esto?-habló, al no escuchar nada e incluso, trato de subirle el volumen - ¿acaso están malos los parlantes?
Un ruido ensordecedor la hizo cerrar los ojos y taparse los oídos, haciendo que a los segundos tanteara para apagar el equipo hasta que una voz bastante molesta sonara a sus espaldas.
-¿Quién demonios eres tú?
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