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Capítulo 12: Chocolate, rose and dances


- Yuuri, tengamos una cita mañana.

- ¿¡EH?!

- Sera temprano, así que espero verte listo cuando baje a buscarte-expreso el ruso mientras se retiraba de la oficina y dejaba a un Yuuri muy sorprendido, con una carga mediana de trabajo.

- ¡EHHHH!

Eso no podía ser cierto.

Ok, era un hecho, su jefe le había pedido una cita, y sinceramente Yuuri no sabía que hacer o cómo reaccionar. Y escuchando las palabras de Víctor tampoco parecía existir oportunidad para negarse, suspiro. No es como si no hubiera tenido experiencia en citas, el japonés había tenido solo un par durante la universidad, pero todo producto de la influencia e insistencia de su amigo Phichit, y ninguna de ellas había terminado algo bien, por lo cual, el pobre no sabía bien que hacer. No estaba muy seguro que es lo que se debería hacer en una cita entre personas adultas, y dependiendo de cómo actuara, tampoco sabía cómo podría reaccionar el ruso. Yuuri verdaderamente estaba preocupado de que este se riera por su inexperiencia.

Se preguntó si debía llamar a Phichit, pero de inmediato lo descarto porque entonces su mejor amigo se volvería loco, preguntaría muchas cosas y todo se descontrolaría. Por lo que estaba solo en ello.

Por otro lado, Víctor salió temprano de la oficina con el único motivo de verse con Chris para disfrutar de una buena bebida y hablar de algunas cosas dado que tenían cierto tiempo del que no se reunían.

- Invite a Yuuri a una cita-expreso sin rodeos el ruso a su mejor amigo.

- Oh, esperemos que no se vuelva a dormir en medio de los besos –bromeo Chris ganándose una mirada de molestia de Víctor.

- Por favor, han pasado días de ello, supéralo –le dijo golpeándolo levemente en el hombro.

- Es imposible hacerlo, mon ami. Pese a eso, ¿Qué tal va lo de su acuerdo?

- Pese a eso, no me quejo-expresa el ruso con una sonrisa.

- Debes tener cuidado, sé que ha pasado algo de tiempo desde que tienes esta locura con tu secretario, pero no sabes cómo puede ir volando la información por allí y todo se convierta en un espectáculo público –le recomendó.

- ¡Descuida! Lo tengo todo controlado- Chris negó con la cabeza suspirando.

-No digas que no te lo advertí. Además, es algo que tienes que considerar, después de todo, piensas llegar hasta el final ¿o no?

- Por supuesto, es una de las cosas por las que he creado este acuerdo-contesto el ruso mientras tomaba un sorbo de su bebida-. Esto es solo algo para salir de la curiosidad, no tiene tanta importancia. Además, en el tiempo que llevo conociendo a Yuuri nunca ha dejado de sorprenderme, y eso lo hace cada vez más interesante, no creo que vaya a defraudarme esta vez-acoto con una sonrisa divertida,

- Lo que a mí me extraña es que, siendo tan buen amante, hayas tardado tanto en llevarlo a tu cama

- Es un japonés, son muy pudorosos todos, así que debo ir por pasos-respondió, sin embargo, Chris no se tragaba esa mentira.

- Víctor, te conozco desde hace unos buenos años, y sé que solo debes sonreír para que tangas, bragas y bóxer estén abajo todos a tu disposición. Por eso me extraña,

- Es distinto Chris, Yuuri es diferente a todos ellos –y allí el suizo se preocupó un poco.

Sabía que el ruso era una persona, que, aunque atolondrada y despistada, sabía cuidarse muy bien las espaldas. Sin embargo, no creía que pudiera salir ileso de esta nueva jugada. Y nada tenía que ver con que algo de su homosexualidad saliera a la luz, sabe que ahora su amigo no le toma importancia, quizás aun en su mente todo se tratara de un juego y como un niño quisiera disfrutar de él, no obstante, ese nuevo accionar de Víctor no podía ser algo bueno, no de esa manera.

El afamado día llego y sinceramente Yuuri estaba demasiado nervioso. No pudo dormir tanto como hubiera querido y sentía que su estómago le subía a la garganta mientras esperaba a Víctor dentro de su departamento paseando de un sitio a otro. Cuando tocan el timbre Yuuri sale corriendo a abrir la puerta

- Hola Yuuri ¿Estás listo para irnos? –pregunto mientras le lanzaba una mirada coqueta, Yuuri quedó pasmado un breve instante en su lugar. Víctor Nikiforov vistiendo solo un jean con una franela gris, unas deportivas y unos lentes de sol encima de su cabeza destacaba sensualidad con cada paso que daba, su cabello no se encontraba echado hacía atrás como costumbre, sino que dejaba el flequillo de lado y lo hacía verse irresistible. Yuuri no reacciono hasta unos minutos después todo avergonzado por quedarse viendo a su jefe, y ambos salieron del complejo residencial en el auto deportivo del presidente ruso.

Mientras iban en ruta, Yuuri veía de reojo a su jefe. Eran unas ropas igual de sencillas que las del japonés pero que le daban un toque tan único que Yuuri se preguntaba como una persona podía ser tan perfecta. En cambio, él había escogido unas de sus mejores ropas, y comparado con el ruso, no era nada. Rápidamente intento alejar esos pensamientos de su cabeza, pues no le hacía bien pensar en ese tipo de cosas, cuando llegaron a su destino el secretario observo con algo de sorpresa el lugar donde habían escogido ir.

- El jardín Botánico de Tokio-susurro.

- ¡Si! No estaba seguro de que lugar debíamos ir, así que encontré este lugar que seguramente te gustaría ¿Habías venido en alguna ocasión? –pregunto, y Yuuri negó con la cabeza.

- Aunque tengo varios años viviendo en esta ciudad, jamás he venido –respondió.

- ¡Entonces entremos a verlo! –dijo mientras le tomaba de la mano para poder pasar.

Verdaderamente, para el japonés fue una experiencia sin igual observar ese sin fin de paisajes que podía ofrecer ese pequeño espacio, que era tan sublime y característico de su nación. Yuuri no era de los que apreciaba constantemente ese tipo de lugares, pero si tuviera que escoger entre otro lugar más concurrido y ese, definitivamente se quedaba con ese lugar.

- Es muy hermoso –menciono Yuuri inmerso en sus pensamientos.

-Cuando quieras regresar podremos hacerlo –comento Víctor, provocando que el japonés se sobresaltara y asintiera desesperado.

La conversación murió allí, sin ningún intento de ambos por retomarla. Al cabo de un rato, salieron del jardín, aún era temprano por lo cual fueron a ver una película en el centro comercial más cercano al lugar. Yuuri jamás pensó que podría estar viendo una película junto con el presidente de la empresa más grande de fármacos en Japón, la idea simplemente no calaba en él, y estar observando eso en primera fila era un hecho bastante singular. La película era una comedia romántica que el secretario verdaderamente disfruto una gran parte del tiempo, hasta que a mitad de película sintió como el ruso lentamente le tomaba de la mano. Al principio se sobresaltó como costumbre, el toque era leve, solo una mano sobre la otra, pero luego esto cambio cuando Víctor empezó a acariciar el dorso, provocando cosquillas y ciertas descargas extrañas en el cuerpo de Yuuri, este toque cambio llamando la atención del asiático que volteo su cara hacia su jefe recibiendo un beso. Aprovechando la oscuridad de la sala, y sin soltarse de manos, el ruso beso lentamente los labios de Yuuri, este recibía el toque mientras sentía como poco se intensificaba y le hacía temblar, se separaron un breve momento para luego retomarlo durante unos cuantos minutos más hasta que Víctor estuvo satisfecho, y Yuuri quedara lo suficientemente disperso para no prestar atención al resto de la película.

- Fue una muy buena película –comento el ruso mientras iban saliendo de la sala, y el secretario se lamentaba no haber podido prestar atención al resto de la película-. Debemos volver en otra oportunidad ¿No te gustaría Yuuri?

- S-sí, estaría bien eso –respondió -, pero no creí que gustaras de ir al cine o algo –Victor volteo a verle como si estuviera loco y Yuuri quiso tragarse las palabras que salieron de su boca sin medirlas-. ¡Digo! Es como usted es bueno.... Usted...

- Es Víctor –dijo haciendo énfasis al formalismo de Yuuri, y suspiro un poco mientras comenzaban a caminar-. Aunque sea presidente de una gran empresa eso no me impide salir a disfrutar de una película como cualquier otra persona.

El ambiente se pone tenso por un momento hasta que, al rato de ello, Víctor decide invitar unos helados. Se mantienen sentados en una de las mesas al aire libre y Yuuri analiza un poco al hombre que tiene frente así, sabe que le ha molestado un poco su ultimo comentario, y aunque no fue intencional, tampoco tiene idea de cómo remediarlo. Si era sincero, Yuuri no sabía mucho de su jefe. No se conocían más allá de lo profesional, así que seguía sin entender lo interesante en el acuerdo que tenían, que podría ser bien una jugarreta de su jefe por la foto que le hubo mandado de su pene, pero que no tendría que llegar a buscar algo más con Yuuri. Este seguía sin entenderlo, él se consideraba una persona muy normal en comparación a su jefe como para ser sobornado sexualmente, si "eso" era el resultado final del acuerdo, no era una persona tan atractiva como para ser deseado de ese modo. Muy al contrario de Víctor, que tan solo en los pocos minutos que llevaban en ese lugar, había llamado la atención de múltiples hombres y mujeres. Si él quería, podía tener a todos en la palma de su mano, incluso al propio Yuuri, quien no iba a negar que seguía deshaciéndose por el ruso. No iba a mentir que seguía decepcionado de su jefe internamente, pero en el poco tiempo que tenían podía asegurar que no era una mala persona, pero que tampoco era un santo. Sin embargo, no sabía bien a que quería llegar con ese acuerdo.

¿Si quería su cuerpo? ¿Por qué no lo había insinuado? No era que Yuuri de verdad quisiera ese tipo de relación, pero la duda no lo dejaba, pese a cada beso y cada toque no había más que trabajo y un deseo infantil de querer fastidiarlo en la oficina, pero eso distaba mucho de lo que en un principio imagino que sería todo y por ello, la incertidumbre de no saber le mataba.

Cuando llego el anochecer, Víctor lleva a su secretario a un restaurante italiano que se encuentra en una de las plantas altas del reconocido Teito hotel de Tokio. El japonés estaba muy curioso por ese lugar y Victor no pudo evitar soltar una pequeña risa por ello.

- ¿Es la primera vez que vienes a un restaurante italiano? –pregunto.

- Si-respondió mientras seguía observando el lugar, verdaderamente Yuuri nunca había visitado sitios tan caros como ese, incluso cuando trajeron la carta dejo todo a disposición de Víctor dado que temía de los platos sin precio que se mostraban en el menú. Tenía miedo de preguntar para no morir lentamente en su bolsillo.

La comida llego minutos después, Víctor había pedido un par de platos con diferentes tipos de pasta acompañados con unos trozos de pan y queso, y un buen vino del que tenía cuidado que el japonés excediera la cantidad. Con el primer bocado Yuuri quedo deleitado con la comida, siendo una de las mejores comidas que había probado en su vida, y aunque no era tan buena como el Katsudon de su madre, tenía una alta puntuación. Mientras Yuuri comía con gran animo sus alimentos, Víctor le observaba con una sonrisa indescifrable en los labios.

- Si hubiera sabido que hacías ese tipo de caras por comer algo delicioso, te hubiera llevado a comer desde el principio- Yuuri se avergonzó intensamente por las palabras del ruso, pero este prosiguió-. De verdad quería traerte aquí.

Siguieron la cena en silencio, disfrutando de un pequeño canoli de chocolate que el ruso solito como postre. Yuuri de verdad no podía quejarse de esa cena. Saliendo este del baño, choca accidentalmente con un hombre de una mesa cercana a la suya, provocando que este manche sus ropas con la comida que está consumiendo, Yuuri estaba a punto de disculparse cuando este se levantó de su asiento.

- ¿Qué es lo que te pasa? ¿Acaso no tienes ojos? –cuestiono de mala el hombre mientras Yuuri no sabía bien que decir.

- Y-yo, disculpe, no era mi intención –intentaba disculparse.

- No sé qué hace un cerdo como tú en un lugar como este –espeto, y Yuuri de verdad quería escapar de ese lugar antes que las lágrimas que contenía escaparan de sus ojos, pero el tiempo parece congelarse cuando de golpe Víctor derrama su bebida encima de aquel hombre.

- Y personas tan asquerosas como tu deberían conocer el lugar al que pertenecen –expreso el ruso con una fuerte mirada en el rostro.

- ¿Qué mierda crees que haces? Acaso no sabes –pero se calla al observa bien quien era la persona que estaba frente a si-. ¡Víctor Nikiforov! Le ruego que me disculpe, seguramente el alboroto con este chico ha entorpecido su comida.

- Sí, claro que nos ha entorpecido la comida. Aquel al que usted llamo cerdo, es un muy buen amigo mío, así que agradezco que le ofrezca una disculpa –espeto mientras el hombre sudaba frio, sintiendo que había metido más que la pata al insultar a un amigo del gran Víctor Nikiforov, quien tiene la más grande empresa farmacéutica en Japón, cualquiera que estuviera en el negocio sabía que era un suicidio hacerlo enojar. Rápidamente este se volteó a ver a Yuuri para tratar de enmendar el problema.

- M-me disculpo, fue un error que nos sucede a todos –expreso el hombre mientras Yuuri seguía concentrado en el rostro de Víctor.

- He perdido todo mi apetito, tú –le señalo el ruso-, pagaras nuestra cuenta –y sin más que decir, tomo a Yuuri del brazo y salieron del restáurate bajo la vista atónica de todos.

Mientras se mueven por los pasillos del hotel, Yuuri sigue observando a Víctor sin poder creer que este lo hubiera defendido de esa forma. Justo cuando entran por una de las puertas de las habitaciones y estando en la comodidad del silencio, Víctor encara a Yuuri.

- No tienes por qué hacer caso de las palabras que ese hombre te dijo –expreso sin soltarle del brazo-. Eres una persona hermosa Yuuri, no debes dejar que las personas te miren desde arriba, tienes que hacerte valer y demostrar que puedes ser mejor que ellos.

Cuando esas palabras salieron de los labios de Víctor, Yuuri sintió como estas calaban dentro de su interior y se quedaban pegadas a alguna parte de su ser. El presidente ruso seguía sorprendiéndole en demasía con cada nueva acción que tomaba, y algunas veces confundía a Yuuri respecto a quien era realmente.

- ugh, ese tipo arruino todo el ambiente que venía preparando para esta ocasión –se lamentó Víctor, mientras refunfuñaba solo, y Yuuri no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa-. Bueno, quería hacer esta noche un poco más especial así que prepare algo sorpresa.

Este toma a Yuuri del brazo para colocarlo muy cerca de él, y con un control remoto enciende un reproductor que deja salir una melodía tenue. El ruso no sabía bien si el japonés sabía bailar o no, pero no veía que fuera mala idea intentarlo justo al final de la cita, dado que era algo que disfrutaba mucho. Siente gran sorpresa cuando Yuuri reacciona a su toque y reacciona oportunamente a su guía, denotando que no era un principiante en el arte del baile. Ante el rostro de estupefacción del presidente ruso, Yuuri lanza una pequeña risa.

- Durante mi niñez y adolescencia practique ballet y otros estilos de baile en mi pueblo natal; Hasetsu –comento-. En la universidad también estuve en un par de clubes, pero desde que me gradué no había podido volver a bailar, a mí de verdad me encanta el baile.

- Me alegro entonces que compartamos ese gusto por el baile entonces- menciono mientras seguían danzando al ritmo de la música.

Yuuri nunca que creyó que su jefe también fuera un gran bailarín, lo guiaba con buena soltura y un fuerte agarre en la espalda, nunca antes con una pareja de baile Yuuri se sintió tan ligero, le gustaba esa sensación. Bailaron un rato más hasta que el reproductor ceso, y ambos seguían inmersos en esa melodía lenta pero ya inexistente.

- Yuuri, quería preguntarte algo –expreso el ruso y Yuuri alzo la mirada atenta a sus palabras-. Allá abajo ¿Por qué no te defendiste de ese hombre?

Yuuri se sobresaltó un poco porque sinceramente no esperaba que Víctor le preguntara justamente sobre eso, no era algo que gustaría responder por la vergüenza que le provocaba a sí mismo la respuesta. Pero ante la mirada insistente del presidente ruso Yuuri supo que no habría forma de escapar de esa respuesta.

- Tenía miedo –admitió.

- No veo la razón por la que hayas tenido miedo –respondió automáticamente, y Yuuri sintió su rostro enrojecer de la vergüenza.

- Yo no... tengo la confianza suficiente y también... por un momento creí que ese hombre tenía razón en sus palabras.

Yuuri alza un poco la mirada que ha estado rehuyendo del ruso al momento de comenzar ese tema, y nota como este le miraba molesto y se encontraba completamente serio. Yuuri se asustó en serio pues nunca le había visto tan serio en el tiempo que llevaban trabajando, pero este miedo paso a otro plano, cuando el ruso le toma de las mejillas acercándose un poco a él.

- Nada de lo que dijo tiene razón Yuuri –expreso-. Tu eres una muy buena persona, excelente trabajador y también, una persona extremadamente hermosa.

Por unos minutos el ruso permite perderse en la mirada ámbar de su subordinado al tiempo que el japonés queda embobado con las gemas azules que corresponden a los ojos de Víctor, este aumenta el contacto tomándolo de las caderas, y aunque Yuuri siente el nerviosismo envolverle, no tiene deseos de separarse, se siente bien así.

- Voy a demostrarte lo hermoso que puedes llegar a ser, Yuuri.

Hola ¿Como estan? Disculpen la tardanza con el capitulo, es el mas largo de todos los demas de esta semana y tarde un poco en terminarlo debido a que llego cansada del trabajo, por otro lado, se nos viene algo grande en el proximo capitulo ¡Quiero escuchar sus propuestas! Tambien les aviso que he creado un grupo de facebook para que interactuemos un poco más esten al tanto de las publicaciones, datos extras de los fanfics, de la musica que utilizo entre cualquier cosa más aqui abajo les dejo el link, y sin más que agregar que espero que les haya gustado el capitulo, nos leemos en otra oportunidad y un saludo muy grande desde mi bella Venezuela ¡Cuidense!

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