Guardias.
Emergencias médicas era la peor guardia que te podía tocar como residente. Y yo ya estaba metida aquí cincuenta horas seguidas. Con tanta cafeína en mi cuerpo como para llenar un tanque y que se derrame un poco.
Me faltaba hora y media para poder salir y dormir como Dios manda, a excepción de que algo suceda; lo cual era muy probable.
Pero cuando el jefe de residentes ingresó con cara de poco amigos, quise enterrar mi cara en suelo.
¿Por qué no me tocaba una uña encarnada o una gripe? Nada podía ser peor.
Hasta que él me llamó.
Y tuve que subir al segundo piso, repartir algunas radiografías, sacar sangre a un adolescente chillón para que mi asombroso día terminara en la oficina con el Dr. Bieber.
La semana que viene tal vez me toque dermatología, y todo será azucar, flores y muchos granitos. Pensé tratando de animarme.
Abrí la puerta sin llamar, y me crucifique de inmediato al derramar el café del doctor en nuestras batas. Su cara se puso de un color rojo nada bonito.
Quité mi bata de inmediato escupiendo disculpas sin parar. Yo, la tonta residenta, después de pasar más de seis años estudiando medicina, no sabía tocar la puerta. Y Dios me salve, el doctor tenía los ojos encendidos.
"Doctora, basta." Dijo con los dientes apretados.
Me miró de pies a cabeza, parando en mis pechos, con el desastre, la blusa se transparentaba y se pegaba a mí como una segunda piel.
Yo me sonrojé y el medio sonrió. No sabía que pensar.
"Doctora... quítese la blusa." Susurró mirandome a los ojos.
Yo estaba estática, sin comprender el trasfondo de sus palabras. Al ver que no respondía, se acercó a mí.
"¿Las enfermeras le comieron la lengua?" Sonrió mientras desabrochaba el primer botón de la prenda en cuestión.
El doctor Bieber era una leyenda en el hospital, a sus cortos treinta años se había ganado la confianza de todo el hospital como para llegar a ese anhelado puesto.
Por contraparte...
El doctor Bieber era admirado por su belleza extraordinaria, generando suspiros por donde pasase.
Y ahora estaba desabrochando el último botón de mi pobre blusa.
"No me había imaginado que esto sucediera en el hospital. Pero me alegro de que suceda." Dijo para luego agarrar mi cintura y acorralarme entre la camilla y su duro tórax.
"Sin embargo, disfrutaré de cada segundo de cuerpo temblando gracias a mí." Y me besó.
No un beso cualquiera, no. Un beso que inmediatamente me arrebató todo el aire. Sus labios se pegaban a los míos fuertemente y su lengua empezó a delinear mi labio inferior. Yo, tratando de comprender lo que pasaba, le dí paso, y el sonrió. Tan erótico como pudiera ser. Agarró mis muslos elevandome y obligandome a recostarme en la camilla.
Yo seguía totalmente confundida, y a pesar de eso, estuve completamente de acuerdo con lo que quisiera hacerme.
Por que, él era el jefe de residentes. Y yo estaba hiperventilando en sus brazos.
Y a pesar de todo el alboroto que sucedía en mi mente -por no mencionar mi cuerpo- suspire entre besos.
Él era todo lo que las enfermeras, internas, anestesiologas, pacientes y mujeres querían.
Y estaba entre mis piernas.
Ay, ya que insistes...
Lo agarré de las caderas, pasando mis manos por sus asombrosos glúteos. Las nalgas más trabajadas que había visto en mi vida estaban en mis manitos, y yo lo estaba disfrutando con devoción.
Apreté un poco, ya saben, por placer mental, y el clavó su erección más aún.
《El placer empieza desde el soma neuronal...》
Quité la camisa de su pantalón, tocando su abdomen no demasiado marcado, y anclando mis dedos al cinturón.
Me besó el cuello, pasando por las clavículas, dejando chupetones en el inicio de mis pechos.
《El estímulo viaja por el axón, llegando a las terminaciones sinápticas, para luego dispersarse en la unión neuromuscular...》
Estabamos desesperados, me arrancó el jean blanco, descubriendo unas braguitas también blancas con una inscripción, él largó una carcajada.
'Jesus is watching.'
"Espero que disfrute de lo que te haré." Dijo para besar mis ahora libres pezones.
Subió a la camilla, lamiendo y besando desde la punta de mis dedos, me miró y rió. Yo no entendí.
Bajó rápidamente y buscó en un armario al otro lado de la habitación, sonrió cuando encontró lo que buscaba.
Una almohada.
Volvió a subirse, se acercó a mi cara, y colocó la almohada entre la camilla y la pared.
Su cara cambió drásticamente, y luego me besó sin dejarme respirar.
Ya sin mis braguitas, el separó mis piernas, admirando lo que pronto iba a degustar.
"Habrán otros días para probarte, mi amor, pero ya no aguanto..."
Y me penetró de una sola estocada.
"¡Oh Justin! No pares, te lo ruego."
"Oh cariño te sientes tan bien" Él hombre emanaba sexo en su voz y yo no podía estar más excitada.
Sus caderas no paraban, y la almohada hacía un esfuerzo para evitar que la camilla chocara contra la pared. Él me estaba dando todo lo que tenía, y yo estaba falleciendo de placer.
《El estímulo recorre todo el túbulo transverso, hasta llegar a la tríada, traspasando el impulso nervioso a las miofibrillas musculares...》
Justin seguía empujando todo lo que podía, pero yo ya no daba más.
"Justin... me voy... ah."
"Juntos cariño." Gruñó.
Mordí su hombro para no gritar, pequeñas lágrimas se escapaban de mis ojos por el esfuerzo, hasta que el gritó;
"¡Ahora!"
Y entonces grité, sintiendo el placer máximo desde las puntas de mis dedos. Él gritó, pero escondió su cara en mi cuello.
《El estímulo acciona la contracción de los filamentos, para el posterior encogimiento de las bandas de la sarcómera, resultando así, en una sensación de entumecimiento en todo el músculo...》
"Eres asombrosa" Dijo el doctor abrazando mi cintura.
"Creo que te mereces salir más temprano..."
"¿Ah si? ¿Y a que se debe ese suceso en particular?" Añadí riendo.
"Es que un sexy neurocirujano te espera en su departamento a las diez." Se levantó vistiendose rápidamente.
"¿Y dónde vive ese famoso neurocirujano?" Mordí mis labios juguetona.
Se acercó a mi ya vestido, besando mis pechos, y luego me susurró en el oído:
"Mi tarjeta está en el bolsillo trasero de tus jeans." Y besandome en los labios se fue.
Tal vez la cátedra de neurocirugía no era tan mala después de todo...
Dedicado al sexy doctor y a su sexy libro de anatomía.
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