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Confiando unos en otros

- Rengoku san ¿estás bien? - preguntó Tanjiro por enésima vez.

- Estoy bien Tanjiro, ya te lo he dicho- dijo el pilar intentando no reírse.

- Pero es muy extraño que no te hayas levantado aun, me preocupas Aniki... y si es un efecto del ritual...- dijo apretando sus puños en su regazo, con la mirada gacha.

- Bueno, - Kyojuro se giró sobre su costado y sonrió felinamente, con sus grandes ojos rasgados a Tanjiro le parecía el hombre mas apuesto del universo - quizá tenga algo que ver con nuestra actividad nocturna joven Kamado... ¡eres un hombre joven y vigoroso después de todo! ¡Y ayer estuvimos en ello toda la noche!

El pilar más joven abrió la boca y la cerró, a Kyojuro le pareció muy gracioso, como un lindo pez tratando de respirar fuera del agua.

- ¡Lo siento mucho! - exclamó inclinándose hasta el suelo - ¡sabía que era mi culpa! ¡Me aproveche de Rengoku san a pesar de que debías estar exhausto por tu misión!

Rengoku no se digno a responderle, solo se echó a reir.

- Solo quería quedarme en cama toda la mañana pero supongo que no se puede evitar - dijo quitándose las sábanas de encima y levantándose, sin importarle en lo absoluto que estaba completamente desnudo.

Tanjiro tenia el rostro completamente rojo, era maravilloso como se sonrojaba después de lo que habían hecho y de las cosas que su chico le había dicho mientras intimaban el día anterior, verlo pasar de " voy a llenarte hasta que tu agujero se desborde" o " mírate Rengoku san, esta parte tuya ya esta chorreando" a este estado de timidez solo porque Kyojuro estaba desnudo frente a él, era muy divertido, por supuesto que el pilar de las llamas amaba las dos facetas.

- Por cierto, Tanjiro, - dijo girándose un poco, antes de salir de la habitación hacia el cuarto de baños - ya es hora de que vayas llamándome por mi nombre.

El joven Kamado se quedó mirándolo de pies a cabeza, y casi se podía divisar el humo saliendo por sus orejas, su mirada sin embargo era decidida.

- ¡Sí! Reng... Kyojuro san! - exclamó. Se sentía demasiado feliz. Se fue a la cocina, prepararía un desayuno espléndido para su amante...

•••

La vida era bella, pensaba el mayor de los hermanos Rengoku, estaba agradecido de poder vivir al mismo tiempo que sus seres queridos, y al mismo tiempo que Kamado Tanjiro. Estaba especialmente feliz el día de hoy, había terminado su misión con rapidez y se estaba dirigiendo a su casa cuando se encontró con la persona que ocupaba gran parte de sus pensamientos durante el día y todos ellos durante las noches que no estaban juntos, Tanjiro se dirigía a una misión esa noche, y Kyojuro ni corto ni perezoso se ofreció a acompañarlo, por supuesto ninguno dijo nada al respecto cuando Kyojuro dijo: "¡iba a tomar ese camino también, joven Kamado!" O cuando Tanjiro contestó: "¡qué bien Rengoku san, dos son siempre mejor que uno!" Y se fueron los dos juntos a cazar demonios.

El demonio era una luna inferior, que naturalmente no duró nada. "¡Pero yo que les hice para que sean tan agresivos conmigo!" Había chillado el pobre engendro de Kibutsuji antes de que le cortaran la cabeza en un fluido movimiento combinado.

Tanjiro se sentía muy caliente, pelear junto a Kyojuro era lo mejor, se compenetraban a la perfección, y la respiración de la llama se adaptaba perfectamente a la solar, tal como el cuerpo del propio pilar se adaptaba al suyo, quizás no debió pensar eso, ahora se sentía más caliente y por otra razón.

- Mi chico ¿estás bien? - Rengoku se acercó a él y le puso una mano en la frente - estas rojo e hirviendo...

- Ah...jajajaj, no es nada, Rengoku san... - dijo nerviosamente. - quizás es porque usé mucho el aliento solar antes de tener esta misión... - eso era técnicamente cierto... pero ahora se sentía mal por ocultarle información a su compañero.

- Ya veo... umm - se puso la mano en la barbilla - ¡ya sé! - exclamó entusiasmadamente - ¡tengo una idea joven Kamado!

Tanjiro ladeó la cabeza sin comprender, su mentor lo tomó de la mano y lo llevó hasta unos árboles, adentrándose un poco más en el bosque.

- ¡Bien! - dijo - las condiciones para que el ritual resulte son que ambos mantengamos la técnica de respiración y que te corras dentro de mi cuerpo, ¿no es cierto? - explicó con una sonrisa de oreja a oreja.

El más joven de los dos asintió, poniéndose aún más rojo, ¡Rengoku estaba hablando de ello demasiado casualmente!

- Entonces ¡quisiera probar algo! Tal vez no resulte a la perfección, pero evitara que tu cuerpo se fatigue más hasta que lleguemos a la casa de glicinias que debe haber en el siguiente pueblo.

- ¿Probar algo? - indagó el chico.

- ¡Umu! Solo si tú quieres, por supuesto...

Tanjiro tragó saliva, ¿si él quería? ¿acaso había alguna duda al respecto? Si venia de parte de Kyojuro él lo quería todo.

- Sí... por favor Aniki...- casi jadeó, ¿qué querría hacer el otro? Seguro no podría ser mucho mas de lo que ya habían hecho, y menos a la intemperie.

- Entonces mi chico, ¿puedes sacarlo para mí? - dijo palpando su entrepierna por encima de la ropa - ya estas duro - ronroneó Rengoku, había un tinte complacido en su voz, y cuando Tanjiro lo atrajo hacia sí para besarlo, el embriagante olor de su excitación casi lo deja sin respirar.

Se tocaron, frotando sus erecciones entre ellos por sobre los uniformes de cazador mientras sus lenguas luchaban por el dominio de la boca del otro, ahogando los gemidos de placer de ambos. Cuando la espalda de Tanjiro chocó contra el tronco de un árbol tras de sí, Rengoku que hasta ese preciso instante estaba mordisqueando su cuello se separó de él, para acto seguido ponerse de rodillas, Tanjiro no entendía todavía, quizás debería hacer tiempo y leerse el maldito libro que había comprado, su miembro fue liberado de sus pantalones, alzándose orgullosamente bajo el cielo nocturno.

El rostro del pilar de las llamas estaba a solo centímetros de su verga, y el pilar del aliento original casi tiene un micro infarto al imaginar lo que probablemente iba a hacer Kyojuro.

Aunque su olfato realmente no fuera la gran cosa, así de cerca el olor de Tanjiro era inconfundible, tan fuerte y masculino... a Kyojuro se le hizo la boca agua, él amaba la comida, siempre le gustaba probar cosas nuevas, y ese trozo de carne que tenía frente suyo era una delicia que él había estado pensando en saborear desde hacía tiempo ya, se lamió los labios para luego agarrarlo con una de sus manos, subiendo y bajando su puño por el grueso apéndice, oyó a Tanjiro gruñir sobre él. El olor era tan fuerte que no pudo evitarlo: restregó su rostro descaradamente contra aquel hinchado miembro, para luego sacar la lengua y lamer la punta, el sonido que salió de su garganta fue tan obsceno que hasta él mismo sintió vergüenza, pero no eran horas de echarse atrás.

-Rengoku san... eso...- dijo Kamado con la voz temblorosa, no podía creer lo que su maestro estaba haciendo, verlo gemir apreciativamente mientras lamía su hombría con desesperación, degustando cada pedazo, trazando cada vena con su caliente y húmeda lengua, prácticamente empapándolo de saliva porque Kyojuro estaba babeando por él, como si fuera el más apetitoso manjar que había tenido el pilar de las llamas en toda su vida. Si pensaba que no podía aguantar mucho tiempo de esa forma Tanjiro casi grita cuando Rengoku abrió su boca y comenzó a engullirlo.

Kyojuro estaba en el cielo, con cada centímetro que metía en su boca la presión en su vientre aumentaba, su propio falo palpitaba completamente erecto entre sus ropas.

Tanjiro no sabía qué hacer con sus manos, toda su polla estaba perdida en la ardiente cavidad de su compañero, Rengoku tenía los ojos semicerrados, un visible sonrojo cubría su rostro y sus orejas, gemía felizmente alrededor de su masculinidad, las vibraciones junto con el calor de la abertura enviando corrientes de placer por todo su cuerpo. Kyojuro probó entonces a moverse, balanceando su cabeza hacia adelante y atrás sobre aquel jugoso miembro, Tanjiro chilló y el Hashira de las llamas oyó con una mezcla de orgullo y diversión como el chico se dio en la cabeza contra el árbol al que estaba apoyado. El grosor y el largo le hacían un poco difícil el trabajo, pero gracias a la técnica de respiración que usaban en el ritual pudo llevar a cabo su autoimpuesta tarea, controlar las arqueadas que la punta le daba cada vez que traspasaba su garganta era un poco más difícil, pero él era un Hashira y no había nada en su cuerpo que no pudiera controlar, relajó los músculos de su garganta facilitando la intrusión, Kyojuro pensaba que con un poco más de práctica podría hacerlo de forma automática, sin tener que pensar en ello como hacía en ese preciso momento.

Las callosas manos de su antiguo discípulo se posaron luego de momentos de indecisión sobre su rostro, acariciándolo, una se enredó en su cabello y la otra bajó hasta su garganta rozando suavemente su cuello, Kyojuro estaba seguro de que su chico podía sentirse a través de su piel, tragó de nuevo todo el falo, hundiendo su nariz en los rizados y sedosos vellos del pubis de su amante aspirando su olor, y notó como el chico se contenía para no apretar su cuello, él quería hacer que Tanjiro perdiera el control, quería que disfrutara aquello que le estaba dando, así que movió su cabeza con más ímpetu, mirándolo a los ojos e instándolo con sus propias manos a hacer lo que quisiera.

- Ren..Kyojuro... si sigues así, yo... - no iba a aguantar, la sola imagen de los labios de su maestro distendidos alrededor de su polla era demasiado.

La mirada que le dio Rengoku le bastó para dejarse llevar, al menos en estos momentos el pilar de la llama era suyo, podía hacer lo que quisiera... apretó su cuello y jaló sus cabellos hundiendo su verga en la rugosa garganta, lo mantuvo en su lugar mientras lo embestía, follando su boca como lo haría con su trasero, los húmedos sonidos que extraía de Kyojuro no se comparaban con nada en el mundo, él podría morir en ese preciso instante y se hubiera considerado afortunado. La saliva de Rengoku mezclada con su propio líquido preseminal caía en pesadas gotas hasta el suelo, Tanjiro gemía y gruñía apretando el ritmo, se hubiera preocupado al ver que a su mentor se le escapaban lágrimas por la comisura de sus ojos, por sus sollozos, ahogados en parte por el brutal ritmo con que lo usaba, o por la fuerza con que apretaba la tela de su uniforme, de no ser por el enloquecedor aroma de su lujuria, un claro indicativo de que su amante estaba disfrutando eso tanto como él.

No iba a durar mucho más, tenía a sus pies a Rengoku Kyojuro, vistiendo su uniforme y su flamante haori, un hombre como aquel, de rodillas, ocupado solo en darle placer, permitiendo que Tanjiro lo usara como quisiera, era su sueño, su más baja y sucia fantasía hecha realidad, un par de embestidas y estaba apretando el rostro de Kyojuro contra su pelvis, clavándose hasta el fondo en su ardiente garganta mientras cantaba su nombre como en un mantra. El placer estalló detrás de sus ojos, blanco y cegador, llevándose lo poco que quedaba de su consciencia, haciéndolo olvidar todo lo que no fuera el cálido interior de su pilar de las llamas a quien él amaba tanto.

Kyojuro intentó tragárselo todo, su cuerpo explotó al sentir las pulsaciones del miembro viril atorado en su garganta, descargando todo lo que tenía hacia su estómago, sintió a Tanjiro apartarlo suavemente entre jadeos, preguntándole si estaba bien, Rengoku solo atinó a asentir con la cabeza y abrir su boca, sacando un poco la lengua para mostrarle lo bien que sabía, aun había un poco de semen en su boca, pintando de blanco su rojo interior.

El pilar del sol no podía creer la imagen tan pornográfica que se presentaba ante él, Kyojuro mostrándole como tragaba lo que quedaba de su semilla en su boca abierta, la forma en la que la roja lengua se movió como saboreando el mejor bocado de un festín. Allí con sus ojos llorosos y enrojecidos, los labios rojos y respirando entrecortadamente por el abuso, mientras tragaba su descarga Rengoku Kyojuro era la encarnación de su deseo. Tanjiro necesitaba más de él.

Lo ayudó a ponerse de pie, un poco molesto consigo mismo por haber obligado a Kyojuro a estar en una posición tan incomoda. Al ponerse de pie, el otro pilar sonreía como un borracho y el más joven recordó que aun Rengoku no se había venido. ¿Qué clase de amante era él si solo se preocupaba por su propio placer? ¿Cómo pudo ser tan negligente? Deseaba darse contra una roca en ese instante.

- ¡Kyojuro san! Déjame hacer algo por ti - dijo decidido, plantando sus manos en la cintura del otro - quiero que tú también te sientas bien...

El pilar de las llamas sonrió tiernamente, despertando de su embobecimiento.

- No tienes que preocuparte por eso mi chico - dijo con seguridad.

- ¡No! ¡Sí tengo, no es justo que solo yo haya recibido todo el placer!

- Ah... creo que me has malentendido Tanjiro... no tienes que preocuparte por eso porque yo... yo ya...- miró hacia abajo y tomando una de las manos del pilar del sol la llevó hasta su entrepierna. El contacto lo hizo sisear.

Tanjiro tragó en seco, poniéndose tan cachondo como un perro en celo y de seguro más rojo que las puntas del cabello de Kyojuro, a través de la ropa podía sentir lo mojado que estaba su compañero y lo flácido de su miembro, el solo pensamiento de que Rengoku se había venido por chuparlo, sin tan siquiera tocarse, hizo que su virilidad levantara la cabeza con renovado interés, ese hombre iba a ser su muerte. Se acercó más a su amante suspirando su nombre, plantando húmedos besos en su cuello mientras lo manoseaba. Rengoku se apretó contra él, estaban tan cerca, y Tanjiro quería probarse en la apetitosa boca de su amado, pero el ruido de pisadas sobre las hojas del bosque los hizo apartarse y permanecer en guardia.

- ¡Gonpachiro! ¡Ojos saltones! ¿también están por aquí? ¡Jajajajjaja!

- Rengoku san, Tanjiro, buenas noches.

- Enbashira san, Tanjiro, nos vemos de nuevo.

Del otro lado de la arboleda aparecieron tres personas, en otro momento el joven Kamado hubiera estado muy feliz de volverse a reunir con sus amigos, a los que no veía desde hacía un par de meses, al menos a Inusuke, a Tokito y a Genya no los veía desde hacía más tiempo. ¡Pero estaba a punto de hacer más cosas pervertidas con su amante! ¡Como se atrevían a interrumpir así!!!

- Oye Monjiro, estas haciendo una cara muy rara...

- ¡No esperábamos encontrarnos con nadie más esta noche! - explicó Kyojuro, - sin embargo, ¡es un gusto poder verlos de nuevo! Íbamos camino a la casa de glicinias a descansar.

- Nosotros también, - dijo Tokito - vayamos juntos.

- Umu!

- ¡Sí! Vayamos juntos jajaja- añadió Tanjiro intentando no sonar falso.

Todos asintieron y se pusieron en marcha, contando sobre sus respectivas misiones, los tres chicos felicitaron a Tanjiro nuevamente por su ascenso a la posición de pilar. La amena conversación con personas que él estimaba lo hizo olvidarse momentáneamente de su frustración, se encargaría de colarse en la habitación de Rengoku una vez que llegaran a su hospedaje, o ¿quizás debería dejarlo por esa noche? ¿Sería irrespetuoso buscarlo porque quería más después de lo que el pilar de pelo dorado había hecho ya por él? esperaba que no. Quería hacerlo correrse de forma apropiada, con su verga metida hasta el fondo de su trasero, mientras lo follaba bien duro contra el futón hasta que ambos estuvieran muertos de cansancio. Una frase de Inusuke lo hizo volver al presente.

- Aniki, por cierto, tienes algo en tu cara - dijo el joven de la máscara de jabalí.

Kyojuro se tocó las mejillas como buscando qué era.

- Aquí, Rengoku san - dijo Tokito estirando su mano para ayudarlo - es algo blanco...

Antes de que pudiera tocar el rostro de su mentor, Tanjiro detuvo la mano del pilar de la niebla agarrando su muñeca.

Cuatro pares de ojos lo miraron sorprendidos. El hombre de cabellos rojizos dejó ir el brazo que sujetaba.

- Debe ser lo que comiste antes Aniki... jajajaja- dijo mientras miraba significativamente a su maestro.

Kyojuro se puso rojo de un tirón.

- Sí, jajaja- asintió - tomé un refrigerio cuando terminamos con el demonio... - se limpió con sus dedos el punto que había señalado Tokito, para luego llevarlos a su boca y lamerlos con gusto.

-¡Umai! - exclamó - ¡no hay que desperdiciar ni una sola gota! ¡Gracias por recordarme, joven Kamado! - le giñó un ojo descaradamente y al pobre corazón del pilar del aliento original se le saltó un latido.

Muichiro se encogió de hombros y continuó charlando animadamente con Tanjiro, Inusuke le relataba a Rengoku alguna anécdota graciosa, por lo mucho que el pilar de las llamas se reía, pero al mayor de los Kamado no se le escapó la mirada que les dio Genya. Sus penetrantes ojos parecían decirle: ustedes se traen algo entre manos...

•••

Al final no pudieron volver a tocarse, no en la forma que ambos habían pensado que harian, continuando lo que habían dejado cuando los otros tres cazadores los interrumpieron en el bosque. La razon no era otra que otro cazador mas: su buen amigo, y portador del mejor sentido de audición de todo japon y del mundo probablemente: Zenitsu. Tanjiro se dio contra uno de los postes de la casa de glicinias, ¡acaso se habían puesto de acuerdo!!! Rengoku pareció leer su mente porque le pasó un brazo por sobre los hombros soltando carcajadas. Su risa era contagiosa y Tanjiro se echó a reir también. Los otros se le quedaron mirando, porque no entendían cual era el chiste.

- Ustedes definitivamente nos están ocultando algo - dijo el pilar de la niebla cruzándose de brazos luego de mirar a Genya.

- El ojos de pescado y tontaro siempre han sido raros ¡pero hoy están peor! - exclamó Inusuke.

- ¡Umu! ¡Es muy valiente de tu parte decir eso joven Hashibira, considerando que tu comportamiento normal es bastante extraño!

Kamado estaba casi en el suelo por la risa, se limpió las lagrimas que se le salían.

- Esa fue muy buena Kyojuro - se le escapó.

Sus tres amigos lo miraron como si le hubieran salido de repente apéndices huesudos de la espalda y frente a ellos tuvieran a un demonio con sed de sangre.

- ¡Ahora sí van a explicar lo que sea que sea lo que hay entre ustedes! - lo señaló acusadoramente Inusuke. - ¡somos amigos, no nos pueden dejar fuera!

Genya se sonrojó un poco al verse incluido.

- Yo también quiero saber Tanjiro, Rengoku, el otro día escuché a alguien decir algo que me dejó en dudas - dijo Muichiro.

- No querrás decir que te dejó en tinieblas Tokito kun... - dijo Tanjiro y él y Rengoku estallaron en carcajadas otra vez.

Zenitsu gruñó, ahí había gato encerrado, encerradísimo.

- ¡Sí! También van a explicar de paso porque sus sonidos están tan... tan...- dijo el usuario del aliento del rayo, exasperado por no poder encontrar la palabra adecuada y por el alarmante comportamiento de sus amigos.

El pilar de la llama de recompuso y levantó ambas manos en son de paz.

- Mañana hablaremos. Ya es tarde y no podemos continuar importunando a nuestros anfitriones.

Los otros cuatro no estaban muy de acuerdo, pero aceptaron al final.

A nadie le sorprendió que a la hora de elegir con quien compartir las habitaciones el pilar del sol y el de la llama terminaran juntos.

Se despidieron hasta el otro día.

Esa noche al abrazarse bajo las sábanas, Tanjiro no pudo evitar preguntar:

- ¿Crees que sea buena idea decirles?

- Se enterarán tarde o temprano, es mejor que oigan nuestra versión a cualquier chisme...

- Es cierto Kyojuro san, además Inusuke tiene razón, son nuestros amigos, no podemos dejarlos fuera...

- Umu - respondió Rengoku - no podemos dejarlos en tinieblas...

- Basta...- dijo Tanjiro tratando de suprimir el sonido de su risa contra el mullido pecho de su amado. El chiste no era para nada bueno, pero compartir un secreto con Rengoku, reír los dos juntos y abrazarse en la oscuridad era algo que no sabia que necesitaba, pero ahora estaba seguro de que no podría vivir sin ello. No sé cómo podría dejarte ir aun si me lo pides Kyojuro san... pensó, el pilar de las llamas era su vida, lo amaba, si Kyojuro algún día quisiera dejarlo, estaba completamente seguro de que lo destruiría. Sin embargo, no se arrepentía de nada, sea que fuera que sucediera en el futuro, ahora ese hombre junto a él era suyo, lo atesoraría cada segundo.

- Quiero llevarte a cenar mañana Kyojuro san, descubrí un nuevo lugar que te encantará - dijo Tanjiro.

- Bien, - respondió Rengoku acomodándose mejor y apretando al otro contra su cuerpo. - ire a donde sea que quieras llevarme. Se que será maravilloso.

La llama en el corazón de Kamado aumentó su fulgor, su amante era demasiado bueno con él.

Kyojuro por su parte se durmió pensando en lo bien que sonaba su nombre dicho en la cálida y amable voz de Tanjiro, y como sus ojos parecían suavizarse cada vez que lo llamaba.

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