Buenos deseos
Al final, decidieron decirle a los demás algo bastante sencillo: "tenemos una relación, por nuestra propia decisión y por el bien de la organización" seguido por un "no daremos mas detalles, así que ni pregunten" a los dos se les daba bastante mal mentir, así que no tendría ningún caso intentar hacerlo. Era mejor callarse antes de empezar a meter la pata.
- Ustedes siempre han tenido una relación - señaló Tokito, - todos tenemos una relación aquí.
Zenitsu se giró hacia él mirándolo como si lo que acabara de decir le daba más repelús y vergüenza ajena que el comportamiento normal de Inusuke.
- Me alegro por ti, Tanjiro - añadió el pilar de la niebla acercándose a él, y poniéndole una mano en el hombro dándole unas palmaditas - ¡ya era hora! - sonrió angelicalmente. Era solo con pocas personas que Tokito se daba el lujo de sonreír así, incluso después de recuperar sus recuerdos seguía siendo frio con la mayoría. Él podría ser el mas joven de todos los presentes, pero no era tonto, y Tanjiro y Rengoku se pasaban la vida en su extraño juego de tira y afloja que el no comprendió en un principio... Bueno, lo comprendía ahora, y al fin, al menos estos dos habían avanzado en algo, no podía decir lo mismo del resto de gente, como el rubio que lo estaba mirando raro ahora mismo y que no tenía el valor de confesarse aún, o el de la máscara y su extraña forma de cortejo a Kanzaki. Y ni hablar de otros pilares, realmente Tokito optaría por el enfoque directo, si le gustara alguien.
- ¡Yo también me alegro por los dos! - dijo Zenitsu, ahí donde lo veían, se moría de envidia, ¿cómo era que Tanjiro había conquistado a su amado antes que él? nah, seguro el señor Rengoku se declaró primero, eso debía ser.
Genya todavía no se enteraba de nada y realmente no quería enterarse, si era lo que el estaba pensando... ¿acaso era legal? ¿Eso se podía? Igual los felicitó a los dos por cortesía. Tanjiro se había convertido en su amigo cercano y todo admiraban y querían al pilar de las llamas así que quizás no era tan malo que, aunque sea dos de ellos pudieran encontrar la felicidad.
Se separaron luego del desayuno, Rengoku y Kamado continuaron su camino de regreso a la ciudad donde vivían y ellos partieron rumbo a sus nuevas misiones, nadie se esperaba que a mitad del camino Inusuke, que había estado absorto en sus pensamientos todo el rato abriera la boca para preguntar:
- ¿A quién se parecerán más los hijos de Monchiro con el ojos de pescado?
¿Los qué? Genya no podía dar crédito a lo que oía, ¿era esa clase de relación? ¿Los hombres podían tener hijos entre ellos? ¿Hasta ahora, eso era imposible cierto? Y según lo que había visto, Tanjiro era un hombre y el pilar de las llamas también, un hombre muy masculino. ¿Era acaso una técnica demoniaca? Miró al pilar de la niebla a su lado, buscando respuestas. Tokito se lo pensó seriamente.
- Creo que a Rengoku san, todos los hijos de esa familia son iguales.
- Cierto ¡jajajaja! Tendrán una camada de pequeños demonios con ojos de búho jajajaja.
El usuario del aliento del rayo le dio un manotazo en la espalda haciéndolo tropezar. Debió irse directamente a su misión y no seguir por el camino con esos tres. Cada uno era peor que el anterior.
- ¡Cerdo imbécil! ¿Como van a tener hijos?! ¿No ves que los dos son hombres?
- ¿y eso que?
- ¡Que no se puede pedazo de idiota! ¡Es imposible!
- ¡¿Que vas a saber tú?!
- ¡Yo lo sé! ¡Todo el mundo lo sabe! ¿Cierto? - se giró a los otros dos en busca de una confirmación. Tokito parecía muy pensativo, sus finas cejas fruncidas en concentración, como intentando resolver un acertijo bien difícil. Shinazugawa Genya por otra parte estaba rojo y miraba a su alrededor avergonzado.
Zenitsu levantó las manos al cielo en señal de frustración y las dejo caer a sus costados, derrotado. Esta gente tenía una espada por cerebro. Ser cazadores les estaba haciendo mal. Al menos Tanjiro había mejorado y había dejado de chillar por los rincones como un chucho apaleado cada vez que veía a Rengoku. Si el tonto de Tanjiro y el menso del pilar de las llamas lo habían logrado, él tenia esperanzas ¿cierto?
•••
La cita había sido genial, esta vez Tanjiro tuvo a bien vestirse con sus mejores ropas, que eran bastante sencillas porque nunca se había preocupado demasiado por eso, y fueron a ver un combate de sumo. Luego naturalmente a cenar, como le había prometido a Kyojuro la noche anterior y luego fueron a casa. A su casa, ya habían pasado a saludar a Nezuko y a los Rengoku durante el día, la noche era para ellos dos, solos. Todo hubiera estado genial si Tanjiro no hubiera querido hacerse el listo y abierto su bocota.
Tenia a Kyojuro sobre su espalda en el futón, había agarrado sus piernas y prácticamente lo dobló a la mitad mientras observaba su lindo y rosado agujero que brillaba húmedo debido al aceite, ser penetrado por dos de sus dedos
- Lo he usado tanto que el agujero de Kyojuro san parece el de una mujer - se le escapó. Él solo había querido ser un poco travieso con sus palabras como aconsejaban en el libro.
Ojalá no lo hubiera hecho.
Kyojuro que tenia los ojos entrecerrados y gemía suavemente por el placer, los abrió de golpe y le dedicó una de las miradas mas penetrantes que el espadachín había obtenido en su vida.
- ¿Has visto las partes de una mujer joven Kamado? - preguntó Rengoku con una media sonrisa.
- Ah...
- ¿Acaso no era yo tu primera vez? - prosiguió el pilar de las llamas.
- Yo...
- Es una pregunta simple Tanjiro - dijo Kyojuro.
Tanjiro no sabia donde meterse, si no hubiera hablado, ¡no estaría pasando una de las mayores vergüenzas de su vida! ¡Porque Kyojuro se estaba burlando de él!! lo miraba como un cazador a su presa, como un zorro que ha atrapado a un conejo pero aún quiere jugar antes de devorarlo.
- Yo... ¡lo vi en un libro! - casi gritó - ¡no te burles Kyojuro san!
Kyojuro miró a su chico, rojo de pies a cabeza, ¡era demasiado lindo!
De un momento a otro era Tanjiro quien estaba sobre su espalda con el otro pilar a horcajadas sobre su regazo.
- ¿Qué clase de libro es ese Tanjiro? - ronroneó el pilar con su grave voz junto al oído del más joven, enviando una electrificante corriente por todo su cuerpo.
- Uno que compré para...
- ¿Para? - dijo mientras se frotaba contra el erguido miembro del pelirrojo y mordisqueaba el lóbulo de su oreja.
Tanjiro lo tomó por los hombros y lo separó un poco, para poder mirarlo a los ojos.
- ¡Para estudiar! - respondió aunque la admisión hacia que se muriera de vergüenza, ¡¿con que cara lo miraría Kyojuro ahora?! - quería saber como complacerte mejor, no quería lastimarte , yo..
Kyojuro no lo dejó terminar, su chico parecía al borde del llanto, quizás se había pasado, pero ¡Tanjiro era tan lindo! ¡Tan amable y atento! Definitivamente no quería dejarlo ir, lo cortejaría apropiadamente el tiempo que pudieran tener juntos y haría que Tanjiro se enamorara de él, era egoísta y lo sabía, privar a un hombre como Kamado de un futuro con una familia propia... pero a veces él quería ser egoísta, al menos por esa noche lo sería, quería saltar sobre aquel ardiente falo y ver a Tanjiro retorcerse de placer debajo de sí, saber que era él a quien su chico llamaba cuando llegaba al clímax. Quería darle tantas cosas, hasta que no quedara de él ni siquiera la piel o los huesos, quería darle todo. ¡Al menos podía empezar dándole un beso!
Hizo justamente eso, lo besó suavemente al principio para luego mordisquear los labios de su chico que los abrió para él, Tanjiro lo apretó contra sí moviendo las caderas y buscando mas fricción, a pesar de lo avergonzado que había estado y de que casi llora hacía unos segundos, la carnosa verga de su antiguo discípulos seguía tan erecta como si nada, caliente y roja como la espada nichirin que empuñaba el pilar del sol y con la que atravesaba a los demonios, y Kyojuro necesitaba ser atravesado por esta espada particular lo más rápido posible.
- ¡Que chico más aplicado! - dijo justo en el oído de Tanjiro, bajando el volumen de su voz hasta casi un suspiro - siempre se preocupa por su maestro, a pesar de que ya no eres más mi tsuguko... quizás quieras una recompensa por tu arduo trabajo...
Oyó a Kamado tragar en seco y el miembro contra sus nalgas tembló un poco. Rengoku sonrió para sí.
- ¿Quieres perforar el agujero femenino de tu mentor? - dijo, sin poder evitar burlarse un poco de él, agarrando con una de sus manos el miembro del pilar mas joven y llevándolo hasta su entrada - ¿no es para eso que has estado estudiando tanto?
- Kyojuro...- suplico Tanjiro. Ese hombre lo estaba volviendo loco. - por favor...
Rengoku se dio por satisfecho, no es que él pudiera aguantar mas sin aquella polla dentro. Se incorporó sobre su compañero, penetrándose con aquel trozo de carne, bajando centímetro a centímetro hasta que estuvo completamente enterrada en su interior. Tanjiro lucía totalmente profanado allí bajo él, sus caderas se movían queriendo embestirlo, pero Kyojuro lo presionó contra las sabanas poniendo una de sus manos sobre el pecho de su muchacho.
- No te muevas.
Tanjiro asintió y se quedó quieto, sus ojos no podían apartarse de la erótica visión que tenía encima, Kyojuro lo miraba con sus ojos de color rojo dorado, como dos hogueras en medio de la noche, como si quisieran quemar su alma y consumirlo por completo, el pilar de las llamas comenzó a moverse, subiendo y bajando las caderas sobre su hinchada erección, gimiendo mientras pellizcaba y halaba los pezones de Tanjiro entre sus dedos, el mayor de los Kamado jadeaba y gemía sin mover un solo dedo, Kyojuro le había dicho que no se moviera y él era un buen chico, esperaría.
Poco rato después el mayor perdió el ritmo, se movía desordenadamente empalándose contra su virilidad, el cabello pegado a la frente y a los anchos hombros debido al sudor, su verga goteaba liquido preseminal que caía en obscenas gotas sobre el vientre de Tanjiro, manchándolo con cada movimiento de sus caderas y no paraba de balbucear el nombre del hombre que tenía a su merced bajo sus bien torneados muslos.
- Tanjiro, Tanjiro... muévete - jadeaba, el olor de su lujuria era tan fuerte que el aludido se sintió desfallecer, un día moriría, pero si podía hacerlo entre las piernas de Rengoku Kyojuro se consideraría mas que afortunado.
Kyojuro solo quería que Tanjiro se moviera un poco, que lo ayudara a mantener el ritmo hasta que ambos pudieran correrse, no esperó que su antiguo discípulo sacara las garras y tomara venganza tumbándolo sobre su espalda y doblándolo como al principio, dejándolo completamente expuesto mientras lo ensartaba una y otra vez con fiereza. Rengoku no podía hacer nada, ahí inmovilizado, aunque tampoco quería impedirle a su chico hacer lo que quisiera.
- Voy a rellenar ese coño tuyo Kyojuro san- le gruñó - se verá aún más hermoso.
El orgasmo le llegó como un relámpago, deportando y haciendo chispear cada terminal nervioso en su piel, sus ojos rodaron en sus órbitas y solo podía oírse sollozar y llamar el nombre de su amante que continuaba golpeando su punto dulce una y otra vez hasta que el espeso y caliente liquido llenó su cavidad tal y como Tanjiro había prometido que haría.
•••
Los dos pilares se acomodaron entre las sábanas, la noche aún era joven, mas se habían pasado gran parte del día en el camino y se merecían un descanso. El mas joven se acomodó en su lugar favorito: sobre el pecho de su mentor, escuchando los firmes y continuos latidos de su corazón y acariciando suavemente con las yemas de los dedos la piel algo rasposa e irregular de la cicatriz en su abdomen.
- ¡Quiero ver ese libro! - Exclamó Rengoku.
Tanjiro se encogió ante el volumen de voz tan cerca de sus oídos y bufó con fingida molestia.
- ¿No te mostré que soy un estudiante aplicado hace un momento?
El mayor de los dos se echó a reir.
- ¡Sin duda! ¡Eres el mejor alumno que he tenido! ¡Sobresaliente! ¡Un prodigio! - se revolvió contra Tanjiro entre carcajadas cuando este hundió sus dedos en los costados del pilar la flama, torturándolo con cosquillas, ¡si tanto quería reírse, pues ahí tenía!
Kyojuro no se quedó atrás y procedió a atacar también a su chico, los dos lucharon y rodaron sobre la ropa de cama, entre risas y mordidas y terminaron abrazados en una esquina a punto de tocar el suelo de la habitación, se rieron y pegaron sus frentes cerrando los ojos.
"Quiero que esto continúe por siempre" pensó Tanjiro.
"Quiero estar a tu lado toda la vida" dijo para sus adentros Kyojuro.
Ninguno habló. Se envolvieron en los brazos del contrario, como si fuera algo normal, porque era normal, ¿cierto?, era bastante normal ser dos compañeros que no solo tienen relaciones, sino que comen, duermen, viven y pelean juntos, probablemente morirán juntos también, pero que no se dicen que se aman, porque el deseo de uno, no sea probablemente el deseo del otro... porque si no lo decían por ahora, el otro no podría rechazarlos y entonces todo se mantendría en el equilibrio necesario para que el ritual se lleve a cabo y sea beneficioso para la cofradía.
A Tanjiro no le importaba ocultar sus sentimientos siempre que pudiera tener a Kyojuro, ser él quien lo haga feliz; y a Kyojuro no le importaba inmolarse siempre que pudiera proteger a Tanjiro, verlo sonreir, especialmente para él. Como los dos eran el mismo tipo de persona, tenían el mismo tipo de pensamiento: mientras él sea feliz, yo estaré bien, y pensando de ese modo dejaron que el sueño los llevara a reinos donde seguramente no podrían encontrarse, pero si Tanjiro soñó con el suave tacto de cabellos como oro entre sus dedos y la gentil sonrisa de su mentor y Kyojuro solo veía en sus sueños los brillantes y amables ojos de su chico como carbones encendidos, mientras sus labios le decían que lo amaban, nadie tenía que enterarse.
•••
Su idilio duró un par de días hasta que fueron llamados a una misión, se despidieron de sus familias y compartieron un beso en el camino antes de separarse, había que aprovechar que no se veía a nadie por esos lares.
El pilar de las llamas terminó su misión bastante rápido y fue llamado a la casa de Ubuyashiki. Rengoku esperaba que le preguntaran por cosas relacionadas con el cuerpo de cazadores de demonios, el reporte de su misión, sin embargo, el líder le sonrió calmadamente y le dijo:
- Kyojuro mi niño, me alegro de verte feliz.
- Gracias, mi señor...- respondió él.
- Sabes, cuando te entregué los registros, y me dijiste acerca de su contenido, pensé que te estaba encomendando una tarea ... difícil - expresó Kagaya. - cuando aceptaste y el joven Tanjiro también, me aterraba la idea de que por tu sentido del deber estuvieras obligándote a hacer algo doloroso.
- ¡No! Kagaya sama...yo...
- Me alegro de que no sea así, ¡me alegro mucho Kyojuro! - lo interrumpió el patrón - estoy realmente feliz de que tú y Tanjiro se hayan encontrado en esta vida, somos el cuerpo de cazadores de demonios, y nuestras vidas están desde el inicio marcadas por el sufrimiento, por eso debemos apreciar cada pequeño fragmento de felicidad que podamos conseguir.
- Así lo creo Kagaya sama, yo... realmente soy muy feliz, ¡me esforzaré para que Kamado también pueda serlo!
- No hay que ser adivino para saber que lo es, así que Kyojuro mi niño, no dudes, no tengas ningún temor, estoy seguro de que, si te lanzas, alguien te atrapará del otro lado.
Hablaron bastante rato, hasta que Ubuyashiki empezó a sentirse cansado, bueno, mas cansado que de costumbre. Kyojuro se despidió respetuosamente, las palabras del líder de la organización no debían tomarse nunca a la ligera, así que sus buenos deseos y consejos se alojaron cálidamente en su corazón. Kagaya sama tenía razón, él era el pilar de la llama, ¿qué hacía dudando? Aun si nadie lo atrapaba del otro lado, él no se arrepentiría de lanzarse.
En su camino de regreso sus pasos lo condujeron a un templo escondido entre los bosques, él era una persona muy respetuosa de las costumbres y siempre presentaba sus respetos a los kami de cualquier lugar por donde pasara, rara vez pedía algo para él, pero quizás esta vez oraría para que la felicidad de su señor pudiera ser duradera y para que su amante siempre pudiera volver sano y salvo a casa.
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