Al descubierto
Kamado Tanjiro era un hombre simple, solo necesitaba pocas cosas en la vida para ser feliz, y también era un hombre agradecido. Esas dos cualidades le habían permitido salir adelante siempre y mantener una actitud positiva aun frente a todas las adversidades. Y sin embargo ahora no sabía cómo sentirse, la seguridad con que normalmente conducía sus días, y la alegría que había estado sintiendo desde la primera noche con Kyojuro se habían borrado ante unas cuantas palabras: "Rengoku solo está aguantando esa clase de humillación porque es su deber".
No sabía cómo su acuerdo había llegado a oídos del pilar del viento y el pilar de la serpiente, realmente no tenía ni idea. Tampoco entendía porqué esos dos lo habían emboscado antes de que pudiera llegar a su casa, amenazándolo con darle una paliza, rompieran las reglas o no. Por otra parte, en qué forma estaba él humillando a Kyojuro, él preferiría cometer seppuku allí mismo antes de hacer algo que pudiera lastimar de alguna manera a su mentor. ¿De donde sacaban esas ideas? Si a Rengoku le parecía humillante compartir su cama con él, sus acciones y palabras decían todo lo contrario.
Sabía que ambos pilares lo detestaban tanto o más que a Tomioka, las causas de su odio no estaban muy claras, pero Kyojuro siempre le había dicho que no se lo tomara muy a pecho, aquellos dos eran así simplemente. No eran malas personas en el fondo. Y Tanjiro recordó como Shinazugawa solía tratar a Genya, su propio hermano menor, y pensó entonces que probablemente el fondo de aquel sujeto quedaba bastante profundo.
Con el tiempo las asperezas entre los hermanos Shinazugawa se habían limado bastante, lo mismo con Tomioka, aunque a veces el pilar del viento se enfadaba con él, el pilar del agua no le hacía ni caso y eso parecía enfurecer a Sanemi aún más, era bastante divertido de ver. Él hasta el momento no había tenido ningún problema con los dos, más allá de la mirada asesina de Iguro cada vez que saludaba a Kanroji o de las peleas que había tenido con Shinazugawa por defender a su amigo. Si pensaba mezquinamente, quizás era esa la causa, pero el pilar del sol no era mezquino.
Y sin embargo allí estaban diciéndole que lo lanzarían a alguna zanja si seguía regando rumores sobre su imposible relación con Rengoku. Planteando que "Rengoku no salió de debajo de una piedra, ni es un hombre sin historia como nosotros tres, pedazo de mierda" y que "no sé qué le puedas haber hecho para que Kyojuro abra sus piernas para los hombres como una mujerzuela" ante esto último Tanjiro casi le rompe la cara a Iguro.
Estaban en un área llena de gente, y solo por no causar una conmoción no lo hizo. Rojo de furia solo les replicó entre dientes:
- Ni se te ocurra volver a decir algo tan desagradable. Rengoku san está cumpliendo sus obligaciones para salvar mi vida, y las suyas también con este ritual - dijo mirándolos amenazadoramente, años atrás Tanjiro no hubiera parecido para nada intimidante, pero ya no, ahora miraba a Shinazugawa desde su misma altura y a Obanai hacia abajo, el profundo carmesí de sus ojos clavándose ora en los del pilar del viento y en los del pilar de la serpiente.
- Si alguien empezó algún rumor no fue por mi parte, y harían bien en no seguirle la rima.
Se había ido de allí muy disgustado, los otros dos pilares le habían lanzado un par de insultos más, por suerte estaban dirigidos a él y no a Rengoku, porque entonces el mayor de los Kamado no respondería por sus acciones luego.
Ya estaba atardeciendo, en treinta minutos más y podría ver a Kyojuro.
Como podían haberse enterado, Rengoku y él habían acordado ser discretos...
Espera...
Tanjiro casi estrella su cabeza contra la pared de un edificio. No lo hizo porque sabía lo que podría ocurrirle al edificio.
Ayer...
Ayer su día había empezado muy bien, había terminado su misión de forma exitosa tras una semana de yendo de aquí para allá exterminando demonios, podría regresar a la mansión de los Rengoku, o mejor aún, a la suya con Kyojuro, el solo recordar el calor de la piel del pilar de las llamas contra la suya lo hacía temblar de emoción, sus gemidos de placer y el obsceno vaivén de las caderas del otro contra su hombría... Tanjiro trató de calmarse, no sería para nada decente tener una erección en público. Su querido mentor había disfrutado tanto como él de sus encuentros, cosa que lo hacía saltar de felicidad, quizás mañana podría verlo, envió a su cuervo con una nota anunciando su regreso.
El camino que tomó de vuelta lo llevó por un distrito comercial, las coloridas tiendas le dieron ganas de entrar y comprarle algo a su amante, todavía era muy pretensioso de su parte llamarlo su amante, pero considerando lo que habían estado haciendo la última vez que se vieron, pues él tenía la esperanza de que al menos en un futuro pudiese ser así. ¿Que podría llevarle a Kyojuro? otra cinta para el cabello, ya le había regalado varias, ¿una nueva bufanda?, al pilar de las llamas no le hacían mucha falta, ¿alguna pieza de ropa? No podía ser tan obvio todavía, debía cortejarlo sutilmente... al final se decidió por una linda taza cerámica, a Rengoku probablemente le gustaría el diseño tradicional.
Terminó comprando algunas cosas más.
Se quedó paseando un poco antes de irse a la posada más cercana, de todos modos, todavía le quedaba bastante trecho por recorrer al día siguiente y quería acostarse temprano y salir antes de que se alzara el sol a la mañana, de esa forma podría estar con el otro cazador al atardecer.
Entró a una de las librerías de aquel barrio, y allí fue donde lo vio: un libro, bastante bien cuidado de mucho colorido, atraído por la exquisita factura lo tomó entre sus manos y lo abrió. Casi se cae de espaldas. ¡Aquel libro era muy explícito! ¡Los dibujos detallaban el acto íntimo muy bien! Tanjiro lo soltó enseguida. Como si aquel objeto estuviera hecho de metal ardiendo. Se dirigió a otro estante y tomó algo que parecía ser una revista occidental, para abrirla y ver fotos de mujeres en muy poca ropa. Dándose no pocos tropezones llegó a una estantería donde se apreciaban libros con tomos más gruesos, ¿quizás algunas novelas? Tomo uno cuyo título le llamó la atención, al menos no había dibujos ni fotos esa vez, pero en aquella página abierta al azar lo que se describía era el coito entre varias personas al mismo tiempo. Casi mete un grito de horror. ¡¿Dónde diablos se había metido?!
Miró a su alrededor para observar que estaba rodeado al parecer de todo tipo de textos cuyo tema por excelencia era el placer carnal. Tenía que salir de allí lo más rápido posible, si alguien lo reconocía, probablemente pensarían que era alguna clase de pervertido, y si eso llegaba a oídos de Rengoku Kyojuro, aquel hombre tan correcto probablemente no querría pasar otra noche en su cama.
Pero Tanjiro no era lo que diríamos un hombre con mucha suerte, o quizás sí, porque alguien conocido sí que lo vio.
Uzui Tengen reconocería aquel haori a cuadros donde quiera, estaba terminando sus compras cuando vio al más joven entrar a aquella librería. El antiguo pilar del sonido se echó a reir, un hombre era siempre un hombre, aun los más santurrones como el chico Kamado debían tener sus necesidades. Era triste que recurriera a simples libros, por muy buenos que fueran, en vez de ir a por lo real, pero ya que él estaba allí ¡le echaría una mano! El chico ya era todo un hombre, había crecido bastante, y desarrollado buenos músculos, ¡cualquier señorita de las mejores casas de té del barrio rojo se sentirían muy felices de atenderle! ¡Él les presentaría a las mejores al chico! ¡Debian celebrar que se convirtiera en pilar apropiadamente! Al parecer el muchacho no había salido a su maestro que "esperaría a la persona adecuada" o "al matrimonio como dictan las tradiciones", el chico Kamado sí que tenía futuro no como el puritano de su amigo Kyojuro.
Un par de minutos después el joven cazador salía de aquella tienda con cara de espanto, con cara de espanto, pero con un libro envuelto bajo el brazo. Tengen que se había parado junto a la puerta a esperarlo le pasó un brazo por sobre los hombros.
- ¡Que cara tan extravagante tienes Kamado!
Tanjiro pegó un brinco.
- U ¡Uzui san!
- ¡El mismo! - exclamó el hombre de pelo blanco.
- ¡¿Qué haces aquí?! - Tanjiro estaba jodido, ¿por qué tenía que haber sido Uzui? Con cualquier otro él hubiera podido salirse rápido de la situación y aclarar el malentendido, pero con el autoproclamado "Dios de la Extravagancia", no habría aclaración que valiera la pena.
- Ummm, ¿que haré por aquí? Vivo por aquí. Salí a hacer las compras de rutina... me pregunto ¿qué haces tú por - miro significativamente la tienda de donde acababa de salir Tanjiro - sitios como este?
- Ah... solo paseaba un rato antes de irme a dormir jajaja- dijo buscando una ruta de escape.
- Ya veo...veo que has comprado algunos regalos... ¿son para alguien especial tal vez? - dijo señalando la bolsa donde llevaba los souvenirs.
- Son para el señor Rengoku - dijo el joven.
El ojo de Tengen le echo una rápida ojeada al interior de la bolsa, no por nada había sido un ninja, recabar información era su especialidad, aun retirado él era muy bueno.
- ¿El aceite de clavo* también es para Rengoku?
- Eso...
- ¿Y este libro um? - se lo quitó de las manos a un confundido Tanjiro, le quitó el envoltorio y lo abrió el titulo rezaba: "Cómo conquistar a tu hombre, consejos modernos que sí funcionan" - ¿es para Rengoku o? - Tengen solo había querido fastidiarlo, hacerle una pequeña broma, pero la cara roja del más joven le hacía pensar que tal vez sí había dado en el clavo.
- ¡Eso no es de tu incumbencia Uzui san! - casi le grita Tanjiro, le arrebató el libro de las manos y salió de allí echando humo por las orejas.
Tengen se quedó estupefacto.
¿Era en serio? Oh...
Salió corriendo detrás del pelirrojo.
- ¿Entonces Rengoku es tu amante?!
Tanjiro se giró.
- ¡No lo grites! - lo amonestó al ver que varias personas se giraron a verlos.
- Entonces ¿si lo es? - dijo en voz muy baja el ex pilar del sonido. Su cara denotaba total incredulidad. Que su amigo y ese chico estuvieran en ese tipo de relación... Tengen nunca se lo hubiera imaginado.
- ¡Eso no es problema tuyo!
Tengen se llevó la mano que había perdido al pecho con cara de indignación.
- ¿Que no es problema mío?! - exclamó- ¡Kyojuro es mi mejor amigo! ¡Y pensé que tú también me considerabas cercano! Como no puede importarme que ustedes dos sean...
- ¡Cállate! - le puso una mano en la boca. - Además, no es como si lo fuéramos verdaderamente...- dijo bajando la cabeza Tanjiro.
- ¿Por qué dices eso?
- ¡No quiero hablar de ello!
- ¡Con quién mejor podrías hablarlo que conmigo! ¡Tengo tres esposas, sabes!
- ¡Igual no hablaré de ello!
Al final sí habló de ello. Tengen resultó ser muy buen consejero.
- Kyojuro es un tipo muy transparente, si en realidad no le gustas creo que sería dolorosamente obvio- le había dicho.
- Ademas, no necesitas mucho mas para conquistarlo, siempre has sido especial para Rengoku.
- ¿En serio? - dijo sorprendido Tanjiro.
- Sí, cada vez que nos reunimos no deja de hablar de ti. Es "el joven Kamado esto" o "Tanjiro lo otro..." a veces le daba un buen golpe para que se callara.
Tanjiro se echó a reir.
- Deben ser discretos Tanjiro, tu debes saberlo, pero las relaciones entre dos hombres no son muy bien vistas. Aunque sea por un motivo noble como ese hay gente en la cofradía que no serían muy comprensivos que digamos.
Aparentemente estaba hablando de esos dos, y probablemente fue culpa de Tengen que alguien más se enterara cuando lo gritó en medio de aquella calle, que el rumor volara tan rápido le preocupaba. Esperaba que después de su "charla" con los dos pilares los rumores no se esparcieran tanto, aun así, debía poner al tanto a Kyojuro. esperaba que no se lo tomara tan mal. Por supuesto omitiría las palabrotas y las amenazas de muerte...
•••
La llegada a su nueva casa le hizo olvidar por un momento los disgustos del día, el aroma de la comida lo hizo dirigirse a la cocina donde encontró a un sonriente Kyojuro.
- ¡Tanjiro, bienvenido!
- ¡Estoy en casa Rengoku san!
El pilar de las llamas se veía como siempre, aunque Tanjiro podía notar que algo lo molestaba, no dijo nada y en cambio aceptó darse un baño en lo que Rengoku terminaba la cena. También tenía que esconder el dichoso libro. Ya lo leería cuando el otro estuviera en alguna misión o algo.
Tras cenar se quedaron hablando, contando lo que había hecho cada uno en sus respectivas misiones, los lugares que habían visto, hasta que el mayor de los dos cambió su semblante a uno serio y dijo sin más preámbulos:
- Mi padre se enteró de lo nuestro.
- Ah.
- Está muy molesto.
Tanjiro asintió, pero dejó que su compañero prosiguiera.
- Cree que el ritual va a matarme.
- ¿¡Como!? - Ante esto el pilar del aliento original abrió mucho los ojos, iba a decir algo más, pero Kyojuro lo interrumpió.
- No tiene base alguna para lo que dijo.
- ¡Aun así, Rengoku san! Si hay algún peligro para tu vida yo creo que deberíamos para inmediatamente.
No había discusión, si él de alguna manera le estaba ocasionando algún tipo de daño a Kyojuro, por mucho que le doliera terminaría de una vez por todas su acuerdo. Las marcas que cada cual había obtenido no eran su responsabilidad, todos habían aceptado el destino que venía con ellas, a cambio de incrementar su fuerza, pero estaba seguro que nadie aceptaría sacrificar la vida de un compañero por la esperanza de vivir un poco más tiempo. Él definitivamente no lo aceptaría.
Kyojuro le dio una sonrisa cansada y negó con la cabeza.
- Mi padre es un tonto que no sabe leer entre líneas. A veces me exaspera. - Le mostro el libro que había encontrado Shinjuro.
Tanjiro se puso rojo al leer algunas de las páginas. Era definitivamente un diario donde el ancestro de su mentor narraba elocuentemente su amor con el primer usuario de la respiración solar. Aquel hombre prácticamente escribía poesía sobre su amante. También había algunos dibujos un poco subidos de tono...
- ¡Mi padre no aguantó dos párrafos! ¡Solo cree eso porque así se ha transmitido de generación en generación! Hay cuatro diarios parecidos a este, ninguno de mis ancestros murió por causa del ritual, ¡uno incluso llegó a vivir hasta una edad avanzada!
El mayor de los hermanos Kamado respiró aliviado.
- ¡Eso me alegra Rengoku san! Es realmente tranquilizante.
- ¡Umu!
Al parecer se había diabolizado la existencia del ritual en la época siguiente a la muerte de su tataratatara abuela, quien fuera pilar de la llama y quien tomara por esposo al pilar del sol de aquella época, sus padres y hermanos se habían opuesto a la unión porque el marido provenía de una familia de campesinos. Pero no podían hacer nada contra la tradición de su propio apellido, por lo que trataron por todos los medios de acabar con los diarios y los manuales luego de la muerte en combate de la pilar y su esposo. Por suerte los documentos habían sido entregados a la familia Ubuyashiki para ser resguardados y solo pudieron destruir las copias que quedaban en poder de los Rengoku.
- ¡Entonces no existe peligro! - Tanjiro expulsó el aire que había estado conteniendo durante la explicación de su mentor. Le alegraba mucho saberlo. ¡Pondría en práctica los consejos cuanto antes!
En realidad, sí que había peligro, pero eso Kyojuro no se lo iba a revelar a Tanjiro, al menos por ahora.
"... las únicas veces que Yoriichi dono me lastimó, no fueron realmente su culpa, sino de mi propia incapacidad, la primera vez fue cuando nos conocimos, las llamas de Amaterasu Ō-mikami amenazaban con destruirlo, él abrazaba los cadáveres de su esposa e hijo asesinados, una visión horrible realmente, traté de convencerlo para darles un entierro digno, cuando me abrazó sentí que iba a morir quemado yo también. ..."
Los otros diarios decían lo mismo.
"... mi amado señor no ha podido controlarse, no ser capaz de impedir tanta destrucción lo lastimó profundamente, si hubiera llegado un poco más tarde no solo los demonios hubieran perdido sus vidas, no quiero que él vea estas cicatrices, solo haría sentir peor..."
Al parecer las emociones en extremo fuertes desencadenaban la reacción, los usuarios de la respiración solar solían ser personas muy tranquilas y asertivas, por lo que ninguno de sus ancestros había estado realmente en peligro más de una o dos veces en toda su vida. Pero si Tanjiro sabía que de esto podría alejarse de Kyojuro a pesar de estar en peligro, y él no podría ayudarle. No podía permitir algo como eso así que no dijo nada más. De igual modo ahora no era un buen momento, había notado que algo incordiaba a Tanjiro y el chico aun no se lo decía.
Pasado el susto, Tanjiro enderezó sus hombros y ya que su maestro había hablado, ahora era su turno de darle las no tan buenas noticias:
- Shinazugawa y Obanai, y probablemente varias personas más saben de ... lo nuestro... - dijo reutilizando las palabras anteriormente pronunciadas por Kyojuro. Puesto que sería un poco apresurado llamarle "relación".
- ¡Yomoya! ¡Yomoya! - exclamó el pilar de las llamas - ¡y supongo que no les agradó mucho la noticia!
- No mucho, pero no te preocupes aniki, ¡ya me encargué de ellos!
Kyojuro no pudo evitar soltar una carcajada.
- ¡Solo espero que las reuniones de los pilares no se vuelvan aún más extrañas con todo el mundo lanzándose dagas con los ojos!
- ¡Pensé que no lo habías notado!
- Mi chico, podré no ver bien con este ojo - dijo señalando su ojo izquierdo que ostentaba una visible cicatriz - pero si hasta Gyomei que no ve, se da cuenta, ¡solo un tonto no lo haría!
Miró al más joven de soslayo. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
- ¿Acaso crees que soy tonto Tanjiro? - prácticamente ronroneó el pilar de las llamas.
- ¡No! ¡Jamás he pensado así! - dijo horrorizado Kamado, negando vehementemente con la cabeza - ¡Rengoku san es demasiado puro! ¡Eso fue lo que pensé!
Kyojuro no pudo aguantar más, la risa se le escapaba sin que pudiera hacer nada, ¡su muchacho era demasiado lindo!
- ¡Rengoku san! ¡No te burles de mí! - dijo tratando de parecer molesto.
El pilar de cabello dorado suavizó sus facciones, aquella persona frente a sí, quería besarla. Se acercó un poco al cazador pelirrojo, mirando sus labios. Sin embargo, al parecer Tanjiro tenía otros planes porque se levantó del lugar y fue a buscar la bolsa que había traído.
- Compré estos regalos para ti. - Dijo con un leve rubor en las mejillas y en las puntas de las orejas. La visión era tan tierna que Rengoku casi le salta encima para abrazarlo hasta que al otro le crujieran los huesos.
Se puso a inspeccionar sus regalos, había una bonita taza, una caja con dulces, un par de estatuillas de gatos que al parecer eran un par...
- ¡Me encantan! ¡Gracias Tanjiro! - exclamó muy contento el pilar de las llamas - pero, yo no te traje nada... ¡lo siento! - admitió con pena.
- ¡No te preocupes Rengoku san! ¡No es necesario! ¡Los compré porque quise!
- ¡Pero yo también quiero darte regalos, joven Kamado! Quiero verte feliz.
- ¡Aniki, solo con tu presencia ya soy más que feliz.
Cerró la boca como un pez fuera del agua. ¿Quizás había metido la pata? ¿Se le fue la lengua? ¿Era demasiado pronto para decir algo así? Buscó con desesperación una respuesta en el rostro del otro, pero Kyojuro solo había bajado la mirada, sus mejillas estaban rojas y sus manos se movían nerviosamente alrededor de la taza que Tanjiro le había obsequiado. La timidez duró un par de segundos porque un momento después Rengoku alzó su mirada decididamente y le respondió:
- ¡Yo también soy muy feliz en tu compañía joven Kamado!
Nota:
* En Japón el aceite de clavo era usado como lubricante por los hombres para el sexo anal y para los dildos. Uzui lo sabe y por eso pudo atar cabos. Eso y su imaginación. XD
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