Capítulo 9
Liam
—Está bien, todo está cargado. ¡Suban su trasero en la camioneta!—Stiles gritó groseramente. Fue agradable ver que el elegante anillo en su dedo no hizo nada para afectar su personalidad.
—Dijiste una mala palabra. Me debes un dólar—dijo Leo, con la mano extendida para recibir el pago. Sonrió cuando Stiles depositó el dinero en su mano—. Gracias, papá.—Stiles lo agarró y lo puso en el asiento trasero.
Fue un día algo triste. Me estaba mudando de su casa al dormitorio de la universidad. Él me advirtió que no volviera, pero luego se negó a tomar mi llave. Iba a echarme de menos tanto como yo lo haría, lo admitiera o no.
Me metí en el carro con los dos locos Stilinski. De camino íbamos a dejar Leo en la escuela.
—¿Qué diablos pasó en casa de Scott?—Preguntó Stiles al salir del garaje, haciendo que Leo ganara otro dólar.
—Parece que alguien ha empapelado el lugar—me encogí de hombros, sonriendo interiormente. Me imaginé que era como un regalo de despedida, algo para él, para que me recordara mientras yo estaba fuera.
—¡Yo ayudé!—Leo admitió con orgullo.
—¡Amigo!—Me eché a reír—. Nos acabas de delatar.
Stiles me miró—. ¿Le enseñas a mi hijo a vandalizar la propiedad de alguien sin mi? Soy su padre. Ese es un indicio de que debería estar presente para hacerlo. —Yo no sabía con quién pensaba él que estaba bromeando. Traía a Leo causando daños tan pronto como el niño aprendió a caminar.
—Estabas en el teléfono con el chico amoroso—me encogí de hombros—. A juzgar por el lugar donde tenías las manos, supuse que estaban pasando un buen rato, así que no quería interrumpir—murmuré por lo que sólo él podía escuchar.
—Mentiroso —sonrió. Los dos sabíamos que si se necesitaba bajar, Derek estaría allí en un santiamén. Mientras más pronto los dos se trasladaran a vivir juntos, mejor.
—Es posible que necesitemos más papel higiénico, papá—dijo Leo, felizmente ajeno a nuestra conversación inapropiada.
Cuando llegamos a la escuela primaria, vi a Derek guiar a Ethan desde su coche. Sophie estaba saludandonos desde su asiento del coche. Inmediatamente me bajé del Jeep para llegar a ella—. ¡Hey cosa pequeña!
Ella sonrió con su sonrisa maravillosamente cursi—. ¡Hola tío Liam! Hice esto para ti.—Ella me entregó una hoja para colorear con una variedad de diferentes colores que en su mayoría estaban sobre las líneas.
—Esto es algo increíble. ¿Coloreaste todo esto tu misma?—Le pregunté con entusiasmo.
—Sí, señor —respondió ella con dulzura—. Te echaré de menos.
—Voy a visitarlos todo el tiempo—le prometí— y te llamaré , para que me digas todo lo que estas personas estén haciendo.—Sophie era una fuente muy fiable. La besé en la frente, y entonces ella me besó en la mejilla—. Te voy a extrañar demasiado, nena—admití.
Después, tuve que enfrentarme a los chicos. Estaban hurgando en la mochila de Ethan—. Aquí está — dijo Leo, sacando la caja descuidadamente envuelta.
—Pensamos que podrías necesitar esto para la escuela—dijo Ethan. Ambos miraron expectantes mientras arranqué el papel.
Me compraron poptarts.
—Ustedes chicos...—los jalé a los dos en un abrazo. Llorando, contrario a mi ruda persona, por lo que rápidamente los solté. No era como si nunca volvería a ver a esta gente. Sólo iba a la universidad—. Mantengan la calma y llámame si se meten en problemas. Quiero saber todo al respecto.
Sonó la campana, por lo que los chicos tuvieron que salir corriendo a clase.
Estaba a punto de volver al Jeep, cuando fui detenido por el jefe. Bueno, técnicamente no era mi jefe nunca más—. Esto es de Hale Construction—dijo, y me entregó un sobre.
—Tú no tienes que darme nada—le dije. Para ser honesto, yo causé más problemas de lo que ayudaba como su asistente.
—Es de toda la familia—dijo Derek—. Piensa en ello como muestra de agradecimiento por hacer nuestra vida más interesante.
Dentro del sobre había un certificado—. ¿Qué diablos es la beca de la sobriedad?
Derek se encogió de hombros—. Dejamos que Isaac le pusiera nombre. Dijo que gastar dinero en la matrícula siempre le daba ganas de beber, así que queríamos hacernos cargo de eso por ti. Tu matrícula está cubierta.
Yo no sabía qué decir—. ¿Por qué haces esto por mí?
—Todo el mundo lo hizo, porque saben que, tan loco como estás, vas a ayudar a mucha gente. Estamos orgullosos de ti—explicó Derek—. Yo participé porque vas a ser mi hermano. Puede ser que necesite traer esto a tu cabeza algún día.
Una gran sonrisa se extendió por mi cara, y lo besé con fuerza en la mejilla—. Agradéceles por mí, ¿quieres?
—No voy a besar mis hermanos—respondió , sonriendo.
—Yo los voy a besar—se ofreció Stiles.
—Váyanse de aquí—dijo Derek—. Tengo que llevar a Sophie al preescolar, y ustedes dos tienen que salir a la carretera. Buena suerte, Maxwell.
—Gracias Der-Der. —Ese Derek era un tipo bien. Había sido bueno si él hubiera sido quién enredara originalmente a mi hermano, pero Leo no sería Leo, y no tendríamos a Ethan y Sophie. El mundo no sería un lugar tan genial.
En el camino a la universidad, Stiles salió de la carretera dos veces. La primera vez, una abeja viciosa se subió al Jeep. Yo estaba tratando de matarla con mis tenis, pero terminé golpeando a Stiles. Finalmente se calmó lo suficiente para poner el Jeep en el acotamiento. Fue entonces cuando realicé una carrera por su culpa. En serio, debería haber sido más agradecido por mi ayuda. Yo estaba tratando de salvarlo de ser picado, y él estaba haciendo todo ese drama por una pequeña bofetada con el zapato.
La segunda vez ocurrió cuando estábamos hablando de mis buenos momentos con Buenote. Supongo que fui un poco –demasiado- descriptivo porque Stiles soltó el volante para taparse los oídos.
De alguna manera, llegamos a la escuela en una sola pieza. Descargamos todas mis cosas sin la ayuda de los hombres porque de esa manera somos unos hermanos rudos.
—Yo no sabía que tenía esta cantidad de cosas—admití, jadeando un poco.
—No es cierto—dijo Stiles—. Pude haberte comprado una cosa o veinte. Incluso te traje un bate de béisbol si el jugador tiene que ser sedado.—Había tenido la oportunidad de conocer a James cuando llegamos allí. Sinceramente, creo que el idiota alegre y bueno estaba creciendo en mí, pero sin duda iba a mantener el bate, por si acaso.
Por encima de todo lo demás, Stiles había llenado nuestra habitación de la residencia con todos los electrodomésticos necesarios. No me quejo, pero no entiendo por qué todo el mundo estaba siendo tan condenadamente bueno conmigo—. ¿Esto es para que no robe tus cosas? —Bromeé.
Stiles se encogió de hombros—. Esto es...—suspiró y sacudió la cabeza—. Este es un gracias... por traer a mi hermano de vuelta. Te extrañé, y estoy orgulloso de ti, por poner toda tu mierda en orden.
Mi garganta se sintió de pronto seca por alguna razón—. Maldita sea—le susurré, frotándome la cara—. Tengo algo en el ojo.
—Sí, hay un poco de polvo por aquí—dijo Stiles, parpadeando más de lo habitual—. Será mejor que me mueva. Tengo a todos esos niños para corromper mientras no estás.
—Voy a visitarlos pronto—le prometí—. Ya sabes, para que me laves la ropa—bromeé con voz débil.
Stiles resopló y envolvió sus brazos alrededor de mí, exprimiendo la vida fuera de mí—. Lava tu mismo tu maldita ropa—susurró.
Éramos tan patéticos, que probablemente nos burlaremos un del otro más tarde. Yo solo estaría a una hora, pero estar con Stiles en las últimas semanas me ha hecho darme cuenta de lo mucho que había perdido mientras yo estaba lidiando con mis problemas. Es curioso cómo cuando estaba haciendo toda esa mierda, no pensaba que estuviera haciéndole daño a nadie importante.
—Te amo, Sti. —dije con voz ronca. ¿Ven? Patético.
—Yo también te amo, Li. —Me dio un beso en la mejilla y se metió en su Jeep—. Sé bueno. Los policías del campus no son tan calientes como Scotty.
Miré hasta que el Jeep desapareció por la esquina.
—¿Liam?—una voz vagamente familiar llamó.
Me di la vuelta para ver al consejero que venía hacia mí—. Hey Patrick.
—¿Todo dentro?—preguntó, y yo asentí—. He estado esperando a que llegaras aquí. Estaba a punto de ir a coger algo para comer, y que esperaba que te unieras a mí.
—¿Me estás invitando a salir?—Le pregunté. Llámame tonto, pero eso es lo que parecía, y yo no quería irme por las ramas.
Patrick sonrió.
Scott
Me sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo, pero yo no iba a parar mi moto para responder. Quien quiera que fuese sólo tendría que esperar. Cuando finalmente entré en una plaza de aparcamiento, revisé el aparato—. Mierda.—Una llamada perdida de Liam Dunbar. Piqué el botón para regresar la llamada.
—Casa de citas de Kate, esta es Breaden. ¿Con quién puedo conseguir que salga hoy?
No pude evitar sonreír—. ¿Por qué demonios está el papel higiénico por toda mi casa?
—Leo lo hizo.
—¿Él solo?—Le pregunté.
—Él pudo haber tenido un cómplice, pero sería un error de mi parte delatarlos.
—Así como lo hiciste con Leo—le contesté.
—Se lo merecía. Me delató con Stiles esta mañana.
¡Gotcha! —¿Te delató del qué?
—Mierda.
Me eché a reír—. ¿Por qué me llamas de todos modos? Ni siquiera has estado fuera por un día.—Hubo un silencio en el otro extremo—. ¿Liam?
—No estoy muy seguro. Estoy sintiendo todo muy confuso.
—¿Qué pasa?—Yo estaba preocupado al instante.
—Patrick me invitó a salir.
Sabía que ese hijo de puta lo iba a invitar salir. Mi teléfono casi se derrumbó en mis manos—. ¿Y?—Le pregunté con voz tensa.
—Le dije que no. No se sentía bien.
Mi cuerpo se relajó entonces—. Oh, eso es bueno. Quiero decir... sí.—Sonaba como un idiota—. ¿Qué estás haciendo ahora?
—Voy a salir. Me muero de hambre, así que pensé en ir a la casa del pez. Rafael y yo podemos comer algo.
Él estaba tratando de obtener una reacción de mí, pero no respondió. Esperé.
Liam casi dejó caer su teléfono cuando me vio sentado en el estacionamiento—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Me encogí de hombros y guardé mi teléfono—. Se te olvidó decirme adiós.—Sí, estaba enganchado, pero Liam no tenía por qué saber cuánto. Me guardé solo para mí el hecho de que lo echaba de menos. Le ofrecí mi casco de repuesto—. ¿Todavía tienes hambre?
—Claro que sí—sonrió. Se puso el casco y se subió detrás de mí. Cuando sus brazos se envolvieron con fuerza a mi alrededor, me marché.
—Bueno, ¿qué tenemos aquí?—Papá le preguntó con una sonrisa descarada. Rodé los ojos mientras acercaba a Liam en un abrazo. Él sólo me guiñó un ojo.
—Me acabo de mudar a los dormitorios, pero no estoy listo para enfrentar esa comida de la cafetería todavía—dijo Liam.
Él se rió y me miró—. ¿Y tú, hijo, quién, lo siento, qué te trae por aquí hoy?
—Solo te extrañé, papá—respondí secamente.
—Por supuesto—dijo riendo—. Es una buena noche. ¿Te interesa una mesa para dos en la terraza? Tiene una bonita vista del lago.
—Suena muy bien—dijo Liam.
—Entonces, por supuesto—respondió, tomándolo por el brazo como si fuera algún maldito tipo de escolta.
Coincidentemente, papá no podía unirse a nosotros esta vez. Afirmó que estaban cortos de personal, por lo que tenía que ayudar en la cocina. Era mentira, pero no le dije nada.
Liam me miraba expectante, esperando a que yo dijera algo, así que él me obligó—. Tú, dolor en el culo.
Sus ojos se abrieron. Supongo que estaba esperando algo diferente—. ¿Qué he hecho?
Saqué un fajo de papel higiénico de mi bolsillo de la chaqueta y se la di—. Tú dejaste esto en mi casa.
—Yo no quiero que me olvides en mi ausencia—se rió.
—Confía en mí—le contesté—. No podría olvidarte aunque yo quisiera.
—¿Lo quieres?—preguntó él, su risa aún estaba oculta, pero la veía bailando en sus ojos.
—¿Querer qué?—No tenía ni idea de lo que me estaba preguntando.
—¿Quieres olvidarme?—respondió él.
Nos sentamos en silencio durante un minuto. Entonces, finalmente negué con la cabeza—. No—admití—. Yo no quiero olvidarte.
Todo estaba tranquilo de nuevo. Me gustaría saber qué diablos estaba pensando.
—Entonces deberías tener mi nombre tatuado en el culo—dijo Li.
—¿Qué?—Me eché a reír—. De ninguna manera. —El chico estaba loco.
—Vamos, Scotty—respondió Liam con una sonrisa burlona—. Estábamos destinados. ¿Recuerdas los lobos? Somos prácticamente pareja.
—¿A dónde vas con toda esta mierda?—Le pregunté.
—Oh, estoy llena de ella—dijo con orgullo.
De alguna manera logré pasar toda la noche sin terminar con su nombre tatuado en el culo, pero mis mejillas dolían de tanto sonreír. No sé cómo pasé de querer matar a alguien, a querer golpearlo, y de ahí a querer apoderarme de él y no dejarlo ir.
Antes de irnos, papá prometió tener siempre buena comida para Liam cada vez que lo necesitara. Él tenía el anciano envuelto alrededor de su maldito dedo meñique.
Cuando llegamos a la escuela, Liam se bajó de la moto, y me dio de vuelta el casco. A pesar de que ninguno de los dos lo dijo, los dos sabíamos que volvería. Antes de que pudiera decirle adiós, Liam suavemente rozó sus labios contra los míos. En cualquier otro momento, habríamos ido a encontrar un rincón oscuro, pero había algo en este beso que me mandó al infierno.
—¿Qué fue eso?—Le pregunté en voz baja.
Él se encogió de hombros—. Lo sentí.
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Hola :)
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