Capítulo 6
Liam
—Dulce Jesús —gemí cuando finalmente me salí de la cama. El Oficial Buenote era una bestia. Tan pronto como se fuera el ardor, iría de regreso a su casa y patearlo por hacerme esto. Y si esto terminaba en un tercer encuentro, que así sea, aunque termine con el culo dolorido.
Necesitaba algo de café, pero, escuché a Stiles y a los niños soltando risitas en la cocina. Con suerte, ellos no se darían cuenta de mi condición.
—¿Tío Liam, por qué estás caminando chistoso?—Preguntó Leo.
Mi condenado sobrino era demasiado observador—. Monté un caballo —contesté.
—Debió haber sido un gran caballo —murmuró Stiles.
Mis ojos se trabaron en él—. ¿Qué dijiste? —Era imposible que supiera de Scotty. Nadie estaba en casa ayer, ¿cierto?
—Nada —sonrió antes de enfocarse en los enanos—. Vamos, chicos. Tenemos que ir a comprar algunos útiles escolares. —Por supuesto, los chicos gimieron. No podía culparlos.
Estaba sirviéndome una taza de café cuando Ethan vino al fregadero para poner su plato—. Vas a estar en la clase de Leo —dije—. Ustedes dos van a meterse en muchísimos problemas.
Me sonrió—. Nunca he estado en un problema en la escuela antes.
—Oh, tengo tanto que enseñarte —contesté. Tendría que enseñarle todo lo inocente, por supuesto. No había manera de que quisiera que terminara como yo.
—Papá dijo que no hiciera nada que tu dijeras —dijo Leo, danzando hasta llegar hasta donde estábamos.
—¿Por qué diría tal cosa? — pregunté inocentemente. Los dos se encogieron de hombros. Suspirando, los abracé y envié a los pequeños rompecorazones a seguir su camino. Miré hacia mi traicionero hermano y vi que él y Sophie estaban frotando sus narices. Eran tan malditamente adorables. Se estaban yendo cuando recordé algo—. ¡Hey! ¿Consigue algunas trampas para ratones, quieres? —Odio a los ratones.
Mi día estuvo bastante normal. Hice todo ese rollo del secretario, leí porno con Jordán, lancé unos martillos con Isaac, y fui perseguido por Derek. Traté de decirle que el martillo había volado a su oficina por culpa de Isaac, pero, por alguna razón, no me creyó.
Eventualmente, los jefes se fueron a preparar su viaje de acampada con los chicos por el cumpleaños de Ethan. Le había comprado un regalo genial. Era una pistola de juguete que disparaba mini malvaviscos. Las municiones que te puedes comer son una genial idea.
Además me ofrecí a prepararle un pastel. Bueno, técnicamente, me ofrecí a llevar su pastel, pero Stiles no era el único que tenía habilidades en la cocina. No habíamos sacado ese talento particular de nuestra madre, después de todo. Claudia más cocina era igual a una mierda de platillo. No iba a decirle a nadie que yo había horneado la obra maestra. No quería que nadie esperara que lo hiciera muy seguido. Mi trasero era demasiado flojo como para esclavizarme en un horno caliente todo el día, a menos que fuera por una buena causa.
Fui al supermercado a comprar lo esencial. No iba ni a la mitad de lo que había en la lista cuando algún cabrón me interceptó.
—¿Qué diablos estás haciendo en una tienda de víveres? Los hombres solteros no cocinan. —Estaba estereotipando. Demándame.
Scott resopló—. ¿Quién te dijo esa mierda?
—¿Me estás acosando, verdad? —pregunté—. Lo juro, dejas a un tipo meterse en tus pantalones una vez y...
—Dos veces —me corrigió arrogantemente.
Estaba a punto de darle una respuesta rápida cuando mi maldito teléfono sonó. Era Stiles—. Liam no puede contestar el teléfono justo ahora. Deje un mensaje después del tono. Beep.
—Trae tu trasero para acá. Tenemos un campamento que arruinar.
—Maldición —susurré. No había terminado de comprar, pero no iba a dejar pasar algo como esto, tampoco—. Estaré ahí. —Colgué y le arrojé la lista a Scotty—. Tengo que ir a ayudar a Stiles. ¿Podrías conseguir el resto de las cosas por mí? Te pagaré cuando llegue a casa.
Abrió la boca para discutir, pero en lugar de eso eventualmente dejó salir un fuerte gruñido.
—Gracias, Scotty —sonreí antes de salir corriendo de la tienda. Me apresuré a llegar a casa y tomé algunas cosas esenciales, incluyendo un extintor. Si íbamos a causar problemas, alguien necesitaba apagar la maldita fogata.
Cuando llegué al lugar, las mujeres Hale y mi hermano estaban listos para la acción. Terminé en el asiento trasero del Jeep de Stiles, entre Allison y Lydia—. ¿Le importaría a alguna de ustedes decirme por qué estamos haciendo esto? —Me gustaba tener una motivación de vez en cuando.
—Les daremos a los hombres una cucharada de su propia medicina —explicó Allison—. Van a tratar de asustar a los chicos, pero vamos a devolvérsela nosotras y ustedes.
—Necesitamos asegurarnos de que Leo e Ethan sepan que somos nosotros. No queremos asustarlos —dijo Talia.
Stiles estacionó el Jeep. No tenía idea de dónde estábamos, así que sólo les seguí la corriente. No iba a ser capaz de perderme, ya que Lydia estaba agarrándome del brazo—. ¿No te da miedo la oscuridad, verdad? —bromeé con ella.
—Diablos, no —susurró—. Estoy usando tacones, y este suelo es demasiado suave. No quiero arriesgarme a romperme el cuello.
—¿Por qué estás usando tacones, mujer? —me reí.
—Iban con el atuendo —contestó.
Talia nos mandó callar mientras nos acercábamos al campamento. Nos escondimos en los arbustos, escuchando a Jordán contar alguna maldita loca historia sobre un monstruo del lago. Eso sacó al artista en mí—. ¿Señoras, cuánto se oponen a mojarse? —susurré. Él quería un monstruo del lago, le daría un monstruo del lago.
Las mujeres Hale se acomodaron alrededor para meterse al agua, dejándonos a Stiles y a mí disfrutar el tiempo de historias—. No se preocupen —les dijo Derek a los nerviosos niños—. El monstruo se asusta con el fuego. Mientras la fogata esté encendida, se mantendrá lejos. —Miré hacia el extintor en mis manos y sonreí.
Se escucharon unos ruidosos chillidos que incluso me hicieron estremecer a mí. No sabía cómo Allison había hecho un sonido tan inhumano. Hizo un jodido buen trabajo asustando a su marido, después de todo—. ¿Qué fue eso? —preguntó Isaac, poniéndose de pie.
Después de un fuerte chapoteo, el otro hombre se puso de pie junto a él—. Estoy seguro de que no es nada —dijo Jordán, sonando un poco inquieto. Las mujeres siguieron con los chapoteos.
—Chicos, quédense aquí. Iremos a revisar —dijo Derek. Se dirigieron camino abajo hacia el lago, unos viéndose más valientes que otros.
—Vamos —susurró Stiles, corriendo hacia los chicos. Él les informó a Ethan y a Leo toda la situación mientras yo apagaba el fuego. Me estaba sintiendo como la versión joven de James Bond en ese momento.
Leo e Ethan gritaron como campeones mientras corríamos fuera del campo de visión—. ¡Mierda! ¿Qué diablos está pasando? —gritó Jordán.
—¡El fuego se apagó! ¡El monstruo del lago ya viene! —gritó Leo convincentemente. Ese niño debería ser actor.
—Yo inventé eso —discutió Jordán.
Más chillidos y chapoteos hicieron que todos se acobardaran. Me estaba tomando todo lo que tenía para no partirme de risa—. ¿Entonces, qué es eso? —preguntó Ethan.
—Esos chicos son buenos —le dije a Stiles.
—Voy a averiguar qué está pasando —dijo Max. Deja que el Abuelo sea el héroe. Ahora que lo pienso, él era bastante atractivo para ser el abuelo de alguien—. Derek, tal vez deberías quedarte con los chicos.
—Tal vez deberíamos irnos —dijo Jordán. Parece que a alguien ya no le gusta tanto el monstruo del lago.
Isaac sacudió la cabeza y rodó los ojos—. Te puedes quedar con los chicos también.
—Iré a ayudarle a las damas. —Me imaginé que podían necesitar de mi asistencia. Esto podría haberse evitado si se hubieran casado con hombres debiluchos.
Max e Isaac ya se habían largado al lago. Era hilarante verlo porque seguían sin darse cuenta que eran sus esposas las que los estaban jalando hacia abajo. Lydia me vio—. ¡Ya viene Jordán! Tú tira de un lado. Yo tiraré del otro.
Apenas entre Lydia y yo pudimos tirar a esa bestia al agua. Gritó como una mujer. Estaba a punto de tirarnos cuando Lydia empezó a reírse—. ¡Jordán, espera! ¡Somos nosotras y Liam!
—¡Las mataré y también a ti Liam! —Tomó a Lydia y a mí debajo de cada brazo y nos empujó dentro del agua.
—¡Hale! Será mejor que me bajes —gritó Stiles. Estaba a punto de unírsenos en el lago, quisiera o no.
Los tipos locos ya no estaban gritando. Estaban luchando y riéndose como maniáticos, así que me salí de ahí.
—¿Quieres un s'more? —preguntó Leo cuando volví a las tiendas de campaña. Nosotros tres volvimos a encender la fogata. Se sintió bien. El agua estaba helada.
—Este ha sido un buen viaje de campamento —dijo Ethan, y Leo asintió felizmente con la cabeza.
—Ustedes, chicos, están locos —contesté.
Eventualmente, los locos adultos volvieron del agua, y nos fuimos por caminos separados. Estaba a punto de tomar mi motocicleta e ir a casa cuando Stiles me detuvo—. Trata de mantenerte apartado de los problemas, ¿de acuerdo?
—¿Dónde queda lo divertido en eso? —sonreí. Lo besé en la mejilla y me fui.
Después de aparcar la moto, no había estado dentro ni dos minutos cuando el timbre sonó. Abrí la puerta y me encontré con Scotty—. Aquí está tu maldita despensa. —Me pasó de largo, cargando las bolsas hasta la cocina. Empezó a poner los congelados en la nevera, así que fui por el resto de las bolsas.
Saqué un empaque de poptarts—. Estas no estaban en la lista. —Todavía tenía bastantes en mi escondite.
—Lo sé —siseó—. ¿Cómo es posible que no tengas poptarts en una lista de mandado? —preguntó incrédulamente.
Maldición. Tercer asalto.
Scott (al día siguiente)
Satán era algo guapo cuando estaba dormido. Su cabello era un salvaje desastre, pero era bueno porque yo era la razón por la cual estaba así. Gimió y giró, dejando caer su brazo sobre mi pecho. Maldición. Eso hizo que se despertara.
—¿Sabías que roncas? —preguntó de manera adormilada.
—¿Sabías que acaparas las sábanas? —contesté. Era algo bueno que fuera un tipo con calor natural, o habría muerto de frío.
—La próxima vez, trae tus malditas sábanas propias —murmuró. Se levantó, usando mi pecho para impulsarse—. Tengo que hornear un pastel.
Me senté—. Seguramente querrás ponerte algo de ropa, genio. Cocinar desnudo es peligroso.
—De todas maneras, dejé la ropa en la cocina —contestó como si hubiera sido mi culpa. Había sido Liam el que había brincado hacia mí en ese momento, y sobre las malditas poptarts, para colmo. Al menos yo había sido lo suficientemente sensato como para traerlo hasta la habitación. No creo que Stiles hubiera apreciado que estuviéramos así en su cocina.
Salí de la cama y arrebaté mis calzoncillos de su pared. Supongo que no bromeaba al respecto, después de todo. Una vez que estuve parcialmente vestido, fui a la cocina en búsqueda de mi playera. La encontré. Solo que alguien más la estaba usando—. ¿Por qué estás usando mi ropa?
Liam estaba mezclando la masa para pastel en un recipiente grande—. Rasgaste la mía.
Tome un paquete de poptarts de la caja y lo abrí—. Gracias por el desayuno. —Le di un mordisco y me dirigí a mi casa para bañarme y vestirme para ese día.
Tuve una mañana bastante tranquila. Tomé una ducha, leí el periódico, y miré un poco de televisión. Ignoré las llamadas de Papá, Rebeca y Rachel, sabiendo que sólo estaban llamando para hablar sobre el dolor en el culo que vivía al lado.
—¡Scotty! —gritó Liam desde afuera. Gemí y fui a ver qué diablos quería—. ¿Podrías llevar esto a la fiesta de Ethan, por favor? —Puso la caja del pastel sobre el capó de la patrulla—. Gracias. —sonrió, montándose en su moto, y se fue.
—Hijo de... —Cepillé mi cabello con las manos antes de tomar mis llaves y el regalo del pequeño Ethan. Puse el pastel en el auto y fui tras el delincuente, pasando la camioneta de Stiles durante el trayecto.
Cuando aparqué en la casa de los Hale, vi que Liam ya hablaba con él. Salí del auto y azoté la puerta. Me sonrió—. Si pones eso en la cocina sería grandioso! —Entrecerré los ojos y saqué el pastel del auto. Estaba dirigiéndome hacia adentro cuando corrió detrás de mí—. ¡Deja de ser un cabrón!
Talia fue lo suficientemente amable como para tomar el pastel de mis manos. Me giré para encarar al diablo—. ¿Hay algo más que pueda hacer por ti? —pregunté de manera tensa.
—Podrías traerme algo de ponche —contestó en broma.
—No me hagas arrojarte a la piscina —gruñí.
—Apuesto a que te gustaría —contestó suavemente, dando un paso hacia mí— verme todo mojado.
Sentí que mi polla se retorcía. Traidor—. Solo si me hundo contigo —contesté, pero Liam sólo se rió.
—¡Sorpresa! —Todos gritaron cuando Ethan entró.
—Dunbar, te toca el trabajo de pinta-caritas —dijo Lydia, tendiéndole una paleta de pintura.
—Genial —dijo Liam—. ¿Quieres ser la primera?
—Y un cuerno —contestó Lydia.
—¿Qué hay de ti, Oficial Buenote? —preguntó.
Sacudí la cabeza—. De ninguna manera. Ve a buscar a tu hermano. Estoy seguro de que te dejará hacerlo.
Para mi sorpresa, Liam realmente hizo lo que le sugerí—. ¡Stiles! —gritó sobre la multitud mientras se dirigía hacia él.
—Espero que no le pinte nada obsceno —dijo Lydia. Debía conocerlo mejor como para dejar a ese niño pintar algo.
Me moví un poco hacia un lado, para que así pudiera ver a dónde iba. Estaba sonriendo y riéndose con Stiles. Los dos debieron haber tenido un interesante crecimiento antes de convertirse en esos guapos, pero locos, chicos—. ¿Ves algo que te guste? —alguien preguntó, tomándome con la guardia baja.
Mierda. Era Derek. No quería que se hiciera de una idea equivocada—. Prometo que no estaba revisando a tu chico.
—Lo sé —sonrió—. Estabas revisando a su hermano. —¡Mierda!
No había pensado en que alguien pudiera darse cuenta de eso. De todas formas, necesitaba hablar con alguien sobre ello. ¿Quién mejor que Derek? Estaba seguro de que Stiles era un dolor en el culo a veces, también—. Me está volviendo loco. Un minuto quiero estrangularlo, y al siguiente... bueno... —Era la fiesta del cumpleaños de un niño. Algunas cosas no debían ser explícitas.
—Eso he escuchado —contestó. ¿Qué dijo? Lo miré. ¿Qué diablos había escuchado?— Bueno, ustedes dos no son precisamente tranquilos.
Mi boca contestó sin pasar por mi cerebro primero—. ¿Cuándo no?
Sonrió—. No sabía que hubo más de una ocasión. —No pude evitar gemir. Yo y mi gran boca—. Ustedes de verdad se toman en serio eso de las búsquedas corporales, ¿verdad?.
—Voy por un trago —contesté. No podía creer que nos había escuchado. Eso probablemente significaba que Stiles lo había hecho también.
Todos nos reunimos alrededor para ver al cumpleañero soplar las velas. Serví un par de tazas de ponche y fui a pararme junto al diablo. Le tendí una—. ¿Qué le echaste? —preguntó sospechosamente.
Rodeé los ojos—. Sólo tómate el maldito ponche.
Nos las arreglamos para no pelear mientras veíamos a Ethan abrir sus regalos. Liam desapareció entre la multitud para conseguir algo de pastel. Volvió con un trozo enorme y dos tenedores—. Fue lo mejor que pude conseguir sin que me mordieran. A esas personas de verdad les gusta el pastel.
Así que, compartimos. Era un buen pastel, del que te hace tararear de gusto—. Éste. —dudé, inseguro de si quería hacerle un cumplido o no— es un jodido buen pastel.
—Gracias —sonrió—. Sin embargo, no le digas a nadie que lo hice. La ignorancia es felicidad. —dijo, tomando otro bocado.
—Derek y Stiles nos escucharon —confesé, causando que se atragantara. Le palmeé la espalda—. Simplemente pensé que te gustaría saberlo.
—¿No creen que nos gustemos, verdad? —preguntó Liam. Parecía que eso le preocupaba más que supieran que habíamos tenido sexo.
Sacudí la cabeza—. ¿Quién diablos creería eso?
~~~~~~~~~~~~~~~~~
¡Hola! :)
¿Qué les pareció el capítulo? UuU
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro