Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

Liam

Las cosas estaban calmadas en la oficina, así que tenía tiempo para pensar en la noche pasada. Le había dicho al jefe que Stiles estaba en una cita, cuando realmente sólo estaba poniéndose al día con un viejo amigo. ¿Cómo se suponía que tenía que saber que se volvería loco y lo secuestraría? Esperaba que algo así pasara, pero no tenía que ser culpado por eso. Además, le estaba haciendo un favor. Stiles no necesitaba salir con personas horribles como Theo, quien le ponía a su hermano nombres como El monstruo con problemas de ira. Imbécil.

Echarme a Danny Magellani era innecesario. El hombre seguía manoseándome. Por supuesto que eran caricias inocentes; no era lo suficientemente pervertido para violarme en frente de su hija y los tres enanos, pero aún así era espeluznante como el infierno. Cada vez que se reía y tocaba mi brazo, me encogía, imaginando las horribles cosas que él y su esposo querían hacerme.

Scott no había sido ninguna ayuda, el pendejo. Estoy seguro de que le había dejado una perfectamente buena polla parada, y él me agradece dejándome desprotegido frente a Magellani. Mi virtud estaba en peligro. Okay, no era exactamente inocente, y técnicamente no era virgen, pero realmente no creo que cuente si no recuerdas la mayoría de eso. Brett fue el primero y el último que consumió drogas conmigo. Aunque todo se había solucionado de la mejor manera. Él me presentó a Melissa, y ella me dio la patada en el trasero que necesitaba para salir de todo eso.

Mi estómago gruñó, sacándome de mis pensamientos.

—¡Wow! —dijo Isaac mientras caminaba por el pasillo—. Deberías alimentar a esa cosa —sonrió—. ¿Por qué no te tomas el resto del día libre? Has estado haciendo un trabajo genial. Lo mereces.

—Oficialmente eres mi jefe favorito—contesté.

—¡Hey!—gritó Jordán indignadamente desde su oficina.

—Sólo tráele mañana una barra de chocolate, y olvidará que dijiste eso—dijo Isaac.

—¡Mejor que sea una jodida barra de chocolate gigante!—gritó.

Reí—. Los veo después.

En mi camino a casa, conseguí una hamburguesa. De ninguna manera iba a cocinar. Prácticamente la engullí completa. Quizás estaba más hambriento de lo que creía. Tendría que ir a correr o algo más tarde, hace una semana que no hacía algo de ejercicio.

No vi el Jeep de Stiles estacionado en la parte de enfrente, así que asumí que no había nadie en casa. No era fan del silencio, así que puse a sonar mi iPod. Tenía de casi todos los géneros de música en la maldita cosa. La variedad era el condimento de la vida o algo así.

Fue pura coincidencia que Bowling for Soup's en la versión de "Li'l Red Riding Hood" empezara a sonar. Me paseé por la casa, sonriendo levemente cada que aullaban como lobos.

Cuando llegué a mi recámara, por hábito, tomé mis binoculares. Mi ventana tenía una buena vista a ciertas casas.

—Hola, Oficial Buenote. —Él estaba afuera, preparándose para cortar su pasto. Aparentemente, era una tarea que hacía sin camisa. Imaginé que si él se pasaba tanto tiempo en el gimnasio, lo menos que podía hacer era ser lo suficientemente educado para detenerme y apreciar la buena vista. Note que tenía un tatuaje en su espalda, pero se volteó antes de que pudiera distinguir de qué era.

Mi día no iba a estar completo si no lo fastidiaba un poco, así que me dirigí al espejo para asegurarme de que no lucía como mierda. Ahí fue cuando me di cuenta. La puerta de mi armario estaba cerrada. Esa mierda no era buena. Yo nunca la cerraba, y Stiles lo sabía bien.

Mi corazón estaba en mi garganta mientras caminaba lentamente hacia la puerta. No le tenía miedo a los closets; tenía miedo de lo que se escondía en ellos. Era una mierda infantil, pero he tenido más de lo justo de gente asustándome a morir. Algunas cosas son más terroríficas cuando estás intoxicado, y había salido con algunos verdaderos idiotas en el pasado.

Titubeantemente me estiré para alcanzar la perilla. Mis dedos estaban a punto de tocarla cuando un ratón del demonio salió de debajo de la puerta. Eso fue demasiado. Tenía que salir de ahí.

—¡Liam!—Scott me detuvo cuando corría fuera de la casa—. ¿Por qué estabas gritando? ¿Qué demonios está mal contigo? —preguntó frenéticamente, sosteniéndome por los brazos, a pesar de que tenía su pistola en su mano.

Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba gritando—. ¡Scott!—estaba tan aliviado de verlo. —¡Hay alguien en la casa! ¡Están en mi armario! Estaba a punto de asomarme y ver quién era, pero entonces un ratón salió y...

—Espera —me detuvo, pareciendo furioso—. ¿Hay alguien en la casa? ¿Cómo lo sabes?

—¡La puerta de mi armario estaba cerrada!—¿Tan siquiera estaba escuchando?

El enojo desapareció, fue sustituido por la incredulidad—. ¿Estás bromeando? ¿Me espantaste de esa manera porque hay un monstruo en tu armario? —resopló y se dirigió a la casa, poniendo su pistola en la parte trasera de sus pantalones.

—¡Maldición, Scott! Deja de comportarte como un imbécil. Te estoy diciendo que hay algo en mi ropero. —Lo seguí por el pasillo. No estaba loco. Lo sentía en mis entrañas.

—¿No estás un poco viejo para estar asustado del coco? —preguntó.

Quería golpearlo—. No es el coco —gruñí—. ¡Saca tu pistola! ¿Qué clase de policía eres?

—Créeme —contestó—. Es mucho más seguro para ti si no saco mi pistola.

—¿Estás amenazándome?—tenía una navaja debajo de mi colchón. Mejor que se cuidara.

—Prepárate, Liam. Estoy a puno de mirar dentro del ropero. —Bruto sarcástico. Como que me escondí detrás de él cuando abrió la puerta.

Estaba vacío—. Es imposible. Sé que había algo ahí dentro.

—Sí, un jodido ratón — replicó.

—¡Un jodido ratón no puede cerrar la puerta de mi armario! —grité en respuesta.

—¿Deseas que revise debajo de tu cama mientras estoy aquí, o puedo irme ahora? —preguntó Scott, burlándose de mí.

—Vete al infierno —contesté.

Se rió—. ¡Ya estoy ahí!

Eso era todo. Me lance contra él. Tenía toda la intención de partirle la madre. No se me ocurrió que él era dos veces mi tamaño. Me las arreglé para hacerle perder el equilibrio, pero sus brazos se enroscaron alrededor de mi cintura mientras tropezaba hacia atrás, chocando contra la pared y golpeando una lámpara en el proceso.

Su pecho estaba justo en mi cara. De alguna manera me las arreglé para alejar mis ojos de él, así que pude concentrar mi mirada en su cara—. Idiota —gruño.

—Bastardo —susurré con enojo.

—Mierda. —Estrelló sus labios contra los míos.

Sin pensarlo dos veces, metí mis dedos entre sus cabellos, agarrándolos en mis puños. Se separó de mí, dejándome caer en mis pies y quitándome la camisa. Después saco su pistola y la puso en el tocador antes de jalarme hacia él. Nuestras manos estaban por todos lados, deshaciéndonos de la ropa que se nos atravesaba en el camino. Tan pronto como mis pantalones golpearon el piso, brinqué encima de él, envolviendo mis piernas alrededor de su cintura, frotando mi polla contra su pecho en el proceso, mientras él me tomaba por el trasero.

—Se supone que me odias —le recordé, durante uno de los pocos momentos en que mi boca no estaba ocupada.

—Cállate —replicó, cayendo sobre la cama, pero manteniendo la mayor parte de su peso lejos de mí.

—Fóllame. —Solté un gruñido cuando metió un dedo dentro de mí. Esto era tan no-Liam, así que me frustré un poco—. Hijo de puta. —Lo sentí sonreír contra mi cuello. Dos podían jugar este juego. Metí mi mano entre nosotros, buscando por una pequeña cosa para agarrar y frotar... solo que no era tan pequeña.

Scott

—Olvídate de la maldita macana —gimió Liam.

Casi no lo escuché por encima de mi propio gemido—. ¿Qué diablos tienes con las macanas?

—Pregúntale a Stiles —contestó, jadeando.

—Estoy un poco ocupado en este momento —gruñí.

Demasiado para evitarlo. Antes, cuando lo escuché gritar, me espantó hasta la mierda. Estaba dispuesto a matar a alguien por mi dolor en el culo. Después estuvimos peleando, no podía soportarlo más. Ahora lo tenía justo donde no debería querer tenerlo. Tendría que lamentarlo después, porque estaba bastante seguro de que no me detendría en este momento.

Mi boca se abría paso por su cuerpo cuando vi la marca cerca de su cadera. Me hice un poco hacia atrás para verla mejor—. ¿Qué diablos es esto?

—Es un tatuaje, sabelotodo —dijo Liam, sentándose un poco para ver lo que me había distraído.

Sabía que era un jodido tatuaje. Era una versión más pequeña de la que yo tenía cerca de mi cuello. No sé por qué, pero eso me volvió loco. Lo inmovilicé en la cama y me metí de golpe dentro de él—. ¡Mierda!—no estaba seguro de si lo había dicho él o yo.

Mientras más fuerte embestía, más fuerte gritaba Liam—. ¿Quieres que los vecinos te escuchen? —gruñí entre embestidas.

—Ellos...—jadeó—. ¡Mierda! —me gustaba poder conseguir ese tipo de reacción en él—. Ellos probablemente... lo disfrutarían.—La parte espeluznante era que probablemente estaba en lo cierto.

Liam podía tener tantos orgasmos como quisiera y manchar nuestros pechos con su semen. Yo no me iba a correr hasta que estuviera contento y listo. Me había estado volviendo loco por días, así que yo iba a conseguir mi satisfacción.

—Scott—gimió.

Maldición.

Di unos cuantos desesperados empujones más antes de terminar y relajarme dentro de él. Cargué la mayor parte de mi peso con mis brazos para no aplastarlo—. No había terminado.

—Para mí parecía que sí—contestó burlonamente, aún jadeando. Era una suerte para Liam que necesitara un descanso, si no lo embestiría de nuevo. En vez de eso, gemí y rodé fuera de él, recostándome en mi espalda a su lado. —¿Qué diablos acaba de pasar?—preguntó.

—Perdimos nuestras jodidas mentes—contesté.

Estuvimos recostados en silencio por unos minutos hasta que Liam se levantó—. Voy a tomar una ducha. Te veo en el carro en media hora.

Me senté—. ¿De qué mierda estás hablando?

Liam ya estaba sacando algunas prendas de ropa—. Te di sexo. Al menos me vas a comprar un helado.

—Tonto loco—refunfuñé, bajándome de la cama para agarrar mis pantalones.

—¡Wow!—sentí a su pequeña mano tocar mi espalda—. ¡Tenemos el mismo tatuaje!

—Joder, no—contesté.

El loco chico comenzó a reír—. Sabes lo que significa, ¿no?—me volteé para verlo, y su cara se volvió sarcásticamente seria—. Estábamos destinados—suspiró, fingiendo adoración.

No pude evitar reírme entre dientes. Liam aún era un dolor en el culo, pero al menos era divertido—. Esperemos que no.

—No olvide su pistola, Oficial —sonrió antes de meterse al cuarto de baño.

Mientras salía de la casa, Kate agitó su brazo desde el otro lado de la calle—. Dios, McCall, ¿Él sigue vivo?

La ignoré y fui a tomar una ducha rápida. Aparentemente, iba a salir.

Cerca de treinta y cinco minutos después, Liam salió—. Vamos a tener que ir en la patrulla. No me montaré en la motocicleta.

—No voy a manejar la patrulla. Es mi día libre —argumenté. No quería pensar en el trabajo—. Simplemente tomaremos mi carro —agregué.

—¿Qué carro?—preguntó, siguiéndome a mi cochera.

Quité la cubierta de mi Ford Mustang 1969, Boss 429 y abrí la puerta de pasajeros sin pensar. Liam estaba demasiado ocupado comiéndose con los ojos a mi coche como para notarlo—. ¿Vienes o no?—pregunté.

Rodó sus ojos ante mi impaciencia y se subió al carro—. Por cierto, dejaste tus bóxers en mi recámara. Los colgué en la pared como parte de la decoración. Espero que no te importe—mencionó mientras salía de la cochera.

Estaba bastante seguro de que estaba bromeando.

Discutimos durante todo el camino hacia la heladería. No conseguí que se callara hasta que tuvo un cono de helado en su mano. Cuando llegué a la pequeña mesa que estaba en el exterior, Liam estaba hablando por teléfono—. No, no estamos saliendo. De hecho, es una especie de imbécil. Ya me ha arrestado tres veces.—No estaba molesto. ¿Por qué me importaría lo que le dijera a sus amigos delincuentes?—Ok, espera—se rió y me extendió el teléfono—. Tu hermana quiere hablar contigo.

—¿Qué...?—tanteé mi bolsillo, y obviamente, mi jodido teléfono no estaba ahí—. ¿También robas bolsillos?—le arranqué el teléfono—. ¿Hola?

—Scotty, ¿Por qué ahora arrestas a tus citas?

Suspiré—. Hey, Rachel.—Miré a Liam, quien sonrió.

No respondiste la pregunta. Suena como todo un encanto. ¿Por qué le pondrías las esposas? ¡Espera! No importa, no quiero saber.

—Robó mi carro, cometió perjurio, y atacó a un oficial. Está bastante lejos de ser un encanto. El chico es Satanás—le informé.

Liam se levantó—. Voy a conseguir un poco de chispas. ¿Quieres algo, Scotty?—se aseguró de decirlo lo bastante fuerte como para que mi hermana la escuchara.

Voy a colgar. Tengo que llamar a Rebecca. Necesita saber sobre esto.

Rachel, no te atrevas—le advertí.

Te amo, hermanito. ¡Bye!

Gruñí y aparté mi teléfono—. Tenías que llamar a mi hermana.

—De hecho, iba a llamar a tu padre, pero Rachel llamó antes de que tuviera oportunidad—explicó Liam.

—Debería arrestarte por el robo —le dije. Robó mi teléfono. ¿A quién le importa si lo regresó?

—Sólo cómete tu helado. No estás en servicio—dijo.

Apreté mis puños por la frustración, viéndolo lamer el maldito helado—. Apúrate. Estoy listo para llevar tu trasero de regreso a casa. Me está doliendo la cabeza.—Y me estoy poniendo duro. Si no me alejaba de Liam pronto, ambos íbamos a ser arrestados por exhibición indecente—. Vamos. Puedes comerlo en el carro.—Nunca dejaba que nadie comiera en mi carro, pero esto era una emergencia.

Tenerlo en el carro fue un gran error. No solo siguió lamiendo, sino que también estaba gimiendo alegremente después de cada probada. Estaba aferrándome con fuerza al volante, tratando de controlarme. No tendría sexo dentro de mi carro.

—¿A dónde vamos?—preguntó Liam.

Había cambiado rápidamente de camino, llevándonos por carreteras entre los bosques, de las que la gente ni siquiera sabía. Me estacioné en un lugar apartado y me desabroché el cinturón—. Sal del jodido auto—gruñí.

Dije que no tendría sexo dentro del auto. Sobre él, era otra cosa.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Publiqué este capítulo sólo porque me causo risa al adaptarlo UuU
¿Qué les pareció? :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro