Capítulo 2
Liam
Ugh. Yo no había estado ni un día en casa de Stiles, y ya había sido arrestado y había salido con una chica. Kate podía decir lo que quisiera, pero a esa perra le gustaba. ¿Por qué no iba a hacerlo? Era un besador malditamente bueno. Ella no era tan mala, estoy seguro de que ha tenido mucha experiencia. Verla gritar y quemar su ropa había sido una forma maravillosa de empezar el día. El polvo pica pica fue algo tan perverso y maravilloso.
—¡Mariquita!—Grité mientras buscaba entre sus gabinetes. —No tienen ninguna Poptarts! ¿Qué clase de hogar estás formando aquí?
—¿Qué es un Poptart?—Ethan preguntó, apareciendo a mi lado.
—¿Qué es un...—Yo estaba en shock.—¡Tú, pobre niño!—Le tomé en un abrazo. —¿En qué clase de mundo estamos viviendo, cuando los padres no alimentan a sus niños con Poptarts?
—Uno donde de hecho, los padres cocinan—dijo Stiles. Por extraño que pareciera, mi querido hermano con ese delantal rosa y el cabello alborotado me recordaba a Betty Crocker...tenía ideas locas, cuando puso una bandeja de panqueques en la mesa para los niños. Mérito adicional.
Solté a Ethan y caminé con él a la mesa. —Te traeré una caja después. Las vas a amar
Pasar la mañana con mi hermano y tres niños no era tan malo. Traté de enseñarles acerca de los dibujos animados, pero eran tan tercos. Los Looney Tunes siempre serían increíbles, sin importar qué nuevas mierdas vieran los niños ahora.
—Me gusta Dora—argumentó Sophie.
—Pero van a terminar aprendiendo algo. ¡Y es verano! Eso va contra las reglas—. Era una locura, pero la pulguita apenas se rió y siguió viendo la mierda de educación. Tuve que salir de allí antes de que empezara a cantar 'Zorro, no te lo lleves' con ella y el enano en la televisión.
Stiles estaba en la cocina con su teléfono en la mano, moviendo la cabeza. —Al parecer, Derek está atrapado en su oficina porque hay un ejército de mujeres en el vestíbulo, solicitando la posición de secretaria. Voy a sacarlo de ahí. ¿Quieres venir?
Pensé en ello. —Claro que sí. Déjame ir a vestirme—. Yo pasé por alto mi maleta y me fui a la habitación de Stiles. Éramos hermanos. Era correcto tomar prestada su ropa sin pedir permiso. Escogí una playera blanca sin mangas y una camisa negra sin abotonar.
Cuando pasé junto a él, ni siquiera lo notó. Stiles empezó a hacerlo divertido. —Esas son unas camisetas geniales—dijo. —¿De dónde las has sacado?
—Tu vestidor—contesté.
—Huh—dijo Stiles. —¿Quién diría que tengo tan buen gusto?—Entonces me golpeó en el brazo. —¡Fuera de mi habitación!.
Los cinco subimos a su amado Jeep y se dirigió al trabajo del papá sexy. Cuando vimos la cantidad de vehículos estacionados en el lote, Stiles comenzó a hacer planes para sacarlo de otra manera. —Ellas seguirán aquí cuando vuelvas—le dije.
—Mier-coles—dijo Stiles, atrapándose a si mismo antes de maldecir delante de los niños. No sé por qué. Nuestros padres lo hacían frente a nosotros, y nosotros crecimos bien... más o menos.
—Dijiste una grosería—oí susurrar a Leo.
Oh. Se me olvidó el pequeño bribón que sigue haciendo dinero con él. —Tráeme unos rollos primavera y un pollo agridulce. Yo me encargo de esto.—Salté de la camioneta antes de que pudiera protestar.
Había una mierda cantidad de sexys secretarias ahí dentro, al menos lo suficiente como para hacer una buena porno. La mayoría de sus trajes de negocios parecían que habían sido encogidos en un horrible accidente de lavandería. Escanee la habitación en busca de mi primera víctima. Mis ojos se detuvieron en una pequeña y hermosa rubia con tetas demasiado grandes para su cuerpo. Apuesto a que ella había hecho un ojo negro con uno o dos de esos chicos malos. Me planché las inexistentes arrugas de la ropa antes de tomar asiento junto a ella. Crucé los brazos sobre el pecho y miró el reloj en la pared.
—¿Por qué diablos están estas mujeres aquí?—Gruñí. —¿Él las contagió de herpes como a mi amiga?
Oí el pequeño grito ahogado junto a mí. —Lo siento. ¿De qué estás hablando?—preguntó ella con dulzura.
—Hale—espeté. No sabía a cuál quería, así que necesitaba dejarlo general. —¿Te enrollaste con él también? Yo sabía que ese bastardo era un jugador. Será mejor que se asegure de que me envíe la manutención de sus hijos, o mi amiga llevará su culo de vuelta a los tribunales.
La expresión de su cara no tenía precio. Ella tomó su caro bolso de diseñador y salió del edificio.
Estaba empezando a dejar bien limpia la habitación cuando una gran mano se posó en mi hombro. Miré hacia arriba para ver a un tipo grande con la diversión brillando en sus ojos. —¿Qué estás haciendo?—me preguntó.
—Yo soy un exterminador —le contesté. —Escuché que había problemas con una plaga—.
—Estás contratado—. ¿Contratado para qué? —Tu escritorio está allá.—Espera. ¿Él quería que yo fuera el nuevo asistente personal/secretario? —Bienvenido a Constructora Hale, joven...
—Dunbar—iba a replicar —Pero yo no era...—Oh, qué demonios. —¿Cuándo empiezo?
Sonrió. —Ahora mismo, si lo deseas.—Me tendió la mano. —Soy Jordan Hale. Mis hermanos y yo somos dueños de este lugar.
—Liam Dunbar —le dije, estrechándole la mano. —Mi hermano secuestra a los niños de tu hermano.
—Mierda, no puede ser—se rió. —¿Eres el hermano de Stiles?—Me sorprendió envolviéndome en un abrazo. —Bienvenido a la familia. Avísame si necesitas algo.
Él se deshizo del resto de las secretarias, y yo me sentí como en casa detrás del escritorio. ¿Quién diría que cuando me desperté esta mañana, conseguirá un trabajo? Sonó el teléfono, así que decidí improvisar. —Constructora Hale, este es Liam. ¿Cómo puedo ayudarle?
—¿Éste es quién?—preguntó la mujer.
Le tomó tres intentos para que ella dijera mi nombre sin reírse. Esa jodida Claudia y sus fantasiosos nombres no maduros de bebé.
La próxima vez intenté hacer algo diferente. —Constructora Hale, está hablando con Kian. ¿En qué puedo ayudarle?
—Hola niño. ¿Puedes poner a tu papi en el teléfono?—el hombre susurró.
¿Soné como un niño? —Mi papá se fue con el secretaria. Es por eso que tengo que contestar los teléfonos. ¿Puedo ayudarle?
Finalmente decidí llamarme Maxwell, haciendo menos el dolor de cabeza de mi nuevo trabajo.
Yo era un secretario muy bueno. Ni siquiera me distraje cuando Stiles volvió y puso la caja de pollo agridulce frente a mí. Olía delicioso. Yo acababa de terminar otra llamada cuando él y los niños salieron caminando por la puerta. El querido Derek tenía los ojos pegados al trasero de mi hermano. —¿Usted está apreciando el culo de mi hermano de nuevo, jefe?—le pregunté con dulzura.
—Es un culo muy bonito—respondió sin pedir disculpas. —Póngase a trabajar, Maxwell—. Bueno, con esa actitud, no me extraña que Stiles lo dejara frecuentarlo tanto. No cualquiera puede manejar nuestra mierda.
Así me pasé el día contestando los teléfonos y programando las citas y esas cosas. Pude conocer al otro Hale, Isaac. Por un momento tuve el pensamiento sobre como debía haber sido cuando los tres vivían en una misma casa. Eso es un espectáculo para el que me compraría los boletos en un latido del corazón. Mamá y papá Hale sabían cómo hacer bebés malditamente bien.
Ya que todos tenían familias a donde llegar, me ofrecí a cerrar. Debo tener una cara honesta, porque Isaac me dio una llave. No fue sino hasta que todos se fueron cuando recordé que no tenía en que volver. Llegué con Stiles, y él iba a ir a una cita con el señor jefe. No podía llamar a un taxi. Eso era aburrido y poco creativo. Cogí la guía telefónica sobre el escritorio para ver a quién me podía encontrar.
Rápidamente agarré el teléfono y marqué el número. —Necesito hablar con el agente McCall, por favor. Es urgente.—Cuando él contestó, no pude evitar sonreír. Él iba a estar tan molesto. —¡Ha habido un robo en la Constructora Hale! ¡La mujer está gritando algo acerca de la manutención de los hijos y el herpes! Por favor date prisa antes de que las lágrimas de la lunática acaben con el edificio.—Colgué, cerré el edificio y salí a esperar a que él llegara.
No pasó mucho tiempo antes de que la patrulla apareciera derrapando dándole la vuelta a la esquina y entrara al aparcadero. El oficial buenote saltó del auto con su arma en la mano. —¡Hola oficial!—Le grité. Su rostro pasó de determinación a confusión y de eso a furia, en cuestión de segundos. —Gracias por venir. Necesitaba un aventón, y Stiles está en una cita—. Él se quejaba y gruñía por algo, pero yo no podía distinguir qué. Salté de mi piel cuando le disparó al suelo un par de veces. —¿Estás bien? Pareces estresado.
Las esposas se encontraban en mis muñecas de nuevo antes de que pudiera parpadear. —Entra en el maldito auto.—Me empujó hacia el asiento trasero.
Estaba luchando para sentarme, cuando arrancó saliendo del estacionamiento, haciéndome caer de nuevo. —Realmente no deberías estar conduciendo tan rápido. Eres un policía. Es un mal ejemplo.
—Si tú supieras lo mucho que me gustaría dispararte justo ahora, mantendrías la maldita boca cerrada—respondió tenso.
—No puedes dispararme, es ilegal—repliqué. El gruñó y sonreí de nuevo. Era divertido hacerlo enojar. Pronto, estábamos afuera de la casa de Stiles. Scott abrió la puerta y tiró de mí fuera del coche. Me puso boca abajo sobre el capó, y me quitó las esposas antes de irse. —¡Gracias por el aventón!—. Me di la vuelta y encontré a mi hermano atrapado debajo de mi jefe. Por lo menos alguien estaba teniendo un poco de acción por aquí. —Vaya... parece que su cita estuvo bastante bien—sonreí y me dirigí al interior. Estar sobrio no era tan malo cuando tenías este tipo de entretenimiento.
Scott
—¿Tú casi le disparas a un chico?
Suspiré. —Papá, él no es un chico. Él es el diablo—Después del episodio psicótico de la noche anterior, decidí llamarle a Rafael para pedir consejo.
—¿Cómo es él?
No estaba siendo de ninguna ayuda. —¿Qué importa eso?—pregunté.
Él rió entre dientes. —Sólo estoy intentando obtener una imagen mental, hijo. Ayúdame
Bufé. Él estaba disfrutando de esto demasiado. —Él es... no sé. Él es más bajo que yo.—Obviamente. —Él tiene esas mechas azules y rojas en su cabello oscuro, pero se ve un poco bien en él. Él es...—Esto era ridículo. —Si él no fuera un dolor en el culo, yo diría que él es guapo, pero eso no cambia el hecho de que él sea un dolor en el culo.
—Un guapo dolor en el culo, creo que él suena perfecto para ti.
—Adiós papá —gruñí, haciendo caso omiso de su risa mientras colgaba el teléfono.
Otro día estaba a punto de terminar. Yo iba a tomar un par de copas con algunos de los chicos de la comisaría, pero cuando me dirigía a mi moto, otra cosa me llamó la atención. Liam estaba caminando por la calle hacia la casa de los Magellani. Ahora, yo había vivido aquí el tiempo suficiente para saber que nadie va a ese lugar a menos que deseen salir violados. Parecía como si alguien estuviera a punto de conseguir la bienvenida al barrio, y yo no podía esperar a ver como sucedía.
Él desapareció en el interior de la casa. Me acerqué a donde estaba estacionada la patrulla y salté a la parte trasera. No sabía cuánto tiempo iba a estar ahí, pero yo no me iba a perder el verlo salir.
Yo no estaba decepcionado. Ni siquiera media hora más tarde, Liam salió corriendo fuera de la casa como si se estuviera incendiando. Cuando llegó lo suficientemente cerca, la mezcla de horror y de ira en su rostro me hizo estallar. Mi risa le molestó aún más. —¿Sabes dónde vive Isaac Hale? Necesito hablar con mi hermano—estaba que hervía.
—¿Por qué?—Me las arreglé para decir. Simplemente era demasiado gracioso.
—El idiota me ha enviado allá para conseguir un paquete. ¡Stiles no me dijo que era el paquete de Ethan!—Él se estremeció. —¿Sabes cómo llegar o no?
Salté del coche. —Te llevaré allí.—Iba a ser una pelea de gatos. ¿Qué hombre se quiere perder eso?
Él me siguió al interior del garaje. —¿Tienes una moto?
Le pasé un casco. —Sí, tengo una moto. Yo mismo la reconstruí. No fue un regalo de mamá y papá.
—Oh, golpéame—respondió él. —Mientras tú probablemente estabas recibiendo abrazos, yo tenía dinero tirado en mi cuenta.—No había pesar en su voz, así que tampoco lo tomó en serio, o le importó demasiado.
Me puse el casco y me senté a horcajadas sobre la motocicleta.—Sube tu culo a esta cosa.
—Tú realmente deberías ser más agradable conmigo—dijo él, subiéndose detrás de mí. —Como tu nuevo vecino, tengo el poder para hacer de tu vida un infierno—. Él se abrazó con fuerza a mi alrededor.
—Claro, claro— le respondí. Liam no me asustaba.
Interrumpir la cena familiar de los Hale fue definitivamente más entretenido que ir a beber con los chicos, especialmente cuando el delincuente derramó la sopa sobre la ocupación secreta de su hermano.
Mirar a un chico sexy taclear a otro, nunca es una mala manera de pasar el tiempo, y ¿quién hubiera imaginado que Stiles escribía literatura erótica para ganarse la vida?
—Él parece adorable—dijo Talia, viendo como Liam se frotaba el hombro adolorido.
—No tienes ni idea—solté un bufido. Talia ligeramente me dio un manotazo en el brazo.
Antes de darme cuenta, Stiles agarró a Leo, salió hacia su Jeep y me dejó con su diabólico hermano, otra vez. Debería dejarlo ir a su casa a pie. Probablemente ni siquiera se daría cuenta si salía, ya que estaba ocupado jugando vencidas con Lydia. Sin embargo, no estaba tan molesto como cuando podía oír su boca sobre el motor, por lo que no me mataría darle un aventón.
Derek volvió con una mirada satisfecha en su rostro. —¿De qué estás tan contento?—Isaac le preguntó.
—Nada, sólo estaba diciéndole adiós a Stiles—respondió él, sonriendo.
—¿Stiles se fue?—Liam frunció el ceño. —¿Qué está pasando con el mundo, cuando abandonas a tu propia hermano solo porque sacó tu ropa sucia?
—Gracias por el pastel. Estuvo delicioso—dije besándole la mejilla a Talia. —¿Listo para irnos, Satanás?—Le pregunté a Liam.
Él puso los ojos en blanco y se volvió a Allison. —Tienes una casa preciosa, así que voy a esperar y lo mataré afuera.
—Aprecio eso. Fue un placer conocerte—Allison sonrió.
—¿Puedo conducir?—Liam preguntó mientras salimos de la casa.
—No—le respondí.
—Vamos—se quejó Liam.
Agarré mi casco. —No me subiría mientras tu conduces la moto.—¿Tenía alguna idea de lo ridículo que me haría parecer?
—Bien—gruñó él. —¿Pero, te mataría tomar algunos riesgos? ¿Además, por qué tienes esta cosa si no vamos a tener diversión con ella?
—No podría matarme, pero puede matarte a ti.—Pensé en eso. —Pensándolo bien...
Liam me golpeó con su casco antes de ponérselo, y subió detrás de mí. —Eres demasiado grande. Mis brazos no se envuelven a tu alrededor como se supone que deben.
—No estoy demasiado grande. Tus brazos son demasiado cortos—argumenté.
—Mis brazos no son...–No oí el resto. Mi fuerte motor apagó su sorprendentemente agradable voz. No era como un chirrido ni nada. Se notaba que no estaba tratando de ser lindo cuando hablaba.
Fui un poco más rápido esta vez, así él no se pondría de idiota conmigo hablándome de tomar riesgos. Tuve que sonreír cuando sentí que apretaba su agarre sobre mí. Tal vez no era tan rudo como él creía.
Cuando me detuve en mi casa, Liam saltó con calma, se quitó el casco, y me miró. —Mis brazos no son cortos.—Liam asintió con la cabeza, satisfecho de sí mismo por conseguir decir eso. Luego se volvió y se dirigió a su casa.
Satanás estaba loco, pero tenía un bonito culo.
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¡Hola! :D
¿Qué les pareció el capítulo? :)
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