Capítulo 11
Scott
Derek movía su pierna de arriba hacia abajo, el hombre estaba terriblemente nervioso, y me estaba poniendo tenso.
– ¿Por qué demonios tengo que venir contigo? ¿no debería estar tu esposo aquí para esto?
– Hemos tenido un combate de boxeo en el Wii. El perdedor tenía que ir por Claudia al aeropuerto. – confesó. Solo estos dos usarían el Wii para sus decisiones maritales.
– Eso no explica por qué estoy aquí.
– Tú la has evitado por mucho tiempo. – dijo Derek. Rodé mis ojos – No es justo.
– Deberías pasar de página. Yo digo que le llamemos a un taxi, que vaya por ella y nos largamos de aquí. – Íbamos demasiado tarde.
Claudia llegó de reclamar su equipaje con sus brazos abiertos. Daniel estaba en medio de un juego o algo así. Bastardo suertudo.
– ¡Derek! – Nos pusimos de pie, y ella rodeó con sus brazos al pobre chico, exprimiendo la vida fuera de él. Entonces volteó a verme. – Me pareces muy familiar. ¿Nos conocemos?
– Fue uno de mis padrinos de boda. – explicó Derek.
– Por supuesto – sonrió. – Eres el único con el que no tuve oportunidad de bailar. ¿A dónde fuiste?
– Probablemente estaba encerrado en un closet con Liam. – dijo Derek. – Voy por sus maletas – sonrió y se alejó rápidamente.
Estaba a punto de patearle el culo, pero el daño ya estaba hecho. Los ojos de Claudia estaban abiertos como platos.
– ¿Eres el oficial buenote?
Iba a matarlos a todos. Liam, Stiles, Derek... a todos ellos.
– La mayoría de la gente me llama Scott. – le contesté cortésmente. Esto fue todo un montaje. Derek solo me trajo para mantener la atención fuera de él. No puedo creer que caí en esta mierda. Claudia trato de hablarle a mis pobres y malditas orejas todo el camino a casa, y él siguió sonriendo para sí mismo, disfrutando de esto demasiado. No hay manera de que él salga de esta.
– Así que ¿Cuánto tiempo llevan juntos tú y Liam? – me preguntó. Y, de hecho, ella espero a que yo respondiera esta vez. Usualmente se había mantenido hablando sola. Desafortunadamente, yo no tenía una buena respuesta para ella.
– Uh, no estoy seguro.
–¿Qué quieres decir? – me preguntó.
– Bueno, supongo que depende de su definición de "juntos" – le expliqué, esperando a que el carro fuera más rápido, y así yo pudiera escapar e ir a casa.
– ¿Cuánto tiempo llevan siendo novios? – preguntó actuando como si fuera información demasiado obvia.
– Oh – le contesté – entonces técnicamente no estamos juntos. ―Derek cubrió su risa con una tos patéticamente falsa.
No vi el gran problema. Liam y yo en realidad nunca definimos nuestra relación. Yo sabía que quería a ese delincuente más que a mi vida, y a pesar de que a él gustaba irritarme hasta sacar el infierno fuera de mí, él me quiere también. Sin embargo, ni una sola vez alguno de los dos presentó al otro como su novio. Me pareció que ser honesto con Claudia era una buena idea.
– ¿Disculpa? – Claudia gruñó – entonces ¿qué? ¿son amigos que cogen? – Derek casi estrella el coche. La mujer lucía indignada. – ¡Como te atreves! Mi hijo puede tener un pasado difícil. Demonios, él puede tener un registro policiaco de una milla de largo, pero él merece algo más que un chico que solo busca pasar un buen rato y un buen pedazo de culo.
– Dulce Jesús. – susurró Derek. A juzgar por lo rojo de su rostro, él iba a reventar si no se reía pronto. Espero que reviente. El bastardo se lo merece.
No pude decir una sola palabra porque Claudia se mantuvo maldiciendo todo el camino a casa. Esto era ridículo. Ella era la última que debía estar predicándome sobre el tipo de persona que merecía su hijo. Con la madre de mierda que ha sido. Pero Liam la seguía queriendo, así que me contuve.
Cuando regresamos a la casa de Derek me subí a mi bicicleta y me fui, sin decir una palabra a nadie. Si no hacía algo acerca de esto, las vacaciones se convertirían en un infierno.
Regresé una hora más tarde con un ramo de flores. No me molesté en llamar a la puerta. Simplemente camine justo donde se encontraba Liam discutiendo con la loca mujer, mientras Stiles se encontraba en la orilla de la barra comiendo helado cuando me vio.
– ¡Scott! – Stiles sonrió cuando me vio allí. – Estábamos hablando de ti. – al igual que su maldito marido, él disfrutaba de todo esto.
Me interpuse entre la mujer y su hijo, poniéndome de rodillas frente a Liam.
– ¿Qué estás haciendo? – me preguntó, mirándome como si estuviera loco. Tenía que hacer esto, o ninguno de los dos iba conseguir estar en paz.
– Liam ¿quisieras ser mi novio? – le ofrecí las flores, sintiéndome como un idiota.
Liam actuaba de la misma forma en la que Derek actuó en el auto. Tenía los labios apretados, y los hombros le estaban empezando a temblar un poco.
– Respóndele al muchacho, hijo. – le regañó Claudia.
Se aclaró la garganta y trató de poner una cara seria. Fracasando rotundamente.– Si, Scott.
Stiles resopló y Claudia suspiro feliz. – Eso está mejor.
Me puse de pie para besarlo, mirándolo fijamente, desafiándolo a reírse. Sonrió y presiono sus labios contra los míos rápidamente antes de rodear mi cuello con sus brazos y susurrar a mi oído.– Lucías como un completo idiota. – susurró. Lo sabía. – Gracias.
– No lo menciones – respondí, rodeando su cintura con mis brazos, apretándolo a mí. – En serio. Nunca. – el rió suavemente sobre mi hombro.
– Ahora – dijo Claudia. Santo Dios, ¿Qué quiere ahora? – Stiles ¿Cuáles eran tus noticias? – ¿Qué diablos? ¿Stiles tenía noticias? Toda esta situación pudo haberse evitado si Stiles hubiera hablado, para empezar. Vaya mejor amigo.
– Oh, nada. – dijo Stiles saltando de la encimera. – Estoy embarazado. – anunció tratando de deslizarse fuera de la habitación sin ser notado. No lo logró, sin embargo. Claudia chilló y fue tras él.
Juzgando por su reacción, Liam aparentemente ya sabía acerca del embarazo.
– Vamos novio – bromeó, tomándome de la mano. – Vamos a consumar esta relación.
Todavía iba a matarlo más tarde.
A medida que nos dirigimos fuera de la casa, pude escuchar a Stiles hablándole a su mamá. – ¡Al menos me casé esta vez!
Liam
–¿De quién fue la idea? – pregunté aplastando a un maldito mosquito fuera de mi rostro.
– Tuya. – Scott me recordó.
Estábamos sentados en un bote de remos en medio del maldito lago. Se estaba haciendo tarde y yo estaba empezando a pensar que nunca lograría pescar a ningún pez. – No creo que la mía funcione – dije, moviendo mi caña de pescar un poco.
– No va a funcionar si la sigues moviendo de esa manera. – dijo Scott.
– Espero que nunca naufraguemos en una isla desierta. Nos moriríamos de hambre. – razoné. Había tratado de pescar una vez junto con Stiles y John antes. No lo logré esa vez, igual que ahora. Tenía la esperanza de que siendo mayor y con más sabiduría podría atrapar un maldito pez. La suerte no está de mi lado.
– Podríamos atrapar algo si dejaras de asustar a los peces con tu maldita voz. No te has callado desde que llegamos aquí. – él dijo.
– Hey, ¿acaso necesito recordarte que yo estaba bien con que solo fuéramos amantes? Tú fuiste el que me pidió ser tu novio, ahora tienes que aguantar esta mierda de las citas.
– Satán, yo podría ahogarte en el lago ahora. – me amenazó.
– Me gustaría ver como lo intentas. – dije bruscamente. Tenía un gancho y sabía cómo usarlo.
– Eso es todo. – gruñó, enrollando su caña de pescar.
Rápidamente hice lo mismo, al tiempo en que él se ponía de pie.– ¡Siéntate, genio! ¿Acaso quieres que nos volquemos? – tomé un remo para poder defenderme.
– Me has estado criticando todo el día – contestó, tomando el otro remo.
Empezamos un combate de remos. El bote se balanceaba; solo sabía que terminaríamos en el agua. – No puedo evitarlo. No deberías ser tan divertido.
De alguna manera, por algún cruel giro del destino, ambos remos terminaron cayendo al agua. Scott trató de alcanzarlos antes de que se fueran muy lejos, pero no lo logró.
– Eso no es bueno ¿o sí? – le pregunte, volviendo a sentarme.
– ¿Tú crees? – dijo sarcástico.
– Piensa positivo, Scott. – le sonreí – ahora, tienes más tiempo de calidad conmigo.
– Debería ahogarme – dijo Scott.
Suspiré y me moví de mi lugar para sentarme entre sus piernas. Él envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y enterró su rostro en mi cuello.
– Me movería sobre ti, pero aquí hay demasiados ganchos como para desnudarnos – le confesé. Sería demasiado embarazosos ir al hospital por clavarme uno de esos. Estoy seguro de que he estado en peores situaciones, pero nunca demasiado sobrio como para recordarlas.
– Loco estúpido. – murmuró.
Sonreí. – ¿Cuánto tiempo crees que pase hasta que Rafael venga a rescatarnos?
– Conociéndolo hasta mañana – dijo Scott. – Tendremos que nadar hasta la orilla.
– Que bueno que traje snacks conmigo. – le dije, buscando en mi mochila. – Y pensar que me molestaste por traerme una mochila a pescar. Tú no sabías que este bebé es un refrigerador en potencia. – regresé a mi lugar en sus piernas. En realidad, son muy cómodas.
Nuestra cita se basó en sentarnos en un bote, comiendo sándwiches mientras hablábamos y nos seducíamos el uno al otro. – Sabes, Theo ha estado viniendo seguido, ahora que vive más cerca. Le gusta contar historias acerca de ti, de cuando solías visitar a Stiles en Beacon Hills.
Theo era como un dolor en el trasero.
– Dile que, si sigue hablando de mí, voy a echarle a Malia encima. Si él piensa que lo que le paso a su gran culo fue duro, espera a que vea lo que ella puede hacerle a la entrepierna de un hombre.
Scott rió y continuó. – Él dijo que Stiles tomó la patrulla de tu padre, y ustedes dos estuvieron por la ciudad intentando arrestar gente.
– Fuimos castigados por eso – recordé – creo que pudimos habernos salido con la nuestra, si Stiles no hubiera detenido al Reverendo por beber ebrio, él no lo encontró tan divertido como nosotros. Él sacó su teléfono para llamar a John, entonces Stiles comenzó a predicar acerca del perdón mientras yo tarareaba cantos evangélicos. Pero él nos dijo que, aunque fuéramos perdonados, de todas formas debíamos pagar por nuestro pecado. – fue jodidamente gracioso, puedo apostar que incluso el Reverendo pensó lo mismo. – Tuvimos que ser voluntarios para trabajar en la iglesia por el resto de la semana.
Se estaba poniendo oscuro, y ninguno de nosotros quería saltar al lago, así que estábamos pasando el tiempo solo en el bote.
Scott cogió una manta que estaba escondida y nos cubrió, en su mayoría a mí, con ella. – Sabes, me gustaría llevarte a una cita normal, pero tengo el presentimiento de que no importa a donde vayamos, vamos a terminar así.
– Me gusta esto – le dije – es interesante, podríamos haber utilizado algunas velas o algo, pero con nuestra suerte, seguro terminábamos por quemar el bote. – Cosas más extrañas han pasado.
– Estoy sorprendido de que no nos hayamos caído ya. – tendemos a ser unos alborotadores a veces.
Dejé mi cabeza descansar en su pecho, mirando hacia el cielo. – Me gusta estar aquí. Puedes ver las estrellas. – Esto no se podía ver desde el campus o nuestro vecindario.
– Cuidado, Liam – dijo Scott – mirar las estrellas es una cosa de parejas normales.
– ¿Y si creamos constelaciones obscenas? – sugerí.
– Demasiado peligroso. – respondió. – Nos pondríamos en ello y luego terminaríamos con uno de esos ganchos en el culo, justo de lo que hablábamos antes.
– No es mi culpa que no puedas controlarte a ti mismo cuando estás conmigo.
– ¿Yo? – replicó – tú eres el que siempre está saltando sobre mí por las cosas más raras. La última vez creo que fueron Looney Tunes.
– ¿Qué te puedo decir?, amo a los hombres que ven a Bugs Bunny. – sonreí.
Estaba comenzando a dormirme, lo cual nunca era bueno. Cuando me encuentro cansado, mi boca se mueve sin autorización de mi cerebro. Podría confesarme a todo y todos cuando me encontraba lo suficientemente cansado. – Scott – susurré. El canturreó en respuesta. – ¿Por qué diablos me quieres? – ¿Ven? Esa pregunta no debió de haber salido de mis labios.
–Porque tú eres tú. – respondió de inmediato – eres la persona más fuerte y loca que conozco, y aunque no te guste admitirlo, eres también el más dulce.
Jadeé demasiado fuerte. – No soy dulce – nunca he sido acusado de algo así.
– No puedes engañarme. – dijo Scott – te burlas de las hormonas de Stiles, pero eres una de las primeras personas que salta cuando él llama. Te burlas de tus sobrinos y sobrina sin piedad, pero les llamas al menos tres veces a la semana solo para oír sobre su día. Demonios, incluso afirmas odiar a Boster, pero le dejas acurrucarse contigo cuando piensas que nadie está viendo.
Me acomodé mejor para poder voltear a verlo. – ¿Cómo sabes todo eso?
Se encogió de hombros – Porque siempre te estoy mirando. – admitió en voz baja – Aunque ya sabes, en el menor modo acosador posible. – añadió con una pequeña sonrisa.
Un destello de luz captó nuestra atención. Rafael estaba gritándonos desde el muelle con una linterna – ¿Están bien por ahí, ustedes dos?
Miré a Scott con una sonrisa antes de responder. – ¡Estamos bien, solo venga por nosotros en la mañana!
Y nunca atrapamos un maldito pez.
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¿Qué les pareció? :)
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