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Capitulo 6

Punto de vista de Marcos.

De camino al partido, mi mente solo pensaba en una cosa, bueno más bien en una sola persona, no hace falta ni que diga su nombre. Aquí todos parecían darse cuenta de lo que sentía por ella menos ella, y en parte agradezco, porque imagínate la situación de tener que rechazarme. Es que lo supe desde que la vi, era un suicidio sentir algo por ella, pues nada, aquí estoy, Marcos Llorente tirándome por el precipicio.

Me remuevo inquieto en mi asiento causando que Gerard me pegue en el brazo porque es la cuarta vez que le doy un codazo.

—Estate quieto coño, que bastante nervioso voy yo ya. —dijo Gerard, estaba nervioso porque era titular y las críticas de esta semana habían estado muy a su favor, era como "la esperanza del gol".

Sin duda alguna lo que me había hecho gracia, era que pensara que realmente estaba inquieto por el partido, a ver sí, nos la jugamos, pero realmente lo que me hacía estar inquieto era pensar que Alejandra se estaba colando en mi mente día y noche y que cada día era más difícil de controlar todo lo que pasaba por mi mente.

Miré hacia un lado, y la vi concentrada en su música, seguro que escuchaba Rihanna, era casi esquizofrenia lo que rozaba esa chica con cierta cantante. Sonreí inevitablemente y sin darme cuenta, claro que cuando estuve consciente de que lo hacía dejé de hacerlo.

—Te he visto, pillín. —dijo Mikel, tras mi.

—cállate, Mikel.

—Tío, lánzate ya. —siguió diciéndome, me giré a mirarle.

—No sabes lo que dices.

—Lo que te digo es que a lo mejor tú lengua le hace olvidarse de cierto brasileño. —me guiña un ojo.

—Concentrarnos en el partido es lo que vamos a hacer. —dije antes de seguir mirando para adelante, llegando hacia el estadio de la cartuja.

Bajamos del autobús y nos adentramos en el estadio. Una chica morena vestida con un top negro y un pase de la Eurocopa se puso a mi lado, Carla.

—Marcos. —me dice caminando, antes de entrar en los vestuarios me para en el pasillo donde no había nadie. —sé sincero.

Fruncí el ceño. —¿sincero?

—Sí, contigo mismo y conmigo en este instante. —me dijo cruzándose de brazos. Seguía sin entender. —¿Te gusta Alejandra?

Bufé. —No. —ella inclina una ceja hacia arriba en señal de que no me cree. —Bueno, puede.

—Lo sabia.

—Pero Carla, ella no puede enterarse —le tomé las manos. —Está muy enamorada de Neymar y no quiero que cambie su actitud conmigo, Carla, no te imaginas cuánto estoy sintiendo por ella y cuanto miedo tengo.

—Vale, no le diré nada, pero sabes que puede darse cuenta en cualquier momento, ¿verdad? —asentí levemente. —ojalá Alejandra se olvide de Neymar de una vez y se dé cuenta la persona que tiene al lado.

Torcí un poco los labios desesperanzado, ambos sabíamos que Ale no se iba a olvidar de Neymar.

La chica al ver ese gesto me abrazó, me resultó confortador, porque en realidad yo sentía mi corazón roto.

—¿y tú con Eric? —se encogió de hombros.

—Pues, estoy un poco liada, no sé qué siente y tampoco me lo dice. —me separo de ella.

—Estoy aquí para todo. —me sonrió y yo dejé un beso sobre su mejilla. —Anda vamos para dentro, a ver si me van a quitar la titularidad.

Al entrar en el vestuario, las miradas de Eric y Alejandra estaban posadas sobre nosotros, pero ninguno nos acercamos hacia ellos, lo que les hizo fruncir el ceño.

Mientras el mister dio su discurso motivación de cada partido, me fui colocando las botas. Eric se acercó hasta a mi.

—¿me explicas, Llorente? —levanté la cabeza hacia mi amigo.

—¿Qué te explico? —pregunté.

—Lo que hablabas con Carla, ¿qué pretendes quitármela? —fruncí el ceño.

—tú eres tonto, ¿no?

—No, ese abrazo tan cariñoso y ese beso en la mejilla, ¿de qué vas? Yo pensando que te gustaba Alejandra y vas a saco a por Carla. —me miró, notoriamente enfadado.

—Mira, lo primero es que no te puedo quitar algo que no es tuyo, y lo segundo es que tanto celo no te deja ver que lo que deberías de hacer es lanzarte ya, idiota. —dije poniéndome de pie y dirigiéndome a Carla que me iba a dar mi botella.

Cuando me acerqué a ella me dio mi botella y bebí de ella un poco. Eric es imbécil, debería de dejarse de tantos celos y decirle a Carla lo que siente que tiene a la pobre en un constante sufrimiento y montaña rusa.

—Parece que nos usamos mutuamente para darle celos a esos dos. —me dijo, acto seguido se rio.

—Tal vez Eric pudiera tener celos, pero Alejandra estoy seguro de que no. —cogí la botella que me ofrecía.

—No estaría yo tan segura. Lleva mirándote diez minutos sin comprender porque nos hemos abrazado. —miré a Alejandra, en efecto, estaba mirándome sin entender porque no había ido a pedirle mi botella a ella como siempre hacía, luego desvió su mirada molesta.

Me río, está celosa.

—No puedo creerme que esté celosa.

—Bueno, créetelo. Tal vez Neymar ya no sea tanto el dueño de lo que siente.

—bah, seguro que la llama y sale corriendo.

—pues seguro, pero para entonces serás tú el que le venga a la mente antes de hacerlo. —le miré con asco. No quiero ser lo que se le venga a la mente a Alejandra cuando vaya a tirarse a Neymar. —de salir corriendo, Marcos. Antes de salir corriendo.

—Ah, joder. —me reí.

—Bueno, tira para el campo, de que Alejandra admita que le gustas un poco me ocupo yo. —me sonrió y guiñó un ojo. Yo le di otro beso en la mejilla. Desde aquí escuché el bufo de Alejandra.

Está celosa y eso me gusta.

Salimos al campo, el ambiente de la cartuja era espectacular, a pesar de todo lo que se estaba hablando mal de nosotros, del seleccionador de la selección y de todo, la gente nos seguía brindando su apoyo, adoro Sevilla.

Tras los himnos y los saludos el balón rodó en el estadio, vamos al lío.

Punto de vista de Alejandra.

¿Marcos y Carla? Pues no que a esta le gustaba Eric, yo no entiendo nada, pero vamos que me da igual, ni que me gustara Marcos. Solo que me parece un poco extraño de que si a él le gustaba mi amiga, no me lo haya contado. Hemos sido inseparables estos días.

El balón rodaba en La Cartuja, el principio del partido fue normal, ataque por ambos equipos, pero para ser sincera había algunas cosas que no les presté atención. Me había centrado en Marcos, en sus movimientos al correr, como se movían sus músculos y lo cachonda que en verdad me estaba poniendo yo sola. Es que el polvazo con Álvaro no había sido suficiente para bajarme la sequía, tendría que repetir, quizás con Marcos... Alejandra, stop.

En el minuto veinticinco marcó Álvaro, pero tras el descanso en el cincuenta y cuatro empató, al final el partido acabó empatando.

Cuando los jugadores iban por el túnel de vestuarios, me acerqué a Gerard y le di con una botella de plástico.

—Voy a tener pesadillas con tu puto penalti hasta los sesenta. —le digo, él me hace una mueca.

—Alejandra, aunque parezca que no. Las botellas de plástico duelen. —dice tocándose la cabeza.

—como vuelvas a fallar otro penalti, te voy a agarrar de los huevos y verás como eso si que duele. —le digo, luego vuelvo a dirigirme al vestuario.

Carla ya estaba dando las botellas de agua y tenía a Marcos a su lado, estaban hablando, muy cerca muy concentrados el uno en el otro, no voy a decir que me molesta, pero tal vez un poco si que me moleste.

—¿De qué coño hablaran tanto? —dijo Eric a mi lado con su mano en el mentón.

—Pues no lo sé, pero empieza a joderme. —dije cruzada de brazos, ambos mirábamos la imagen. Eric tras decir eso me mira.

—¿A ti por qué? —me mira aún más intenso. —Ay sí, Alejandra. Por favor dime que te gusta Marcos y que te has olvidado de Neymar.

—No es eso, Eric. —o eso creía en aquel instante. —Es solo que, estos últimos días he sido inseparable con Marcos, y ahora pues ni siquiera me mira, me desconcierta.

—Parece que a Carla le gusta. —dijo decepcionado.

—No, no creo. —respondí. —A Marcos si que parece que le gusta Carla.

Eric me mira y empieza a reírse.

—Eres tonta, Alejandra. —dijo riéndose.

—Oye, García el insulto métetelo por el culo.

Volvimos al hotel de concentración, el equipo estaba pensativo, pues normal, o ganábamos a Eslovaquia o nos íbamos un poco a la mierda, y la verdad es que no quiero dejar de estar con estos locos porque en cuestión de cinco días les he cogido mucho cariño, he empezado a notar que me hacen feliz y que estando con ellos casi que ya no pienso en Neymar y no miro el móvil obsesionada por si me escribe.

Me iba a mi habitación cuando un chico rubio de ojos azules me sonrió y me dijo 'buenas noches', creo que me alegró la noche por completo.

—Carla, espera. —miramos a Eric que había frenado a Carla.

—dime. —respondió mi amiga. Eric no le dijo nada, simplemente la besó.

Marcos y yo nos quedamos mirándonos un poco en cuestión, no asumíamos en sí lo que nuestros ojos estaban viendo.

—¿Se están comiendo la boca o es mi mente enferma? —me preguntó Marcos.

—Veo incluso el hilo de la saliva, qué asco. —hice una mueca.

—coño me están dando envidia. —le miré.

—Me parece a mí que esta noche no duermes en tu cama. —Marcos miró a los dos tórtolos que se habían metido en su cuarto. Bufó de gran forma. —venga, entra. Que te echo un fifa.

Marcos sonríe y entra cuando abro la puerta de mi habitación.

Y así pasamos las próximas cinco horas, jugando al fifa, él había jugado con el Atlético y cada vez que salía él en pantalla se besaba, que egocéntrico.

—Buah, a ver donde duermo yo. —dijo mirando el reloj, viendo que eran las cuatro de la mañana.

—duerme aqui, no me importa. —dije cogiendo palomitas.

—¿y vas a poder resistirte a mi?

—pues no lo sé, pero lo intentaré. —acto seguido nos reímos.

Marcos tenía una sonrisa tan bonita, unos ojos, unos labios... me acerqué poco a poco a él, hasta quedar frente a frente y quise que pasara, quise que me besara.

—deberíamos dormir. —dijo apartándose, yo suspiré.

—Sí, tienes razón.

Ambos nos tumbamos a un lado de la cama, pero no negaré que el sentirle cerca provocaba el erizado de mi piel bajo las sábanas.

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