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Capítulo 49

Punto de vista de Alejandra.

La cena estaba servida, Marcos casi ni me miraba, menuda manera de empezar el año. Me puse el vestido negro y me miré al espejo imaginando mi vientre crecer, por un momento lo vi bonito, me imaginé al lado de Marcos, siendo felices y con un pequeño nosotros recorriendo la casa y jugando con Ronnie y Marqués.

Vi un par de lágrimas rodar por mis mejillas.

—¿tía por qué lloras? —dijo Carla mirándome preocupada.

—Quiero tenerlo. —dije sollozando mientras sonreía, eran lágrimas de emoción. Quería a este niño, quería a este niño con Marcos. —Quiero tenerlo, y quiero hacerlo con Marcos.

—Me alegro tanto. —dijo abrazándome.

Luego de separarnos bajamos a cenar, habían puesto una mesa gigante y una comida típica española, porque estábamos en Londres, pero nosotros somos españoles coño.

Me senté al lado de Marcos, el que me miró y luego giró su cara a otro lado. No habíamos hablado nada desde que le solté sin más que estaba embarazada, si actuaba de esa forma solo con decirle que estaba embarazada, no quiero imaginarme siquiera como actuará cuando sepa que quiero tenerlo.

—Propósitos de año nuevo. —dijo Pau bebiendo un poco de su vino. Estaba en frente mia.

—Ganar la champions. —dijo Pedri.

—¡y dale, qué pesado! —dijo Laporte. —Nene, que eres jugador del Barça, esas cosas no te van a pasar.

—¿y tú por qué no te vas a la mierda? —respondió mi hermano enfadado.

—Pues yo quiero una novia, estoy un poco harto de estar solo. —volvió agregar Aymeric.

—Ayme, guapo. ¿Te recuerdo tu vil desliz con Alejandra cuando fue a visitarte? —soltó sin más Gerard.

Marcos se atragantó con el vino.

—¿Qué? —pronunció el rubio de mi lado.

—Ferran y yo nos liamos a finales de 2020. —dijo Carla, para tratar de salvarme de esa situación.

—Me cago... —dijo Gavi. —¿Qué es esto? ¿La isla de las tentaciones?

—solo falta que ahora digan Pau y Gerard que se han liado. —se rio Álvaro. Pero Pau y Gerard dirigieron la mirada hacia otro lado. —Espera, ¿os habéis liado?

—Bueno, no fue nada. Habíamos bebido, y ni siquiera nos gustó. —Dijo Gerard. Todos los mirábamos boquiabiertos, bueno todos menos Marcos, que todavía seguía mirándome detrás de lo que dijo Gerard sobre mi desliz con Aymeric en Manchester.

A ver, no fue nada en realidad, él estaba solo, yo sufría mal de amores, salimos de fiesta, lo pasamos bien, él está bueno, me pone, le pongo, somos amigos, nos quitamos las ganas y fin. No hay más qué decir.

—Yo es que alucino. —soltó Marcos mirándome. —¿Quien eres, Alejandra?

—Marcos... —dijo Unai intentando que Marcos se tranquilizara.

—Déjame, Unai. —habló. —¿una estabilidad? ¿Una estabilidad basada en ocultar información? ¿Eso es una relación, Alejandra?

Se levantó de la mesa enfadado soltando los cubiertos dando un fuerte golpe. Todos se quedaron mirándonos. Creo que no daban mucho crédito a lo que veían.

Fui tras Marcos intentando que dejara de andar por el enorme pasillo de la casa de Azpi.

—Marcos.

—¿Que?

—Joder, lo siento. Tú y yo no estábamos juntos, no tenia por que darte explicaciones, y Aymeric menos. —dije justificándome.

—No me importa lo que haya pasado con Ayme, me importa que no me lo hayas contado. Al igual que no me has contado que estás embarazada y has decidido actuar como una extraña y niña pequeña, antes que hablar conmigo y contarme lo que pasa.

—Tú ni siquiera has decidido decirme que sientes al respecto, no me has respondido si o no.

—¡Como tú tampoco me has respondido si quieres casarte conmigo o si no!

—¿como voy a querer casarme contigo si ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos desde que te he dicho que estoy embarazada?

—Porque joder, me ha pillado desprevenido, eso era algo que pensaba que lo teníamos controlado. Un hijo ahora nos partiría en dos. No quiero.

No me esperaba esa respuesta, nunca lo hice. Pensé que dentro de la estabilidad que buscábamos un hijo formaba parte de ella, sé que ahora no, de esta forma no, tan pronto no. Pero coño, si ha venido apechugamos, tampoco es que vayamos a arruinarnos.

Se me cristalizaron los ojos.

—Yo si quería, contigo, porque pienso que aunque todo haya sido de golpe no podía dejar de imaginarme este futuro contigo y nuestro hijo... —sorbí la nariz. —Pero ese futuro lo tendré, aunque tú no quieras estar en él, puedo seguir sola.

Me fui y le dejé ahí solo, me senté en una tumbona en el jardín, quedaban veinte minutos para las doce.

—Pues para tan guay que es Londres, tampoco es que haya muchas estrellas. —dijo Ayme, sentándose a mi lado en la tumbona.

—Londres es maravillosa.

—Bueno, aquí nos eliminaron de la Eurocopa, le tengo algo de tirria. —le miré sonriendo. —¿tan mal se ha tomado lo nuestro?

—Sí, bueno, no. No es eso, Jaime. —suspiré. Él me miró esperando que le dijera que era lo que ocurría. —Estoy embarazada.

El español adoptado, como le llamaban, se quedó mirándome con los ojos abiertos.

—Y no, no hay posibilidad de que sea tuyo. —respiró un poco más aliviado. —Cuando pasó lo nuestro yo ya estaba embarazada, pero no lo sabía. Es de Marcos, de cuando estuvimos en la Nations League.

—¿Entonces el problema?

—He estado comportándome de forma muy extraña, la noticia no he logrado asimilarla bien, y Marcos me ha pedido matrimonio en donde fue nuestro primer beso. —expliqué. —Y no he respondido.

—¿Pero tú quieres no?

—Claro que quiero, con Marcos lo quiero todo. Pero parece que él no.

—Extraño eso. Eres el mundo de Marcos, Alejandra. No habéis hablado bien, solo os habéis reprochado.

—Pues si, pero es que le quiero mucho y a la vez le reventaba la cabeza.

—Ya, bueno. No es el único con el que te ocurre. —Me reí. —Habla con él, no acabéis el año enfadados y no lo empecéis tampoco, sois millonarios coño, un niño no os va a arruinar.

—Gracias, Jaime. —le abracé y luego nos separamos. —Oye, que fuerte lo de Pau y Gerard, eh.

—Pauerard —Nos reímos. —Bah, seguro que no ha sido nada, seria solo por probar.

—¿te imaginas que se gustan?

—Siempre lo he sospechado no creas. —Me reí otra vez.

—Me encantan, creo que les voy a hacer un club de fans en Twitter.

—Dios, te los cargas. —Aymeric miró el reloj y vio que eran las doce menos cinco. —Anda vamos dentro, que van a dar las doce.

Aymeric y yo fuimos hacia dentro, César me dio mi cuenco con las uvas para el año nuevo, Marcos estaba a mi lado aunque seguíamos enfadados, ni siquiera me dijo nada.

—¿Por qué tomamos uvas si estamos en Londres? —preguntó Carla.

—Porque somos españoles coño. —respondió César.

—Bueno Aymeric...—habló Dani.

—O te callas o te doy de ostias. —replicó Aymeric.

Nos tomamos las dice uvas, típicas de España, Ferran casi se atraganta en la décima, y al gritar feliz año nuevo Unai mandó a tomar por culo su cuenco.

—¡Venga brindis! —dijo Carla cogiendo una copa.

—¡Tu no bebes! —dijo mi hermano quitándole la copa, en realidad yo tampoco debería.

—Y tú tampoco. —dijo Pedri de forma baja, quitándome la copa a mí también. —bebé a bordo.

Le miré con media sonrisa.

—Yo quiero decir algo. —Dijo Marcos. —Lo primero es gracias por este 2021, me habéis dado una nueva familia, un gran verano, el amor...

Me miró y yo me centré en él.

—Este 2022 es nuestro año, tanto por separado como en conjunto, vamos a por Qatar.

Dijo alzando su copa.

—Pero sobre todo, quiero brindar por las familias que se agrandan, como la familia García, que es demasiado rápida, pero tan bonita. —Carla y Eric se dieron un pico sonriendo. —Y por la familia Llorente, que también está esperando a un miembro más.

—¿Qué? —dijo Álvaro boquiabierto.

—Y yo que decía que solo tenía puntería para goles... —habló Gavi.

—Me he dado cuenta, que soy un poco tonto. —dijo Marcos dirigiéndose hacia a mí. —Quiero compartir mi vida contigo y ese niño que viene en mi camino, y ser tu marido...por favor, di que si.

No respondí, solo le besé, porque ese beso valía más que mil palabras.

Por favor, 2022 no me separes de él.

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