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Capítulo 40

Punto de vista de Alejandra.

Los meses habían pasado, habían pasado como si fueran flash, pasé de estar en la Nations League con estos pirados a estar ya en noviembre. Haré un resumen de como me ha ido en este mes.

Lo principal es que la selección se vengó de los Spaghettis en la semifinal de la Nations League, con golazos de Ferran incluidos, se demostró que la dupla Marcos-Ferran da efecto y que Gavi es enano solo por su edad, porque en el campo ese niño es magia pura.

A la contra, cuatro días después perdimos la final ante Francia, en una jugada muy polémica en el gol de Mbappé, yo sigo diciendo que era fuera de juego y no que dijeron que mi hermano validaba la acción de Kylian, una mierda para el árbitro, muy grande.

Con Marcos, el último encuentro fue muy tenso, muy muy tenso, ambos dijimos cosas, cosas que fueron con sentimientos, rabia y dolor:

—No se, pero no puedo estar detrás de una persona a la que no sé si me quiere o me odia, dime las cosas de una vez, porque la última vez te pasaste. —le dije, pidiéndole con todo mi corazón que me dijese si me quería o me odiaba. —De verdad que si lo que sientes es que no puedes perdonarme yo lo aceptaré y asumiré que te he perdido, pero no me busques más. Marcos, esto me hace daño.

—Algún día quizá podamos ser amigos, pero ahora no quiero nada contigo, Alejandra.

Extrañaba tanto que me dijese pequeña.

—Yo no puedo ser tu amiga, simplemente no me sale. Yo cuando te veo, lo que me sale es besarte, no comportarme como tu amiga. Ni siquiera cuando lo éramos me comportaba como tal, ahora después de todo no puedes pedirme Marcos, que algún día seamos amigos. Prefiero que quedemos sin ser nada.

Eso fue lo que más me costó decir, renuncié a él en todos los sentidos, en el sentido de amiga, de pareja y de compañera en la selección. No renuncié a mi trabajo en la selección como tal, sino me tomé un tiempo, aunque una semana estuve con Aymeric en Manchester, fue bastante bonito y me animó a escribir algo que muy pronto sacaré a la luz.

A la vuelta en la clasificación del mundial, no fui, preferí quedarme en París y no ir con la selección ni a Grecia, ni a Sevilla en un principio, pero Neymar se fue de concentración con Brasil y la verdad que París se me quedaba muy grande para mí sola, así que al España-Suecia en donde todo empezó, sí que fui de sorpresa, donde celebramos en una fiesta por todo lo alto que habíamos sido clasificados para Qatar 2022 y que en un año estábamos en Asía Menor, quien sabe si celebrando que éramos campeones del mundo, oye por soñar que no quede.

—Enanaaa —vino Neymar a mi habitación a tirarse en la cama, interrumpiendo mi trabajo que estaba haciendo, me estaba molestando con claridad.

—Alargacion de la última letra, qué quieres. —dije, le conocía muy bien.

—Prepárate, de gala. Salimos a las ocho. —dijo levantándose tras haber dejado un beso en mi mejilla, yo fui tras él porque no tenía ni idea de a donde.

—¿a donde?

—A una gala, que has venido un montón de veces conmigo. Eso sí, cuando llegues allí vas a pasar de mí porque seguro que estarás con tu súper Pedri, que le quieres más que a mí. —dijo haciendo una mueca, yo le pegué de forma amigable en el brazo.

—¿tengo que ir enserio?

—primero, no quiero ir solo, segundo, es que tu hermano me obliga que te lleve. —bufé, no me quedaba otra que ir.

_____

Aterrizamos en Zúrich a las diez de la noche esto de viajar en un jet privado, era de mis cosas favoritas de Neymar, que joder, si tiene hasta un puto Helicóptero con su nombre.

Me preparé mentalmente para volver a ver a Marcos casi un mes después, y sobre todo para sentir su rechazo, como la última vez. No sé nada de su vida, tampoco he querido, escuché una vez por error que había vuelto con Patricia y me volví loca, así que decidí no oír nada más.

—La mano. —le dije a Neymar agarrándole de la mano, él me miró frunciendo el ceño.

—¿Estás segura de que quieres que piense que estamos juntos?

—No quiero que piense que estamos juntos. —le dije. —Pero sí que estoy segura de que agarrada de tu mano voy a ser más fuerte.

Entonces, entramos, entré segura de mi misma, sujetando la mano de la persona a la cual yo un día estuve enamorada, esperando a ver cómo reaccionaba ante ella, la persona de la cual estaba enamorada hoy día.

Vi un monto de gente, Carla, Eric, Unai, Pau, Laporte, Gerard y luego a él, Marcos. Su mirada se había clavado en la mía de una forma salvaje y me estaban gritando sus ojos mil cosas, mil cosas malas porque para él, haberme visto entrando con Neymar, le suponía un dolor inmenso eso lo sabía.

No dijo nada, no fue como los demás, no se acercó a saludar, solo bebió un último sorbo de su copa, y la dejó encima de una mesa, después sin más desapareció.

Punto de vista de Marcos.

Ver a Alejandra en esta gala, había sido peor de lo que imaginaba. La extraño tanto, que a veces abro su chat para hablarle, luego recuerdo que me mintió y entonces me entra la rabia.

Fui tan tonto creyendo que podíamos haber llegado a ser algo, sabiendo que seguía enamorada de otro. Ha sido todo tan complejo desde que ya no está, y volver a verla ha sido tan difícil, he sentido una mezcla de sensaciones. Rabia, dolor, tristeza y amor, porque sí, soy tan sumamente gilipollas que sigo enamorado de una tía que no sabe lo que quiere en su vida.

Lo juro que lo tuve tan claro que la quería desde que estuvimos en Londres, desde que la besé con vistas al Big Ben, estuve tan feliz de haberla besado, que hasta el dolor de haber perdido la semifinal fue menor. Pero ahora ya nada de eso importaba, porque daba igual cuanto quieras a una persona si esa persona no te quiere a tí, no importa cuanto desees eso con todas tus fuerzas.

Ni siquiera sé que hago en esta gala, no quería venir. Sabía que iba a estar aquí con él y no quería venir.

Una presencia tras mí me hizo girarme. Vi a Neymar, perfectamente trajeado, con corbata y todo, el tío tiene hasta estilo.

—Hola. —dijo amablemente. Pero a mí, ser amable con él no me salía. —Marcos, sé que me odias.

—No, no te odio. No tienes culpa de lo que pasara entre ella y yo.

—En realidad algo de culpa sí que tengo, porque yo le mandé el billete para que viniera a verme a París.

—y ella pudo no ir. Pero ese es el problema, Neymar. Alejandra, siempre estará enamorada de tí. —le dije mirándole de frente. —Aunque duela, siempre vas a ser tú.

—No tienes idea de lo que pasó, ¿verdad? —Negué con la cabeza.

—Tampoco quiero saberlo.

—Intenté besarla. —dijo.

—¡Te he dicho que no quiero saberlo!

—Y Alejandra se apartó, me dijo que lo que ella y yo habíamos tenido se acabó. Quise buscar algún sentimiento profundo por mí, pero lo único que conseguí fue que me dijera que te quería de una forma casi inimaginable y que lo hacía más que a mí.

—Es mentira. —Que me dijera eso, estaba provocando en mí que me sintiera inútil por no haberla dejado hablar aquel día y no quería tener ese sentimiento. No quería darme cuenta que el culpable de mi ruptura con Alejandra había sido yo. —Si fuera verdad, ¿qué hace aquí contigo?

—Solo somos amigos. Alejandra rechazó hacer las prácticas en Madrid, y decidió venirse a París porque yo se las conseguí allí. Me llamó diciendo que encontrarse contigo por las calles de Madrid era algo que no iba a soportar. Así que moví algunos hilos y se vino a vivir para allá. La gala de hoy era la oportunidad para que después de un mes se vieran y tuvieran la oportunidad de hablar, pero no ha sido así. Debí suponer que si no lo hicieron antes es porque realmente nunca llegarían a entenderse.

—No me vengas con esos cuentos, Neymar. —iba a salir de la azotea para volver a la gala, ahora mismo quería ver menos a Neymar que a Alejandra.

—Marcos, si la dejas ir te vas a arrepentir, porque habrás perdido a la mejor mujer que te hayas podido cruzar por este planeta. Yo lo hice y me arrepiento cada día. —cerré los ojos y luego los volví a abrir. —Alejandra te quiere, se le nota. Deberías hablar con ella.

Decidí no escucharle, regresando así al salón donde estaban todos. A lo lejos divisé a Alejandra con Unai y Eric.

A la mierda. Tengo que hablar con ella.

Punto de vista de Alejandra.

Estaba claro que Marcos huía de mí, tan difícil era verlo después de un mes. París no estaba tan mal, pero no había un solo día que no me imaginara como sería haber seguido en Madrid con él, pero claro, eso no era posible. Porque en vez de escucharme, prefirió marcharse.

No quiero amargarme pesando en Marcos, estoy aquí con Eric y Unai, hacía como cuarenta minutos que el rubio no aparecía por la Sala, quizá se fue.

—Alejandra, has adelgazado mucho. —me dijo mi hermano.

Claro que había adelgazado, llevaba un  mes comiendo a penas media comida de lo que me ponían sobre la mesa, Neymar había tratado de llevarme a lugares de buenas comidas para ver si comía algo, pero no había éxito.

—Llevas sin comer bien desde que rompiste con Marcos, ¿cierto? —dijo Unai. Le asentí levemente. —lo noté en la Nations League. No comías más de un cuarto de la comida que te poníamos.

—Hablando del rey de Roma. —dijo Eric.

En efecto, Marcos se acercaba hacia nosotros. O mejor, hacia mí.

—Hola Unai, Hola Eric. —saludó a mis amigos y luego dirigía su vista hacia mí. —¿Podemos hablar, Alejandra?

Unai y Eric decidieron irse, para dejarnos hablar a solas. Pero yo no sé, si era buena idea dejarnos a Marcos y a mí, a solas.

—¿Qué pasó el día que te fuiste a París a ver a Neymar? --Esa pregunta me cayó como un jarro de agua fría porque no me lo esperaba.

—Ahora ya es tarde para saberlo, Marcos. —bebí de un sorbo mí Copa de champán y luego la solté en la mesa más cercana, esquivando así a Marcos y siguiendo mi camino por un pasillo, lo más lejos posible de él.

—Alejandra... Necesito saberlo.

Me giré hacia él.

—¡Nada! No pasó nada, nada de lo que tu cabeza se imaginó aquel día. Porque hubo una fracción de segundo en la que mi corazón tuvo claro, que te quiere a ti.

—¿por qué no me lo dijiste? —reí irónicamente, con las lágrimas al acecho.

—Porque no me dejaste, te encerraste en que te había engañado y esa fue la única versión válida para tí.

—Alejandra, lo siento.

—Ya da igual todo, Marcos. Ya es tarde para todo.

—No, no es tarde. Porque yo te quiero. —escucharle decir que me quería aceleró mis latidos. —Y sé que tu también me quieres a mí.

Escucharle por fin admitir, que yo le quería también fue lo que hizo que el de aquí adentro explotara.

—Cuando Paddy me dijo, que enamorarme de tí era un error, yo lo sabía. Sabía que era un error, pero lo hice, porque si de algo estaba seguro es que eres el error más bonito de toda mi vida. Alejandra, eres lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Y estoy enamorado de ti, de tus defectos, de tus virtudes, de tus libros tirados por todas partes, de tus gritos cantando Rihanna, de tu estornudos extrañamente miedosos. —Se acercó lentamente hacía mí. —No debiste rechazar las prácticas en Madrid por mí.

—Las prácticas más elegí en Madrid por tí, ya no tenían sentido si no estaba contigo. París no está mal, pero no es lo mismo que a la idea que tenía hecha.

--Tengo una oferta del PSG para la próxima temporada. —mis ojos se abrieron como platos.

—No, Marcos. No vas a dejar Madrid y tu familia y el legado que te han dejado por venirte a París conmigo. Además amas Madrid.

—Te amo más a ti. —Se acerca aún más a mí. —Yo solo quiero saber, si podremos hacer que esto funcione, aunque no podamos vernos a diario durante esta temporada. Si estarás cada fin de semana en el Metropolitano viéndome.

—Si Marta Díaz y Sergio Reguilón pueden, ten por seguro, que tú y yo podremos.

—Entonces, será un gusto pasear por la torre Eiffel de tú mano.

No hubo nada más que decir, ya estaba todo dicho. Solo quedaba que nos besáramos  y así pasó.

Por fin, habíamos vuelto.

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