Capítulo 39
Punto de vista de Alejandra.
Mañana era el día de descanso de los chicos, y por hoy ya habían acabado los entrenamientos, Marcos y yo no habíamos vuelto hablar de nada, ni siquiera habíamos cruzado una mirada, bueno de eso si. A la contra, me había acercado mucho a Rafa, que ya se empezó a dar cuenta del percal que había por aquí, también habíamos hablado mucho de la situación del Sevilla en Champions y ambos nos dimos cuenta de que era prácticamente imposible de que pudiéramos pasar de fase de grupos porque la champions este año estaba fatal para ellos.
—Bueno, tenemos que hacer campaña de la Nations League, no preguntéis por qué, pero lo impone la directiva. —explicó Lucho en el gimnasio, donde nos habíamos reunido. —pasado mañana es el partido y si no la hacemos bien, me matan.
—¿y bien? —habló Carla.
—Pues que los elegidos sois Marcos y Alejandra. —abrí los ojos como platos cuando escuché que dijo eso, ¿vas a poner a dos personas que se van a acabar dando de ostias?
—¿QUÉ? No. —dijo Marcos. —No me podéis obligar a participar en algo que no quiero.
—Tú participarás en lo que yo te diga que para eso te pongo a jugar. —le dijo Lucho, el madrileño enseguida se calló.
—Pero a mi no puedes. —hablé.
—Y tú también que para eso me encargo de que te paguen.
Bufé resignándome a todo, no quería estar cerca de Marcos, no me hacía bien y simplemente no voy a esperar otros cinco años a olvidarme de alguien que me está mareando.
Volví a la habitación de Pedri, agradecí que el enano no estaba, quería estar sola, hundirme yo sola y resignarme yo sola.
Pero la soledad duró poco, porque la persona que menos quería, entró en ese cuarto.
—Marcos, bastante tengo con lo que tengo. No me busques más. —le dije mirándole, él hizo una mueca.
—Sé que tienes las mismas ganas que yo de hacer esa campaña, es decir, ninguna.
—No tengo ganas de tenerte cerca, sinceramente. Para que sigas jugando conmigo, mejor no. Sobre todo cuando no eres capaz de decirme qué es lo que sientes.
— ¿Quieres que te diga lo que siento? —dijo acercándose a mí.
— Venga dímelo.
— Siento que te odio, Alejandra. — me acerco a él y él da un paso hacia mí.
— Sabes que lo dices porque estás dolido, el mismo día de la fiesta me dijiste que me querías. — dije a centímetros de él. Sus ojos ya habían conectado con los míos.
— Tienes razón, yo dije que te amo... pero mentí. — me alejo. — Nunca te quise Ale, ¿te lo creíste? Ja, que inocente.
— si nunca me quisiste, dime, ¿Que haces aqui? Por qué no paras de buscarme, por qué no me dejas seguir con mi vida, Marcos. —sabía que lo que él decía era mentira, que lo estaba haciendo por joder, y lo estaba consiguiendo.
— ¿de verdad creíste que yo me había enamorado de ti? — Algo dentro de él le tenía que decir que parara que esto acabaría mal, pero no lohizo. — Solo fuiste puro placer niña.
Empecé a llorar frustrada, mal, quería que se callase que me dijera la simple verdad, la verdad que me había dicho siempre, la verdad con la que me había enamorado. — ¡Estas mintiendo maldita sea! — se acerca a mi furioso. — Estás mintiendo lo sé, quieres hacerme daño. Tú me quieres tanto como yo a ti.
— Estás muy equivocada, Ale. solo te usé, porque Paddy ya no era de fiar y tengo mis necesidades, pero llegó alguien mejor que tú— y que el karma le perdone por esto. — Que besa mejor que tú, que tiene más actitud y sobretodo, que no me hace daño con sus engaños, como lo hiciste tu. — Marcos frota sus ojos y el blanco de ellos ahora se ha convertido en rojo. — Gracias por haberte ido con Neymar, en realidad, me hiciste un favor.
— Por favor para — dejé escapar un sollozo, y en ese instante se me rompió el alma me sentí la peor persona del mundo, volvió a mirarme. — si alguna vez te importé, por favor para.
La lágrima que cae por su mejilla me hace consciente de todo lo que dijo y quise abrazarlo, pero no lo hice solo me di la vuelta y salí del cuarto llorando, sintiendo muy dentro de mí todo lo que había dicho Marcos.
Corriendo por el pasillo hecha un auténtico mar de lágrimas, me choqué con alguien no sabía quién era.
—¿Alejandra que te pasa? —dijo César, una vez hubo hablado le reconocí. —¿Marcos?
—Ha dicho muchas cosas, muy dolorosas. —Azpi me abrazó. —Han dolido mucho, Azpi.
—le mato. —dijo separándose de mí. —no, por favor, no me dejes sola.
Ese hombre se quedó conmigo todo el tiempo que necesité.
Punto de vista de Marcos.
En mi cuarto, se estaba frio, no dejaba de pensar en lo que le había dicho a Ale, nada era real por supuesto, pero había sido como si yo no fuese el dueño de mis palabras, ni de tampoco lo que hacía. Carla tenía razón, no iba a poder ser un rencoroso toda la vida, pero ahora todo con Ale estaba perdido, le dije cosas muy feas.
De repente la puerta de mi cuarto se abrió con un estruendo gigantesco, vi a un César Azpilicueta muy furioso.
— ¿Qué le has dicho? — me pongo frente a él para tratar de que se tranquilice.
—tranquilízate estás muy alterado. — la furia empieza a recorrerle por todo el cuerpo, lo noto desde aquí.
—Eres un hijo de puta Llorente, sabes lo que significa Alejandra para muchos de nosotros y lo que supone verla mal, y tú solo le dices mierdas para ahogarla en ella misma, al final va a ser verdad y nunca la has querido, porque eres incapaz de querer a nadie. — cierro la mano en puño y le doy en la cara, después seguí golpeándole. Aunque él era más fuerte que yo y empezó a pegarme más, tenia que tener como mínimo el labio roto y el ojo morado. Combinación de colores.
— Para César, para. — dijo Carla apartándole de Mí y Pau se agachó a verme.
—¡La estás perdiendo, idiota! — gritó— ¡El orgullo no te va a querer como ella, Marcos!
— Lamento mucho decirte que en eso él tiene razón. — aparté a Pau de un empujón y salí corriendo hacia la sala a buscarla.
Si, otra vez. Aunque me mandase a la mierda.
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