El caballo blanco de canas brillaba con la luna , mientras que su rostro cargado de arrugas testigos de todos los años que se había puesto a resistir acariciaron con delicadeza el pálido y delicado rostro se la bebé que dormía plácidamente en sus brazos, sus ojos grises cargados de vida lo observaban todo.
El viento frío del exterior azotaba las ventanas pero para ningundo de los dos era un problema , la pequeña había nacido con la habilidad de resistir las peores tomerntas, nació en medio de la nieve en la noche más fría del año, su cuerpecito manchado de sangre estuvo por horas en el suelo y sobrevivió , sin tener luego ni una tos.
El viejo acarició el cabello de su hija mientras perdía la vista en las piscinas frente a él, en las que pretendía darse un buen baño.
Tres esclvas estaban arrodilladas a su alrededor , a medio vestir, con el rostro cubierto y la vista baja, al amo nunca se le mira a los ojos. Guardias esperaban por sus ordenes con la espada en mano, pensando si esta bebé correría el camino de todas la anteriores.
—¿Qué vez cuando la miras ? —Se la acercó a una de las esclavas que levantó los ojos rembloros para ver las perlas que carcaga la infante. —¿Qué sientes ?
—Grandeza señor. Grandeza.
El viejo asistió acaricando nuevamente la piel perfecta como porcelana , simplemente sintio su propio corazon acelerarse por primera vez en tantos años que ya no revordaba la última vez que sucedió, con al descarga de adrenalina que le provocó el tocar a su hija.
Había tenido muchas con anterioridad , pocas sobrevivían las primera semana y las que lo hicieron demostraron debilidad y el mismo se dio la tarea de acabar con sus vidas.
—Será ella —Declaró — Pero antes necesita fojarse de un caracter una identidad propia.
Se la entendió a uno de los asesinos bajo su mando que la sujetó como si fuese lo más valioso del mundo a pesar de su inexperiencia.
—Llevala a Gotham, al primer horfanato que encuentres , si consigue sobrevivir a esa cuidad envenendada , yo mismo iré por ella.
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