↳CHAPTER ONE
CAPÍTULO UNO: LA VIDA EN GOTHAM
"Otro horrible día en la horrible Gotham" fue lo primero que Serena pensó tras abrir los ojos por el sonido de su molesta alarma. Cada día su primer pensamiento era el mismo, odio hacia su vida, odio hacia esa cuidad miserable donde solo le quedaba soñar.
Muchas veces deseaba simplemente permancer en sus sueños, aunque tampoco fuesen muy coloridos, sin duda eran mejor que esa cuidad de alma gris. Serena soñaba con bosques, con montañas nevadas que jamás había visto, pero que añoraba.
Sus grandes ojos grises parapadearon un para de veces antes de notar todo lo sudada que estaba. Su pálida piel estaba tan pegajosa que se sentía como si se hubiera bañado en miel.
Se dispuso a darse una ducha de agua helada (porque pensar en una ducha caliente en la situación en que vivía era imposible) antes de ir al centro de enseñanza de artes marciales de Gotham.
Miró una vez más su pequeño cuarto, con decepción reflejada en su mirada, todo demasido pequeño, para una mujer que mide 1.73 , una cama donde apenas si podía dormir ella sola con parte de sus piernas fuera, una cafetera y un baño donde debía inclinarse para poder entrar bajo la ducha. Ningún humano merecia vivir en esas condiciones.
Tan diferente su vida a la de los hijos de mamá y papá, a las de los políticos y criminales y ella nunca había osado dañar a nadie. ¿Acaso eso era lo que merecía?Vivir como un animal por ser una persona decente.
Tras un baño rápido para evitar enfermarse buscó entre su poca ropa que guardaba en una mochila demasiado usada algo decente para su primer trabajo.
Su cabello tan negro como la noche no le fue un gran problema a la hora de quitar los nudos, mayormente porque nunca tenía, recogerlo ya era otro asunto, demasido lasio y suave.
Maquillarse , no era una opción, mucho menos con el creciente feminisidio que asotaba a la cuidad.
Sus grades ojos grises y sus curvas que atraían la vista de hombres y mujeres sinceramente eran un problema, seguramente con su trabajo nocturno y la poca seguridad de la zona en que se encontraba su cuarto la convertirían en la próxima víctima.
El centro de enseñanza de artes marciales quedaba suficientemente cerca, le gustaba ir allí, le gustaba ver a las personas luchando, memorizar uno que otro movimientos, para usarlos en caso de necesidad. Esa era la parte buena del trabajo.
La mala, debia limpiar todo, el suelo, el sudor de los luchadores, los baños, al terminar todo eso quedaba demasido agotada como para poder caminar a casa , pero debía hacerlo su salario demasido miserable no le permitía darse el lujo de tener algun medio de transporte y cuando ahorró lo suficiente para un coche se lo robaron a la semana.
Serena se encontraba en el suelo limpiando alguna mancha cuando unos zapatos demasiado caros para ser del dueño del lugar entraron en su campo de visión, sin duda iltalianos.
La chica desde su posición alzó su gris mirada y encontró un hombre en sus cuartenta y largos con una chaqueta larga y cabello negro con una que otra cana mirándola con algo de furia en sus rasgados ojos.Un bastón con una cabeza de serpiente tallada en lo que probablemente fuera oro en su mano derecha, la misma mano en la que poseía un anillo enorme de oro con una R tallada.
—Señor, el centro está cerrado —Automáticamente la chica se puso de pie.
El hombre no dejaba de mirarla pero no había deseo o algo similar en su osvura e impenetrable mirada, solo furia.Serena no sentía miedo, nunca lo había sentido, pero sabía que ese hombre no la iba a dañar.
—¿Puedo ayudarlo en algo?
—¿Me dices tu nombre?
—Serena Smith —Espetó —Trabajadora de aquí.
Miró con desdén el agua en el suejo y su ropa machada.
—Ya veo...
—Estoy interesado en comprar este lugar.—Explicó —Creo que sería una buena inversión.
—¿Su nombre es...?
Una de las comisuras de los labios del hombre se alzó en señal de aprobación, el contacto visual en ningún momento había desaparecido.
—Edward Glen, serñorita.
—Pues si desea comprar el centro debe hablar con el propietario no con la limpiadora.
El hombre sonrío ante las palabras de la pelinegra y realizó una oequeña inclinación de la cabeza antes de retroceder un paso.
—Hoy eres la limpiadora mañana la dueña dd Gotham ¿Quién sabe?—Le dio la espalda para ir hacia su modernísimo coche que lo esperaba al otro lado de la calle.
—No señor Glen, ya yo no sueño con tal cosa, esta en mi vida y estoy resignada a ella.
El hombre que estaba parado junto a su auto cuando escuchó las palabras de la joven.
—Quien nace para la grandeza, no debe aspirar a menos.—Dicho esto se montó en su coche.
Serena solo puso los ojos en blanco, ella no había nacido para la grandeza, era hija de nadie, criada en un horfanato, sin ser adoptada por nadie, sin duda a la hora de repartir vidas duras, escogieron una de las peores para ella.
Con el recuerdo de su extraño encuentro de la tarde y con demasiado dolor en las piernas caminó hacia el otro lado de la cuidad, su trabajo noctunro estaba por empezar.
Trabajaba como cantinera en el club Arcade en el centro de la cuidad, ese lugar era su principal centro de ganancias pero el que más la exponía al peligro por la lejos que estaba de su cuarto y por la hora en la que terminaba.
La noche transcurrió de la manera más normal posible, ella sirviendo todo yipo de bebeidas , recibiendo cualquier tipo de insultos machistas y obteniendo una propina bastante miserable para la clase de gente que asisntía al lugar.
Cerca de las dos de la mañana las luces rosadas y azules la tenían mareada ni hablar del olor a cigarrillos y alcohol. Sintió un verdadero alivio al ver que el club estaba por cerrar.
—¿Ya te vas?—La voz de la rubia dueña del lugar la distrajo cuando colgaba su uniforme en una de las perchas.
Sinceramente Serena estaba tan cansada que hablar le resultaba un trabajo enorme.
—Si no pienso dormir aquí —Dijo quizás demasiado borde.
Imogen, el nombre de la actual propietaria del club, siempre la había tratado con amabilidad, incluso le habia dado el puesto en la barra al ver la necesidad que tenía la chica, pero con Serena , era demasiado difícil entablar una conversación, una amistad aún más.
—No deberías ir por ahí tan tarde en la noche , las calles está peor que nunca.—Inistió la rubia —Tengo un cuarto disponible arriba.
La pelinegra simplemente la miró,estaba demasiado agotada pero no daría su orgullo a ceder y negó sin decir nada, se iría andando hasta su casa, con suerte tendría dos horas de sueño.
Las calles nocturnas de Gotham eran todo menos silenciosas, las sirenas de policía era el sonido constante, aunque estaban bastante alejadas de la que llevaba al barrio donde vivía la joven.
Sus oídos estaban alerta en busca de escuchar cualquier sonido diferente al de sus pasos, sabía que cada noche tentaba la suerte yendo sola por tan peligrosas calles, en tan peligroso momento.
Por lo que ni siquiera se sorprendió cuando tres hombres la rodearon , estaba demasiado agotada para huir y tan decepcionada de la vida para defenderse.
—Mira que tenemos aquí .
—Si piensan robarme, solo tengo cincuenta dólares de propina —Fue lo que dijo la chica.
—Robarte...las escorias como tú merecen la muerte .
—¿Escorias como yo?
Serena tenía sus manos levantadas y ni se movía, pero sus grandes ojos se mantenían alerta y aunque su intensión no era luchar, no paraba de imaginarse aplicando las técnicas aprendidas en el centro, era como si su cuerpo anciara el entrenamiento.
—Si...como tú...mujeres de la noche.
—Solo me busco la comida.
—¡Pecando!
El grito del hombre despertó algo en la cabeza de la chica que en menos de un segundo tomó una escoba que se encontraba en el basurero a su lado y golpeó dejando sin aire al que tenía al frente y al de la derecha.
Pudo evitar un golpe del de su espalda agachandose hasta el suelo, era veloz, pero inexperta y en cuestión de segundos los tres la sujetaron, Serena luchó, pero ellos eran más y maldijo una vez más su suerte.
—Otra pecadora menos —Mumuró uno acercándose a ella con un cuchillo.
El filo apenas había rosado la garganta de la chica cuando una sombra se movió tras el grupo llevandose a uno de los hombres consigo.
—¿Qué?—Dijo el del cuchillo sorprendido.
Serena aprovechó el momento para golpear con su codo la cabeza del que la suejtaba y patear al del frente para hechar a correr mientras que los gritos de uno de los hombres hacían eco.
Pero el sonido de un disparo seguido por un dolor casi instantáneo en su espalda la detuvieron junto con una maldición pronuciada en voz alta y el chirrido de los neumáticos dd un auto.
Serena por un momento solo sintió el latido de su corazón , el mundo dejó de girar, el dolor en su espalda era indescriptible y simplemente las luces se apagaron.
Pero su cuerpo inmóvil jamás tocó el piso.
Y lo último que sus grises ojos vieron antes de cerrarse definitivamente fueron otros verdes bajo una máscara negra, una máscara de murciélago.
—Batman...—Fue lo último que dijo antes de caer en medio de aquel sucio callejón a la inconsciencia.
Hello World aquí les dejo el primer capitulo!!! Espero que lo disfruten y me dejen su amor en los votos y comentarios.
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