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Llegada a Rivendel

LLEGADA A RIVENDEL – LA COMUNIDAD DEL ANILLO


―Gracias, Hermione, eso fue de mucha ayuda ―le dijo Sam.

―Te debemos la vida ―le agradeció Merry.

―No fue nada, sólo espero que logremos llegar rápido al pueblo, esos truenos que se escuchan no me inspiran mucha confianza, ¿creen que habrá tormenta?

―Es lo más seguro, pero no te preocupes, el transportador llegara al desembarco antes de que esta comience ―la tranquilizó Frodo.

En efecto, apenas llegaron al desembarcadero, una lluvia torrencial cayó sobre ellos.

―¡Genial! ¡Nos empaparemos hasta los huesos!―se quejó Pipin.

―No, no lo haremos ―dijo Hermione y con el hechizo Impervius, impermeabilizó las capas de todos. Los hobbits aclamaron a Hermione y se apresuraron a ir al pueblo.

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El pueblo de Bree era amurallado y tuvieron que pedir permiso para entrar al portero del lugar

―Gracia,s señor Filch ―se le escapó a Hermione ya que el hombre era parecido al portero del colegio.

―¿Cómo me llamó? ¿Cómo sabe mi nombre?3

―Un leñador nos lo dijo antes de llegar aquí ―mintió Hermione. Y el hombre les dejó pasar.

―¿Cómo supiste el nombre de ese sujeto? ―le preguntó Frodo.

―Se me salió sin querer, resulta que el portero de mi colegio es igualito a ese hombre, que increíble coincidencia que también lleve el mismo nombre.

Los amigos encontraron la posada-taberna: El Poni Pisador. El lugar era bohemio y la clientela tenía un aspecto brutal.

―Tranquila, Hermione ―se decía la chica para sí misma en voz baja―, este lugar no es diferente a un bar de hooligans del Manchester United u otro equipo similar.

Los cinco amigos se dirigieron dónde el dueño de la posada-taberna, un sujeto llamado Mantecona, pero este les dijo que Gandalf no arribó al lugar.

Los amigos ocuparon una mesa discutiendo que hacer a continuación, pero Merry y Pipin ya estaban aburridos y fueron a pedir algo de cerveza, mientras que Sam les hacía notar que un extraño hombre les observaba. Al preguntarle al señor Mantecona, este les dijo que era un vagabundo del monte con el mote de "trancos".

Los amigos seguían hablando cuando algo llamó la atención de Frodo y este corrió de prisa dónde se hallaban Merry y Pipin. Frodo al discutir con sus amigos, perdió el equilibrio y cayó de espaldas, de repente, desapareció como si hubiese realizado el hechizo de Aparición, pero Hermione no escuchó ningún ruido.

Los locales se alarmaron ante la magia del hobbit y ya se estaban poniendo violentos, por fortuna, los hobbits inventaron una historia y todos les creyeron.

«Odio la edad media», pensó Hermione. ―¿Dónde crees que está Frodo?

―Si buscan al señor Sotomonte (Frodo), lo vi dirigirse a la habitación del fondo con ese tal Trancos ―les dijo Mantecona.

Los cuatro amigos se apresuraron a la habitación.

―¡Está cerrada! ―gimió Sam

Alohomora ―dijo despacio Hermione y todos ingresaron.

―¡Deja al señor Frodo o te mataré, señor trancos! ―le gritó Sam. El hombre dio un paso adelante, pero Hermione le aprisionó con el Incarcerous.

Frodo interrogó al hombre que resultó llamarse Aragorn y este les dijo que conocía a Gandalf y que además se ofrecía a llevarlos a Rivendel. Los hobbits no confiaron en él, pero Hermione les convenció a que aceptaran su ayuda y es que el hombre le recordaba a Sirius, con su apariencia sucia y descuidada.

Aragorn convenció a los cinco amigos a no hospedarse dónde El Poni Pisador, y hacerlo en la posada del frente.

―¿Crees que vendrán esos... Nazgul, como tú les llamas, Aragorn? ―preguntó Hermione.

―Es lo más probable, tú duerme, que yo haré guardia ―dijo el hombre y Hermione y los hobbits que estaban muy cansados, se pusieron a dormir.

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Yyhgghay.

―¡Qué es eso! ―gritó Hermione en medio de la noche, y Aragorn con el dedo le indicó que ella y los demás guardasen silencio. Los amigos se acercaron con cuidado a la ventana y vieron como los nazgul salían del pueblo con sus caballos.

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A la mañana siguiente, muy temprano, los seis amigos salieron del pueblo rumbo a Rivendel. Hermione, luego de caminar toda el día (durante varios días) estaba agotada y se montó en su escoba, pero está iba tan lenta que al final Aragorn se enojó.

―Irías más rápido caminado ―le dijo, con lo que la muchacha volvió a caminar.

Llegada la noche, divisaron una especie de ruinas y para pesar de la chica, tuvieron que subir una elevada pendiente, decidieron descansar al llegar al lugar dónde decidieron pasar la noche y Hermione, que estaba tan agotada, cogió una tela y la transformó en un colchón y luego se desplomó sobre está durmiéndose de inmediato.

―Pobre, no está acostumbrada a caminar tanto ―dijo Pipin, mientras Sam y Merry traían sábanas para cubrirla.

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Hermione creyó escuchar unos gritos y se despertó soñolienta.

―¡Apaguen el fuego! ―decía Frodo, cuando de nuevo se escuchó el grito sobrenatural de los nazgul. Está vez Hermione se despertó por completo.

―¿Dónde está Aragorn? ―preguntó Hermione.

―Salió a explorar un rato, espero que vuelva pronto ―le dijo Frodo.

―No volverá a tiempo ―dijo Sam―, mejor subamos.

En la cima de las ruinas, los cinco compañeros se aprestaban a enfrentarse con el enemigo. Hermione, al ver a los nazgul les lanza maldiciones, pero estos seres parecen inmunes a la magia.

―¡¿Qué puedo hacer?! ¡¿Qué puedo hacer?! ―se decía a sí misma Hermione. Los nazgul ya sacaban sus espadas.

Expecto Patronum ―dijo Hermione, pero no pudo conjurar nada, los enemigos se acercaban más y más.

―¡Expelliarmus! ―gritó y uno de los nazgul, soltó su espada.

«¡Claro! Si ellos son etéreos, sus espadas no lo son», pensó y repitió el mismo hechizo contra los demás, desarmándolos a todos, pero igual iban acercándose, por fortuna, Aragorn llegó y entabló combate. Él no la hubiese contado de no ser por Hermione, quien ayudaba a su amigo con el Expelliarmus, al final, los nazgul se retiraron vencidos.

―¡Hermione, Frodo está herido! ―gritó Sam

―Mientras ayudabas a Aragorn, uno de esos nazgul, hirió a Frodo por la espalda ―dijo Merry.

Los amigos decidieron bajar de las ruinas, Aragorn se ausentó para buscar hierbas medicinales.

―¿No puedes hacer nada? ―le suplicaba Pipin.

―Lo siento, en el colegio no me enseñaron magia curativa, lo único que sé es Férula , y eso no ayudará a Frodo.

Hermione no se explicaba como en todos sus años en Hogwarts no le hubiesen enseñado magia curativa.

«¿Cómo Dumbledore, no puso magia curativa en el pensum del colegio?», se preguntaba irritada, cuando vio que Aragorn y una mujer que al parecer era un elfo se acercaban.

Aragorn le encargó a Frodo a la mujer elfo y en su caballo partieron del lugar.

―¡¿Qué estás haciendo?! ¡Aún hay nazgul por ahí! ―le criticó Sam, pero Aragorn le tranquilizó diciéndole que los caballos elfos eran superiores.

Aragorn y los demás corrieron presurosos a Rivendel, Hermione sentía que iba a desfallecer, pero por fortuna, unos jinetes elfos les encontraron y decidieron llevarles a su ciudad.

―Gracias, señor ―le dijo Hermione a un elfo que le recordaba mucho a Lucius Malfoy.

―No tiene por qué ―le dijo sonriente el elfo. Hermione se sentía algo extraña ante esta nueva y mejorada versión del padre de Draco.

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Al final, luego de atravesar un desfiladero estrecho, Hermione llegó a Rivendel, la cual estaba ubicada a la mitad de un acantilado y con numerosas cascadas a los alrededores.

Al llegar Hermione y los demás, quisieron saber sobre Frodo y un elfo les dijo que él y la dama Arwen, habían eludido a los nazgul, y ahora Arwen y lord Elrond estaban curando a Frodo. Lord Elrond salió luego de una hora y les dijo que Frodo se despertaría en unos tres días.

Aragorn presentó a los hobbits con lord Elrond, y dejó al final a Hermione.

«Claro, en esta época no se acostumbra presentar primero a las mujeres, odio la edad media», pensaba.

Cuando Aragorn presentó a Hermione con lord Elrond, lo hizo en lengua elfica y Elrond abrió los ojos como platos mirándola fijo.

―Es un placer, señorita Granger. Aragorn me dice que usted es una istari que viene de un mundo que no es el nuestro y que de no ser por su inapreciable ayuda, él no habría logrado sobrevivir al ataque de los nazgul ―le dijo Elrond.

―Fue un placer, lord Elrond.

Lord Elrond ordenó a unos elfos que guiasen a los viajeros a sus habitaciones para que estos duerman ya que era muy tarde. Hermione se quedó con la boca abierta por la habitación que tenía, era muy lujosa pero con un estilo que no sabía definir, una mezcla entre minimalismo y bueno, arte elfo. Hermione se durmió apenas se recostó en la aromática cama.

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Se levantó muy temprano en la mañana y fue al cuarto de baño, este era muy elegante con una enorme bañera de mármol blanco en forma de cisne, y a su lado... una bacinica.

Ay no, no otra vez, ¡odio la edad media!

Luego de transformar bacinica, balde y lanas de oveja en inodoro, lavamanos y papel de baño (y luego de usar fregoteo), tomó un agradable baño caliente que le prepararon los elfos.

―Disculpe, ¿dónde están los baños? ―preguntó Hermione a una elfo luego de salir de su habitación, y es que Hermione no podía creer que los elfos no tenían baño como los humanos o los hobbits. Le indicaron dónde se hallaba este y fue presurosa a satisfacer su curiosidad.

Resulta que los baños no eran otra cosa que un riachuelo embovedado por unos finos tablones con huecos separados entre sí por unos cuantos metros en los cuales uno se sentaba y el riachuelo hacia el resto, tampoco faltaban los baldes de agua y las famosas lanas de oveja.

«Bueno algo es algo, de hecho me recuerda a los baños que tenían los antiguos habitantes de Creta», pensaba Hermione recordando ese viejo cartoon: Era una vez el hombre.

Al salir del baño, un elfo guió a Hermione dónde sus amigos para almorzar.

―Siento haberme perdido el desayuno, pero prometo estar para la hora del té ―decía la chica.

―¿Hora del té? ―no le entiendo, señorita Granger.

«¡Nooo, odio la edad media!»

―No, no se preocupe ―dijo forzando una sonrisa.

Al recorrer los pasillos, constató que Rivendel no tenía muros defensivos.

«Claro, al estar en medio de un acantilado, no los necesita, es la defensa perfecta».

Antes de llegar al comedor, vio un terreno dónde pastaban varias ovejas de la lana más blanca que había visto en su vida.

―¡Que lindas! ―le dijo a la elfo.

―Sí, son bonitas, estas ya están listas para ser trasquiladas.

―¿Trasquiladas?

―Sí, su lana se usa para los baños ―le dijo la elfo ruborizándose un poco.

―Ya veo, y de seguro usan también su lana para la confección de ropa y su carne para alimento ―dijo Hermione y la elfo puso una cara de asco.

―Sí, usamos la lana para los vestidos, pero ¿comernos a las ovejas? Eso es de bárbaros, ¡disculpe, usted, no fue mi intención ofenderle!

―No, no se preocupe, sólo que aún no sé las costumbres del lugar, de hecho, este no es mi planeta natal ―dijo Hermione y le explicó su situación con lo que la elfo quedo impresionada de conocer a alguien que venía de otro planeta.

»Entonces, ustedes los elfos son vegetarianos.

―Sí, lo somos, jamás comeríamos la carne de algún animal.

Llegaron al comedor y Hermione se encontró con los hobbits que ya degustaban de la sana comida elfo. Hermione desde pequeña leyó acerca de los legendarios manjares hobbits y elfos, pero la comida era insípida, al parecer los elfos no usaban especias.

«Primero la cocina hobbit, y ahora la cocina elfo, ¡malditos cuentos de hadas, me lavaron, nos lavaron el cerebro! ¡Odio la edad media!».

En medio de sus cavilaciones de cuanto odiaba la edad media y cuantas veces ya lo había dicho, Aragorn entró al comedor. A Hermione se le cayó la zanahoria que estaba comiendo. Aragorn ¡estaba guapísimo!, se había recortado un poco la barba, su cabello ya estaba algo recortado y limpio, y estaba, bueno, ¡estaba como él quería!

―Aragorn, veo que impresionaste a la istari de otro mundo ―dijo Arwen divertida al ver la expresión de Hermione. Aragorn la miró y también se sonrió.

«¡Maldición!», pensó Hermione al descubrir que le salía un chorro de baba por la comisura de sus labios y, roja como un tomate, bajó la vista y decidió quedarse callada durante toda la comida.

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Arwen apartó a Hermione después de la comida y se disculpó con ella, no era su intención ponerla incomoda.

Hermione aceptó las disculpas de Arwen y hablaron sobre Frodo y la vida en Rivendel.

―¿Cómo es tu padre? Parece alguien estricto ―dijo con timidez. Arwen se rió un poco.

―Bueno, lo es un poco, pero como el señor de Rivendel debe de serlo, ¿por qué me lo preguntas?

―Es que me recuerda a un actor de Hollywood, en Matrix ―dijo Hermione forzando una sonrisa.

―¿Hollywood, Matrix?

―No importa, olvídalo... Y dime Arwen... ¿entre tú y Aragorn hay algo, bueno... romántico?

―Sí, lo hay. ―Está vez le tocó ponerse colorada a Arwen. Hermione parecía desilusionada y Arwen le miró y le sonrió con dulzura―. Sin embargo, mi padre no aprueba esa relación ―dijo Arwen, y le contó a Hermione como su padre le ordenó tomar los barcos elfos para abandonar para siempre la tierra media. Hermione se escandalizó, diciéndole que ella y Aragorn harían una pareja perfecta.

―No puedo desobedecer a mi padre, ninguna hija puede ir contra los deseos de su padre.

―Típico, de está era, como odio la edad media.

―¿Edad media? Hermione estas confundida, estamos en la tercera edad de la Tierra Media.

Eh, es sólo una expresión ―dijo apenada y procedió a hablar de su mundo natal: la Tierra. Arwen quedo impresionada, el mundo muggle le parecía algo mágico y místico, con máquinas que podían desplazarse más rápido que un caballo o que podían volar por el cielo.

―Entonces, ¿dentro de estos llamados motores, hay varios caballos? ¡Deben ser maquinas enormes! ―decía Arwen.

―Este, más o menos, creo que fui muy rápido y te confundí, de hecho, no se mucho de motores de autos, es más, muchos muggles tampoco saben cómo funciona un auto, o un avión o un... ―A Hermione le vino una idea.

»¡Arwen, tu pueblo!, los elfos, son una raza mágica, ¿crees que podrías ayudarme? ―le dijo con una expresión de súplica que hizo que Arwen se preocupara.

―Por supuesto. ¿Qué es lo que deseas? ―le preguntó y Hermione le explicó si podría haber una forma de regresar a su mundo con lo que Arwen sugirió ir dónde su padre.

Para desilusión de Hermione, lord Elrond no pudo ayudarla en nada, ni en su intento para regresar a su mundo, ni en una forma efectiva para crear una buena escoba mágica u otra nueva varita.

―¿Qué voy a hacer?, ¿cómo estarán mis amigos?, ¿estarán todos vivos y a salvo?, y si un mortifago mató a alguien...

Arwen se apresuró a abrazar a Hermione quien ya estaba lagrimeando y alejó sus miedos.

―No te preocupes, si son tus amigos, de seguro salieron airosos de la situación.

―¿Y dónde está Gandalf? El prometió encontrase con nosotros en Bree, pero nunca apareció ―gimió Hermione, y Arwen y Elrond intercambiaron miradas de preocupación.

―Disculpe la intromisión, lord Elrond ―dijo un elfo―, pero Mithrandir acaba de llegar, está herido, lo trajo una de las altas águilas.

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Arwen le dijo a Hermione que al hombre al cual se refería el elfo era Gandalf. La chica se ilusionó y a la mañana siguiente, luego de que Gandalf se recuperase de sus heridas, fue a visitarlo.

―Buenos días, señor mithrandir ―le dijo educada.

―Sólo llámame Gandalf, escuché que salvaste a Frodo y compañía, incluso a Aragorn.

―No fue nada... Gandalf, y usted, por favor, llámeme Hermione.

―¿No fue nada? Enfrentarse a los nazgul ¿no fue nada?, permite discrepar de eso Hermione, pero demostrase una magia digna de un istari.

―Gandalf, no soy una istari yo vengo de otro mundo y deseo regresar a él.

―Sí, Elrond me informó de tu situación, pero me temo que nada puedo hacer ―le dijo el anciano y Hermione vio sus esperanzas desplomarse, se hincó junto a la cama de Gandalf y se puso a gemir. Gandalf la consoló lo mejor que pudo.

Hermione luego de tranquilizarse, le pidió ayuda al mago con respecto a su escoba y a su varita, pero tampoco Gandalf pudo hacer gran cosa.

―Yo no puedo crear una nueva varita, pero si puedo enseñarte a hacer tu propio báculo de mago.

―¿Un báculo? ―dijo Hermione, en el colegio le enseñaron que los antiguos magos usaban báculos y que luego remplazaron estos por varitas que eran más eficientes y poderosas, pero ¿que más podía hacer?, la aterraba la perspectiva de que su varita se rompiese algún día y quedase indefensa.

―Bruja, soy una bruja Gandalf ―dijo Hermione con orgullo―, y sí, me encantaría que me enseñases a hacer mi propio báculo.

CONTINUARÁ...

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