Era una mañana de verano, un buen día para los amantes de los tiempos cálidos. Todos los estudiantes empezaban su primer día de clases en sus respectivas escuelas, ansiosos de reencontrarse con sus compañeros y amigos.

Todos menos cierto ojiverde de tes morena y mascarilla negra, quien detestaba el calor de verano y volver a la escuela. Al menos lo calmaba el pensar que este sería su último año, así que solo tendría que aguantar un año más a esos imbéciles y luego olvidarse de ellos por el resto de su vida.

Primer día de clases, había llegado de malhumor, pero logró llegar antes que el calor se intensifique y que los demás lleguen. Es decir, tenía libertad de elegir el lugar donde se sentará por el resto del año. El salón solo poseía una entrada que quedaba al lado del pizarrón, ya que es verano le resultaría muy conveniente sentarse cerca de la puerta pues incluso los profesores la mantenían abierta para el ingreso del aire. Podría sentarse al final, cerca de las ventanas, pero después de revisarlas, se dio cuenta que estas no se abrían y es muy probable que sufra un accidente por algún pelotazo que puedan recibir.

Sin embargo, si se sienta en la primera fila, sería el blanco para las preguntas de los profesores y eso resultaría una verdadera molestia. La tercera fila ya estaría muy alejada de la puerta y no recibiría tanto aire, así que no le quedó de otra que sentar en la segunda fila. Es la mejor opción para aguantar el resto del año sin más molestias.

Conforme fue pasando el tiempo, los demás estudiantes comenzaron a llegar, algunos agitados por tanto correr, otros simplemente por el calor. Eso preocupó un poco al moreno, había evaluado el mejor lugar para sentarse, pero se olvidó completamente de un factor común en verano: la sudoración.

Esperaba que al menos quien se siente delante de él tenga una correcta higiene personal, en serio anhelaba que de todos estos idiotas al menos el que esté delante de él sea limpio.

El salón estaba casi lleno, solo el asiento delante y detrás de él estaban libres. Vaya que tampoco querían sentarse cerca de él. Aunque eso no le molestaba ni en lo más mínimo.

Sintió una gran calma al ver que quien entraba era un pelirrojo de tes pálida y ojos ámbar, lo conocía desde la infancia, aunque no hablaban mucho al menos sabía que tenía una higiene muy estricta.

Kakuzu sintió un gran alivio de saber que Sasori estaría cerca, al menos no es tan molesto como los demás. El pelirrojo era alguien muy dedicado a sus estudios, era más que obvio que se sentaría delante de él para prestarle más atención a la clase.

Poco a poco su alivio se fue desapareciendo cuando vio que caminaba hacia el asiento detrás de él.

Y para arruinar aún más su día, después de Sasori llegó un gordito castaño muy agitado por el calor, Chouji sin duda estaba sudando mucho pese a que no parecía haber corrido y ya que solo quedaba un asiento ya adivinarán la gran decepción que tuvo Kakuzu.

Intentando ocultar su irritación, volteó a ver a Sasori y preguntó:

- ¿Por qué no te sentaste delante de mí? - fue directo al punto. Sasori lo miró y tranquilamente respondió:

- Los profesores me tomarían de blanco -

No había duda que Kakuzu no era el único en llegar a esa conclusión. Si bien Sasori era aplicado, no le gustaba responder las preguntas de sus profesores, le parecía una pérdida de tiempo pues eran muy sencillas para él.

***

Conforme fue pasando la clase, el moreno no podía evitar sentir ese ligero hedor que liberaba su compañero de al frente. Y la ventilación que brindaba la puerta del salón no ayudaba para nada.

¿Cómo fue posible que no tomara en cuenta ese factor? Si así inicia sus clases, ¿cómo las terminará? Faltaban 3 meses para que comience el invierno, ¿tiene que aguantar ese olor hasta entonces? ¿Y si en invierno ese gordo sigue apestando así? Y si...

-La clase terminó, idiota -

Sus pensamientos fueron interrumpidos por Sasori, quien era el último en salir del aula.

Rápidamente guardó sus útiles y fue tras él. Tenía algunas preguntas que hacerle

-Hey! - Logró alcanzarlo y comenzó a caminar a su lado, siguiendo el ritmo del pelirrojo - ¿Lo sentiste?

- ¿A qué te refieres? - Respondió con desinterés

- ¿El hedor que expelía ese gordo? -

- Ah... no-

- ¿Cómo qué no? Si era muy notorio incluso la ventilación ayudaba a expandirlo al salón

Sasori miró a los ojos del moreno con esa expresión tan calmada que acostumbra a tener, pero no detuvo su andar para responderle:

- Al parecer no lo sabes, así que te lo diré, a los 5 años sufrí un accidente, debido a ello mi sentido del olfato y del gusto son casi nulos-

Kakuzu estaba sorprendido, Sasori parecía una marioneta andante pero no esperaba que de verdad no tuviera algunos sentidos.

No era de su incumbencia hablar más de ello, pero no pudo evitar entablar una conversación. Sus casas estaban cerca, así que qué más daba si hablaban un poco más. Se conocían desde niños, pero sabían tan poco el uno del otro, era tiempo de conocerse un poco más.

Entre la conversación que tenían, Kakuzu se enteró que en aquel accidente Sasori perdió a sus padres y que ha estado viviendo con su abuela desde entonces. No se esperaba ello, pero tenía sentido, Kakuzu siempre fue alguien muy fácil de irritar, pero Sasori no tenía esa personalidad tan inerte o al menos no lo recordaba así.

El moreno aún recuerda aquel primer día de jardín en el que fue recibido a la distancia por un pelirrojo quien levantaba una mano con ánimo y esbozaba una ligera pero sincera sonrisa para indicarle que tenía un asiento libre a su lado.

Desde aquella charla, apropósito o inconscientemente, ambos se esperaban al término de clase para regresar juntos a sus respectivos hogares. Conversando o simplemente en completo silencio, lo que sí era seguro era que al menos no detestaban la compañía del otro.

💚❤️💚❤️

Okey! Este es mi primer fanfic, asi que ¿qué les pareció? Sean gentiles QnQ

Y es KakuHidan, se los aseguro, solo denme tiempo XD

Aunque podría ser un poco KakuSaso 🤔 no lo sé, ustedes dirán 👀

Hasta entonces UwU