Capítulo 3
Aún no sé como fue que acepté a tal cosa, me pareció sumamente estúpido, pero no pude evitar acceder.
Las chicas me habían invitado a jugar verdad o reto, un juego el cual detesto desde que tuve que besar a un chico que no conocía y el tipo intentó sobrepasarse. Pero ahí estaba yo, sentada frente a la pequeña mesa del salón, escuchando como Sunny retaba a Joohyun a actuar lo más sexy posible. A mi lado estaba Tiffany, quien sujetaba mi mano mientras su cabeza estaba recargada en mi hombro.
—Tiffany —pronunció el nombre de la obsesiva con el color rosa, Hyoyeon. La mencionada elevó la cabeza y miró fijamente a la rubia —. ¿Verdad o reto? —preguntó.
—No lo sé... —se quedó en silencio algunos segundos —¿Verdad?
Pude ver como Hyoyeon demostró decepción, al parecer tenía pensado un reto para Tiffany, pero al oír que la pelinegra había dicho verdad todo se había arruinado. Aunque su sonrisa regresó, al parecer ya tenía la pregunta perfecta para Tiffany.
—¿Qué piensas sobre la relación de chica y chica? —abrí mis ojos tanto que sentí como me comenzaron a doler, pero no pude evitar hacerlo y mirar de manera extraña a Hyoyeon.
Ella me volteó a ver y me dedicó una pequeña sonrisa.
«¿Qué pretendes, Kim Hyoyeon?» pensé sin quitarle la vista de enzima.
—Asqueroso —escuché como Tiffany habló, haciéndome voltear a verla, en su rostro pude notar el desagrado ante esa pregunta de Hyoyeon.
Giré mi rostro hacia la rubia, ella miraba a Tiffany como yo a ella.
Yo en cambio sentí como un dolor se proclamó en mi pecho, por alguna extraña razón me hacía falta el aire y los ojos me picaban de una manera horrible.
Si la única intensión de Hyoyeon era que me decidiera en contarle todo a Tiffany ante la posible respuesta que podía dar, estaba más que segura después de esto que no abriría mi boca para mencionar algo como esto.
—Disculpen... Necesito usar el baño —alejé mi mano de la de Tiffany y salí lo más rápido posible de ese lugar.
No quería que todas me vieran mal. Me sentía fatal y en cuanto llegué a mi habitación que gracias a Dios no compartía con nadie, me dejé caer a la cama y las lágrimas comenzaron a brotar se mis ojos.
Estaba claro que Tiffany no degusta de las chicas, pero ¿era necesario usar específicamente esa palabra? Pudo utilizar tantas, había una infinidad de palabras que se pueden usar. ¿Pero esa? ¿Precisamente tenía que ser eso?
Necesitaba bajar, ellas comenzarían a dudar sobre porque tardo tanto, pero no podía moverme, estaba de alguna manera atada al colchón y aunque intentaba darle una orden a mi cuerpo éste no reaccionaba. Sin contar que por más que lo intentaba no podía dejar de llorar.
¿Cómo es que sea tan débil y llore por eso? No puedo creer que me haya quebrado ante esa simple palabra, pero no pude evitarlo, realmente me hizo sentir muy mal, he estado muy sensible estos últimos días por todo este maldito tema, así que el haber oído eso de Tiffany me causó un daño mayor.
—Taeyeon... —detrás de la puerta la voz de Hyoyeon se logró escuchar.
No contesté, permanecí callada.
—Taeyeon, por favor, responde, necesitamos hablar —intentó abrir la puerta, pero ésta se encontraba cerrada desde dentro.
Me levanté de la cama para mirar desde la oscuridad la puerta que apenas se iluminaba con los faroles de la calle.
No sabía si abrir y hablar con Hyoyeon o simplemente ignorarla e intentar tranquilizarme para volver al juego, pero mi cerebro no procesaba bien las cosas. No podía ver la ventaja y desventaja de cada opción, pero a pesar de eso logré tomar una decisión. Dejé escapar un suspiro, limpié de mis lágrimas y me paré para abrir la puerta.
Y ahí estaba Hyoyeon, miraba hacía el piso con vergüenza.
—Unnie —habló.
Hyoyeon no suele usar ese tipo de palabras a menos que se sienta culpable.
—¿Por qué? ¿Por qué preguntaste esa estupidez? —me sentía furiosa, necesitaba saber su razón para actuar de esa manera, aunque ya me había hecho una idea.
—Quería ayudarte. No me gusta verte así, unnie... No sabía que Tiffany fuera a responder de esa manera —confesó —. Por favor discúlpame —hizo una reverencia que duró varios segundos.
—No vuelvas a entrometerte en este asunto. No hables de ello o hagas referencias sobre esto. Esto es mi condena, estoy afirmando que realmente siento algo por ella, pero si esto evita que vuelvas a meter las narices donde no te llaman, no me importa decirlo.
Hyoyeon elevó la mirada, pude ver con la poca iluminación que me brindaba el pasillo que se sentía mal. Lentamente asintió.
—No quiero que sospechen. Vamos de regreso.
(...)
La noche fue larga, demasiado a mi parecer. Cuando había regresado con Hyoyeon las chicas preguntaron el porque había tardado tanto y porque venía con Hyoyeon, ésta dio una excusa que creí que las chicas jamás creerían, pero me sorprendí tanto al ver como se habían convencido por aquello.
Hyoyeon les había dicho que me había quedado encerrada en el baño e intentó ayudarme hasta que pude salir. Y como digo, si a mí me contaran eso, sencillamente no hubiese creído nada.
Después de aquello ahora me encontraba colocando los víveres dentro del frigorífico y alacena. Era bastante tranquilo y común lo que hacía, pero me sentí extraña cuando unas manos rodearon mi cintura y una cabeza se colocó sobre mi hombro izquierdo.
Sabía quien era aquella persona, sería imbécil si no supiera que esa persona era Tiffany, una vez haciendo que mi cuerpo se pusiera rígido al sentir su cuerpo tan cerca del mío y no poder proclamarlo como de mi propiedad.
Dejé de hacer lo de antes para quedarme completamente tiesa mientras ella seguía sujetándome fuertemente por la cintura y su respiración chocaba en mi oreja.
—TaeTae —murmuró con cierta ternura.
—¿TaeTae? —cuestioné, jamás la había oído hablarme así, por lo general me decía Tae, Taeyeon, unnie o inclusive ajumma, pero jamás TaeTae.
—Sí, TaeTae, suena lindo, como tú —los colores se me subieron a las mejillas, ella era tan linda cuando decía ese tipo de cosas, pero ahora eso no ayudaba bastante y menos a como se encontraba.
No supe realmente como contestar, puede haberme molestado ante ese apodo, pero preferí guardar silencio, cosa que a Tiffany pareció no afectarle, al contrario, me abrazo aún más y su cabeza ahora se encontraba en una mejor posición para no cansarse y lastimarme el hombro.
—Eres hermosa —murmuró de una manera tan particular que pude intuir que sus mejillas estaban coloreadas en un rojo vivo, cosa que imité ya que no podía evitar sentir ese rubor sobre mis mejillas y practicamente todo mi rostro.
Quería voltearme, sujetarla de las manos y plantarle un beso que jamás en su vida podría olvidar, pero pude resistir mientras clavaba mis uñas a mi mano con una fuerza exagerada.
«Vamos, Taeyeon, puedes resistir esto, ella a hecho cosas peores, así que esto puedes resistirlo» intenté darme ánimos para no hacer lo prohibido, pero cada segundo que pasaba era un infierno y mi única salida de ese espantoso lugar era hacer caso a lo que no se debía.
—TaeTae —volvió a murmurar aquel apodo —. ¿Me quieres?
—Claro que sí, tonta.
—¿Mucho?
—Más de lo que podrías imaginar...
Ella después de eso se separo de mí y salió de la cocina.
No debía sorprenderme ante aquello, siempre hacia lo mismo cuando me preguntaba si la quería, aunque ahora mis palabras superaban lo que yo podía imaginar un tiempo atrás.
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