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4-Recibo tus besos como paga

Dos semanas más pasaron y Julia aprovecha cada vez que puede para invitarme a almorzar o por un café. Mientras más me niegue más insistente y mal humorada se pone, así que, que más da, comida grátis me viene bien.

   —Hola Deb —vamos en el auto a almorzar— sí, okay está bien. Te veo esta noche.

    —¿Tu amiga?

    —Sí —ante mi falta de detalles sigue preguntando.

   —¿Se verán está noche?

   —Sí.

    —¿Me vas a contar o tengo que seguir preguntandote?

    —No hay nada que contar, la veré esta noche, cenaremos juntas, veremos una película y quizás se quede a dormir

   —¿Solo dormir?

   —Sí, solo dormir, aparte soy hetero y si me fijase alguna vez en una mujer, no sería mi mejor amiga —«Ni en ti». Sonríe satisfecha por mi confesión— ¿Hasta cuándo vas a seguir invitandome a comer?

   —¿Te molesta la comida gratis? ¿O que hablen de ti por comer conmigo?

   —Me molesta que te ven e intimidas a quienes se me quieren acercar.

   —Eso es bueno, ya llegamos, bájate. Iré a dejar el auto.

   —Puedes pedir las cosas bien —suspiro bajando del auto— ¿Reservaste una mesa? —le digo mientras camina hacia mí, en la entrada del restaurant.

   —No es necesario, conozco al dueño—me guiña un ojo y toma mi mano para entrar, pero me solté apenas cruzamos la puerta. Nos guiaron hasta una mesa apartada de las demás, me siento y ella a mi lado en el sillón muy pegada a mí—. No seas tímida.

   —No lo soy, pero eres mi jefa, estamos en horario de trabajo y tenerte tan cerca me pone...

   —¿Vicky? Si eres tú... —mi ex se acerca con su prometida, la misma con la que me engañó hace más de 8 meses— le dije a Valery, que eras tú.

   —James, hola —no sé porque tomo la mano de Julia y entrelazo nuestros dedos— ¿Como han estado? —ellos no pasaron el detalle por alto y Julia tampoco, que me aprieta la mano.

   —Muy bien... ¿Ella es...?

   —Hola, Valery —saluda Julia a la prometida de James—. Soy su novia, disculpen, mi amor es un poco tímida, es que estábamos celebrando nuestro aniversario y no esperábamos encontrarnos a alguien —Se desdibuja su petulante sonrisa al escuchar la palabra novia.

   ¿Terminamos y te haces lesbiana?

   —No solo ella ¿No es así Valery? —se lame el labio inferior y se lo muerde.

   —¡¿Qué?! ¿Tú también? —suelta su mano enojado— ¿Quién eres? —la cucaracha se dirigie a Julia.

   —Julia Moore.

   —Esa Julia Moore, que llevó a la multinacional en el ranking más alto y está a la cabeza de las empresas más prestigiosas en tan solo 6 años.

   —La misma.

   —¿Puedo llevarte mi currículum? —sigue siendo la misma mierda aprovechada. Sin responderle, ella me mira y sin quitarme los ojos de encima, acariciando mi rostro me pregunta.

   —¿Cómo conoces a, mi amor? —le pregunta a él besando mi mano.

   —Soy su ex ¿No te habló de mí? —dice avergonzado.

   —Le avergüenza un poco su etapa hetero y no tenemos mucho tiempo para hablar —le guiña un ojo sonriendo, su prometida se aclara la garganta. Julia se acerca más a mí  posando una mano en mis piernas, luego besa mi cuello «¿No te parece demasiado real tu actuación?». Yo sigo incómoda por la situación. Giro hacía Julia y me da un beso, suave—. Bueno si nos disculpan quisieramos celebrar nuestro aniversario —ellos, él se disculpa y se van— ¿Estás bien? —asiento mirando su boca, su beso me ha dejado embobada y queriendo más— ¿Te parece que celebremos nuestro falso aniversario, mi amor?

   —Sí.

   —Perfecto —me toma del mentón, cierro los ojos y da vuelta mi cara, besándome en la mejilla—. No más besos si te robo otro será con ropa y todo —estira el brazo con la carta en la mano—. Queremos de entrada sopa de camarón y dos martinis de chocolate —en ese momento interrumpe el contacto visual para mirar al camarero— ¿Quién era ese y por qué tuve que fingir que eramos novias?

   —Mi ex y su prometida, es con quien me engañó hace más de 8 meses.

   —Que tipo imbecil, si estuvieras conmigo jamás te sería infiel —la miro extrañada— ¿No me crees? déjame probartelo —se acerca a mis labios y siento su aliento.

   —Eres mi jefa.

   —Ya te lo dije un tecnicismo, te despido.

   —Y mujer.

   —Las chicas saben mejor cariño —Me roba un beso corto—. Ahora bien, tendremos que fingir que estamos en una relación porque él no deja de mirar hacía acá —me toma la mano— ¿Puedes hacerlo? —me acomoda el cabello detrás de la oreja. Me acerco a su mejilla y le susurro al oído.

   —Por supuesto, mi amor —muerdo su oreja y al mirar sus ojos luego de hacer eso, veo como se oscurecen de lujuria— Solo tengo una pregunta.

   —A mi princesa le respondo lo que quiera —dibuja una amplia sonrisa, se le ve tan bien, debería sonreír más.

   —A donde vamos hay casi siempre alguien que te has tirado. Para no estar con cualquiera, tu lista debe ser bastante larga —Tomo un sorbo del trago— ¿Cuántas son?

   —Bueno es de mala educación hablar de la gente con la que uno se acuesta, pero puedo hacer una excepción, digo es nuestro aniversario, pero... —claro que hay un pero, la miro intrigada— por un beso tuyo... con lengua —sonríe.

   —Olvidalo ni que fuese un secreto de estado —Me toma del mentón acercándose a mí nuevamente colocandose muy cerca.

   —Vas a caer a mis pies, Victoria, tarde o temprano.

   —Te aviso cuando puedas levantarte del suelo, Julia, porque si alguien aquí caerá, no seré yo —muerdo su labio inferior besándola y escucho un leve gemido— por cierto gra... —Pone un dedo en mi boca haciéndome callar.

   —No me agradezcas todavía, yo elegiré el método de pago luego.

   Maldita sea ¿Por qué pensé qué me haría un favor gratis?, pedirle algo a ella es pactar con el diablo ¿Qué querrá después?

   Caminamos afuera tomadas de las manos, fue y buscó el auto, se para frente a mí y me subo. Todo el camino voy preocupada, miro hacia afuera y trato de despejar mi mente pero no funciona, no funciona por el simple hecho del cual me quedé deseando más de sus besos, ya ahora encerrada en el auto con ella es peligroso desear eso. Si tan solo escuchara lo que pienso frenaría el auto para asaltar mi boca.

   Siento un calor recorrerme el cuerpo y las mejillas. 3 besos y uno se lo di yo ¿Acaso estoy entrando en la etapa hetero flexible? La verdad que no me desagradó besarla, su piel suave y sus labios, y su perfume embriagandolo todo.

   —Si tus pensamientos te hacen entrar en calor puedo encender el aire —lo dice al verme ruborizada— que no se diferencia entre tu rostro y el color del asiento ¿En qué piensas?

   —En nada.

   —Si la nada te pone así, quisiera saber cómo es.

   —Estoy bien.

   —Mentirosa.

   Llegamos al estacionamiento, deja el auto aparcado, del otro lado de una pared que tapa la vista, mujer astuta. Sé que va querer como paga, así que apenas estacione debo bajarme lo más rápido posible, "soldado que huye, sirve para otra guerra".

   Antes de que apague el motor abro la puerta, y procedo a sacarme el cinturón, ella pasa por encima de mí cerrando la puerta de nuevo, pone las trabas y ajusta mi cinturón.

   —¿A dónde crees que vas?

   —A trabajar, ya termino la hora del alm...

   —Cobarde, no pensaba cobrarmelo ahora —rápidamente se coloca encima de mí, tirando su cabello lacio a un costado— pero ya que tienes tanto apuro y miedo, lo haré.

   —J.. ju... Julia —logro decir luego de tartamudear— e... esp... espera.

   —No usaré la fuerza Victoria —acerca su rostro al mío, rozando con su naríz mi mejilla— sino quieres, solo di no —trago con dificultad y ella pone ambas manos en mi rostro, mirándome fijo esperando mi respuesta— tic toc, se te acabó el tiempo y el que calla otorga —roza mis labios con los suyos, primero me besa lenta y superficialmente, luego su lengua pide permiso para entrar y yo la dejo seguir ¿Hay algo que no haga bien? Besa como toda una experta, no sé cuánto tiempo llevamos así, pero pega su cuerpo al mío y yo bajo mis manos de su cintura a la cadera, un gemido se escapa entre nuestros besos y el sonido de la alarma de un auto nos devuelve a la realidad— me encantaría seguir —dice con  los labios hinchados dándome pequeños besos— pero tenemos que volver a la oficina, porque no sé lo que pueda hacerte en este momento —Abro los ojos.

   —Ya no te debo nada —abro la puerta, ella se baja de arriba mío y salgo caminando rápido al elevador, tocando mis labios, mientras siento mi cara arder.

   —Victoria... —grita ella detrás de mí— espérame, Victoria... ¡mierda me dejé el teléfono! ¡Victoria! —«maldita terca que me vuelve loca».

   Llego al ascensor y cierro las puertas, presionando el botón repetidas veces, viéndola casi correr para llegar, suelto un suspiro, mi corazón va a estallarme en el pecho, lo peor es que... —llevo mis manos a mi boca. Me encantó ese beso, me encantó, me encantó, me encantó ¿Qué hubiésemos hecho si no sonaba la alarma? Hasta... hasta estoy mojada, solo con su beso, no, no, no, Victoria no. No me puede gustar mi jefa, no me puede gustar esa reina helada, no me puede gustar, una mujer.

   Llego a mi escritorio casi temblando, me siento y está Zack esperándome, solo me doy cuenta que es él cuando me saluda, sigo en shock.

   —Hola Vicky —pasa una mano frente a mí.

   —Hola Zack.

   —¿En qué pensabas? Estás muy perdida en tus pensamientos.

   —Nada importante.

   —Vicky, me preguntaba si quieres salir conmigo el...

   —Sí, si quiero —tal vez necesito volver a estar con un hombre para recordar que me gustan.

   —¿En serio? Digo que bueno, paso por ti el sábado a... —Veo que se acerca Julia y su cara al ver a Zack.

   —Mira mándame un mensaje —le anoto rápidamente mi número en un papel— hablamos después llegó mi jefa.

   —Oh sí, adiós.

   —Tenemos que hablar.

   —¿Es sobre el trabajo?

   —No.

   —Entonces no hay nada de que hablar.

   —Qué le diste a ese idiota.

   —Nada que te importe.

   —Puedo despedirlo si quiero.

   —Me caeras peor si lo haces, no creo que seas despota.

   —Victoria no me saques de mis casillas —suspira enojada—. No me pases ninguna llamada. Te llevo a tu casa cuando salgamos de trabajar.

   —No —Golpea el escritorio.

   —¿Tienes planes con ese imbecil?

   —No tengo planes, pero me puedo manejarme en autobús.

   —No, no puedes, te llevo cuando salgamos

   Sin darme posibilidad de protestar, entra a su oficina y cierra de un portazo. La oficina entera voltea a verme, que situación incómoda. Jamás debí haber accedido a comer con ella, no debí hacerla pasar por mi novia, tampoco debería haberla provocado. ¿En qué me metí?

   Espero sobrevivir el viaje hasta mi departamento, otro beso así y mis alegatos heteros quedaran endebles... bueno en realidad ya están endebles.

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