10-Un nuevo amor frutal
La noto preocupada, su cuerpo y postura es tensa, su mirada me esquiva y sus ojos se llenan de lágrimas. La abrazo y ella me abraza aún más fuerte. Respira profundo y rápido, siento su respiración agitada en mi cuello. Me preocupa.
―¿Quién te gusta?
Claro que voy apoyar a mi amiga en esto, que le guste una mujer, una planta o lo que sea no es un problema, al parecer ambas estamos descubriendo el nuevo mundo arcoíris y no voy a dejarla sola.
Sus ojos se iluminan cuando la veo sin juzgarla. Tragó con dificultad, se paró y cerró la puerta. Comenzó a pasear de un lado a otro acariciando sus manos. Pienso que si conozco a la tipa que la tiene así más vale que no le vaya a romper el corazón, o le voy a romper varios huesos yo misma.
―Tenemos que hablar Vic, hace tanto tiempo que quiero decirte esto, pero no sabía cómo ―Me siento en la cama y Deb a mi lado nerviosa― ¿sabes hace cuánto nos conocemos?
―6 años ―Ella sonríe.
―¿sabes exactamente la fecha en la que comenzamos a ser amigas? ―Niego con la cabeza― el 27 de julio en tu cumpleaños número 20. Me presentaste por primera vez como tu amiga ―suspira pesadamente. Ve la chamarra que me dió Julia en un rincón de la habitación ― ¿A dónde saliste?
―¿Qué tiene que ver eso con...?
―Esa chamarra no es tuya, es de mujer y quiero saber, nada más.
Ella sabe la verdad, sabe que me puedo haber encontrado con Julia, ya que fui muy insistente en querer venir a esta playa en particular.
Debra
Debra quiso seguirla para saber a dónde iba, pero decidió no hacerlo, más si quería confesar su amor esta noche en la playa, ya que sentía que había esperado demasiado y con Julia como rival podría perder al amor de su vida de la cual lleva enamorada años. Por eso no quería perderla en manos de otra, por no atreverse antes a confesarse. Lo que Deb no sabe es que en el momento en el que Julia se fijó en Victoria y empezó a mover sus piezas para acercarse a ella, Debra había perdido la partida.
―Me encontré con alguien... ―agachó la cabeza.
―Vic puedes decirme, no voy a juzgarte y te apoyaré siempre.
―Me encontré con Julia, sé que no te agrada ―frunce el ceño―, sé que te dije y afirme toda mi vida que hetero, pero cuando la tengo cerca, todo lo hetero desaparece... me gusta, me gusta ella y sé que está mal y que... ―comienza a llorar.
―Vic, Vic, Vicky ―la abraza― no está mal amar a una mujer ―cierra los ojos con fuerza—. Yo jamás juzgaría, no me agrada ella, pero tú si y si quieres estar con ella, está bien —dice esto mientras se le parte el corazón, su confesión ha llegado demasiado tarde y ella ya quiere a otra—, solo quiero que seas feliz.
―Tengo miedo ―dice secándose las lágrimas―, no me gustan todas, me gusta ella, me vuelve loca ―ríe― pero... me encantan sus besos... ―Deb la mira confundida por el uso del plural―. Sí, larga historia, quiero tenerla cerca, quiero verla todo el tiempo, todos los días. Cuando estamos juntas a solas, ella es... diferente, no es esa coraza, no es el hielo que aparenta ser y tengo miedo, miedo de que esto en mí solo, sea una etapa de curiosidad y que no sea...
―¿Algo real?
―Sí, y no quiero lastimarla o ilusionarla, aunque ya dejamos en claro que ella no quiere una relación y yo no soy una aventura de una noche. También es complicado porque es mi jefa y tengo que verla a diario, aunque eso no evitó que pasaran algunas cosas antes. No sé qué hacer, solo a mí se me ocurre complicarme la existencia así.
―Bueno ella ya es grande para saber tomar sus propios riesgos y no me interesan sus sentimientos, solo los tuyos y pobre de ella si te veo derramar una lágrima por su culpa, en ese momento se me olvida el budismo y le parto la cara ―Ríe ante su comentario
―Ahora dime quien te gusta, te ibas a confesar tú y lo termine haciendo yo primero admitiendo lo de Julia.
Se para nuevamente la observa fijo, con el corazón desbocado en su pecho, debatiéndose un momento entre decirle o no, se decide por lo último. No quiere perderla, sigue siendo su mejor amiga y en este momento entendió que quizás eso es un lo único que podrán ser, amigas y solo eso. Se agacha para susurrarle al oído.
―Caíste ―La observe extrañada―. Sabía que algo te pasaba y que ella te gustaba no soy estúpida ―«solo fui lo suficientemente estúpida para demorarme tanto en decirte que desde hace años te amo en silencio»― estabas demorando bastante en decirme así que te di un empujón ―«ojala alguien me lo hubiera dado a mí antes»― ¿pensaste que te iba a decirte algo como que me gustas, desde hace más de 4 años, que te veo como algo más que una amiga? Hubiese sido raro ¿no?
―No pensé eso, eres mi mejor amiga... pero si así fuera ahora que lo pienso, hubiera sido incómodo.
Consejo de amor -Tini y Morat
―Sí ―traga con dificultad, riendo amargamente y con desgano― voy a... ―se coloca su chamarra, sin poder hablar mucho tragándose el llanto lo mejor que pudo, comenzando a formar el nudo en su garganta―. Me haré algo para tomar, acuéstate y yo vuelvo enseguida, necesito también un poco de aire ―sonríe y antes de que Victoria le viese los ojos llorosos le da la espalda―, vuelvo enseguida.
Antes de que Vic dijera algo, Deb ya había salido y bajaba las escaleras camino a la cocina, deja su teléfono cargando en la habitación y no quiere volver por el, no está segura de aguantar el llanto esta vez si ve a Victoria nuevamente. Se prepara café y sale con la taza térmica caminando a la playa, necesita despejarse.
Luego de caminar un rato lo que le parecieron kilómetros se sienta en la arena para pensar, repasando la escena en la habitación todo se comenzó a conectar y los sentimientos la ahogaron, el nudo en la garganta pidió salir y las lágrimas rompieron la represa que las había contenido, nada pudo frenar esta vez el tsunami de emociones que la estaba asfixiando. El llanto aparece sacándole el aire, un elefante se ha instalo en su pecho y siente como si la aplastaran luchando con abrirse paso entre sus costillas para llegar a su corazón. Se cuestiona cada acción, cada oportunidad desaprovechada, el tiempo que dejó pasar, su miedo que la había frenado, todo absolutamente todo lo que había pasado, hasta que otra se la arrebato. Pensó en todo lo que pudo haber sido y eso dolió más, porque no fue.
Cuando al fin logra calmarse lo suficiente, se da cuenta del tiempo que ha pasado porque el sol asoma en el horizonte, su cuerpo se siente cansado, los ojos le pesan y siente sus ojos muy hinchados de tanto llorar. El alba anuncia un nuevo inicio, uno sin Victoria y ella juntas como algo más, pero quizás no todo está perdido. La playa comienza a llenarse de gente, de ruido, aunque ella sigue ahí sentada un tiempo más sin las fuerzas necesarias para moverse.
Una vez que las lágrimas se secan y el sollozo se hace menos intenso, se levanta para comprarse un café en uno de los puestos, mete las manos en uno de los bolsillos encontrando unos lentes de sol y dinero, al menos un golpe de suerte. Ve un puesto de frutas y recuerda que a Victoria le encantan las frutillas y es temporada, entonces se acerca y se queda parada dudando si comprarlas o no.
―¿Piensas llevarlas o solo vas a mirarlas? ―la joven en el puesto la saca de su ensimismamiento sonriendo―. Están buenas, te lo aseguro, yo pruebo la mercadería que llega.
―¿Qué? ―ella observa por fin a la hermosa chica que acomoda su tabla de surf y atiende el puesto―. No llevaré estas... ¿tienes manzanas verdes? Son mis favoritas.
En el momento que le da el sol su cabello dorado brilla bajo la luz, y sus ojos con una mezcla de bosque en su mirada verde y chocolate, también brillan. Nota también que en algún momento pudo haber sido la cena de algún tiburón, ya que cicatrices de rayitas cortas adornan su brazo izquierdo y no es que ella sea una experta en eso, solo que ha visto demasiado Discovery y semana del tiburón.
―Claro ¿quieres probar una?
―No, las llevaré igual.
―Tiburón de punta blanca o arrecife ―ella se da cuenta de que se ha quedado mirando su brazo demasiado tiempo―, fue uno pequeño y aunque no lo creas no me mordió tan profundo. Lo gracioso es que mi madre pensó que me podía comer un tiburón surfeando, cuando supo que era en un arrecife, casi le da un ataque.
―¿Te dejó volver al agua luego de eso?
―No, pero no soy alguien que sigue las reglas o que deja de hacer las cosas por miedo. No podría renunciar al mar, amo el agua, de hecho paso demasiado tiempo metida ahí ―señala la costa― entre las olas. Aunque se nota, mi cabello ha pagado las consecuencias de mi amor al mar.
Una frase le quedo resonando en la cabeza "no soy alguien que sigue las reglas o que deja de hacer las cosas por miedo" Victoria se había atrevido a vivir algo con su jefa, esta chica volvía al mar luego de haber sido casi comida, y ella era una puta cobarde guardándose sus sentimientos por años. Que ironía de la vida, por jugar a lo seguro y por no animarse a saltar, ahora está con el corazón hecho pedazos, parada frente a un puesto de fruta, al cual se acercó pensado en comprar frutillas para Victoria. Ya es tiempo de que se ponga a ella misma en primer lugar, y eso es lo que va a hacer a partir de ahora.
Se limpia rápidamente una lágrima que casi se le escapa bajo sus lentes de sol.
―Disculpa... sé que no nos conocemos pero... ¿estás bien?
―Sí ―mintió― en realidad... ―podía decirle a una desconocida, total no la volvería a ver― mi mejor amiga de la cual llevo enamorada más de 4 años, se enamoró de otra y todo por ser una cobarde y no confesarme antes... ―la chica la queda mirando sorprendida con sus ojos abiertos bien grandes―. Perdón no debí haberte dicho eso.
Toma la bolsa con las manzanas, dejando el dinero en la fruta, mucho más de lo que cuestan, la chica deja el puesto tomando su mano frenándola para que ella no se marche. Ella la frena y se miran por un momento, la abraza, Deb primero se siente incomoda ante el acto afectivo sorpresivo de la extraña y luego se afloja entregándose al momento, no se dió cuenta cuanto necesitaba un abrazo hasta que esta perfecta desconocida se lo da.
―Lastima por tu amiga, pero mejor para mí ―sonríe ruborizada―. Mi reemplazo llega en 2 horas, si todavía quieres y sigues por aquí, puedo enseñarte a hacer surf y podemos ir a tomar algo, supongo que te hará bien despejarte un poco ¿Qué me dices?
―No lo sé, hoy me marcho solo vinimos por el fin de semana.
―No te estoy proponiendo casamiento, aunque debe ser raro que la chica que acabas de conocer te salga con un plan así. Dijiste que habías perdido el tiempo con tu amiga, quizás algo espontaneo sea lo que necesitas ¿tomaras esta oportunidad o también la dejaras pasar? ―golpe bajo.
―Auch eso dolió ―se lleva la mano al corazón.
―¿Me das tu número? Si te dejo pensarlo mucho, no nos volveremos a ver.
―No traje mi teléfono y no me lo sé...
―Oye si no me lo quieres dar está bien, supongo que estoy siendo muy chocante.
―No, no, no es eso... ―suspiró nerviosa― mira anótame el tuyo ―caminan hasta el puesto por un boli, y estira su brazo para que se lo anote. La chica escribe su número y luego la trae hacia ella para besarla.
―Esto es un incentivo así no se te olvida escribirme ―Deb sonríe tímida―. Wow nuestro primer beso y me lo acabas de robar tú.
―¿Dicen que lo robado es más rico?
―¿Según quién?
―¿Yo? ―Le saca otra risa, esta chica es increíble.
―Debo irme, pero definitivamente voy a volver ―se anima y le da un beso corto― soy Debra por cierto.
―Maga... Magali es mi nombre.
Se miran por un momento, ambas sintieron un extraño dejavu. Aunque imposible que lo hayan vivido antes, Deb es una chica de ciudad y Maga una chica de la costa.
―¿Nos conocemos? ―Dijeron ambas al mismo tiempo y rieron― no creo ―otra vez vuelven a coincidir.
―Debo irme pero nos vemos en dos horas Maga.
―Debra ―ella voltea― eres hermosa y tú sonrisa más ¿me regalarías una antes de irte? ―Ella sonrió― gracias ―le tiró un beso― vas a estar bien Deb.
―Lo sé, es solo que ahora duele.
Al menos no vuelve tan triste, pero si un poco más liviana, es cierto que las lágrimas limpian el alma y ella parece haberse llorado todo en una sola noche. Su corazón se siente algo acongojado, pero sabe que esto pasara solo necesita tiempo. Apenas entró a la casa tomó su teléfono traspaso el número y borró la evidencia de su brazo ¿Por qué? Simplemente no tiene ganas de dar explicaciones a nadie y no es que deba hacerlo tampoco.
―¿Dónde estabas? ―pregunta Victoria adormilada― no volviste a dormir.
―Baja a desayunar, así salimos a la playa, ya que tenías tantas ganas de venir ―Da media vuelta y vuelve a salir de la habitación.
Debra durmió unas escasas 3 horas mientras el resto desayunaba y se preparaban saliendo a comprar cosas para llevar a la playa como bebidas y comida, también para emprender el viaje de vuelta. Victoria ve la bolsa con una manzana verde sobre la mesa de la cocina sabiendo que son las favoritas de Deb, supone que ha comido algo y no la molesta para desayunar. Son las doce de la mañana cuando terminan de cargar los autos y salen camino a la playa. El sol ya está alto e ilumina calentando todo a su paso. Pasan unas horas desde el encuentro con Magali y no ha dejado de mensajearse con ella desde que agendó su número, solo cuando se queda dormida unas horas no hablan, pero luego de despertar siguen escribiéndose.
―¿Con quién te escribes tanto?
―Una amiga.
―¿Tienes más amigas aparte de mí?
―Ja j aja, muy graciosa, la conocí esta mañana ―dijo mordiendo la manzana.
―¿Cuándo no volviste a dormir? ―Victoria se acerca a su amiga y aparta los bucles de su cabello castaño de su rostro, mirando directo a sus ojos cafés― Ni se te ocurra cambiarme, Debra, que yo tengo el título de tu mejor amiga ―Sonrió con tristeza
―Lo sé, sé que somos y seremos siempre amigas.
Al llegar a la playa Maga esperaba en bikini impaciente a Deb, al visualizarla una enorme sonrisa se dibuja en su rostro, se acerca y le da un fuerte abrazo dejando a todos confundidos no sabían que ella tuviera más amigas aparte de Victoria. Deb la presenta haciendo hincapié sobre que Vic es su mejor amiga, así que Maga lo entiende.
―¿Vamos al mar? Así te enseño a surfear, como habíamos quedado.
Deb asiente, se saca su ropa quedando en traje de baño y no solo Maga sino también los demás la miran.
―¿Qué, que tengo?
―Estás buenísima.
Dice uno de los chicos sin filtro, recibiendo el golpe de Dan, Maga no deja de verla y por inercia muerde su labio inferior, quiere besarla otra vez pero no puede hacerlo aquí delante de todos. Ahora el mar... el mar es otra cosa, ahí se puede llevar a lo profundo y besarla entre las olas.
―Idiotas, mejor nos vamos, Maga.
Caminan hacía el mar con la tabla de surf e intentan montar unas olas, luego de varios intentos algunos fallidos y otros no tanto, deciden quedar un poco mar adentro ambas arriba de la tabla de surf sentadas. Deb ya está lo suficientemente relajada y con Magali detrás abrazándola, logran montar una ola con éxito luego ella puede surfear un trecho sola sin ayuda. Está tan feliz que no pudo contener su emoción, nado de vuelta en la tabla hasta donde su nueva "amiga" está, al llegar Maga se acerca pero no se sube a la tabla.
―Suponiendo que quiera invitarte a salir ¿me dirías que si? ―dice la surfista.
―Suponiendo que lo hagas, te diría que sí, solo si la segunda vez te invito a salir yo.
―Me acabo de asegurar dos citas, debe ser mi día de suerte ―se acerca más a ella tomando su mano―. No hemos pisado la orilla en un buen rato ¿no se molestará tu amiga?
―No creo, aparte ella es solo eso... una amiga.
―Es ella verdad... ―Deb asiente―. Debo agradecerle porque a pesar de todo pudimos conocernos, aunque no le agradezco que sufras por ella ―la tira de la tabla al mar, quedando ambas flotando con un brazo sobre la tabla― ¿puedo besarte? Sé que en la orilla no podré y no quiero que te vayas sin que yo tenga otro beso tuyo ―Sonríe.
―Alguien me dijo que lo robado es más rico. Espero que no sea su filosofía de vida, sino creo que me gusta una delincuente ―Deb se acerca rápidamente primero y la besa― ahora estamos parejas.
Se acercan otra vez, Maga le acaricia la mejilla y le da un beso, Deb la pega más a su cuerpo por la cintura y profundiza el mismo. Un beso que sabía a mar, a esperanza y quizás a un nuevo amor. Se separan apoyando sus frentes.
―Eres tan hermosa, Maga. No quiero que pienses que olvido lo que siento por ella, aún lo siento y no se va a desvanecer de la noche a la mañana. Tampoco quiero que pienses que te uso para olvidarla, pero quiero darte una oportunidad y ver qué es lo que me pasa mientras nos conocemos. Es lo que puedo darte por ahora.
―Lo sé y lo tomo. Si piensas o sientes que en algún punto no quieres seguir, lo entenderé, mientras tanto nos conozcamos ¿quieres? ―Deb asintió― Tú también eres hermosa, por cierto —le da un besito corto otra vez―. Tenemos que volver.
―¿Me harías el honor de dejar que te lleve a la orilla en mi tabla?
―Por supuesto.
Al llegar a la orilla, Vic no está del mejor ánimo y Deb frena el impulso de preguntarle e ir tras ella. Si quiere arrancarla de su corazón tiene que tomar distancia y empezar de alguna manera en algún momento.
Los chicos se fueron en un auto y ellas con Dan en otro. Debra se sienta atrás con Victoria, así puede dormir un poco más, dejando a Dan ser el chofer del Ubber. Él baja a cargar combustible y comprar algo para comer en el camino. Las chicas se estiran y Victoria aprovecha el momento para sacarse una duda.
―¿Pasó algo anoche Deb?
―No ―dijo tajante― ¿Por qué lo dices?
―Porque estás distante, no llegaste a dormir, hoy apareces con una amiga nueva y te pasas todo el día en el teléfono o con ella.
―No me digas que estás celosa.
―No es eso ¿Te gusta ella?
―Sí ―de hecho le parece linda― ¿quieres que hagamos una salida las 4? ―Sonríe con sarcasmo―. Las hetero flexibles y sus parejas quienes son las gays.
―A esto me refiero con que estás distante y ahora a la defensiva.
―No todo gira a tu alrededor, tendrás que acostumbrarte a que hay más personas con vidas y problemas aparte de ti ―Victoria solo la mira sin decir nada―. Lo lamento, Vic, solo no dormí nada anoche y me está afectando la falta de sueño.
―¿Por qué estás tan enojada conmigo? ―ella guarda silencio, sabe que su aparente compresión y tristeza, está ocultando en realidad su ira con ella misma por no haber hablado antes y no es culpa de Victoria― ¿hice o dije algo que te molesto? Lo lamento si fue así.
―No es eso ―traga con dificultad, lo que siente por ella desapareció en una noche― solo estoy de mal humor por no haber dormido lo suficiente, no soy una buena compañía en este momento para ti.
Antes de darle tiempo de protestar baja del auto y se sienta en el lado del copiloto, sube al mismo tiempo que Dan así que no pudieron seguir hablando mucho más.
―Miren quien despertó ―dijo él y se da cuenta del clima tenso―. Les traje snacks ¿te parece que te deje primero Vic? ―Mirándola por el espejo retrovisor.
―En realidad si puedes déjame a mí primero ―interviene Deb― quiero llegar a dormir, tengo una guardia esta noche y necesito descansar.
―Okay no hay problema.
Adiós a su confesión camino a su casa, hoy se podría considerar el día de las confesiones fallidas, Julia sin querer una relación y Vic sin querer ser un acostón de una noche; Deb perdiendo su oportunidad con su mejor amiga; Dan perdiendo su oportunidad con Deb. Pero al menos aparentemente la más beneficiada fue Maga, que se levantó para ir a trabajar como cada día, consiguió ligue nuevo, su número de teléfono y dos citas aseguradas, no fue un mal día para la rubia.
Llegan al departamento de Debra, ella baja con su mochila y bolso, despidiéndose secamente de ambos. Victoria baja a saludarla con un abrazo que siente seco por parte de Debra, luego se pasa adelante para ir al lado del pobre Dan, que la observa con anhelo. Ambos la ven subir.
―Tenía un plan diferente para hoy con ella ¿sabes? ―interviene él.
―Creo que lo sé.
―¿Te puedo pedir un consejo? ―ella asiente― La quiero invitar a salir y confesarme, pero necesito saber si seré correspondido o no, no quiero quedar como un imbécil.
―Mira Dan, pareces ser un buen chico ―aquí le toca a ella ser quien mate a cupido y le rompa las ilusiones― pero Deb no está disponible, está saliendo con alguien, lo siento.
―¿Por qué lo sientes?
―Por ser la portadora de malas noticias, aunque menos mal que lo hablamos antes de que la invitaras a salir o te confesaras hoy.
―Está bien Vic, no pasa nada. Al menos podremos seguir siendo amigos, si me hubiese confesado las cosas hubieran sido raras luego y quizás la amistad terminara.
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