Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

Historia de la magia era la última clase del día para algunos gryffindors y hufflepuffs, excepto para aquellos que tomaban clases extras como Hermione, para el resto, pasar tiempo con el profesor Binns equivalía prácticamente a un descanso anticipado, pues la mayoría se dormía con la monótona voz del profesor en cuestión de minutos.

Ron y Harry entraron al salón y se sentaron en la parte de atrás. Hermione no asistió tampoco a ésta, lo cual era extraño ella jamás se perdería ni una sola clase. Incluso, Harry sabía que ella tenía un giratiempo que le permitía cumplir con todo sin problemas, pero aún así, pasaron cinco minutos, diez minutos, quince minutos... y nada, ella no apareció.

Apenas la clase comenzó, parecía que alguien había rociado a todos con poción adormecedora, pues en cuestión de minutos solo quedaban tres o cuatro alumnos prestando atención a la clase del día en donde, como siempre, Binns les relataba toda la letanía sobre las cuarenta y siente veces que la Hechicera Wendelin fue capturada por los cazadores de brujas a principios del siglo 18.

Ron fue de los primeros en desplomarse sobre su cuaderno, haciendo que su profunda respiración moviera su pluma de un lado al otro. Harry, intentó mantenerse despierto unos minutos más, pero poco a poco fue cerrando sus ojos hasta quedar apoyado en una de sus manos para dormitarse.

Tuvo un sueño tan confuso como efímero, en él estaba Pansy Parkinson parada a pocos metros de él apuntándolo con su varita y pidiéndole que no se acercara, tenía algo en su rostro, quizás ¿palabras? Segundos después, la imagen cambiaba y ambos estaban besándose. Pansy sonreía, pero también se veía aterrada, tanto que él podía percibirlo.

—Muy bien, alumnos, pueden retirarse. Estos tod...

La profunda voz del profesor Binns despertó bruscamente a Harry de su ensoñación y cayó en la cuenta de que la clase había acabado y que Binns se había quedado dormido sobre su escritorio como siempre.

Rascó su mollera y acomodó sus anteojos sobre el puente de su nariz. ¿Por qué volvía a tener esas imágenes en su cabeza? ¿Se sentía atraído hacia Parkinson o su mente quería decirle algo?

Despertó a Ron y se puso de pie para tomar sus cosas, por la tarde tendrían un partido amistoso contra Ravenclaw y debían estar preparados. Él era el capitán del equipo de Gryffindor y tenía que dar el ejemplo. Ambos se fueron a sus entrenamientos de Quidditch y se quedarían allí hasta la hora del partido.

Momentos antes:

Hermione cumplió su palabra con Draco y llegó con cinco minutos de anticipación a su encuentro. Habían quedado en encontrarse en el segundo invernadero —que la profesora Sprout amablemente le había permitido utilizar a Malfoy para ayudarle a Granger con sus clases—; y allí estaba él, parado de espaldas a ella leyendo un pesado libro que sostenía con el encantamiento levitatorio frente a sus ojos.

Cuando escuchó los sonoros pasos que ingresaban al lugar se giró y la miró de arriba abajo.

—¡Por fin llegas! Creí que ya no vendrías. —Ella chica suspiró con resignación, no ganaría nada respondiéndole, así que, le hizo señas para que se acomodaran en una de las mesas.

—¡Comencemos! —lo urgió mientras sacaba una pluma y papel.

Él la miró detenidamente y dejó escapar una risita burlona.

—¿Ves? Ese es tu problema, Granger: no sabes hacer otra cosa que tomar notas y devorar libros, pero no prestas atención. Este encantamiento requiere práctica no teoría.

Hermione iba a refutar sus palabras, pero luego se dio cuenta que Malfoy estaba diciendo algo muy razonable. Últimamente no hacía otra cosa que retener información de los libros, tomar notas y repetir como un loro todo lo que sabía. Se mantuvo en silencio, soltó la pluma y los pergaminos y un poco apenada miró a Draco con atención demostrándole que estaba dispuesta a aprender.

—¿No vas a decirme nada? —Ella negó—. Eso es nuevo —razonó él, sorprendido—. Está bien, trae el abono que está allí que yo traeré un par de macetas y cucharas.

Cuando Draco se giró para ir en busca de los elementos, Hermione no pudo evitar mirarlo y sonreír. Nunca había experimentado ese lado tan amable del slytherin.

Pasaron al menos una hora y cuarto practicando el hechizo, Hermione ganaba cada vez más confianza a medida que veía los resultados. Malfoy era un buen mentor y sabía guiarla. Aprendió el encantamiento en poco tiempo, y aunque no era tan buena como Draco, al menos podía sentirse orgullosa de los resultados. Con un poco más de practica lograría mejorarlo cada vez más.

Una rato más tarde terminaron con las practicas y comenzaron a guardar todos los elementos. Aún tenían que demostrarle a Sprout que eran buenos haciendo equipo y que merecían una muy buena nota.

—Estaba pensando... —musitó Hermione de pronto—, si quieres, yo hago el informe en nombre de los dos. Has perdido tu entrenamiento de Quidditch por venir a ayudarme, creo que es lo mínimo que puedo hacer.

—¿Cómo sabes que perdí mi entrenamiento?

—Vi tu uniforme doblado dentro de tu mochila y me di cuenta. Lo lamento mucho, sé lo importante que es para ti, es decir... lo sé porque Harry y Ron aman el Quidditch, así que, imagino que habrás odiado tener que estar aquí... conmigo.

Draco sonrió de lado, mostrando parte de su hermosa dentadura y luego se volvió a poner serio.

—Está bien, Granger, haz el informe y solo quizás no te eche la culpa si perdemos el próximo partido contra Hufflepuff.

—Gracias, Draco. Gracias por ayudarme con esto.

Era la primera vez que lo llamaba por su nombre sin estar enojada, ni con desprecio ni con indiferencia hacia él. Le dedicó una última sonrisa y se alejó corriendo camino a su clase de Runas antiguas.

Draco, mientras tanto, abrió su mochila y observó parte de su uniforme en su interior y frunció el ceño.

—Espero que haya valido la pena saltarme el entrenamiento, Granger. No me decepciones frente a Sprout o te... te...

Era extraño, pero no tenía ningún insulto en ese momento en su mente para ella. De todas maneras, sonrió sintiéndose satisfecho de haber ganado puntos extras con Sprout, era lo único que le importaba. ¿O quizás tenía otro interés?

Durante el partido amistoso de Gryffindor contra Ravenclaw:

Lo sé, nadie tiene que decírmelo, no tengo absolutamente nada que hacer en este partido, ni siquiera se trata de mi casa, no están mis compañeros y no soy tan fanática del Quidditch para gastar mi tiempo libre en este lugar. Podría estar viendo unicornios en la reserva o practicando mis maleficios en el campo de entrenamiento, pero no... estoy aquí por ti, Potter.

No importa cuántas veces me reprenda mentalmente a mi misma, ni yo me hago caso cuando se trata de ti.

Si digo: "No vayas", mis pies caminan adonde quiera que estés.

Si digo: "No lo mires", mis ojos te buscan con desesperación hasta encontrarte.

Si digo: "No lo ames", mi corazón hace un complot en mi contra y se exalta como un abraxan salvaje dentro de mi pecho cada vez que te apareces. Todavía no sé cómo no me ha dado un infarto.

¡Ay, Potter! Vivo pendiente de ti y tú ni te enteras. Tal vez por eso es que estoy aquí, escondida entre la multitud, tapada con un gorro y una bufanda hasta las orejas solo para verte jugar. Mis manos están sudorosas y no es a causa de los guantes, sé que no puedes verme, pero me alegro de estar aquí para ti, apoyándote. Ni siquiera la estúpida de tu novia se toma tantas molestias.

Las gradas comienzan a llenarse de gryffindors y ravenclaws. Todos agitan sus banderas emocionados y vitorean a sus equipos. De imprevisto, los jugadores de Ravenclaw salen al estadio y dan una vuelta olímpica a toda velocidad en sus escobas, saludando a todos. Minutos después, llegas tú con tu equipo. Eres el primero en asomarte. Te ves nervioso, pero sonríes confiado. Me consta que has practicado hasta el cansancio para este partido y sé que hoy ganarán. Aunque solo quiero verte a ti atrapando la snitch dorada y dándole indicaciones todos. Amo como tu suena tu voz cuando te esfuerzas para hablar mientras estás en el aire, montando tu escoba.

¡Espera! ¿Dije "amo"? ¡Maldita sea! Ya perdí el control otra vez.

Sales primero, liderando a tu equipo, dan una vuelta para saludar a todos y se alistan para iniciar el partido. No estoy segura, pero creo que me miraste cuando pasaste junto a mi en las gradas. ¿Acaso me sonreíste?

Ya estoy delirando.

El partido inicia y tu equipo lleva la ventaja desde el inicio. Weasley es un buen guardián, tengo que reconocerlo. No sé cómo ha hecho para aprender a jugar bien, quizás sea de familia —tal vez aprendió algo de Oliver Wood o de su hermano Charlie—, como sea, te ha salvado de muchos embistes y ha evitado goles del equipo contrario.

Todo transcurrió entretenidamente. Hasta me animé a pararme un par de veces en las gradas para alentar a los cazadores de Gryffindor a tomar la quaffle.

«¡Por Morgana! Si Draco me viera en este momento me lanzaría un crucio»

¡Qué más da! Antes de venir me aseguré que tanto él como los demás estaban en la sala común discutiendo estrategias para el próximo amistoso de Slytherin contra Hufflepuff. Sabiendo lo mucho que les importa ganar, eso los mantendrá distraídos hasta la hora de la cena.

El partido al fin terminó. Como lo predije, tu equipo ganó y me siento exhausta de tanto que grité cuando te vi atrapar la Snitch.

Desciendo las escaleras para salir lo más pronto posible del estadio, pues no deseo que ni tú ni ningún gryffindor me vea aquí. Cuando estoy llegando a la salida, me tropiezo con una escena que no esperaba ver ni soñándolo: Tu novia, Ginevra Weasley, está besándose con su ex Michael Corner.

«¡Estúpida Weasley!», pienso de inmediato y siento cómo la rabia me invade por dentro.

Aferro mi varita con todas mis fuerzas y mis dientes parece que van a romperse de tanto que los estoy apretando. ¿Cómo puede hacerte esto a ti? ¡La odio, maldita desgraciada! ¡La odio con todas mis fuerzas!

Sin pensármelo dos veces, les lancé a ambos el hechizo "Lacarnum inflamarae". Enormes bolas de fuego encendieron sus túnicas y comenzaron a quemarlos. Quería hacerles tanto daño que no medí las consecuencias y en pocos minutos el pelo rojo de Weasley estaba en llamas y su espalda ardía como una fogata de campamento. En tanto, Michael no daba abasto con su varita, lanzando "Aguamenti" para apagar el incendio. No debí hacerlo, pero incluso sonreí.

Me hubiera gustado ver qué pasaba, pero escuché voces a mis espaldas y salí corriendo, escudándome en la parte trasera de las gradas. ¡Buena suerte en la enfermería, idiotas!


Esto es todo por ahora. Trataré de subir lo más pronto posible el resto de los capítulos, ¡Muchísimas gracias por seguir aquí!  Besotes. (* 3*)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro