40 | "𝐄𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐢𝐨𝐬𝐚"
Dos meses después...
Carter.
La vida te sorprende de maneras que es imposible descifrar.
A mi, me había sorprendido de diferentes formas que jamás llegue a imaginar, pero estaba bien, porque tenía todo lo que quería a mi lado y él era todo para mi.
Me di una última mirada desde todos los ángulos posibles y sonreí al ver a la persona parada en frente del espejo, era la nueva versión de mi.
Me había costado mucho llegar hasta donde estaba, muchas lágrimas, dolor, sufrimiento y mi propio corazón, pero después de tanto me sentía feliz y completa.
Habían pasado dos meses desde aquella noche bajo la lluvia, en la que creí que todo iba a cambiar y así fue.
El inicio de nuestra relación con James había sido algo dura, habían personas que no querían vernos juntos y aún así, supimos como controlar todo a nuestro alrededor para que avanzara y no se estancara ante las diferentes situaciones que se nos presentaban.
Tuvimos que hablar con mi madre quien aceptó poniendo algunas reglas, las cuales tratamos de cumplir a duras penas. La Sra. Anders y mi querida mejor amiga apoyaron nuestra relación desde el inicio, en cambio al Sr. Anders le costó tiempo aceptarlo, pero finalmente un día después de enfrentarlo y hablar con él, recapacito diciendo que la felicidad de su hijo era muy importante y que si James era feliz conmigo, no se oponía siempre y cuando él hiciera lo correcto.
Con respecto a Caroline, dejó de molestarnos cuando un estudiante de intercambio llego a la ciudad y llamo la atención de todas las chicas, gracias a la belleza que cargaba y los dólares que rebalsaban sus bolsillos.
—¿Estas lista?— pregunto Brenda asomándose por la puerta.
—Lo estoy.— dije dando una vuelta en mi lugar mientras sonreía.
—¡Oh wow, estas hermosa!— dijo sonriendo.
Mi madre entró a mi habitación junto con la Sra. Anders y quedaron igual de impresionadas que mi amiga.
—Estas muy bonita, cariño.— hablo mi suegra acariciando mi mejilla. —Serás la acompañante más bella de ese baile.
—¿Usted cree?— pregunté mirando mi vestido.
—Lo serás, estas preciosa.— hablo mi madre interrumpiendo. —Ahora bajemos, tu novio esta esperando por ti.
Asenti sonriendo y bajamos a la planta baja de la casa.
Los ojos de James se iluminaron al verme y su sonrisa se ensancho.
—Wow,— me admiro de arriba a bajo y tomo mi mano. —estas preciosa.
—Tu también.— dije observando el traje que llevaba puesto, le quedaba super bien.
Beso mi mejilla y nos observamos por un momento en silencio.
—Bien, ¡ahora la foto!— giró Brenda emocionada.
El flash de la cámara digital bastó para recordarme todo mi pasado, desde lo que comenzó con una simple amistad hasta ese momento en el que los dos estábamos.
Años de sentimientos encontrados, de lapiceras que se fueron quedando sin tinta, de un diario lleno de notas, de un corazón lastimado, de lágrimas derramada, de una amistad casi perdida, de vergüenza y humillación pública, de mentiras y engaños, de amor y odio, pero después de todo puedo decir que una simple chica como yo, enamorada del hermano mayor de su mejor amiga, obtuvo más que todo lo anteriormente mencionado, la felicidad y la paz que me brindaba estar entre los brazos de mi primer y único amor, disfrutando cada momento porque después de todo estábamos juntos y no importaba lo que pasará en un futuro cuando el año acabará y la hora de ir a la universidad llegará poniéndonos a prueba. Sólo nos quedaba vivir el presente en el que nos veíamos envueltos de alegría, euforia y juventud…
—¿En que piensas?— me susurro al oído.
—En nada,— dije pegándome más a su cuerpo. —sólo estoy disfrutando de esto.
Nos encontrábamos en el baile de graduación bailando -una canción lenta- como los demás estudiantes.
—¿Ya te felicite por haberte graduado?— pregunté burlándome de el. Lo había molestado todo el día con ello.
Me sentía orgullosa y no era para menos.
—Me lo has dicho desde que baje del escenario con mi diploma.— dijo rodando los ojos con diversión. —Eres una pesada.
—Esta pesada te gusta, ¿No?— dije guiñándole el ojo.
—Me encanta.— susurro en mi oído causando que mi piel se erizara.
Beso mi mejilla y nos sonreímos.
—Supongo que tienes un regalo para mi.— hablo entrecerrando sus ojos.
—Claro que lo tengo, ¿Que clase de novia sería si no tuviera uno?— dije levantando mis cejas.
—¿Y donde está?— pregunto con una emoción que no se molestó en ocultar.
—En mi habitación.— susurre en su oído y deje un pequeño beso húmedo en su cuello.
Levanté la mirada para observarlo y reí al ver su expresión.
—¿Entonces que hacemos aquí? Vayamos por el.— dijo coqueto, a lo que me hizo sonreír aún más.
Hace un tiempo había escuchado esa famosa frase "del amor al odio hay sólo un paso" y yo misma me había visto atrapada en medio de ambos sentimientos, pero finalmente pude comprender que para amar debes dejar de caminar y así evitar llegar a odiar, porque después de todo te quedas con la mejor parte, el amor.
Fin.
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