24 | "𝐏𝐞𝐫𝐝𝐨́𝐧𝐚𝐦𝐞, 𝐬𝐨𝐲 𝐮𝐧 𝐢𝐝𝐢𝐨𝐭𝐚"
Guarde mi diario en mi mochila y me levanté de la cama sin hacer ruido. No quería despertar a mi mejor amiga, la cual dormía boca abajo y con una pierna al aire.
Baje las escaleras alumbrado todo con la linterna de mi celular para no tropezarme con nada y evitar lastimarme.
Llegué hasta la cocina, los sensores captaron mi presencia y las luces se encendieron. Deje mi móvil el la mesada y me dispuse a servirme agua del grifo para beber.
Escuche como alguien abría la puerta del patio y me puse alerta enseguida.
James apareció en mi campo de visión y se adentró a la cocina. Deje el vaso en la mesada, mi mano temblaba un poco.
Me di la vuelta para volver a la habitación pero al voltear me quedé paralizada y mi corazón se aceleró haciendo que mi respiración se vuelva un desastre.
Él estaba parado a unos centímetros de frente a mi, levanto su mano derecha y la dejo descansar en mi mejilla. Ese simple acto me dejó totalmente confundida y perdida.
-Perdóname, soy un idiota.- hablo arrastrando cada palabra, su aliento a vodka golpeó mi nariz y supe que estaba ebrio.
No dije nada, no podía emitir palabra. Sentía mi garganta seca y mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho.
No me esperaba eso, como así tampoco me esperaba que al alejarse un poco terminará vomitando en el mármol color blanco que decoraba todo el piso de la cocina.
Lo primero que hice al reaccionar fue agarrado por la cintura para evitar que se cayera encima de su propio vomito. Pase uno de sus brazos por mis hombros y lo hice caminar difícilmente hasta su habitación. Lo recosté en su cama, busque una toalla de su baño y la moje un poco para pasársela por todo el rostro mientras me observaba.
Me quedé en silencio y me atreví a acariciar su cabello, con la tremenda borrachera que llevaba encima dudaba que recordará algo en la mañana.
Movió un poco sus labios y supe que diría algo pero antes que lo hiciera hable interrumpiéndolo.
-Descansa.- les susurre.
Esos ojos celestes como el mismo cielo seguían encima de mi y cuando vi que los cerro, me marche cerrando la puerta detrás de mi.
Fui hasta el cuarto de Brenda y la desperté con cuidado para no ser abofeteada, se ponía de mal humor cuando interrumpía su sueño.
-¿Qué pasa?- pregunto somnolienta.
-Acaba de llegar tu hermano y vomito en la cocina.
-¡Carajo, voy a matarlo!- hablo reduciéndose de las sábanas. -¿Dónde está?
-Espera, espera.- susurre cuando vi que se levantaba echa una furia. -Ya lo lleve a su habitación, sólo dime donde están las cosas de limpieza para limpiar el desastre.
Ella relajó sus hombros.
-Nada de eso, sólo acompáñame.- susurro encendiendo la linterna de su móvil.
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