Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

60| Numero nascosto

LUCA

*

Hice llamar a Shirley a mi despacho una segunda vez. Al rato de dar la orden, mi secretaria me informó de que todavía no había llegado.

—¿Aun? —cuestioné extrañado.

¿Tan furiosa estaba que se permitía ausentarse del trabajo?

—Disculpe mi atrevimiento. —La observé dándole a entender que podía terminar la frase—. ¿Está preocupado por su esposa, señor?

Suspiré. No esperaba aquella pregunta. Aunque Silvana era una de las personas en las que más confiaba de aquella empresa.

—No. Mala hierba nunca muere.

Arrugó la frente, aparentemente confusa por mi comentario.

—No te preocupes, Silvana. —Volví a hablar—. Simplemente está enfadada conmigo y no sé cómo arreglarlo —murmuré aquella última frase.

Pude traducir el lenguaje corporal de mi secretaria; sus manos aferradas y sus pulgares danzando entre sí mientras abría y cerraba la boca ligeramente. Quería decir algo y no sabía cómo.

—Dime —le pedí.

—No quiero meterme donde no me llaman, señor.

—Pero te he dado permiso.

Sonrió.

—No sé qué ha sucedido, pero, ¿por qué no prueba a darle un regalo? Según consta en su ficha, su cumpleaños será dentro de poco. Organice algo y demuestre que la quiere. Tenga algún detalle. —Me mantenía escuchándola con la vista fija en ella, pensando cada palabra que decía—. Sé que está muy ocupado y apenas tiene tiempo libre, solo es una sugerencia.

A juzgar por su último comentario, mi seriedad había dado a entender otra cosa.

—No, no. Agradezco tu aportación. Pensaré en algo. Gracias.

Ella se mostró animada por mi respuesta y volvió a su despacho.

Comencé a darle vueltas a lo que me había dicho. ¿Un regalo para Shirley? ¿El qué? ¿Y qué podía organizar? Sentía deseos en encargárselo a la misma persona que me había dado tal sugerencia, pero no me parecía justo por mi parte hacer algo así.

Me sorprendí a mí mismo cuando fui consciente de lo que estaba pensando. ¿En serio tanto me importaba como para siquiera plantearme el tener detalles? Si quería enfadarse, que se enfadara.

Pasaron varias horas hasta que recibí una llamada. El número estaba cifrado, algo que me hacía perder los estribos, por lo que dejé que sonara hasta que se cortó la llamada. Un segundo intento de contactar conmigo hizo que decidiera descolgar. Escuché una voz robótica al otro lado, habían usado un distorsionador de sonido. No me hacía falta escuchar lo que quería decir para saber que era mala señal.

—Hola, Luca Caffarelli.

—¿Quién es?

—Tenemos algo que podría interesarte. Si quieres recuperarlo, acude solo a la dirección que te mandaremos junto a la siguiente foto. Más te vale venir solo.

Y colgó.

Acto seguido, llegó un mensaje de un número desconocido. Era una foto. Al abrirla, apareció una imagen de Shirley maniatada y arrodillada en el suelo, con la mirada fija en la cámara. Podía ver en sus ojos que estaba mucho más cabreada que la noche anterior.

Tendré que pensar en un regalo estupendo.

Después, llegó la dirección en cuestión y, para rematar, otra fotografía de mi mujer, en aquella ocasión siendo apuntada con una pistola.

En aquel momento sí que sentí la furia.


*

Me dirijo al lugar indicado, sintiéndome tranquilo y dándole vueltas en la mente sobre quien debía estar detrás de todo esto. Joder, primero ella se mete en la boca del lobo y ahora la secuestran.

El edificio en cuestión está en obras, una red de seguridad cubre su fachada. Entro con cautela, pero con mi mano empuñando la pistola que porto en el bolsillo interior de mi traje.

Al llegar a la sala en cuestión, un espacio sucio y con olor a cerrado, puedo ver a Shirley al fondo discutiendo con uno de los varios hombres que allí había. Me alegra ver que no solo es impertinente conmigo.

—¿Compensar el qué?

Nada más lanzar la pregunta, todos me apuntan con sus armas, obligándome a alzar las manos.

—Vaya, por fin llegas —dice uno mientras se coloca tras la rubia que tienen arrodillada y la apuntan con la pistola en la cabeza.

—No creo que hayáis esperado tanto. Soltadla.

Por un segundo parece hacerme caso, pues guarda el arma. Pronto se disipa esa opción cuando en su lugar saca una navaja.

—No tan deprisa. No creerás que te hemos hecho venir para nada.

—Suponía que no. —Trato de resultar indiferente, pero lo cierto es que no me hace ninguna gracia ver como acercan esa cuchilla al rostro de Shirley.

—No tenemos nada en contra tuya —comenta y mira a la chica que tiene sujeta—, ni contra esta belleza, pero la persona que ha solicitado nuestros servicios sí que tiene muchos. Nada difícil de comprender, solo quería dar una advertencia.

Enarco una ceja.

—¿Una advertencia?

—Sí. Quiere que abandones Palermo. —Suelta una carcajada—. Perdón, me he equivocado. Quiere que te largues de Italia, que desaparezcas, que nadie sepa a donde te has ido. Puedes llevarte a tu princesita. —Le pega un tirón en el cabello.

—¿Y por qué iba a hacer eso? —cuestiono, aguantando la risa que me da tan absurda petición.

—La persona que nos contrató tiene experiencia y sabía que te ibas a negar a aceptar, así que nos dijo que nos encargáramos de hacerte saber lo que sucedería si no lo haces. Tira tu arma.

—No llevo ningún arma —miento, pero no engaño a nadie.

—Tira tu arma —repite.

—No tengo ninguna —mantengo mi mentira pese a tener a varios de ellos apuntándome.

—Bueno, da igual, puedo hacerte llegar la advertencia quieras darme tu arma o no.

Acerca el fijo de la navaja a la cara de Shirley y hace un corte en esta. Clava la punta desde un extremo de su mejilla y la desliza hasta otro. La sangre comienza a salir en pequeños hilos que se deslizan por su mandíbula y su cuello.

Me arde la sangre. No vacilan en cumplir sus amenazas, así que saco la pistola y la arrojo con cuidado hacia el que la había solicitado.

—Perfecto. Ya lo vas entendiendo.

—Suéltala —digo fríamente.

—¿O qué?

—O te juro que voy a buscarte hasta que pueda hacerte un agujero entre ceja y ceja.

No parece tomarme en serio, pues tiene el atrevimiento de carcajearse.

—¿Sabes? No creo que seas tan peligroso como dicen. Solo eres un niño pijo.

—En eso te equivocas, no soy un niño pijo.

Hace una señal y sus hombres me sujetan de los brazos.

—Nuestro cliente ha sido muy específico con que te quedara claro el mensaje. Tú eliges: ¿Prefieres que te rompamos un brazo o una pierna?

—¿Y qué tal si no rompéis nada?

—Será mejor que respondas o se lo rompemos a ella.

Suspiro. Mi mirada se cruza con la de Shirley, la cual refleja puro terror.

—Elige tú —digo.

—Que sea un brazo entonces.

Se acerca a mí, me obliga a arrodillarme en el suelo y fuerza mi brazo hacia atrás. Empieza a realizar cada vez más presión y yo aprieto la mandíbula para no demostrar que estoy sintiendo dolor y, cuando creo que por fin lo va a romper, escucho un disparo, siento como mi brazo es liberado y el hombre cae al suelo.

Confuso, miro hacia atrás. Shirley ha cogido mi pistola y ha disparado a aquel tipo. Parece alterada.

Siento alivio por un segundo, pero pronto comparto su alteración. Lo ha matado y hay más hombres aquí que van a querer hacer lo mismo con ella o conmigo.

Más me valía moverme rápido.

Iba a dejar este capítulo para mañana, pero os voy a dar una alegría más antes de irme a dormir

El próximo capítulo es más largo y mañana lo subiré 🧡 

Me hace muy feliz que os esté gustando la historia, de verdad que no os hacéis una idea de lo genial que es leer vuestras reacciones!

Hasta mañana!! 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro