Nada fuimos, de la nada surgimos, una conciencia inexistente que al morir vuelve a su estado natural. Somos todo un conjunto absoluto de desolación; la ausencia de un gran todo en concentración. Un canto que inició en el silencio absoluto y vuelve a él en el final. Tal vez no tenga significado, tal vez sí; en todo caso se lo daremos.

Un hermoso decorado exenta toda idea; una gloriosa campana disuelve el blanco y unos fuegos artificiales le dan sus sonoros componentes.

Big Bang, suena un despertar, Big Bang, se apaga el globo y se desinfla. Alguna vez se volverá a inflar. Big Bang, ¡que campanillas tan elocuentes!.

Triste se encuentra mi escuestre inteligente. Caídos los pinceles de distintos niveles. Colores de todo estereotipo y del tablero imaginativo coquetable en los pecados de los muchos nombrales.

Big Bang, retumba el metal y a las horas, minutos y segundos de la nada da nuevo inicio, dando giro al Big Ben con recelo el destino del ¡Bang!.