ꕤ「capitulo 22」
Taehyung
Llegamos a la plaza tras una lenta caminata.
— ¿Te gusta como ha cambiado Incheon? — pregunta Jungkook.
— Si, está muy cambiada pero no diría lo mismo de las personas que la habitan — comento burlesco.
Jungkook ríe asintiendo con la cabeza.
— En eso te doy la razón Tae — murmuró siguiendome en las burlas.— Siendo honesto, tú eres de los pocos que hizo arder a muchos aquí, siendo tan espontáneo y eso en parte me agrada porque no seguiste los moldes de como tiene que ser una persona en este pueblo donde te inculcan la perfección desde que naces.
Le sonrio por sus palabras que lograron avergonzarme un poco. Noto que se queda mirándome fijamente hasta que carraspeó incómodo para mirar hacía otro lado.
Tierno.
Continuamos caminando por el mercado hasta que ví a la persona que menos quería ver en esos momentos. Mi madre a unos metros, comprando algunas cosas, ella se da cuenta de mi presencia y pude notar que hay tristeza en sus ojos.
— Hola mamá, soy Taehyung — me acerco a ella.
Su rostro se contrajo y enderezó los labios.
— Pensé que eras Baekhyun — dijo sonando indiferente y eso me dolió tanto — Es bueno verte, nos vemos — fijo, para luego alejarse de mi otra vez.
Entendí perfectamente su desprecio. No me quiere y debo aceptarlo.
— Esta molesta con Baekhyun. No tomes en cuenta su resentimiento — Jungkook se preocupó tras lo sucedido.
— Ella no me quiere — aseguro lo real.
Necesito un abrazo.
Y como si nos comunicaramos telepáticamente, Jungkook me abrazó justo cuando lo necesito.
No duró mucho pero fue increíble sentir esos segundos de su calor, de su tacto que causa tantas emociones en mi.
—Mejor regresemos a casa — menciona al separarnos del abrazo.
Asiento. Regresamos a casa entre risas cuando ponemos tema de conversación y le contaba como conocí a mi amigo Jimin.
— Debe ser un gran chico porque Baek dijo que lo estima mucho.
— Jimin es un grandioso amigo para mi, él está en las buenas y en las malas conmigo — confieso con una sonrisa en el rostro — Es la única familia que tengo.
Jungkook me observó preocupado más no preguntó nada. Cuando llegamos a casa el llanto de Junseo nos alertó.
— ¿Qué pasa? — preguntó Jungkook asustado al ver a Baekhyun intentando calmar a su hijo.
— El niño que no se calla. Mi cabeza va a explotar — se quejó mi hermano.
Rodé los ojos.
Me acerco y tomo a Junseo para cargarlo. El bebé poco a poco se fue callando y se relajó haciendo silencio.
— ¡Woow! — miro a Jungkook — Tae calmó a Junseo — está sorprendido por mi hazaña.
— Por fin. Ire a descansar a la habitación — Baek se va sin siquiera mirarnos.
Jungkook lo sigue a la habítacion.
— ¿No extrañaste al horrible de tu papá? — bromeo con mi sobrino. El niño ríe mostrando sus aún inexistentes dientes.
Dejo de reirme con el niño al escuchar gritos.
— ¡Dejame dormir Jungkook!— grita asustandome por el tono de voz que se carga — Prepara el almuerzo en vez de estar de empalagoso — y seguía gritándole a Jungkook.
¿Qué clase de relación es esta? ¿Jungkook aguanta esto?
Jungkook regresa con nosotros con los ojos casi llorosos.
Estúpido Baekhyun.
No lo merecía.
Tampoco lo merezco, pero estoy seguro de que lo amo con todo mi corazón.
— ¿Todo bien querido? — le hablo aunque lo sé por como se nota su estado.
— Si. Ire a comprar algunas cosas para preparar el almuerzo — avisa, caminando hacía la salida.
Pero lo detengo.
— De ninguna manera Jungkook — él me observa confundido — Yo sere el que cocine para todos, solo debes ir a comprar los ingredientes que te pediré — me observó asombrado pero asintió.
A los minutos sale de casa para comprar.
Juego con Junseo un poco mientras lo espero. Él no demora mucho.
— Ya tengo las cosas — grita Jungkook cuando regresa.
— Si que fuiste rápido, como lo eres en otras cosas — guiñandole el ojo le entrego al niño.
Jungkook otra vez me observó confundido y sin entender.
Dejándolos en la sala, empiezo a cocinar, hice algo rápido y delicioso.
— Solo unos minutos más y estará querido — le sonrío coqueto a Jungkook cuando fuí a avisarle.
— Gracias.
Siento otro mareo y mi cuerpo tambalea, unas manos me sujetan de la cintura antes de caer al suelo. Miro a los ojos a Jungkook quién se centra en mi mirada.
— ¿Qué tienes?
— Solo un leve mareo. Debe ser el cambio de clima que me afectó — me excuso.
Sus manos siguen apretando mi cintura hasta que él se dió cuenta y las retira.
— Si te da otro mareo avísame para llevarte al doctor.
— Gracias por la preocupación. Ahora vamos a comer, siéntate que serviré.
En cuestión de minutos ambos nos sentamos a comer mientras Junseo consumía su plátano aplastado.
— Esta muy delicioso. Tienes la misma sazón de Baek — alaga él.
Es la misma sazón, tonto.
Solo aguante las ganas de decirlo.
— Gracias — susurro.
Jungkook se levanta de su asiento.
— Ire a decirle a Baekhyun que nos acompañe en el almuerzo — se aleja.
Mierda.
1, 2 y ...
— ¡Déjame descansar en paz! ¡Yo comere cuando se me de la gana!— otros gritos de Baek.
Esto no me gusta.
Jungkook regreso a su asiento y sentí sus ánimos caídos.
— Sigue indispuesto — dice mientras sus ojos se ponen acuosos.
Lo miro con lástima.
Perdóname por no hacer nada.
Dormir sin Jungkook era un delirio de insomnio para mí. El sueño no llegaba y mis ojos permanecian abiertos en la oscuridad de la habitación, mi mente divagaba y cuando por fin llega el sueño, escucho gemidos.
Era...
Baekhyun
Con Jungkook.
Podía reconocer sus gemidos y estar a lado de la habitación de ellos, hacía que mis oídos se torturen.
Ellos hacían el amor.
— No puedo estar aquí torturandome — me limpio las lágrimas que bajan por mis mejillas.
Busco en mi maleta ropa bonita para ponerme, ignorando los gemidos de mi hermano que parecía lo hacía a propósito para que los escuche, me cambio lo más rápido que puedo y salí de casa a altas horas de la noche.
Decido buscar a Yoongi para irnos a divertir a alguna parte. A cualquier sitio que me haga olvidar lo que escuché. Pero la mala suerte estaba de mi lado y no encontre a Yoongi en casa. El celular apagado. Era una maldita jugada del destino para quedarme solo en esos momentos, tras pensarlo mucho me dirijo a un bar lujoso. Ingreso y enseguida me observaron como lobos feroces.
— Un trago — ordeno mirando al guapo barman.
Enseguida obtengo mi trago y mientras bebo, miro todo el lugar.
— Un vodka — escucho una voz conocida para mi. Me giro y encuentro a Park Seojoon sentado a mi lado — Nunca me llamaste — se quejó al verme.
Reí nervioso.
— Lo siento, querido.
— He preguntado por ti en todos lados pero solo me contestaban que Taehyung no vive más en este lugar y aquí solo vive un hermano gemelo tuyo — dijo mientras bebía.
— Solo vengo de visita. Yo vivo en Nueva York.
— También vivo ahí pero por ahora tengo que permanecer en las ciudades de Corea del Sur para la elaboración de mis proyectos — contó él.
— Bueno, querido. Soy Kim Taehyung — me presento oficialmente.
— Lo sé porque he escuchado mucho de ti — asegura con una expresión que no pude descifrar.
Mi reputación no era muy impecable en Incheon y a cualquiera le daría terror.
— Oh. No todo lo que dicen es real — me defiendo.
— ¿Es cierto que hacían fila para estar contigo? — interroga. Más no contesto porque me pongo rojo de la vergüenza — Eres provocativo, sensual y un alma libre. Eso me gusta.
Trago saliva ante su mirada.
Seguimos bebiendo mientras hablamos. Al pasar las horas, él me invita a su hotel y porque no quiero regresar a casa, acepto.
Solo quería olvidarme de todo por un rato.
— Me interesas de verdad pero tu te desapareces. Esta vez no te dejaré ir fácilmente — promete para después besarme apasionadamente.
Mi mente me repite que no debo pero mi cuerpo dice otra cosa al estar caliente y activo por la ebriedad. Entre beso y beso, nos desnudamos.
— Protección — pido.
— Si, claro.
Se pone el preservativo y lo agradezco.
Él único que entró en mí sin nada de por medio fue Jungkook, y él seguiría siendo el único.
Al terminar de tener relaciones sexuales dice — Descansa precioso.
Le dí la espalda y lloro en silencio hasta quedarme dormido.
☁
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