CUARENTA Y TRES
Adentré mi pie izquierdo y luego el derecho. Ya me había desvestido aunque sea solo la camiseta y al contacto con el agua mi piel se erizó.
Hoy vas a ser mía y yo tuyo.
Roce mi entrepierna aún cubierta en tú trasero causando que tú cuerpo diera un respingo y tiraste bruscamente con ojos exageradamente abiertos.
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