Único.
Regalito de cumpleaños para Chantry-Sama espero que te guste el resulto. Muchas felicidades.
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Saliendo de su habitación, fue rápido en moverse. Ocultándose en su ático, poniendo en el piso suavemente una de las velas que guardaba bajo su cama para alumbrarse en su ya común travesura.
Él quedaba fascinado con sus marionetas. Desde el momento de su adopción lo primero que hizo Minos fue regalarle una, sólo pará él. De apariencia elegante con cabello negro, un objeto que adorada, a medida que pasaban los años fue residiendo un par más. Una con forma de arlequín, otra con forma de mitad ángel y mitad demonio, cada lado portando un par de las alas correspondientes.
Jugando en la noche con ellas tranquilamente, sólo se podía escuchar el sonido producido por la madera moviéndose, sonriendo a gusto mientras avanzaba su historia.
Un crujido le llamó la atención, no tanto para asustarlo pero si para sacarlo de su ensoñación, estaba acostumbrado a escuchar pequeños animales a esas horas así que supuso que era eso. Se escuchaba muy bajo para ser de alguno de sus 2 padres. Movió el rostro en dirección a su vela, aún le quedaba tiempo para jugar pero sabía que debía ser cuidadoso.
Retomó su juego. Dejando la marioneta del señor a un lado para tomar la del arlequín. Haciendo que entiendan sus manos y las tomen, segundos antes de voltear al señor en el suelo. Un pecador.
Volvió a notar la vela, estaba por apagarse. Bueno, ya se había dado por satisfecho igual. Tomó cada marioneta en su izquierda y la vela en la derecha, parándose para volver a su cuarto a dormir.
Otra vez ese sonido. Cuando intentó iluminar hacia esa dirección confirmó que era solo un gato que al ver la luz este escapó. Una lastima porque era bastante lindo. Un sonido fuerte resonó a sus espaldas, un objeto se había caído, al acercarse se aseguro que no estaba roto, dejando las marionetas a un lado para volverlo a poner en su lugar.
- No le tienes miedo a nada, mi pequeño Lucas. - La voz de su padre sí lo hizo sobresaltar. El anterior espectro de Griffon se acercó lentamente a su hijo, qué en silencio solo espero que tomara palabra.
Minos no rompió su expresión sonriente y tranquila.
>> Eres muy bueno con estas. Te enseñe bastante bien.
- ¿Me viste?
- Tanto Albafica como yo hemos estado conscientes desde hace años de que te escabulles para jugar. Por eso nunca te hemos molestado, de otra manera créeme que no hubieras sido capaz de esconderlo por mucho. - El menor asintió avergonzado. Claramente, no estaba ni cerca de estar consciente de parte de la percepción que tenían sus padres.
>> Pero, ya tienes 13. Ya es momento que duermas más, si quieres seguir jugando tienes que buscar un horario accesible durante el día, pronto serás un gran hombre como yo o Albafica. Recuerda que la sangre de tu padre es un veneno y...
- Lo último que quieres es castigarte con eso. - Sonrió inocente. Siempre lo tomo como una broma muy ácida de parte del mayor, pues la sola idea de que una persona pudiera tener su sangre como veneno era muy fantasiosa para ser real.
- Buen chico. Y no le digas a Albafica que te dije eso porque luego me castiga.
- Claro.
- Descansa por esta noche, mi pequeño Lucas. - El más joven obedeció. Minos sonreía orgulloso de verlo.
Volteando para volver a su recamara con su exótico rosa. Siendo recibido con un jalón en el cabello.
- No me salve del castigo ¿Eh? - Se quejó. Albafica lo miraba con desaprobación.
- No entiendo cómo puedes decirle eso con tanta naturalidad.
- Ya hablamos de esto. - Se quejó otra vez, Albafica le soltó el cabello al poco rato. Sentándose en la cama, ignorando al anterior espectro.
Minos se acarició el cuero cabelludo. Acercándose a su pareja.
- Si Lucas fuera tu hijo no se parecerían tanto a ti, desgraciadamente. - Suspiro con pesadez. Minos sonrió de medio lado, buscando poner su cabeza en las piernas de Albafica, acariciando su cabello.
- Es un chico muy interesante. He estado tan feliz de criarlo. Lastima que hemos dejado muy atrás todo lo relacionado con nuestra vida de Guerreros, me llama la atención el potencial que tendría su cosmos energía.
- Permíteme preocuparme. Siempre he pensado que tienes un instinto de paternidad muy inusual, ahora de maestro temo por él.
- Obviamente lo entrenaríamos entre ambos. Seguramente tienes varios métodos en tus recuerdos.
- Mis entrenamientos no fueron color de rosa. Es algo que hasta cierto punto no le deseo a nadie.
- Vaya. De eso no estaba enterado. - Sonrió ladino, pasando el dedo índice por la cara del anterior dorado. - Dime.
- Se trata del entrenamiento para la sangre, no es algo que tengo de nacimiento. ¿O eso pensabas? - Moviendo la cabeza Minos hizo un gesto desentendido. - Desconozco como empezó el ritual, pero es tradición que el santo de piscis trasmite el veneno de su sangre a su discípulo, el más sobrevivirá con un veneno que se supone será más fuerte que el del anterior.
- O vaya. - En un tono socarrón su voz casi hizo eco en la habitación. - Y yo pensando que yo era perverso, pero el santuario nunca se ha quedado atrás en sus practicas cuestionables. Debió ser muy doloroso para ti vivir todo eso, la simple y obligada soledad. ¡Pero lo bueno es que ahora me tienes a mi! Quien te ama como nadie ha podido, mi exótica rosa. - Albafica paso su mano por su cien.
- Quiero que sepas que por esto no quería decirte nada. Si, fue algo doloroso. - Aunque si lo pensaba era justo admitir que era el mismo quien mas se recluía cuando no tenia que ser así obligatoriamente. - Después de dejarme engatusar por tu presencia, y tome la decisión de no tomar un sucesor, es obvio el resultado. Sigo sin saber que sentimientos me debe generar eso. - Sonrió de medio lado. No se arrepentía de sus decisiones pero era dificil no pensar si en un futuro ¿Fue lo mejor? Por lo menos Shion, Hasgard, Dohko Manigoldo y Regulus se mostraron deacuerdo con su decisión.
>> Pero mejor no hablemos de eso. Lucas nunca se involucrara con él Santuario o Hades después de todo.
- Como digas. - Rio, moviéndose para abrazar a Albafica, dejando a este caer en la cama.
Minos podría sentirse muy orgulloso a veces de su presente. Besando el pecho del anterior dorado de piscis.
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Tras tomar su mano y dejarse llevar al país natal del anterior espectro de Griffon, fue extraño el adaptarse. Estaba de más decir que no estaba acostumbrado, más haya de ciertas misiones vivir directamente lejos de su templo o el lugar de su entrenamiento era complicado. La casa donde el peli plateado se crío seguía intacta, siendo de clase alta era un lugar bastante espacioso y lindo.
- Justo lo que te mereces, mi rosa exótica. - Tomando su mano la beso, luego de terminar de instalarse. - Podemos ir a a conocer la cuidad para que te adaptes más fácilmente, y dé paso ir conociendo todo a tu alrededor. Si mi memoria no me falla, hay muchos lugares que te agradarán. Me asegure que tú sangre no resulte un problema.
- Adelante.
El clima era bastante agradable aunque rozando lo frío de vez en cuando. Todo transcurrió normal, hasta que Lucas llegó a su vida varias semanas después.
Un niño huérfano de 7 años que abecés se le veía paseando por las clases. Fue un sentimiento extraño para Albafica verlo por primera vez, debido al parecido con cierto espectro al que conocía bien. Pero tenía un semblante tan diferente. Acercándose a él casi con temor.
- Hola... Ahm... ¿Cómo te llamas? - Su lenguaje corporal era muy nervioso. Sentía que se le trababa la lengua al hablar.
- Me llamo Lucas, señor.
- Lamento molestarte, solo me recuerdas alguien y me llamo la atención. ¿Y tus padres? Estás calles son muy solas.
- No conozco a mis padres. - Escuchar eso provocó una mueca en el Santo de piscis. Un dolor en su pecho de imaginar a ese chico solo, con una apariencia que parecía inocente en un mundo que podría ser cruel.
Empezaba a enfatizar más con Hasgard cuando salía las largas jornadas a ayudar en un orfanato, ya no era solo estar consiente jurando hacer lo posible por que siga pasando, por lo menos de mano de los ejércitos de Hades, era verlo frente a frente, empezando a arrepentirse por nunca acompañarlo cuando se le fue ofrecido. Pero era peligroso.
- Lamento escuchar eso. ¿Tienes hambre? - Su voz parecía apagada aunque quería sonar tranquilo.
- De momento no. Suelo hacer tareas para conseguir comida, pero muchas gracias. - Nuevamente se le revolvió el estomago. Aunque al menos podía decirle un chico afortunado.
- Eres un chico bastante dulce. ¿Vives en un orfanato? - El chico asintió. - ¿Debes volver no? Tampoco deseo ocasionarte problemas.
- No de momento.
- Bueno. Lamento quitarte tiempo, soy nuevo acá, así que es posible que pronto te vea.
Y así se despidieron. Cómo era de esperarse, no dejo de pensar en ese niño, terminando por comentarle a Minos sobre él.
- ¿Idéntico a mí? Eso es muy raro, yo no tengo algún familiar más haya de mis padres. Los cuales ya están muertos. Y tampoco tuve hijos, que yo recuerde por lo menos.
- Minos... - Ese último comentario lo hizo molestar.
- Me convertí en espectro 6 años antes de conocerte. Pero no recuerdo haber estado en una relación, si es lo que te molesta. ¿Te molesta presentármelo?
- ¿Enserio quieres verlo?
- Claro. Si dices que se parece a mi quiero verlo, incluso podemos adoptarlo si estás de acuerdo.
- Me parece que eso es una decisión muy importante como para que lo digas así como si nada. Y me preocupa verte con un niño.
- No le haría nada un niño.
- Déjame ponerlo en duda.
- Uno ya no puede masacrar enemigos porque lo toman de lo peor. - Irónizo en burla. Albafica robo los ojos sin prestarle atención. Meditando para si mismo. - Puedo prometerte que no lo haría, no tendría razones despues de todo. - Albafica no hizo más que considerarlo, notando como Minos torcía el cejo en espera.
- Está bien. Te lo presentaré. Debo suponer que al menos sabes donde queda el orfanato.
- Por supuesto. - Ofreciéndole su mano dio el primer paso.
Como era de esperarse, la monja encargada les dio la bienvenida pero también cuestiono sobre su visita. Minos respondiendo que simplemente estaba interesado en la adopción de un chico. Albafica estaba por contradecirlo pero la Minos lo impidió.
- Perdone a mi mujer, es una decisión un poco complica porque no podemos tener hijos, al menos deseamos conocer a los más jóvenes. - Albafica se forzó a respirar hondo, si no estuvieran en publico lo hubiera golpeado. Viendo la expresión de la monja, simplemente se quedo callado siendo guiados por ella.
- Parece que te llevas con monjas. - Susurro. Minos se encogió de hombros sonriendo de medio lado. Poco a poco se acercaban más al más joven. Minos quedó sorprendido en verlo. Era casi una copia de el, Lucas casi se sonrojo de la vergüenza al verlo frente, arrodillado para verlo a los ojos.
- Hola pequeño. Mi exótica rosa me comento de ti, quería verte. - Llevo sus manos a los lados de su cara. - Me llamo Minos. - Albafica no creía lo que veía, a medida que la conversación pasada Minos estada seguro que en definitiva quiso adaptarlo.
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Me encanta como todo empieza con un ambiente medio tétrico para terminar en algo familiar. Weon me encanta.
Para los que no estén al día con Meido darks wings, Lucas es el espectro de griffo en la historia, a pesar de ser un chico inocente y dulce es igual de desquiciado de Minos, a Leulalia de Scorpio la quería tomar como su marioneta.
En todo el sentido de la palabra parece hijo de estos 2.
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