Capitulo 2
De camino al hotel el sol todavía se encontraba en pleno apogeo, pues no calentaba mas porque ya era suficiente con el calor insoportable que estaba haciendo. Dalia noto como otra quemadura en su brazo se empezaba a asomar. Pensó mil veces en traer una sombrilla pero la mañana estaba oscura, como si la lluvia quisiera caer. Pero solo fue un engaño, apenas estuvieron listos para las entrevistas el sol empezó a asomarse con gran ímpetu. Era esa una de las razones por la que se había cambiado de ciudad. En donde vivía ahora poco se veía el sol y si así era no calentaba insistentemente sino que mayormente se mezclaban sus rayos con el frio del día.
Mientras a ella le rondaban un montón de pensamientos, sintió como si alguien la estuviera siguiendo. Abruptamente se giro para ver hacia su espalda, observo todo el lugar pero al parecer solo era su imaginación. Acelero el paso antes de que el sol la consumiera, pero de nuevo tenía esa sensación. Está vez se voltio y miro los arboles, las nubes y todo cuanto hubiera a su alrededor. Al parecer no era nadie, poco le faltaba para llegar al hotel así que corrió.
Entro en su habitación, y saco varias cremas que tenía en uno de los cajones. Comenzó a aplicarse una tras otra en las quemaduras de su pierna, brazos y manos. Respiro profundo pues causaba un poco de ardor el tocarlas y trato de no pensar en el dolor. Tomo su celular y en uno de los mensajes que tenia por leer estaba el del aliado de la policía. Le había enviado dos carpetas que contenían las imágenes de las dos primeras jóvenes que se habían encontrado en el Valle. Era muy similar la manera en la que las encontraron comparadas con la última chica. Las tres sentadas al lado de un árbol, con las mismas expresiones de dolor y susto en sus caras, sin su dedo corazón y con los mismos días de muertas. Al parecer esto la habría hecho la misma persona, pero hasta el momento no tenían explicación del porque.
La mayor parte del tiempo que sobraba del día se la había pasado viendo una y otra vez las fotos de las jóvenes, así que se sorprendió un poco cuando recibió la llamada de él.
-Hola señorita Dalia. ¿Recibió mi correo?
-Sí. ¿Ya tienen algún indicio de quien está realizando estos asesinatos?
-No todavía...
Al parecer quería continuar hablando pero por alguna razón su última palabra quedo a la deriva.
-¿Y... no consideran tal vez lo que se dice en el Valle? - No estaba segura si proseguir - ¿Qué pueda ser un vampiro?
Una potente risa se escucho al otro lado del teléfono. Parecía que nunca en su vida se hubiera reído y ahora fuera el momento para sacar toda la risa represada. Continuaba como si no quisiera parar.
-Señorita Dalia - dijo mientras su risa se lo permitía y poco a poco se empezaba a acabar - no tiene que creer todo lo que en esa Valle se diga. No se ha dado cuenta que viven arraigados a su pasado. Que sus casas y hasta sus calles son de siglos pasados y que aún siguen teniendo esas creencias de brujas y vampiros.
-Sí, lo siento. Solo que ya me estoy dejando contagiar. Le agradezco por las imágenes y espero pronta respuesta sobre la persona que está realizando esto.
Dalia no podía dormir debido a todas las ideas que rondaban en su mente, había salido en medio de la noche a sentir un poco el aire frio y caminar para despejarse. La niebla que rondaba el Valle Torrado era bastante espesa, poco se veía y el frio empezaba a sentirse más de lo normal, lo que hizo que Dalia comenzara a caminar. Dio varias vueltas por algunas calles que ya había transitado anteriormente, hasta llegar a la carretera que determinaba que era la salida del Valle. Se detuvo al sentir que alguien se acercaba .
Se dirigio curiosa hacia el sonido que se producia por arrastrar los zapatos y la vio, al mismo tiempo sintió como agarro su brazo intentando sostenerse.
-¿Qué te paso? - pregunto Dalia al ver su vestido rasgado, sus piernas sangrando y su rostro de angustia
Era una joven de cabello naranja, un poco desordenado. Con un vestido totalmente largo el cual se encontraba rasgado en las partes de abajo. En una de sus piernas había pequeños cortes pero en la otra una gran herida se alcazaba a ver. Se veía un poco de su piel haberse hecho a un lado por el objeto que se abrió paso en su muslo.
-Tenemos que ir a un centro médico - dijo mientras tomo su brazo izquierdo para colocarlo en su espalda y ayudarla a caminar.
-Ya sé quien esta asesinado a las jovencitas de este Valle - dijo la chica con dificultad.
-¿De qué hablas? - le pregunto Dalia deteniéndose abruptamente por el asombro que le causaban las palabras de la chica.
-Es un vampiro... y viene persiguiéndome... viene por mi.
El rostro de la joven se vio rodeado de grandes lágrimas que rápidamente intentaban salir. Dalia la miraba de cerca. Aun la tenia rodeada con su brazo lo que le permitía tener su cara muy cerca a la suya. Podía notar el miedo que sentía, su respiración parecía salir con dificultad y sus brazos se enfriaban cada mas.
-Tiene que ayudarme por favor. Siento que se acerca - decía la chica con un susurro como si alguien las estuviera escuchando.
Dalia miro hacia la carretera que en esos momentos se encontraban a su espalda. Se alejo un poco de la chica dejando que ella se mantuviera en pie sola y en un abrir y cerrar de ojos, él ya estaba sosteniendo a la muchacha de su cuello, jalándola de su cabello, haciendo que su cabeza se hiciera hacia atrás. Dalia retrocedía a paso lento sin quitarle la mirada.
-Por favor ayúdeme - dijo la joven haciéndose un hilo su voz.
El la observaba con una sonrisa en sus labios que permitió ver como sus colmillos salían y sin mediar palabra los clavo en el cuello de la chica. El cuerpo de ella rápidamente perdió fuerza quedando en los brazos de él, quien la recostó en el suelo cuidadosamente, como si se tratara de una flor, y antes de volver a Dalia, mojo sus dedos en la sangre que salía del cuello de la muchacha.
Dalia vio como el ahora se aproximaba a ella. Esta vez no dio más pasos hacia atrás, sino que se estuvo en el mismo lugar como si quisiera esperarlo. Sintió su respiración ya muy cerca de ella y como sus dedos cuidadosamente pintaban sus labios con la sangre que anteriormente había tocado.
-¿Cómo es posible que hayas vivido sin esto por tanto tiempo? - le dijo él mostrándoles sus blancos dientes a excepción de sus colmillos que poseían el rojo de la sangre.
-¿De que estás hablando?
-Puedo ver el embravecido mar rojo que se mezcla con el café de tus ojos. Al parecer... a tu cuerpo le gusta esta sensación.
Dalia saco su lengua para probar sus labios, haciendo que su cuerpo se estremeciera, que sus manos sintieran un frio aun más fuerte del que hacia esa noche, mezclado con un dolor excitante. Cerró sus ojos y sintió el aroma que la chica muerta emanaba muy cerca de ellos y al abrirlos se encontró con los ojos negros rodeados de un rojo intenso que estaban frente a ella.
Era un hombre bastante alto, con cabello negro que caía sobre su frente. Estaba totalmente vestido de negro, con una camisa manga larga ceñida a su cuerpo permitiendo marcar sus brazos y abdomen.
-¿Quieres acompañarme? Tendré un gran banquete esta noche - dijo el sonriéndole seductoramente.
Tomo a la chica cuidadosamente y rápidamente desapareció, a lo que Dalia también lo siguió. Llegaron hasta una montaña, rodeada de arboles y vegetación. Era bastante lejos tanto del Valle como del lugar donde habían encontrado a las jóvenes. La invito a seguir a una casa un poco grande y que por fuera daba un aire de misterio.
-Es esta la casa a la que el pueblo no se atreve a venir. Todavía creen que existimos y conocen las historias de este lugar.
Caminaron por varios pasillos que se encontraban mas allá del sótano que a simple vista poseía la casa. Llegaron hasta una habitación iluminada por velas que se sostenían en la pared. Observo todo detenidamente hasta encontrarse con el cuerpo de la joven que había sido recostado sobre una bañera que se encontraba en el cuarto un poco salida del contexto.
Se acerco hacia ella y con sus largas uñas la toco ligeramente mientras veía como de su cuello y su herida en la pierna la sangre empezaba rápidamente a pintar la bañera. Hundió sus uñas en el cuello de la chica haciéndole grandes heridas mientras las arrastraba, la sangre empezó a salir mas rápido y ante sus ojo podía ver un pequeño mar rojo.
-¿Así que fuiste tú el que asesino a las otras chicas? Esta se te iba a escapar - decía Dalia mientras se sentaba en el suelo al lado de la bañera, incorporando su mano para poder tocar la sangre que en ella había.
-Me gusta jugar con ellas. Les realizo una herida en su pierna y les doy la oportunidad de que intenten escapar. No pueden alejarse mucho y soy yo el que gana el juego.
Soltó un pequeña risilla a lo que Dalia volteo su cabeza para mirarlo. Atractivo, alto y acuerpado. Se preguntaba ella donde podía haber estado todo este tiempo.
-¿Cómo es posible que te hayas mezclado entre ellos, viviendo como si fueras un ser humano? - le pregunto él dedicándole una mirada.
Dalia no respondió, ella misma sabia que al lugar al que pertenecía era en el que ahora se encontraba. Saco su mano de la bañera y acerco su dedo a su boca, lo lamio con sutileza saboreando cada partícula. Sintió el dolor que causaban sus colmillos por el deseo de salir.
-¿Qué te parece si me acompañas? Pareces una niña en una confitería, deseosa de probar el dulce que se te antoje - hizo una pausa para sentarse a su lado - ya se termino mi estadía aquí y tengo pensado conocer otro lugar y otras jóvenes.
-¿Cómo es que no se dan cuenta de que es un vampiro el que esta acechando a las chicas?
- No somos los únicos aquí.
Dalia presiono la herida que él había hecho, con la intención de que más sangre saliera.
-¿Qué te parece mi propuesta? ¿Vendrás conmigo?
Al fin un lugar donde ella encajara. A oscuras, sin ningún rayo que la molestara, haciendo algo que le causaba satisfacción y con alguien con quien en realidad quisiera estar. Había esperado justo este momento pues sin él no habría tenido el valor de ser quien era en realidad.
Lamio de nuevo sus dedos dejando rastros en su boca y le ofreció una sonrisa a su futuro compañero de viaje.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro