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❄ Capitulo 6 ❄

Domingo por la mañana.

Ya cuatro días desde el incidente en aquella cafetería.

Mismos cuatro horribles días en que SeokJin no le había dirigido ni media palabra. Aunque no es como si él mismo haya hecho gran esfuerzo por entablar una conversación, aún se sentía ofendido por lo sucedido.

La noche en que regresó a la habitación se encontró con que el castaño ya estaba dormido o fingía hacerlo, no le habría sorprendido de no ser porque el chico parecía tener energía de sobra para permanecer despierto hasta que él llegaba para entregarle galletas envueltas en un par de servilletas, que al parecer guardaba de la cena, y un vaso desechable con café recalentado en microondas.

El siguiente día no debía ir a trabajar por lo que fue directamente a la habitación como de costumbre esperando a que SeokJin apareciera por la puerta para poder hablar tranquilamente. Cosa que no sucedió hasta pasadas las nueve de la noche.

No había hecho nada más después de eso, no iba a rogarle para que lo escuchara, después de todo no había hecho nada malo. Pero estos últimos días su estrés se había mantenido en un nivel demasiado alto para su gusto y la tensión persistente en la habitación, aún sin estar SeokJin presente, no hacía más que incrementar su ansiedad. Incluso había vuelto a morderse las uñas.

Y aquí se encontraba ahora, terminando sus tareas en su habitación, mirando la puerta cada diez minutos en espera que SeokJin entrara. Debía rendirse y aceptarlo, extrañaba a su compañero de habitación.

Con un suspiro dejó de lado su cuaderno, masajeándose las sienes, tratando de disminuir su dolor de cabeza sin éxito alguno.

— Maldita sea, SeokJin. —

¿Qué? ¿Ahora tengo la culpa de tus migrañas?

Aquella conocida voz suave lo hizo sobresaltarse ya que, según él, se encontraba solo.

¿Qué haces aquí?

Es mi habitación, ¿O quieres que me vaya de aquí también?

Pudo notar que el semblante del castaño permanecía serio, aunque era lo más relajado que lo había visto los últimos días estando alrededor de él.

No, es solo que es raro... Has estado evitándome.

Pensé que querías que me metiera en mis propios asuntos, no veo mejor manera de mantenerme fuera que alejándome de ti, teniendo en cuenta que vivimos en el mismo cuarto.

No me refería a eso, solo...

¿Por qué me lo ocultabas? —la forma tan apresurada de hablar del castaño le hizo notar a YoonGi que llevaba tiempo queriendo preguntárselo.

Yo...

— ¿Qué tiene de malo? YoonGi. ¿Cuál es el gran problema con que tengas un empleo que no querías decirme? —

SeokJin...

Creía que confiabas en mí, que me considerabas tu amigo.

Lo hago, pero...

Un amigo confía en el otro, un amigo me lo habría dicho y hubiera confiado en mí. No me molesta que tengas un empleo, no me importa tu clase social como tú crees, me molesta que no hayas confiado en mí, YoonGi.

— Mira, lo siento ¿Si? Pero... Me cuesta confiar. Sé que no es malo, pero hay cosas que no quiero contarle a nadie y como mi amigo deberías entender.

Su vista fija en la pared de al lado y su dedo pulgar en su boca hacían denotar su incomodidad al hablar del tema. Sintió su mano siendo alejada de sus labios, lo que lo hizo mirar directo al chico que en algún momento se había sentado frente a él.

No hagas eso, te vas a lastimar.

Pasó saliva observando con nerviosismo la manera en que SeokJin miraba sus dedos.

¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?

Sufro de ansiedad...

¿Por qué no me lo dijiste?

No era importante.

Es importante, si lo sé al menos podré hacer algo si es que llegas a tener un ataque de ansiedad, en lugar de solo asustarme. —

— No tengo ataques hace mucho, de todas formas sé controlarlos. —

SeokJin se rindió y terminó por abrazarlo, le había tomado demasiado esfuerzo mantenerse indiferente, sobre todo tras haberse dado cuenta de que las ojeras parecían hacerse más notorias bajo los ojos de su amigo, y no podía más con ello. En esos meses le había tomado un cariño increíble, sentía como si llevase años conociéndolo.

No era la primera vez que lo abrazaba, YoonGi descubrió lo afectuoso que era el contrario a los pocos días de conocerlo. De principio le había resultado incómodo, ya que a él no le agradaba el contacto físico humano y con suerte aceptaba un apretón de manos, pero con el tiempo terminó adaptándose y acostumbrándose a ello permitiéndoselo únicamente a SeokJin, aunque seguía sin corresponder manteniéndose estático hasta que el chico se decidiera a soltarlo. Y lo mismo sucedió ésta vez. Se mantuvo inmóvil hasta que fue liberado de ese agarre.

Tienes razón, debo entender si no quieres contarme. Pero prométeme que vas a decirme, quiero saber.

Suspiró rendido y asintió perezosamente.

En su momento lo haré.

SeokJin sonrió hacia el más pálido por primera vez en días, aligerando así el ambiente de la habitación de forma considerable con ese simple gesto.

Aquella tarde el castaño se ocupó de contarle un poco sobre lo que había hecho hasta hartar a YoonGi quien se limitaba a usar monosílabos o expresiones simples como respuesta.

No admitiría que se sentía de mejor humor ahora. Después de todo había echado de menos la extraña calma que le brindaba su ruidoso compañero de habitación con su presencia.

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