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☀ Capítulo 3 ☀

Ya un par de meses habían pasado desde aquél día en que esos dos chicos se conocieron, un par de meses en los que se acostumbraron a la presencia del otro.

Kim aprendió a sobrellevar el mal carácter, la apatía, la frialdad y la negatividad de su pálido compañero.
Por su parte YoonGi logró tolerar la forma de ser tan animada y positiva del castaño, aunque en ocasiones lo desquiciaba.

En tan poco tiempo les fue posible aprender cosas del otro únicamente observando.

• Tres o cuatro veces a la semana el pelinegro solía llegar después de clases a hacer la mitad de sus trabajos de la universidad y luego volvía a irse para regresar un par de horas después a terminar lo que había dejado pendiente y dormir.
• Si se encontraba estresado era cuando se volvía más ruidoso que de costumbre.
• Siempre veía el lado malo de las cosas con la excusa de que así no se llevaría una decepción futura.
• Tendía a arrugar la nariz cuando estaba concentrado en lo que sea que tuviese su mente ocupada en ese momento.
• El chico tenía una especie de tic nervioso que lo hacía morderse los labios constantemente tras pasar su lengua sobre ellos y/o rascar detrás de su oreja derecha cada vez que se ponía nervioso o se sentía incómodo cosa que le sucedía con frecuencia.
• También más de una vez le había visto morder sus uñas.

En cuanto a lo que a Kim concernía:
• El castaño siempre mostraba una sonrisa.
• En raras ocasiones se le veía realmente estresado o molesto, y esas pocas veces solo eran por cosas serias.
• Cuando tenía hambre aparecía un tic en su ojo izquierdo.
• Tenía una manía porque todo estuviese limpio y ordenado.
• Sabía cocinar bastante bien. Aunque YoonGi no lo aceptara en voz alta y siguiera insistiendo en que "No le gustaba su comida pero igual la ingería por no ser grosero con él".

Y la lista seguía y seguía.

Eran un par curioso y la sola idea de ellos siendo amigos era algo inverosímil a pesar de haberlos visto algunas veces estudiando juntos en la biblioteca o sentados en la misma mesa durante las horas de almuerzo.
Lo que el resto del campus desconocía era que, a pesar del mal carácter que el pálido poseía, a Kim le parecía una persona agradable, tranquila e incomprendida; a diferencia de YoonGi que seguía considerándolo un ser desagradablemente positivo que parecía desconocer el significado del espacio personal... Aunque con una sonrisa encantadora, cosa que nunca admitiría en voz alta.

Había un par de cosas más que los diferenciaba, como su color predilecto, tipo de vestimenta, gustos musicales y nivel socioeconómico a la fecha desconocido para el castaño. Pero había una cosa que se destacaba siendo al mismo tiempo eficazmente escondida por el pelinegro: Su declarada homosexualidad.

Efectivamente, Min YoonGi a estas alturas de su vida ya tenía bien definidos sus gustos sexuales al darse cuenta que llamaban más su atención los chicos de los partidos de fútbol que tanto veía su hermano que las lindas y descubiertas porristas.
Para su desgracia, la convivencia constante con su compañero de habitación derivó en una pequeña atracción. Todo sería tan sencillo como decírselo de no ser porque era jodidamente hetero y recatado.
Por supuesto, el tema de su sexualidad era un asunto completamente desconocido para Kim SeokJin debido a su falta de comunicación sobre el tema; a YoonGi le parecía absurdo el hecho de tener que explicarles a las personas sus preferencias, era simplemente innecesario. Tan innecesario como darle tantas vueltas a algo que se desvanecería rápidamente, después de todo la personalidad de Kim era suficiente para atraer a las personas a su alrededor.

Sin embargo, en los meses que llevaba de conocerlo, nunca le conoció una novia o pretendiente que llamase su atención, mucho menos le había comentado nada referente.

YoonGi...

¿Qué quieres?

¿Crees que necesito bajar de peso?

No me interesan tus complejos e inquietudes por la opinión ajena.

El castaño no insistió más y se limitó a tomar sus palabras como un "No". El pelinegro despegó la vista del libro que había estado leyendo hasta el momento para mirarlo por encima. Definitivamente no necesitaba bajar de peso, su físico se encontraba en perfecto estado al igual que su salud. Aunque claro está que eso no iba a decírselo ni estando muerto.

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