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☀ Capítulo 13 ☀

El período de exámenes finales era un verdadero tormento.

Podía notarse la desesperación y el estrés en el aire, casi era capaz de olerlo... O puede que solo hubiese olvidado usar desodorante, cualquier opción era posible a esas alturas del partido.

Casi envidiaba a esos hijos de familias adineradas que podían despreocuparse de sus calificaciones aunque fuera un poco, pues él estaba especialmente estresado y malhumorado por la falta de sueño. Pasaba horas sin dormir, estudiando para poder mantener un buen promedio, si no quería perder la beca. Y no podía darse ese lujo.

Por lo menos agradecía que Jin fuera un buen compañero y se mantenía en silencio si lo veía estudiando, se aseguraba de que comiera y en ocasiones le ayudaba a estudiar.

Decirle acerca de su verdadera situación, tanto escolar como económica, había resultado no ser tan malo, de hecho le había quitado un peso de encima puesto que ahora su amigo entendía su preocupación e incluso había estado ayudándole con algunos temas que no lograba comprender del todo para su examen, mismo examen que ahora había terminado como el último de la semana.

Estaba pensando en tal vez invitar a SeokJin a la cafetería donde trabajaba o a la sala de arcade que le había gustado como agradecimiento por ayudarle a estudiar para ese examen, y hacia allí se dirigía en ese momento, buscando al castaño en los pasillos.

Sus pasos se detuvieron bruscamente en el momento en que lo encontró. Estaba cerca de la puerta principal, y bastante bien acompañado. Alguna chica cuyo nombre no era de su conocimiento estaba aferrada a su brazo derecho mientras que él estaba hablando con su círculo social. Que si bien lucía incómodo con la insistencia de la chica a mantener el contacto físico constante, el problema era encontrar la manera de acercarse a él sin que lo mirasen como a un extraño animalillo insignificante, que era como se sentía ante la sola idea de ir y pedirle la hora, impensable sería pedirle que lo acompañase y saliera con él una tarde.

Aquellos amigos de Jin nunca le habían tratado mal en realidad y de hecho le saludaban al verle por los pasillos, pero se veía incapaz de tomar el valor para acercarse.

Apretó sus manos en puños, resopló y siguió el camino hacia la salida para volver al dormitorio, pateándose mentalmente por ser tan cobarde.

No fue hasta pasadas las seis que vió al mayor cruzar el umbral de la puerta con rostro cansado, su mochila colgando de su mano derecha mientras que la izquierda sostenía la llave de la habitación, dejó la mochila tirada en el sofá y siguió su camino hasta su propia cama a dejarse caer boca abajo sobre ella, todo esto mientras YoonGi fingía estar demasiado interesado en lo que sea que veía en su celular como para notar su llegada.

Ver su rostro casado le hizo retractarse de la idea de pedirle salir a cualquier sitio.

¿Cómo te fue en tu examen?

Su voz le hizo levantar la mirada hasta encontrarse con los ojos chocolate del contrario.

Bastante bien, no fue muy difícil, gracias por haberme ayudado a estudiar SeokJin.

Mientras que el castaño, aún sobre su estómago con los brazos alrededor de la almohada sobre la que descansaba su cabeza, parecía contento y de hecho sonrió por ese agradecimiento; YoonGi aún luchaba con las ganas de acercarse y agradecerle con uno de esos abrazos que tanto parecían gustarle a Jin, era tentador, sobre todo cuando había comenzado a sentirse tan tranquilo cada vez que recibía uno, pero al mismo tiempo la idea le hacía ponerse tenso por lo extraño de la sola imagen mental de él acercándose a abrazarle por cuenta propia sin una razón verdaderamente de peso.

Y por un momento temió que el mayor pudiera llegar a leer su mente. Para cuando pudo darse cuenta de lo que sucedía ya lo tenía al lado abrazándole como si nada, su corazón se saltó un latido antes de acelerarse por la cercanía.

Su siguiente pensamiento solo cubría el ligero miedo por que llegara a sentir la manera acelerada en que su corazón latía en su pecho, pero supuso que mientras su rostro no reflejara algo SeokJin no tendría por qué notar o pensar nada.

No hay de qué, me alegra haber sido de ayuda, lo que sea por mi amigo. ¿Quieres ver una película?

Ahí estaba de nuevo ese eco que le recordaba el lugar en el que estaba para que dejara de hacerse ilusiones de un perfecto mundo de fantasía donde su compañero de habitación despertaría un día dándose cuenta de que era gay y estaba enamorado de él.

Era su amigo y punto. Con suerte podía llegar a aspirar al título de "mejor amigo" si se esforzaba, pero ni soñando podría tener otro tipo de relación con él. Estaba hecho a la idea, pero eso no hacía que dejara de doler el saber que era un amor imposible.
Aunque tampoco podía echarle la culpa o molestarse con el contrario por ello, sería injusto, después de todo, no por que él estuviera enamorado SeokJin estaba obligado a amarlo eternamente. Así que solo le quedaba esperar hasta que los sentimientos se desvanecieran por si solos y empezaran a florecer por otra persona en algún otro momento. Nadie le dijo que se enamorara de su heterosexual, apuesto, educado e inalcanzable compañero de habitación.

Pero hasta que eso pasara podría seguir alterándose con cada roce suyo.

Como ahora que al parecer su amigo había juzgado suficientemente cómoda su cama como para acurrucarse y observarlo, parpadeando hacia él con una sonrisita.

¿No prefieres salir con tus amigos? Acabaron los exámenes y escuché por ahí que alguien haría una fiesta para celebrarlo.

— ¿Y perderme la oportunidad de tener una noche tranquila viendo algún filme tonto y comiendo palomitas contigo? Ni muerto. Además estoy muy cansado como para ir a una fiesta y solo tú pareces conocer el concepto de descanso óptimo.

El menor rodó los ojos en su acostumbrado gesto de desinterés que al parecer el mayor ya había aprendido a leer, a juzgar por su sonrisa satisfecha al levantarse de la cama. Suspiró formando una media sonrisa siguiéndolo hasta el sofá donde el castaño ya estaba encendiendo la pantalla para conectarla a su computadora y buscar una película para ver mientras que el pelinegro se ocupaba de la tarea de poner palomitas para hacer en el microondas.

Y a eso se dedicaron, nada más que eso. Ver peliculas que no habían visto antes, conversar acerca de ellas, burlarse de lo tontos que eran algunos personajes, si les parecía bueno o malo tal actor o actriz.

Simplemente pasaron una tarde y noche tranquilas, sin ser conscientes de la manera en que parecían acercarse poco a poco. No de manera literal, pero lo hacían.

O quizás si, pero ninguno lo notaba.

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