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❄ Capítulo 12 ❄

El 9 de Marzo fué, para YoonGi, un día que le habia hecho inmensamente feliz.

Afortunadamente justo ese día había sido fin de semana, aunque había tenido que trabajar de todas formas.
Nada más llegar al trabajo, su jefe lo recibió con una felicitación y una tarjeta, sus compañeros de trabajo le tenían listo un modesto y bonito pastel que, aunque no era demasiado su gusto por el azúcar, disfrutó comer.

Tras trabajar su media jornada, y ya a nada de ser libre por ese dia, recibió un pequeño pero significativo bono de cumpleaños que lo hizo salir con una sonrisa.

Una vez que regresó al edificio de su dormitorio recibió varias felicitaciones por parte de los chicos que conocía, aunque con muchos no había entablado una conversación decente o siquiera compartido más de las cuatro palabras necesarias para pedir la hora.
Estaba incluso mentalizado para sobrevivir al escándalo que SeokJin posiblemente haría al verlo entrar al dormitorio y no morir de hartazgo en el intento.

Sin embargo, eso no sucedió.

Por el contrario, el castaño se fué casi en el momento en que él había llegado; con suerte había cruzado la puerta cuando SeokJin ya se estaba despidiendo, alegando que iba a salir con un amigo suyo pues ya se había comprometido a ello días antes.
No había hecho ni la más remota mención acerca de que fuese una fecha importante ni nada por el estilo.

Inexpresivo, solamente asintió en silencio, apartándose para dejarle irse. No pudo evitar el bajón que siguió a ello, dejando sus cosas sobre su cama para después cambiarse de ropa por algo más cómodo.

En toda la tarde no había tenido ni pista de su hyung. Recibió una llamada de sus padres y su hermano para felicitatlo, sus tíos llamaron para cantarle un incómodo "Feliz cumpleaños" por el teléfono. Inclusive habia recibido felicitaciones por el grupo de chat de su clase de música. Pero nada de SeokJin.

Terminó tareas que planeaba en un principio dejar para el día siguiente con la intención de aminorar la sensación incómoda que se arremolinaba en su estómago. Aunque no era suficiente, pues esa tristeza que lo había embargado desde que SeokJin se fué sin decirle nada seguía sintiéndose presente en su pecho. Y no es que le deba decir nada en realidad, no era su obligación, pero le costaba creer que realmente se le había olvidado.

No fué hasta tarde por la noche, a eso de las nueve y media, casi diez o un poco más, que escuchó la puerta de la habitación abrirse. Levantó la cabeza para observar a su compañero adentrarse al dormitorio en completo silencio.

Vió su mano levantarse y hacer señas que no pudo comprender realmente, señalándolo a él, luego una especie de zarpazo y por último la puerta. De principio no pudo evitar pensar que el castaño definitivamente había enloquecido o comido algo que le había hecho daño, sin embargo, logró comprender lo que trataba de decirle al momento en que este puso los ojos en blanco, se le acercó y, sujetando firmemente su brazo, lo sacó de la cama arrastrándolo fuera de la habitación.

¿No era más sencillo solo decir "ven" o "acompáñame"?

— ¿No sabes que es de mala educación secuestrar a las personas? —silencio.

Le preguntó varias veces qué le sucedia y a dónde lo llevaba, pero ninguno de sus cuestionamientos fué respondido.
Subieron las escaleras, SeokJin con una sonrisa en el rostro y YoonGi aún sin comprender lo que pasaba.

Al llegar a la puerta que conducía al tejado del conjunto de dormitorios SeokJin finalmente se giró en su dirección.

Cierra los ojos. — pidió con voz cálida.

¿Vas a tirarme del tejado? — externó el primer pensamiento que cruzó su cabeza.

SeokJin rió y negó.

No voy a complacer tus extraños deseos de morir si es lo que piensas. —

Esperando que ese enigma terminara pronto, el pelinegro cedió y cerró sus ojos. El oxidado sonido de las visagras llegó a sus oídos; estiró sus manos hacia el frente, dejándolas en el aire hasta lograr sentir las manos del mayor sostenerlas y colocarlas en alguna parte de su anatomía. Por lo que podía sentir, eran sus hombros.

Movió sus pies al sentirlo comenzar a avanzar, dejando que lo guiara a donde fuera que estaba llevándolo. Por supuesto, su cabeza comenzó a especular de qué quería mostrarle. Tal vez por fin había adoptado aquél gato sin duelo que se les cruzaba por el campus todos los días y quería que le ayudara a encubrirlo, pues estaba prohibido tener mascotas más grandes que una cobaya en el edificio.

Listo, abre los ojos.

Dejó de sentir los hombros firmes que lo guiaban y abrió los ojos poco después.

¡Feliz cumpleaños, Suga-ssi! —

Frente a él estaba SeokJin sosteniendo lo que parecía un cupcake con una velita y detrás suyo había una cesta con una tela, que bien podía ser una manta, doblada sobre ésta.

¿Creíste que lo había olvidado? —la voz de Jin fué lo que llenó el silencio en el que su sorpresa le mantuvo

— Si. — contestó sintiéndose algo culpable por ello.

Lo supuse, realmente no sabía qué darte, lo estuve pensando toda la semana. Por eso me fuí hoy, aún tenía que conseguir algunas cosas, y decidí traerte un cupcake porque supuse que estarías harto del azúcar y... — no lo dejó continuar.

Envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo en un abrazo inesperado para el mayor que, a pesar de la sorpresa por el repentino contacto físico iniciado por YoonGi, decidió corresponderle con una sonrisa plasmada en sus labios.

Gracias, Jin hyung.

Resultó ser que Jin había planeado un picnic nocturno, esto por evitar la luz del sol que haría del tejado algo caluroso, además de que había preferido mantenerlo solo para ellos dos, pues sabía que al menor no le gustaba estar rodeado de gente.

Aquella noche pasaron buena parte de su tiempo comiendo los bocadillos que SeokJin había preparado, conversando entre si con risas ocasionales sobre distintos temas vanales. Definitivamente, el tejado se había vuelto de sus sitios favoritos.

Y ese cumpleaños el más memorable.


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