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Como todas las mañanas, Yoongi se levantó a ayudar a su abuelo en la cafetería. Diría que es un sacrificio que se levante, porque claramente no era una persona que madrugara, pero el trabajo de su familia le animaba.
Amaba la cafetería como a su vida. El olor al café, las múltiples presentaciones que tenían, los clientes habituales... Toda esa rutina era una maravilla para Yoongi.
Amaba todo, excepto cierta creencia familiar.
En el recinto tenían un dicho que había pasado de generación en generación: "Cuando una pareja se mira a los ojos durante 8 segundos, se enamora" y jamás en su vida creyó en algo como eso. No podía ser posible porque en su tiempo ahí, si bien había visto parejas felices, también había visto peleas, rupturas, y todo lo negativo de tener una pareja.
Patrañas. Todo eso del amor a primera vista eran mentiras, cosas imposibles. No puedes enamorarte de alguien con solo mirarle, tienes que conocer primero a la persona, tratarla y cuando mucho, eso tomaría meses, años tal vez.
No había modo de que Yoongi aceptara tal cosa.
Él no se consideraba un amargado en esos temas, pero tampoco podía decir que era un soñador.
Era realista. Sí, eso era.
Por eso nunca imaginó que llegaría el día en que le hicieran dudar de su decisión.
Esa mañana Yoongi trabajaba mientras escuchaba las anécdotas de los clientes, sorprendentemente estaba de buen humor ese día y atendía hasta a la historia más absurda.
La mayoría de los clientes en la mañana eran personas mayores por lo que el chico no se estresaba con los comentarios. Solo por algunos comentarios casuales de los adultos cerrados de mente.
"—Chico, ¿no se te alargan las orejas con esos aretes tan grandes que usas?"
"—¿Para qué quieres tantas perforaciones?"
"—¿Eso es un tatuaje?"
"—¿Otra vez te teñiste el cabello?"
Era una exageración, porque Yoongi solo tenía perforaciones en las orejas, tal vez una diminuta en los labios, pero no solía usar el arillo con los clientes. Su tatuaje no estaban a la vista, solo en un brazo tenía tatuado una palabra con profundo significado para él. Sólo ocurrió cierto día donde se arremangó la camisa mostrando sus pálidos brazos, que un anciano le llamó la atención. Su cabello este mes había decidido teñírselo de un rojo vino, tirando casi a un café, color que lo contrastaba con su pálida piel. Él lo consideraba decente, a comparación de sus otros tintes exóticos como el verde menta o azul eléctrico.
Su abuelo y familia lo aceptaban tal cual, eran sus gustos, no le veían nada de extraño y hasta cierto punto le daba un toque moderno a la cafetería.
Yoongi lidiaba con aquellos señores cuando la campanilla de la puerta sonó, avisando la llegada de un nuevo cliente.
Un joven de cabello negro azabache había entrado al lugar, portaba unos lentes oscuros de sol, una camisa blanca de manga larga se ajustaba a su cuerpo y sus pantalones negros de vestir estaban entallados; su estatura no era mayor a la de Yoongi. El chico empezó a recorrer el lugar con la mirada, aún con sus lentes oscuros puestos; sus prominentes labios se curvaron en una sonrisa cuando visualizó al mayor detrás de la barra y el pelirrojo solo lo miró confundido.
—Bienvenido, ¿en qué puedo servirte?—Preguntó el mayor de manera cortés.
—Dame un latte para llevar. Por favor.—Habló el chico con voz dulce. Se acercó a la barra y se sentó en una de las sillas altas a esperar su orden mientras jugaba con su celular.
Yoongi no le tomó mucha importancia y siguió con lo que le había solicitado, era un cliente después de todo. Se volteó y empezó a trabajar con las máquinas; como le era habitual, quiso empezar una plática con el chico.
—¿Es primera vez en la cafetería?
Pero la pregunta pasó desapercibida ya que el chico parecía ignorarlo. El mayor se volteó para ver al moreno nuevamente y este seguía con su celular sin prestarle atención. El gesto pareció molestarle por lo que carraspeó ligeramente para atraer su atención.
El joven levantó la vista de su celular y sus cejas se alzaron en sorpresa.
—Oh, ¿me decías a mí?—Se señaló a sí mismo, con cierta culpa en su voz. Yoongi respondió en un asentimiento ligero.—Lo siento. Es solo que la gente no suele dirigirme mucho la palabra.—Respondió con una sonrisa apenada. El mayor quiso comprender aunque no tuvo mucho éxito.
—Sí, es primera vez que vengo. No suelo venir por estos rumbos pero estoy por entrar a una entrevista de trabajo.—Completó mientras el pelirrojo asentaba su bebida lista para llevar. El chico tomó su café con sus manos ligeramente más pequeñas y bebió un sorbo.—Esto está delicioso, gracias.
—Para servirte.—Contestó Yoongi sin más detalle.
—¿Sabes? Sí llegan a darme el trabajo creo que podría venir a llevarme uno de estos más seguido.—Señaló el chico con una sonrisa en el rostro mientras balanceaba su bebida en una de sus manos.
—Eso estaría bien.—Respondió el mayor correspondiendo la sonrisa por inercia.
—Honestamente estoy un poco nervioso.—Comentó el azabache con un tono preocupado.
—¿A qué te dedicas?—Preguntó el pelirrojo con confianza.
—Trabajaba independientemente como consultor de moda, estoy postulando para tener el puesto en una revista.
—Oh, yo creo que tendrás oportunidad, es decir... uh, parece que tienes estilo.—Yoongi no tenía idea de qué demonios estaba hablando, soltaba las palabras sin pensar.
El chico frente de él soltó una risa, no parecía incómodo por todo lo que había dicho.
—Gracias, supongo.—Lo que el mayor notó es que este nuevo cliente no había dejado de sonreír desde que entabló una conversación con él. El azabache tomó de pronto el celular que estaba al lado de su café y abrió ligeramente sus labios en sorpresa.—Se me hace tarde.—Dijo mientras se ponía de pie y tomaba la bebida en sus manos.—Fue lindo pasar por aquí, me agradaste eh...
—Yoongi.—Completó el mayor al entender que trataba de saber su nombre.
—Yoongi.—Repitió el chico con una sonrisa.—Soy Jimin. Un gusto.—Cuando dijo esto ya se encontraba cerca de la puerta para salir.—Espero verte de nuevo Yoongi.—Y se despidió con un ademán.
Una vez que el chico salió de la tienda de café, Yoongi se quedó pensativo.
De alguna manera todo eso había sido algo... extraño.
~*~
Al día siguiente, Yoongi bajó para atender a los clientes habituales, los vitrales de colores de las ventanas brillaban en todo el recinto dándole más color al lugar por los rayos del sol.
La tranquilidad de pronto se vio interrumpida por la llegada de alguien, Yoongi dirigió su mirada estupefacto ya que la persona había entrado con efusividad, y todavía fue más grande su sorpresa al ver que era el chico Jimin que había ingresado con una gran sonrisa.
—Yoongi, ¿adivina qué?—El muchacho se dirigió a la barra tomando asiento rápidamente, al igual que el día anterior, poseía esos lentes redondos oscuros para el sol.
—Te dieron el nuevo trabajo.
—Me dieron el nuevo trabajo.
Ambos chicos lo dijeron al mismo tiempo, el pelirrojo mirándolo y Jimin sonriendo. Justo en ese instante después en donde sus voces se juntaron, se quedaron unos segundos en silencio hasta que el azabache lo rompió con una ligera carcajada.
—Le quitas toda la emoción, Yoongi.
—Si estás aquí, es porque obviamente te dieron el trabajo. Así que, ¿qué tal?
—Bueno, estoy emocionado. Dame un Latte, pero esta vez para tomar aquí.—Mencionó mientras se acomodaba en su asiento.—Estaba nervioso, pero creo que tu café fue lo que me dio la buena suerte.
—¿Oh, tu crees?—Yoongi rió un poco ante la ocurrencia, el chico asintió con la cabeza.
—Sinceramente nunca había probado un café tan delicioso. Así que ten por seguro que me verás aquí todos los días a partir de hoy.—Dijo Jimin posando su rostro entre sus manos y observaba al mayor hacer su bebida.
—No esperaba menos.—Contestó.—Y gracias, todo lo que sé lo aprendí del mejor. Mi abuelo.
—¿De verdad? Bueno, pues fue un excelente maestro.
—Lo es.—Después de unos minutos terminó con el Latte y se lo entregó, esta vez en una taza.—Aquí tienes.
—Gracias.—Jimin observó su taza y miró a Yoongi con una ceja alzada al ver el trébol que había dibujado en el café.—¿En serio?
Yoongi se encogió en hombros.—Me pareció un lindo detalle. Como recompensa por haber obtenido el trabajo.
—Buen sabor y además artista, cada vez me agradas más Yoongi.—El azabache tomó la bebida y sorbió un poco.—Cielos es demasiado bueno. Podría casarme con este café si pudiera.
El pelirrojo cada vez se quedaba más confundido, el chico venía por segunda vez a la cafetería y lo trataba como si se conocieran de años, sorprendentemente... no parecía incomodarle. Además Jimin soltaba algunas ocurrencias que le hacían pasar definitivamente el rato más ameno.
—Uh, espero que no te moleste que venga aquí todos los días, no suelo tener tiempo para desayunar en casa así que esto me ayudaría mucho.
—No hay problema, siempre es agradable ver un rostro joven por aquí en las mañanas.
—¿No sueles tener clientes jóvenes?
—Sí, pero más por la tarde. Por lo general en la mañana siempre están los mismos señores.
—Bueno, ahora seré un señor más.—Jimin contestó como si estuviera orgulloso de eso y bebió otro poco de la taza, los lentes que tenía de pronto se empañaron por el vapor y Yoongi se percató de eso.
—Jimin...—Por un segundo el nombre sonó extraño viniendo de él, ya que era la primera vez que lo llamaba.—Tengo una duda, espero que no te moleste...—El aludido hizo un movimiento con la cabeza para darle entender que escuchaba.—¿Por qué... no te quitas los lentes de sol?
Jimin detuvo sus movimientos y bufó una risa.
—Lo siento,—El azabache tomó sus lentes y se los empezó a quitar mientras continuaba hablando.—Es una torpe costumbre que tengo... Algunos dicen que puedo llegar a intimidar con la mirada.
Y cuando terminó de quitárselos en esos segundos, algo para Yoongi cambió.
1, 2 segundos. El pelirrojo observó los ojos grises de Jimin.
3, su sonrisa hacía que sus ojos se convirtieran de dos diminutas medias lunas.
4, ¿estaba diciendo algo? No sabía, solo veía los labios del chico moverse como en cámara lenta.
5, Jimin abrió los ojos y empezó a pasar su mano frente al rostro de Yoongi al ver que no le prestaba atención.
El azabache se colocó sus lentes nuevamente y Yoongi parpadeó confundido.
Maldita sea ¿qué había sido eso?
—¿Estás bien?—El mayor le miró más consciente entonces y frunció el ceño ligeramente.
—S-Sí.—Jimin abultó sus labios en un mohín no muy convencido y suspiró. Tomó su celular y vio la hora, justo en tiempo.
—Uh, bueno, debo irme. Te veré mañana Yoongi.—El chico solo asintió ante aquello, no notó en qué momento Jimin dejó el pago de su bebida o se había terminado el café. La realidad le pegó en el momento en que escuchó la puerta cerrarse.
—Vaya hyung, quedaste como un bobo.—Una voz grave pero con tono divertido se escuchó a su izquierda. En una de las sillas en la barra, pegado a la pared estaba un chico de cabello castaño que le miraba con burla y con su usual sonrisa cuadrada.
—Taehyung, ¿qué haces aquí? ¿En qué momento llegaste?
—No lo sé, desde que ese otro chico empezó a hablar contigo. Entré a la tienda, te saludé y ni caso me hiciste.—Comentó colocando el dorso de su mano en su frente en un gesto dramático.—Pero no quería interrumpir, cielos, parecía que estaban en su propio mundo.
—No sé de qué demonios hablas.—Atacó el mayor dándose la vuelta.—¿Vas a querer lo mismo de siempre?
—¿Ves? No me pones atención. Ya me hice mi propio café, gracias.
—Tae sé sincero, no estás aquí por el café.
—¡Bingo! ¿Dónde está Hobi hyung?—Preguntó moviendo la cabeza tratando de buscar al susodicho. A Yoongi se le cruzó una maldad por la cabeza, solo con el fin de vengarse un poquito.
—¿Qué? ¿No te dijo? Hoseok se tomó unos días.
—¿Qué? Pero Hobi hyung me hubiera dicho... pero tampoco está en su casa... ¿a dónde se fue?
—A Estados Unidos.—Taehyung casi escupe el café de la boca.
—¡¿Estados Unidos?!
—Yep.—Pronunció el mayor.—Se fue para un concurso de baile. Me sorprende que no te haya dicho nada.
—P-Pero...—El castaño ya estaba entrando en pánico.—No puede ser, ¿me estás mintiendo Min Yoongi?
—Pff, ¿por qué lo haría?—Y es que no era mentira lo que decía, pero Hoseok quería que su viaje fuera una sorpresa.
—Imposible... si lo que me dices es cierto. ¿Cuándo regresará?
—Nunca.
—¡¿Qué?!
—Hoseok decidió mudarse para probar suerte, si gana el concurso... se quedará ahí, para siempre.—Taehyung casi estalla en lágrimas mientras Yoongi empezaba a sonreír maliciosamente cuando un golpe ligero en la nuca del mayor le hizo detenerse.
—Hyung no digas esas cosas, asustas a TaeTae.
—¡Kookie!—Exclamó el castaño casi sollozando.—¡Dime que no es cierto!
—Claro que no. Hoseok hyung solo fue durante unos días, no quería decirte nada porque sabía que querrías ir con él.—Comentó el chico de cabellos oscuros y grandes ojos, llevaba el mismo uniforme que Yoongi, camisa blanca de manga larga y delantal negro con el logotipo de la cafetería.
—Jungkook le quitas la diversión.
—Hyung que tú seas un amargado no significa que todos deban serlo.—Yoongi puso los ojos en blanco.
—Kook, creo que eso podría cambiar dentro de poco.—Mencionó un más calmado Taehyung. Con el cambio de actitud, demostraba que estaba bastante acostumbrado al trato de su hyung.
—¿Qué quieres decir?—Inquirió curioso el menor.
—Hay un nuevo cliente que le echó el ojo a Yoongi.—El castaño exageró un guiño por lo que Jungkook abrió los ojos sorprendido.
—Imposible. Yoongi hyung no se fijaría en nadie.
—Tsk, tienes que verlo con tus propios ojos. Pasaron solo unos segundos pero Yoongi hyung quedó embobado. Ah... ¿no hay cámaras aquí?
—Cierra la boca Taehyung. No es nada de lo que dices, conocí a Jimin apenas ayer, es solo... un cliente. Es todo. Debo tratarlo cortésmente.—Evadió cruzado de brazos.
—Tonterías. Kook debes levantarte temprano mañana para verlo.
—¿Regresará?
—Dijo que lo haría.
—Ustedes dos son insoportables.—Gruñó el pelirrojo al ver como su hermano menor y su mejor amigo se ponían en plan de molestarlo.
Taehyung llamó al menor para que se acercara a su lugar, aún detrás de la barra Jungkook se acercó al castaño para oírlo de cerca.
—Kookie, tenemos que hacer que esos dos se acerquen.
—Yoongi hyung se enfadará...—Y no es que no le gustase la idea, pero el ver a su hermano mayor enfadado no estaba en sus planes.
—Vamos, seremos sutiles, hay que conocer mejor a ese chico, mañana que venga. Así que levántate temprano. Finge que seré tu conejillo de indias para nuevas recetas de café o algo así.—Jungkook rodó los ojos pero terminó cediendo. Aunque no conocía al chico, si descolocaba a Yoongi de alguna manera, le causaba gran curiosidad. Ya que nunca en sus 20 años de vida lo había visto interesado en algo más que no sea la cafetería.
~*~
Yoongi bostezaba sonoramente causando eco en el lugar, era otra mañana con los mismos clientes. Sin embargo ese día el chico no había podido descansar debidamente.
Sus ojeras se notaban más y su humor no era de los mejores.
Estaba cruzado de brazos cuando oyó otro bostezo cerca de él a sus espaldas.
Jungkook yacía detrás de él con un ojo abierto y otro cerrado pero ya con el uniforme puesto. Yoongi le miró extrañado ya que el chico no era tampoco de levantarse por la mañana. Había una clara razón por la que el más alto se levantaba horas después que el pelirrojo.
—¿Jungkook? ¿Tan temprano?—El aludido vio al mayor fijamente y unos segundos después reaccionó.
—Hm.—Murmuró, Yoongi le continuó viendo y quiso hablar cuando la puerta se abrió ruidosamente.
Una figura muy familiar había ingresado a la cafetería en lo que parecía ser un baile, movía sus manos de arriba hacia abajo y tenía cerrados los ojos, inmerso en la música hip-hop que sonaba de sus audífonos.
—Taehyung.
La cara de fastidio del mayor fue evidente cuando el castaño volteó hacia los hermanos e hizo un ademán con sus manos como si fueran pistolas y pronunció un bang bang.
—¿Qué haces tan temprano aquí? No deberías estar... no sé, ¿trabajando?—Gruñó el mayor en voz ronca.
—Dejé de trabajar así que le dije a Jungkook que me empezara a entrenar para trabajar también aquí.—Al momento en que terminó de decir eso pareció que un balde de agua fría le había caído encima a Yoongi y despertó, pues abrió sus pequeños ojos y miró rápidamente a su hermano menor que aún seguía medio dormido.
—¿Es eso cierto?
—Eh...—Jungkook estaba en otra órbita aún y miró al castaño que le hablaba con la mirada. Casi podía escuchar el "sígueme la corriente" del chico.—...¿Sí? Es decir, sí, le dije al abuelo y pues tu sabes que le agrada Taehyung así que no hay problema.
Yoongi parpadeó y estaba a punto de reclamarle hasta que la campanilla de la puerta sonó y el mayor volteó a ver de quién se trataba.
Jimin había ingresado, vestía una camisa de mezclilla, pantalones oscuros y esta vez, sus lentes de sol se encontraban en su cabeza. Estaba con los ojos entrecerrados, como acostumbrando sus ojos al cambio de luz del lugar.
Yoongi se quedó viéndolo sin decir nada, Jungkook fue el que cortó el silencio y saludó al cliente sin conocer la identidad de este.
—Bienvenido ¿en qué podemos ayudarle?—Taehyung se quedó de lejos viendo la situación y rió por la escena.
—Oh. Buenos días.—Respondió Jimin percatándose que no había sido Yoongi quien le saludó, en su lugar era un chico más alto que él y de cabello café oscuro.—Quiero un Latte y un pan con mermelada para comer aquí, por favor.
El azabache dejó pasar el hecho de que Yoongi solo se le había quedado viendo y el otro chico aún adormilado asintió y empezó a dirigirse a trabajar.
Estaba apunto de comenzar cuando el más pálido lo tomó del brazo y Jungkook se quedó viéndolo confundido.
—Yo lo haré.—El más alto se hizo a un lado y dejó que su hermano trabajara, al otro lado observó a Taehyung y este le miraba con una sonrisa.
—"Es él"—Pronunció sin emitir voz. Jungkook leyó sus labios y entonces entendió. Se acercó a Taehyung y ambos observaron la escena de lejos.
—Hola Yoongi.
—Hola Jimin... Hoy no traes tus lentes puestos.—Comentó con el fin de acabar ese silencio.
—Oh sí, hoy no traje mis lentillas así que no puedo ver muy bien.
"¿Lentillas?" Pensó Yoongi. "Ahh", de pronto pensó. Miró de reojo mientras preparaba el pan en el plato y efectivamente, los ojos de Jimin no eran de un gris etéreo como el del día anterior, sino que eran de un precioso marrón chocolate.
Yoongi decidió no observar de más.
Por alguna razón no podía mirar a Jimin a los ojos sin tener miedo.
Pero no era un miedo de tenerle terror o sentirse intimidado, sino que era un miedo a meterse a terreno desconocido, a sentimientos que no está dispuesto a enfrentar y aceptar en poco tiempo.
Porque Jimin le atraía de cierta forma y estaría mintiéndose a sí mismo si lo negaba. Sabía claramente que la razón por la que no había dormido bien era porque el chico se había colado en sus pensamientos con aquella mirada tan hipnotizante.
Yoongi aún estaba confundido, pero tampoco quería ser descortés y evitar a Jimin en el poco tiempo que lo había conocido. Y aunque quisiera llevar todo a su ritmo, sabía que habían un par de ojos observando la situación y presionando inconscientemente en su interior.
Por supuesto no pasó mucho tiempo antes de que aquellos dos decidieran involucrarse, pero decidió dejarlo pasar.
¿Qué daño podrían hacerle a Jimin?
—¿Conoces a Yoongi hyung?—Preguntó Jungkook entre curioso y pretendiendo no saber.
Jimin lo observó e inclinó su cabeza de lado.
—Bueno, empecé a venir esta semana y Yoongi es quién ha preparado mi café estos días. Uhm, soy Jimin.—Se presentó. Jungkook sonrió mostrando sus dientes causándole ternura al mayor.
—Soy Jungkook.—Correspondió el más alto.—Hermano menor de Yoongi.
Jimin se sorprendió un poco por la declaración porque claramente no veía tanto parecido entre los chicos, pero supuso que eso no era tema de su incumbencia.
—Y yo soy Taehyung.—Una voz grave se oyó de repente a su costado. ¿En qué momento ese chico había aparecido a su lado y tan cerca?—Soy amigo de estos dos.—Señaló a los chicos detrás de la barra. El castaño estaba sentado a su lado con un mano sosteniendo su barbilla.
—Más amigo de Jungkook que mío.—Musitó Yoongi a lo que el azabache rió.
—Eres malo Suga hyung.—Oh no, Taehyung no se había atrevido a llamarlo con ese apodo en frente de Jimin.
—¿Suga? ¿Hyung?—Jimin se preguntó en voz alta. Lo primero parecía ser un sobrenombre y lo segundo le hizo darse cuenta de una cosa. Los otros chicos parecían ser de su edad.—¿Yoongi... hyung?—Pronunció algo avergonzado.—¿Cuántos años tienes?
El pelirrojo había permanecido quieto cuando escuchó el "hyung" procedente de Jimin.
—Tengo 24.—Trató de no tartamudear. El azabache entonces separó sus labios en sorpresa y comprensión.
—Lo siento, te había tratado informalmente todo este tiempo, no pensé que fueras a ser mayor que yo. Tengo 22.—Mencionó el chico con sus mejillas ligeramente encendidas.
—¡Ah! ¡Yo también tengo 22!—Exclamó el castaño interrumpiendo el momento.
—¿En serio?
—Sí, sí.
Y la conversación de esos dos siguió por unos minutos hasta que Yoongi asentó la taza de Latte con un dibujo nuevo.
—Aww.—Jimin chilló enternecido.—Es un gatito.
Taehyung y Jungkook miraron a Yoongi de reojo, tal parecía que el mayor sólo quería captar la atención de Jimin para él.
—Por ser nuestro nuevo cliente frecuente.—El mayor dijo y el azabache sonrió.
—Es adorable, gracias.
"No tan adorable como tú" Pensó Yoongi torpemente a lo que se negó internamente. Obviamente nunca diría eso en voz alta.
—¿Trabajas cerca de aquí, Jimin?—Preguntó Taehyung tomándole confianza.
—Sí, a unas cuantas casas de aquí está el edificio de la editorial.
—Tan joven y ya con talento. Definitivamente unos nacen con estrella y otros estrellados.—Comentó el castaño con un puchero en sus labios.—Ya sé, Jimin deberías decirle a tus amigos que nos visiten también.
El rostro del mencionado de pronto se reflejó tenso y solo Yoongi pudo notarlo.
—Uh, estaría bien.—Respondió con una sonrisa falsa que pasó desapercibida por lo menores.
—No tienes que hacerlo realmente, nosotros estamos bien así.—El pelirrojo interrumpió. Jimin de algún modo le miró agradecido.
—Está bien. No es que conozca a mucha gente en realidad pero le diré a unos chicos que conozco.
Desde el punto de vista de Yoongi eso llegó a sonar solitario.
—Ya tengo que irme, fue un gusto conocerlos chicos.—Dijo el azabache levantándose de su asiento y dejando el dinero en la barra.—Se me ha hecho un poco tarde.—Se excusó. De nuevo se puso sus lentes oscuros y procedió a salir.—Nos vemos mañana, Yoongi hyung.
Y Jimin desapareció tras el umbral de la puerta.
Yoongi podía sentir las miradas de Jungkook y Taehyung de cerca pero decidió ignorar.
Estaba preocupado por Jimin hasta cierto punto.
~*~
La siguiente mañana Yoongi estaba atendiendo solo como de costumbre cuando Jimin ingresó con a la cafetería. Este se sentó con una sonrisa en su lugar habitual en la barra y Yoongi le sonrió en bienvenida.
—Buen día Jimin, ¿un Latte?
—Y un emparedado para comer aquí, por favor.
Mientras el pelirrojo hacía su labor, el azabache le observaba con su mejilla recargada en la palma de su mano. En los días que lo ha visto, le había parecido un espectáculo la manera en la que el mayor preparaba el café. Notó que esta vez sólo él se encontraba y externó su duda.
—¿Estás solo, hyung?—El pelirrojo dejó escapar un suspiro.
—No realmente. Taehyung se quedó a dormir ayer y se la pasó jugando videojuegos junto con Jungkook toda la noche. Así que bueno, no se han levantado.
—¿No deberías ir por ellos?
—Hmm. Prefiero estar solo. Pero tienes razón.—El mayor dejó la bebida del menor, esta vez tenía el dibujo de una estrella. Jimin le miró curioso y Yoongi solo se encogió en hombros.—Ando corto de tiempo, lo siento.
—Hey está bien.—Jimin bebió un poco.—Igual es delicioso.—Y sonrió.
Yoongi también levantó las comisuras de sus labios ligeramente.—Iré por esos niños.—Señaló antes de pasar por la cortina que llevaba a la parte trasera de arriba de la cafetería, que era su casa.
Jimin esperó pacientemente unos minutos mientras consumía su pedido, Yoongi bajó después con los otros chicos totalmente adormilados pero ya vestidos. El pelirrojo casi los sacaba de la cama jalándolos de las orejas. Los menores miraron de repente a Jimin y Taehyung fue el que estaba un poco más despierto en ese entonces.
—Jiminnie, buenos días.
—Hola Tae.
Yoongi de repente los miró extrañado pues no pensaba en qué momento esos dos se habían vuelto tan cercanos. Y lo notó, porque de repente Jimin sonreía por alguna tontería que Taehyung decía.
El pelirrojo -sin pizca alguna de celos, por supuesto- chasqueó los dedos dos veces llamando la atención del castaño que le miró con los ojos abiertos.
—Suficiente charla, Taehyung anda a atender a los clientes.—El castaño hizo un mohín y frunció el ceño para luego levantarse y hacer lo que el mayor le había pedido.
—Tranquilo hyung, no voy a robarte a Jimin.—Le sacó la lengua y se fue a tomar la orden de una pareja que había ingresado.
El comentario no pasó desapercibido por Jimin y sus mejillas se enrojecieron levemente. Yoongi parpadeó nervioso y algo en shock. Por supuesto no se trataba de eso. Jamás lo admitiría.
Jungkook se acercó a romper la burbuja de sorpresa que se había creado entre los chicos.
—Hyung, ¿por qué necesitas ayuda tan temprano? Siempre puedes solo.—Se quejó. Yoongi le miró y suspiró.
—No puedo dejar que estés como un vago siempre, además Taehyung es tu responsabilidad ahora que decidiste que trabajara aquí.—Jungkook bufó.
—Espera, ¿no es jueves hoy? Hoseok hyung llega hoy, ¿no es así?—El mayor iba a empezar a hablar cuando un grito se oyó de repente.
—¡HOBI!—El castaño se giró y corrió a los brazos de aquel chico que había tratado de entrar de la manera más sigilosa. Cuando Taehyung saltó y se abrazó al chico como un koala, casi pierde el equilibrio.
—¿Tae? ¿Qué estás haciendo aquí?—El joven de cabello castaño oscuro y sonrisa radiante preguntó mientras sostenía al menor por la cintura.
—¡Sorpresa! Ahora trabajo aquí.
—¿Trabajas aquí?
—Hola Hoseok.—Lo saludó el mayor de todos. El mencionado lo vió y le saludó con una sonrisa.
—Hola hyung. Jungkookie.—El último chico respondió con un asentimiento.
Jimin de repente se sintió como un extraño rodeado de todos los chicos que parecían entenderse en su propio mundo, por supuesto, él solo era un cliente más en la cafetería. Sus ánimos bajaron sintiéndose más cohibido en su lugar.
—¿Jimin?—La grave voz de Yoongi lo trajo de vuelta a la realidad.
—¿Uh, sí?
—Mira, te presento a Hoseok.—Señaló el mayor al chico que bajaba a Taehyung de sus brazos así como acomodar las maletas que tenía consigo. El chico le miró y le regaló una agradable sonrisa.
—Hola, es un gusto. También trabajo en la cafetería, soy el mejor amigo de Yoongi.—El castaño ofreció su mano y el moreno correspondió.
—¡También es mi novio!—Exclamó el castaño de sonrisa cuadrada, estando aún pegado a el mayor. El azabache rió un poco ante eso.
—Un gusto, soy Jimin.
—Ah, ese chico es adorable.—Musitó el recién llegado a Taehyung quien le respondió en voz baja igual.
—¿Ves? Te dije que lo era.
Jimin los miraba como si no estuviera ahí, con una ligera sonrisa pues pensaba que esos dos realmente estaban hechos el uno para el otro.
—Iré a cambiarme, ya vengo.—Mencionó Hoseok yéndose hacia la cortina que daba hacia a la casa, Taehyung empezó a seguirlo como un cachorrito hasta que Yoongi lo detuvo tomándolo del brazo.
—¿A dónde crees que vas?—Espetó con voz grave.
—Ah hyuuung.—Se quejó.—No he visto a Hobi en días no me hagas esto.
Yoongi suspiró al ver al menor hacer un mohín.
—Dos minutos. Y regresas.—Taehyung sonrió y se fue corriendo tras su novio, el pelirrojo sabía que aunque le haya dicho eso, el castaño no regresaría si no era con Hoseok a su lado.
—Lo siento por eso Jimin.—Yoongi expresó luego de unos minutos. El mencionado negó con la cabeza restándole importancia.
—Taehyung ya estaba como loco sin que Hoseok hyung estuviera aquí, tenía que aguantar todas las noches escuchándolo hablar con él por videollamada.—Mencionó Jungkook entre fastidiado y cansado.
—Hoseok es un gran bailarín, el hace sus propias coreografías, es casi como un genio del baile.—Le explicó el mayor a Jimin.—Se fue a Estados Unidos para concursar y representar a Corea.—El azabache escuchaba impresionado.
—A todo esto ni siquiera mencionó si ganó o no.—Mencionó Jungkook mientras divagaba en sus pensamientos.
Yoongi frunció los labios y se cruzó de brazos.—Probablemente lo haya hecho, se le veía más feliz de lo normal.
—Y así fue.—Dijo una voz a sus espaldas, sostenía un pequeño trofeo dorado en manos.
—¿Creían que iba a regresar con las manos vacías?—Taehyung llegó abrazándolo por detrás y pasando sus manos por la cintura del mayor, posó su barbilla en el hombro del chico con una gran sonrisa.
—Felicidades Hyung.
—Sí, felicidades Hoseok.
—Hobi ganó porque mi amor llegó hasta a él, por supuesto.—Presumió el castaño menor, haciendo que el pelirrojo rodara los ojos en fastidio.
—Tonterías.
—Eish, Suga hyung que tú seas un amargado en el amor no tienes que dejar que todos lo sean.
—No soy un amargado. Ustedes son demasiado para mi salud.
—Cuando llegue el momento de que te enamores lo entenderás Suga hyung.—Comentó Hoseok.
Jimin de repente se mostró interesado, tras tomar un sorbo más de su café se dirigió al mayor, curioso.
—¿Nunca has tenido pareja, hyung?
La pregunta tomó por sorpresa a Yoongi que se tensó en su lugar y a los presentes que formaron una sonrisa traviesa ante la reacción.
—Yo... Bueno sí. Pero nunca me he enamorado.—Respondió sin tratar de darle importancia.—Pero lo de Hoseok y Taehyung es como un caso especial...ellos...
—Fue amor a primera vista.—Interrumpió Taehyung con una voz soñadora.
—¿Amor?—Se preguntó Jimin más a sí mismo.
—Verás Jimin, en esta cafetería existe un dicho.—Soltó Hoseok con una sonrisa.
—Oh no, ya vas a empezar.—Refutó Yoongi dándose la vuelta. El otro chico le miró de mala gana.
—Dicen que cuando una pareja se mira a los ojos durante 8 segundos, se enamoran.—Completó Taehyung con su particular sonrisa cuadrada.—Cuando conocí a Hoseok, tenía poco tiempo de haber entrado a trabajar aquí y desde el inicio me llamó la atención. Fue un día que me dio mi orden cuando lo miré fijamente a los ojos—Hizo una pausa dramática, dejando expectante a Jimin.—...y la magia ocurrió.
Yoongi se quedó en silencio mirando con ligero fastidio a Taehyung y resopló en su lugar. El moreno escuchaba con atención y un ligero brillo en su mirar, interesado en la historia que contaba.
Hoseok observó las reacciones de los dos chicos por separado y contuvo una risa, su novio estaba ilusionando al pequeño Jimin y el pelirrojo solo quería desaparecer del lugar. Le pareció cómico el contraste entre ambos jóvenes.
—¿Te gustan este tipo de cosas, Jimin?—Preguntó curioso Hoseok, el aludido le miró algo sorprendido pero asintió con un poco de vergüenza. El castaño rió leve ante su reacción.
—Es una lástima, Yoongi hyung, parece que eres el único en esta tienda que no cree en esta leyenda.—El castaño menor comentó divertido, mientras se afianzaba del brazo de su novio.
—Las cosas con ustedes no pasaron por arte de magia.—Respondió cruzándose de brazos y sumergiéndose en sus recuerdos.—Ustedes se conocieron aquí y Tae fue más bien una especie de acosador hasta que tú cediste Hoseok.
El mencionado se encogió en hombros, restándole importancia.
—Me gusta imaginar que fue por eso. Además, siempre me interesé en ese chico alegre de mirada curiosa.—Dijo lo último tomando uno de las mejillas del menor haciéndolo reír.
Jimin miró la escena con anhelo, inconscientemente soltó un suspiro y desvió su mirada de los chicos divagando en sus pensamientos. El pelirrojo le miró y pensó en que tal vez la situación incomodaba al chico, y aunque no debería de importarle, solamente desvió el tema.
—Bueno, creo que hemos retrasado bastante a Jimin ¿no es así?—Soltó como si nada, sin mirar al chico. El azabache regresó a su realidad y miró el reloj en su celular, dejando escapar un grito ahogado de sorpresa.
—Cielos sí, lo lamento chicos. Regresaré luego.—Se apresuró a sacar su billetera y de ahí pagar lo consumido.— Fue un gusto verlos. ¡Nos vemos!
Y rápidamente se desapareció por la puerta principal, no sin antes dedicarle especialmente una sonrisa al pelirrojo. Yoongi se quedó en su lugar de brazos cruzados pero levemente atontado por aquella expresión del menor.
—¿Está sonriendo?—Escuchó la voz sorprendida de su mejor amigo y en un instante su rostro cambió a un ceño fruncido.
—¿Qué dices?
—Oh por Dios. ¡Min Yoongi está sonriendo! ¡Y gracias a alguien!—Hoseok exclamó y su novio rió ante aquello.—Me voy un par de días y ya tienes enamorado, ¿qué sucede aquí?
—Jimin no es nada más que un cliente agradable, ¿por qué no pueden entender eso?—Y aunque lo dicho era en parte realidad, sus propias palabras le golpearon ligeramente en el pecho. Hoseok lo miró y sonrió en comprensión, sabía que Yoongi no tenía idea de cómo manejar sentimientos y tal vez era pronto para eso.
El pelirrojo entonces miró a su alrededor y muy fuera de tema, se percató de la ausencia de alguien.
—¿Dónde está Jungkook?
—Se fue desde que Hobi se cambió de ropa, después de felicitarlo.—Señaló Taehyung la parte trasera de la cafetería. El mayor chasqueó la lengua.
—Ese mocoso.—Musitó y cruzó las cortinas para subir de nuevo a la casa en el segundo piso.
—¿Qué opinas Hobi?—Preguntó el castaño menor una vez estando a solas, sabiendo que su pareja era bastante observador.
—Definitivamente, tiene un interés en ese chico. Pero dudo que tú puedas hacer algo en este momento, así que por tu bien te diría que no te involucres Tae.—Hoseok tocó la nariz de su novio de manera juguetona, el castaño hizo un mohín ante lo dicho por el contrario.
—No prometo nada.
~*~
La mañana del domingo era bastante brillante, con un buen clima, perfecto para salir a distraerse y pasar un rato ameno. Por desgracia para Jimin no era uno de esos días.
Se encontraba en una plaza comercial visitando tiendas de ropa de manera desesperada. Veía distintos outfits pero ninguno lograba convencerlo. Le habían encargado por sus jefes que escribiera una nueva columna sobre atuendos para atender en los bares de determinada zona de Seúl, sin embargo esta vez no lograba concentrarse en buscar lo que necesitaba. La inspiración no le llegaba por ninguna parte y el hecho de verse a sí mismo en los espejos sin conseguir las ropas perfectas empezaba a cansarlo.
El azabache usualmente durante sus "salidas de campo" vestía cómodamente: los pantalones sencillos de mezclilla y suéteres anchos eran sus acompañantes en días como estos, solía lucir sus aretes largos y los suéteres le quedaban un poco más largos logrando cubrir la mitad de sus manos dejando solo sus pequeños dedos a la luz.
Bufó por centésima vez en el día, aún era temprano y tenía todo el día por delante pero ya se sentía bastante frustrado por la situación. Tenía en sus manos dos camisas distintas y las intercalaba frente a su pecho mientras veía su reflejo. Juntó sus labios en un señal de molestia y frunció ligeramente sus cejas.
—¿Jimin?—Una voz grave y ligeramente rasposa llamó su atención, sacándolo de su frustración. Llevaba una semana escuchando ese tono y definitivamente lo reconocería en donde fuera, le había puesto demasiada atención como para ignorarla.
—Y-Yoongi hyung.—Trató de no tartamudear pero la impresión de ver al mayor realmente le había descolocado.
El pelirrojo llevaba unos jeans de mezclilla rotos de las rodillas mostrando parte de sus pálidas piernas, con unos tenis deportivos de color blanco y detalles rojos. La parte superior consistía en una playera negra y una camisa de manga larga de cuadros abierta cubriéndolo, su cabello se encontraba un poco más revuelto de lo usual.
Jimin se quedó unos segundos observándolo fijamente, y es que, era primera vez que veía al mayor con ropa casual, era agradable verlo con un estilo diferente a su uniforme blanco y negro. Realmente agradable. El de cabello negro pensaba. Y mientras más se quedaba viendo, cada segundo notaba un detalle más del mayor.
"¿Es eso un piercing en sus labios? Maldita sea"
Sí, Jimin estaba perdiendo su cordura.
—¿Estás de compras?—Inquirió el mayor después de unos minutos. Y es que por su parte, también había quedado un poco sorprendido por encontrarse al menor ahí. Sobretodo luciendo de manera tan "adorable" y muy diferente a lo que solía vestir cuando visitaba la cafetería.
—Bueno... no realmente. Estoy trabajando.—"O algo así" completó en su mente.
—¿Trabajo de la revista?—Preguntó interesado el mayor.
—Sí, me pidieron hacer una nueva columna pero me ha estado yendo pésimo para poder escoger la ropa.—Se sinceró el menor dejando caer el peso en sus hombros.
—¿Necesitas ayuda?—Jimin le miró sorprendido ya que no se esperaba esa sugerencia.
—Oh no, no, yo solo puedo...
—No me molestaría ayudarte... ¿o es que no confías en mi estilo?—Se señaló el mayor bromeando pero el contrario pareció haberlo tomado en serio.
—Sí confío en ti Yoongi hyung, es solo que no me gustaría que pases tu día libre aburrido conmigo de compras.—Habló un tanto desanimado, pues en realidad le encantaba la idea del mayor acompañándolo, la estaba pasando fatal.
—Está bien, en serio. Podría ayudarte a escoger en mejores zonas. Además contigo, dudo que sea aburrido el día.—El pelirrojo comentó de manera tan honesta que ni siquiera pensó en que lo que dijo tuviera otro sentido. Las mejillas del menor se tornaron de un color más rojizo pero no lo suficiente como para llamar la atención de Yoongi.
—Gracias... si no te molesta, entonces está bien.—Contestó el de cabello azabache con una sonrisa.
El pelirrojo le correspondió el gesto y se tomó la libertad de tomar las prendas que sostenía Jimin para echarles un vistazo. Frunció sus labios fingiendo pensar.
—A todo esto ¿para qué tipo de salida estás buscando la ropa?—El menor rió un poco, Yoongi ya se veía concentrado en ayudarle pero ni siquiera sabía para qué.
—Te explicaré en el camino, ¿puedes acompañarme a otra tienda?—Preguntó Jimin de manera amable y el mayor asintió dejando las prendas en su lugar para luego salir de la tienda.
Una vez en el exterior Jimin le explicó el tipo de atuendo que querían sus jefes y Yoongi quedó pensativo ante las opciones. Al final después de un par de minutos empezaron a andar en tiendas buscando lo adecuado.
Fue tardado pero al cabo de unas horas, ambos chicos ya tenían un par de bolsas en sus manos con los diferentes outfits para que Jimin pudiera inspirarse.
Entre juegos y comentarios bromistas Yoongi le dijo que podría ayudarlo a ser su modelo con las ropas, Jimin se sorprendió por la propuesta pero supuso que solo era una idea loca del mayor por lo que solo rió y le contestó que tenía un maniquí en su departamento que le servía para hacer sus combinaciones.
—Tal vez más adelante, hyung.
Y aunque fue un simple comentario, tenía el peso de una promesa futura que ambos esperaban fuera realidad.
Los dos estaban exhaustos, ya había pasado de medio día y el hambre los estaba llamando a gritos -o ruidos en su estómago más bien-. Visualizaron los puestos de comida y decidieron pedir algo rápido como lo eran las hamburguesas.
La zona estaba algo repleta pero lograron divisar un lugar un tanto alejado para sentarse y disfrutar de su almuerzo.
—Entonces, no sé cómo acabé al borde del precipicio y terminé matando a mi personaje por la patria.—Yoongi hablaba sobre un videojuego que había jugado con Jungkook los últimos días, Jimin reía ante las anécdotas del mayor.
—Ah, yo también soy pésimo para los videojuegos. Una vez intenté jugar esos de supervivencia pero no habían pasado ni dos minutos y ya me habían matado.—Comentó una vez terminaba su bocado.—Jungkook entonces debe pasar mucho tiempo jugando ¿no?
—Sí, es como una especie de otaku medio raro. El único que lo acompaña en sus tonterías siempre ha sido Taehyung.
—¿Se conocen desde hace mucho?
—Tae y Jungkook se conocen desde niños, por consecuencia también conozco a Taehyung desde hace tiempo. Fue de los primeros amigos que hizo cuando llegamos a Seúl.
—¿No eres de aquí hyung?
—Bueno, llevo muchos años aquí pero soy originario de Daegu.
—Ya eres todo un citadino.—Bromeó el menor.—Igual no soy de aquí, vengo de Busan.
—¿Oh, en serio? Jungkook es de ahí.—El comentario hizo que Jimin girara su cabeza en confusión y le mirara extrañado, Yoongi se percató de esto y soltó una pequeña risa.—Jungkook es en realidad mi primo pero perdió a su familia desde pequeño así que nosotros lo adoptamos. Por eso es mi hermano menor ahora.—Explicó.
—Ahhh.—Expresó Jimin en realización. "Es por eso que no había parecido" pensó para sí mismo.
—Apuesto a que ahora mismo pensaste "Con razón no se parecen", ¿cierto?—Comentó el mayor con tono divertido, Jimin se sintió avergonzado.—No hay problema, Taehyung no tuvo pelos en la lengua cuando nos lo preguntó.—Yoongi rió acordándose de la seria expresión del chico cuando le preguntó si eran hermanos; "Yoongi hyung, ¿por qué Kookie y tú no se parecen en nada?" Tae aún era pequeño pero entendió la situación al momento, de cualquier manera no era algo que le afectara a ambos.
La suave risa de Jimin interrumpió sus repentinos recuerdos y fijó su vista en él.
—Puedo imaginarlo, Tae no es de los que se guarden las cosas.—Expresó.
—Han pasado solo unos días pero veo que te llevas bien con Taehyung.—Comentó el pelirrojo con cierto recelo.
—Ah... Me pasó su número cuando nos conocimos y desde entonces hemos hablado un poco por chat.—Bien, no parecía ser realmente "un poco" pero Yoongi entendía el concepto. Pero entonces un pensamiento se cruzó por su cabeza.
¿Taehyung ya tenía su número de teléfono y ÉL no?
Trató de no alterarse ante aquella realización.
—Ah, ya veo.—Yoongi trató de pasar la situación tomando un sorbo de su refresco y desviando la mirada.
—Puede ser... ¿estás celoso, hyung?—Jimin comentó en broma al ver la expresión del mayor, sin embargo el pelirrojo se atragantó ante lo dicho y empezó a toser, causando leve pánico en el menor.—¿¡Hyung!?
—E-Estoy bien.—Pronunció apenas pudo recuperar su respiración.
—Era solo una broma, hyung.—Pronunció con algo de pena.
—L-Lo sé.
Jimin sonrió ante la reacción, de algún modo le había causado ternura el acto del mayor. Después de un rato donde vio más calmado al chico decidió hablar de nuevo.
—Hyung, creo que ya es hora de que me vaya yendo, debo organizar mis cosas para poder preparar el artículo.
Yoongi lo miró por un segundo en confusión. Por un momento había olvidado la razón por la que estaban juntos.
—Ah sí, claro.—Soltó con cierto desanimo.
Ambos chicos depositaron su basura en el contenedor correspondiente, tomaron sus cosas y se dirigieron hacia la salida en silencio. El mayor dio una mirada de reojo de vez en cuando a Jimin, que permanecía caminando con una pequeña sonrisa en el rostro.
—¿Quieres que te acompañe a casa?—Se atrevió a preguntar el pelirrojo, Jimin negó suavemente.
—Mi casa queda por el lado opuesto a la cafetería, así que es mejor que no te desvíes.
Yoongi comprendió y muy a su pesar ya no volvió a insistirle. Los chicos se miraron y se despidieron con un ademán, cuando se dieron la vuelta para quedar de espaldas y regresar a sus casas, Jimin se detuvo de golpe.
—Hyung.—Había llamado la atención del mayor por lo que el aludido volteó de nuevo con algo de confusión. Jimin separó sus labios, una y otra vez, sopesando en las palabras que quería expresar.—Gracias por hoy.—Se limitó con una amplia sonrisa causando que sus ojos se cerraran e hicieran más pequeños.—¡Nos vemos mañana!
El mayor solo pudo parpadear y asentir ante aquello, quiso mencionar un "No fue nada" pero simplemente no salió de sus labios. Había quedado estático por la tierna expresión del menor y, antes de que se diera cuenta, Jimin ya se había ido.
~*~
Las siguientes semanas se convirtieron en una rutina para los chicos. Jimin llegaría a la tienda, la mayoría de las veces Yoongi lo atendería con un café latte -algunas ocasiones pediría algo distinto-; luego Jimin saludaría a los demás chicos que estuvieran en turno y se despediría tras dedicarle una mirada y una sonrisa al mayor.
A lo largo de todo ese tiempo Yoongi aclaró toda duda. Realmente le atraía Jimin en todo aspecto. El chico era amable, tierno, talentoso, responsable, dedicado, todo lo que podía admirar de una persona, sin contar también lo atractivo que era y la sensualidad que desprendía por momentos.
Yoongi descubrió que el chico era como tener dos caras de una moneda, por momentos era el Jimin lindo y -aparentemente- inocente, y a veces con un solo movimiento o gesto, era un Jimin atrevido y sexy.
Min no quería pensar profundamente en eso porque era malo para su corazón el pensar en lo que el chico fuera capaz de hacer con una sola mirada. Aún después de haber pasado varias semanas de conocerlo, no se atrevía a sostenerle la mirada por más de un par de segundos.
Yoongi era tímido pero no un tonto. Tenía claro que era lo que estaba sucediendo con él. Lo único que no lo dejaba tranquilo, es que parecía que Jimin trataba a todos por igual y tal vez él sólo se estuviera ilusionando.
Sin embargo sus dudas se disiparon un día que estaba solo en la cafetería con Jimin bebiendo su café habitual.
—Yoongi hyung.—La delgada voz de Jimin lo sorprendió de momento, pues parecía algo avergonzado al hablar.—Me preguntaba si... ¿quisieras venir a mi departamento un día de estos...?
Si el mayor hubiera estado tomando algo en el momento aseguraba que lo hubiera escupido sin más.
—¿Cómo?
—Es decir, ¿recuerdas aquella vez que me ayudaste con mis compras?—El pelirrojo asintió aún atontado.—Bueno... tal vez necesito un poco de ayuda ahora.
Yoongi lo pensó solo por unos segundos antes de acceder. Si era por ayudar a Jimin entonces no habría ningún problema; además de que la sonrisa que el menor puso cuando aceptó, no le dejó duda de que era una buena idea.
~*~
El departamento de Jimin sí se encontraba del otro lado de la cafetería, pero afortunadamente no había que desviarse tanto en el camino. Yoongi memorizó muy bien el camino para futuras ocasiones.
Se encontraba finalmente en el hogar del menor, para ser honesto, su mente estaba en blanco, no quería pensar demasiado el hecho de que podría estar a solas con el chico, en su casa, sin nadie que les interrumpa. Sacudió su cabeza alejándose de sus pensamientos de nuevo. Había estado con las mismas ideas desde temprano. Finalmente dio unos cuantos golpes y al cabo de unos segundos que parecieron eternos, Jimin le abrió con una amplia sonrisa permitiéndole entrar.
—Bienvenido hyung. Este es mi humilde departamento.—Señaló Jimin con los brazos extendidos a lo largo de la sala. Yoongi observó cada detalle que estaba a su vista, el departamento era modesto pero lo bastante amplio para todas las comodidades que el trabajo del menor podía tener.
El comedor y la sala estaban en una misma zona que daba al pequeño balcón, contaba con dos habitaciones, un baño y la cocina que era pequeña pero tenía lo necesario para vivir.
—Es un sitio agradable.—Contestó el mayor aún mirando a sus alrededores, sobre los muebles podía ver solo algunas fotos familiares y pequeñas macetas con flores y plantas. El lugar de Jimin era muy minimalista. Le gustaba.
—Gracias. ¿Quisieras algo de tomar?—Inquirió Jimin en su camino a la cocina, Yoongi decidió burlarse un poco.
—¿Me vas a preparar café?—Sonrió de manera socarrona.
—Aunque no lo creas, Min Yoongi, sí sé preparar café.—Le contestó Jimin muy orgulloso con una sonrisa y las cejas alzadas. Pronto se dirigió a la cocina en donde empezó a preparar todo y Yoongi simplemente se sentó en el sofá de la sala esperando sin presionarlo pero con una sonrisa divertida.
La relación de ambos había empezado a ser así después de unas semanas, se divertían haciendo comentarios sarcásticos, o burlándose el uno del otro como si fueran un par de niños pequeños.
El mayor a veces se sorprendía por cómo resultaron las cosas, pues, a primera vista parecía que Jimin era un chico bromista pero resultó ser más serio y maduro de lo que aparentaba. No le gustaba irse con rodeos en discusiones, y aunque al inicio era tímido, con la confianza que fue adquiriendo, el menor comenzaba a responderles firmes a los demás, incluyendolo a él.
Por el contrario, Yoongi se mostraba frío, distante e indiferente los primeros días, sin embargo al ver la verdadera faceta de Jimin, decidió que podía convertirse en alguien más bromista de lo usual, solo con tal de ver la bonita sonrisa de Jimin en su rostro.
Le encantaba hacer reír a Jimin. Aunque sea con tonterías o sus discusiones absurdas. Sabía que al final del día el menor apreciaba eso.
—Aquí tiene su café.—Dijo Jimin simulando ser un mesero. Yoongi rió ante aquello.
El mayor le agradeció por la bebida y posteriormente bebió un poco de ella, quedándose sorprendido de que, aunque era un café sencillo, estaba bien elaborado, mejor que los que hacían en cafeterías populares.
—¿Sorprendido, Señor Min?—Sonrió con suficiencia el menor al ver las expresiones del contrario.
—No entiendo cómo es que sigues yendo a la cafetería pudiendo preparar esto.—Yoongi estaba seguro que era uno de los mejores que había probado fuera de los que él mismo elaboraba. Jimin rió mientras tomaba asiento a su lado.
—Tonterías. Tu café es muchísimo más delicioso—Yoongi sonrió victorioso ante aquello.— además me lleva tiempo realizarlo, prefiero desayunar en la cafetería.
El mayor sintió un sentimiento cálido abordarse en su pecho ante inocente declaración. Decidió cambiar un poco de tema.
—¿Entonces vives solo?— el menor asintió.—¿Por qué dos habitaciones? Pudiste reducir gastos con una sola ¿no?
Jimin se lo pensó por unos segundos y esbozó una pequeña sonrisa con pena.
—Todas las ropas, telas, y cosas que necesito para trabajar están en una habitación. No quería juntarlo todo en una sola o no tendría espacio para mí.—Aclaró. El aún pelirrojo formó una pequeña "o" con sus labios al darse cuenta de aquello.
—Espera, ¿tantas cosas necesitas?—Bien, Yoongi era ignorante al tema pero si Jimin era solo un consultor de moda no tendría tanto ¿no era así? Sin embargo no se esperaba la reacción del chico, quien se sonrojó ligeramente.
—Bueno... En realidad me especialicé como diseñador de moda... así que de vez en cuando suelo diseñar mi propia ropa.—Yoongi abrió los ojos sorprendido.—...No se lo había contado a nadie.—Terminó Jimin casi en un susurro.
—Vaya, eres toda una caja de sorpresas.—Sinceró el mayor.—¿Cómo es que no trabajas sobre eso?
—Es un tanto difícil salir adelante como diseñador si no tienes las herramientas o medios necesarios. La competencia es tanto fuerte como estricta. Tendrías que tener un imperio para hacerte reconocido.
Yoongi comprendía a la perfección lo que decía Jimin. La vida de los negocios no era nada sencilla.
—¿Quieres... ver?
La pregunta del menor descolocó por unos segundos al pelirrojo que se había sumido en sus pensamientos por unos segundos.
—Sí, claro.
Jimin se levantó seguido del mayor que dejó su taza de café en la mesa del centro de la sala.
El cuarto de trabajo de Jimin estaba plegado de telas de distintos colores y texturas distribuidas al azar en sillones y mesas que tenía dentro, una esquina contaba con una máquina de coser y también pudo notar la presencia del cuerpo de un maniquí sin cabeza, que asumió era el que le ayudaba para hacer sus conjuntos y confeccionar la ropa.
En un closet tenía varias prendas terminadas, Yoongi dedujo que aquellas eran el trabajo del menor.
—Disculpa el desorden.
El mayor negó con la cabeza para no preocupar al de cabello azabache.
—Aquí paso la mayoría del tiempo trabajando, hay días que no duermo pero estoy satisfecho con lo que resulta.—Continuó el menor adentrándose más a la pieza y quedando de espaldas al pelirrojo.—¿Sabes? En realidad... no necesitaba ayuda para mi trabajo.—Jimin calló con un tono avergonzado.—Tal vez solo necesitaba un amigo.—Musitó más para sí mismo, pero el comentario no pasó desapercibido para el mayor.
Yoongi sin embargo no quería dejar en tensión el momento así que optó por bromear un poco.
—Ah... ¿o sea que me engañaste?—Preguntó mientras se acercaba al menor que aún estaba de espaldas, aunque con aquella pregunta, Jimin volteó exaltado.
—No hyung, no quise–
Pero antes de que se diera cuenta, Yoongi ya se encontraba a unos centímetros de él y calló de inmediato al notar la cercanía. El mayor, sin embargo ignoró el ambiente y posó una mano sobre el hombro de Jimin.
—Era broma.—Sonrió inspirando confianza, el menor se relajó.—No tienes por qué inventar alguna excusa para que venga a visitarte.
Y es que no era mentira, estaba a gusto con pasar tiempo con Jimin.
El chico frunció los labios y desvió su mirada a otro punto soltando una risa triste.
—Lo siento. No soy muy bueno en esto de tener amigos.
El pelirrojo ejerció un poco más de presión en el hombro de Jimin, incitandolo a hablar. Después de soltar un suspiro, el menor se sentó en un espacio disponible del sillón, y Yoongi lo acompañó.
—Nunca fui de tener muchos amigos.—Explicó el de cabello azabache.—Siempre estaba muy centrado en mis estudios y en lo que me interesaba así que fui perdiendo a los pocos amigos que tenía. Empezaron a llamarme egoísta y con el tiempo me empezaron a ignorar.
El mayor escuchaba atentamente lo que Jimin decía, causándole coraje por lo que las personas podrían hacer para hacer sentir mal a los demás.
Jimin le parecía la persona más pura que podría existir en el mundo. Se atrevería incluso a llamarlo un ángel, ¿quién en su sano juicio querría odiarlo?
—Nunca fui de muchos amigos. En consecuencia solía ignorar o alejar a los demás de mí... Supongo que no quisieras escuchar estas cosas.—Se sinceró.
—Jimin.—El menor prestó atención al mayor quien alzó un poco su voz para que le escuchara con cuidado.—Quiero oírte.
Por primera vez, Jimin sintió que podía romper a llorar frente a otra persona. Por el contrario, y a pesar de sentir un nudo en la garganta, le sonrió con honestidad.
—Gracias hyung. La verdad es que estas últimas semanas me he sentido muy bien com los chicos y contigo.—Yoongi se sintió contento al escuchar las sinceras palabras del chico, y estaba más que feliz de poder ser aunque sea un punto de apoyo para él.—Estoy feliz de haberlos conocido... Estoy feliz de conocerte, Yoongi hyung.
Jimin se había sincerado tanto en el momento que aquello lo soltó como si fuese una necesidad, esperaba no haber incomodado al mayor, sobretodo porque este se había quedado callado ante aquello.
"¿Lo habré echado a perder?" Pensó el chico en el silencio incómodo que sentía. Se mordió su labio inferior con la intención de hablar y pedir disculpas, pero Yoongi se adelantó.
—Yo también me alegro de haberte conocido.
Aquello había sonado más como un susurro, pero el mayor se apenaba un poco de ser honesto. Parpadeó un par de veces antes de mirar a Jimin, aún inseguro. Pocos segundos después volteó y pudo observar la sincera y cálida sonrisa del menor dedicándosela enteramente a él.
Jimin no podía agradecer lo suficiente la existencia de Yoongi.
~*~
Después de la visita a casa de Jimin, tanto él como Yoongi empezaron a hacerse todavía más cercanos y frecuentar sus visitas y salidas.
El mayor aprendió del otro chico que tenía muchas metas para su futuro pero que había quedado estancado por falta de recursos.
También, así como Jimin contó parte de su vida, Yoongi también le mencionó parte de sus hobbies, sueños y algunas frustraciones que había tenido a lo largo de su vida.
Ese paso que dieron ambos al abrirse con otra persona, se sentía diferente y como andar en terreno inexplorado. No sabían con qué reacciones se podrían topar del otro, pero algo estaba claro y era que la confianza había estado ahí desde el primer momento.
Fue así como en un ataque repentino, Jimin confesó su sexualidad al mayor.
Ante todo pronóstico, Yoongi no se molestó, ni siquiera cambió la forma en la que trataba a Jimin. El chico lo agradeció infinitamente ya que muchos de sus conocidos lo habían rechazado, incluyendo su familia.
Y aunque el mayor no parecía afectado, en el fondo estaba... más consciente.
Sabía que sus sentimientos e interés hacia Jimin eran más que una simple amistad, sin embargo aún no podía aceptar ese afecto tan grande que estaba creciendo en su interior.
Estaba confundido y necesitaba hablarlo con alguien.
Un día, durante las fechas tranquilas de la cafetería, Yoongi habló con Hoseok.
Su mejor amigo obviamente podría ayudarlo, el chico a pesar de ser menor que él parecía ser la voz de la razón en toda ocasión a pesar de su apariencia y a veces, actitud infantil.
Hobi lo escuchó con toda la paciencia del mundo con una sutil sonrisa.
—Amigo mío. ¿Me vas a hacer decirlo? Estás...
—No. Es demasiado pronto, no puede ser...—Yoongi se defendía desesperado.
—...Enamorado.—Completó Hoseok con una sonrisa comprensiva.
Tan pronto se pronunció tal palabra, Yoongi parecía haber entrado en corto circuito. Caminaba dando vueltas, se mordía las uñas y empezaba a mover los ojos de lado a lado.
—Hey relájate, es amor, no el fin del mundo.—Hoseok se preocupó al ver las acciones del mayor.
—No lo entiendo.—Soltó Yoongi en un murmullo.—Suponiendo que tienes razón. ¿Qué se supone que debo hacer ahora?
—Uh, ¿confesarte, tal vez?—Y esa idea definitivamente no estaba en los planes del mayor, ya que abrió los ojos en sorpresa.
—No, no. Definitivamente no. ¿Qué hago si Jimin me rechaza? Él solamente me ve como un amigo.
—¿Y todos esos coqueteos enfrente de nuestras narices?—La voz grave de Taehyung contrastó con el silencio repentino de los chicos. Hoseok lo reprendió con la mirada pero el chico solo ignoró a su novio.
—¿Coqueteos?—Yoongi de repente se mostró interesado. El castaño menor suspiró.
—Bueno, creí que era bastante obvio que se gustaban.—El mayor se sonrojó al oír aquello. ¿Podría ser que entre la confidencia de Jimin con Taehyung, este último supiera algo? El pelirrojo entonces se mostró un poco más seguro, pero eso no quitaba del todo sus miedos.
—Siento que lo que les hace falta, es hablar sobre sus sentimientos, aclararlos y dejarlos salir.—Opinó Hoseok a lo que su novio asentía con efusividad.
—Así es, y conozco el mejor momento para hacerlo.—Taehyung sacó de pronto su celular con una gran sonrisa para buscar una publicación que había guardado días antes.
—¿La lluvia de estrellas?—Yoongi alzó una ceja, inseguro al ver la pantalla del menor.—No es...uh, ¿demasiado?
—Oh vamos, ¡es romántico! Y a Jimin le fascinan estas cosas.
El mayor se lo pensó por unos segundos, los rostros de los chicos expectantes.
—Supongo que no tengo opción.
Taehyung y Hoseok saltaron de alegría.
~*~
Yoongi esperaba pasar ese día concentrado en lo que podría decirle a Jimin. Sin embargo los demás chicos también asistieron, asegurando que no podrían perderse aquel maravilloso momento. El mayor se sentía presionado de pronto, por lo que decidió no pensar en nada más; enfocarse en su futura foto de las estrellas y hablar con Jimin en otra ocasión.
Pero tal pareciera que el destino no quería que esperase más, pues no pudo concentrarse en otras cosas cuando Jimin se sentó a su lado preguntando de todo sobre el equipo que había llevado.
Los jóvenes se habían reunido en un parque un poco a las afueras de la ciudad, donde se encontraba un lago y se podían apreciar las estrellas en su máximo esplendor lejos de las luces urbanas. Yoongi quería aprovechar la oportunidad para tomar aquella fotografía que tenía en mente desde hace mucho tiempo.
Jimin estaba ansioso, sería la primera vez que podría apreciar la lluvia de estrellas con claridad, y el hecho de pasarlo con sus, ahora, mejores amigos, lo hacía sentirse más que feliz.
Los chicos llevaron café para poder aguantar hasta la hora de la lluvia, pero tal parecía que el cansancio pudo más con ellos pues tan pronto habían pasado un par de horas, cayeron rendidos en sus casas de campaña.
Solo quedaron Yoongi y Jimin apartados de los chicos mientras estaban esperando por la lluvia.
El mayor se puso de pie, aún estaba ajustando su cámara sobre el tripié para que la fotografía saliera perfecta, el de cabello azabache le observaba de cerca con curiosidad.
Días anteriores el pelirrojo le había contado a Jimin que además de sus hobbies como componer música, tocar el piano y otras cosas, la fotografía era uno de sus pasiones favoritas. Había tomado algunos cursos y conocía lo suficiente para poder tomar unas buenas fotos de apariencia profesional.
Ambos estaban platicando dentro de su propia burbuja, de las cosas usuales y sus bromas. Yoongi no tenía tiempo para preocuparse por sus sentimientos, optó por dejar que las cosas fluyan entre Jimin y él y que cuando llegara el momento, solamente lo soltaría.
Actuaría sin pensar.
Es por eso que en una de las conversaciones simplemente sucedió.
—Eres barista, compones música, tocas el piano ¿y ahora también eres fotógrafo? Dime, ¿acaso hay algo que no seas?—Jimin bromeó mientras miraba el paisaje frente a sus ojos, Yoongi tragó en seco, de repente quiso expresar aquello que mantenía escondido desde hace un tiempo. Tal vez si lo decía de esta manera, sin pensarlo tanto, llegaría a Jimin.
—...Tu novio.
Y de repente la risa del menor cesó por su expresión sorprendida, sus pequeños ojos se abrieron por la repentina confesión del mayor, quien no le miró en ningún momento al soltar aquello. Jimin parpadeó un poco en shock pero se atrevió a mirar al otro chico que yacía a su lado de pie, y lo llamó suavemente.
—Hyung...—El pelirrojo contuvo sus miedos y decidió mirar a Jimin y por primera vez pudo observar en las orbes del contrario un brillo de ilusión, el menor estaba igual de confundido con la situación, pero en ese momento en donde las estrellas empezaron a reflejarse en aquella vista, Yoongi supo que no estaba arrepentido de ser honesto consigo mismo.
Ambos estaban dentro de su propio mundo, sin embargo un pequeño grito los sacó de su ensoñación.
—¡Ah! La lluvia de estrellas ya empezó y no nos despertaron—Se quejó Taehyung acercándose a los chicos, al ver la situación incómoda en la que se encontraban alzó una ceja.—¿Qué hacían, pillos?
Jimin fue el primero en caer en la realidad.
—Y-Yo iré por mi celular.—Se levantó de su sitio y empezó a alejarse de la orilla del lago mientras sentía que cada uno de sus movimientos era observado por el mayor.
—Jimin, espera.
Yoongi se asustó. No sabía qué hacer. Uno, se había perdido la oportunidad de tomar su fotografía y dos, tal vez estaba perdiendo también su oportunidad con Jimin.
Uno de sus más grandes temores parecía hacerse realidad y era que el menor se alejara de él. De repente empezó a soltar palabras.
—Yo, lo siento, supongo que no debí haber dicho eso, creo que malinterpreté las cosas, tal vez a ti no agrada la idea, está bien, lo entiendo, olvídalo yo–
—Yoongi.—Jimin lo interrumpió entre sus balbuceos, el chico estaba aturdido por toda la información que soltaba el pelirrojo.—¿Estás bromeando, cierto?
—Yo...—El mayor se concentró en el momento y miró al azabache a los ojos, por primera vez, sin desviar la mirada.—No.
Sin embargo Jimin se encontraba confundido, por todo lo que había mencionado antes.
—Entonces... a ti ¿te desagrada la idea?
Y entonces fue Yoongi quien se encontró vacilante.
—¿Qué? ¡No! Es decir, ¡no bromeaba con lo de que quiero ser tu novio!
Y apenas se dio cuenta de lo que había soltado, se avergonzó. Sus mejillas se tiñeron de un ligero color carmín y se tapó el rostro con sus manos al momento que percibió el calor subirle a la cara.
Jimin lo observó con cariño al ver el pequeño pánico del mayor. En silencio y con calma se fue acercando al pelirrojo para tomar sus manos de manera delicada para retirarlo de su rostro. Aún cuando separó sus manos pudo apreciar como Yoongi aún mantenía los ojos cerrados y rió por eso.
—Hyung.—Lo llamó divertido, tratando de dar confianza.—Yoongi mírame.
Tomando un gran respiro el mayor abrió de a poco sus ojos topándose con la mirada grisácea de Jimin. Yoongi siempre había admirado el color natural de los ojos del menor, pero aquellas lentillas también le sentaban muy bien.
Fue justo en esos pocos segundos que el pálido recordó ese absurdo dicho en la cafetería.
1, Yoongi miró a Jimin a los ojos.
2, por primera vez no desvió la vista de aquellos orbes, y si de pronto le preguntaban, estaba seguro que podía confirmar aquella frase de "los ojos son la ventana del alma."
3, de nuevo pudo observar como las estrellas aún caían reflejadas en los ojos del menor.
4, 5, pareciera que Jimin esperaba que dijera algo más.
6, trató de separar los labios para hablar, pero definitivamente estaba perdido en la mirada del azabache.
7, Jimin se estaba aproximando y él aún estaba estático en su lugar.
8, Jimin cerró los ojos.
Y antes de que pudiera darse cuenta, los labios del menor estaban sobre los suyos en un delicado roce, casi con miedo de la reacción.
Yoongi salió del trance creado por el ambiente y se concentró de pronto en los suaves labios de Jimin.
Y fue ante eso que Yoongi lo aceptó.
Estaba enamorado de Jimin.
~*~
Si le hubieran preguntado a Yoongi si creía en el amor a primera vista hace unos meses, él hubiera dicho que eso no era posible. Y de hecho aún lo seguía negando.
Lo que pasó con Jimin fue cosa de tiempo, por supuesto; no fue amor a primera vista, por supuesto.
Él seguiría en negación, pero sus amigos insistían lo contrario.
En fin, después de un par de semanas y burlas de los chicos –burlas en el buen sentido, solo que todos ya esperaban que los dos sean pareja–; Jimin se encontraba en la cafetería, casa de Yoongi, esperando por su novio en la planta baja.
—¿Por qué se demora tanto? Llegaremos tarde al cine.—Farfulló cansado.
—Bueno ya sabes, le preocupa su apariencia cuando sale con su novio que es diseñador de modas.—Burló Taehyung con una sonrisa mientras limpiaba una taza. Jimin rodó los ojos.
—Iré por él. ¿Está en su habitación, cierto?—El menor asintió, dándole acceso a la parte de atrás de la cafetería.
Jimin subió las escaleras de madera y se dirigió a la habitación del mayor en cuanto la divisó. Había estado solo un par de veces en la casa del chico –porque seguía siendo hogar de Jungkook y el abuelo Min– pero logró memorizar todo en un instante.
—¡Yoongi!—Jimin exclamaba mientras abría la puerta de la habitación del mencionado.—¿Por qué demoras tan–
Pero se interrumpió a sí mismo cuando vio al pelirrojo atorado tratando de colocarse una playera, dejando ver la pálida piel de su torso al descubierto.
A pesar del tiempo que tenían juntos, la verdad era que ninguno se había atrevido a dar el siguiente paso en ese aspecto y al ver el cuerpo del mayor había causado emociones en Jimin que pensaba que había retenido por un tiempo.
Yoongi cayó en cuenta del silencio, pero estaba demasiado ocupado tratando de salir de la camisa por lo que aún con las manos alzadas, llamó a su ahora novio por ayuda.
—¿Puedes ayudarme?—Inquirió avergonzado. Jimin sonrió dándose cuenta de la situación.
—¿A quitártela o a ponértela?
—Lo que tú quieras.
Y aunque Jimin no se esperaba esa respuesta, se acercó al mayor para ayudarle a pasarle la camiseta para cubrirlo por completo. Por más que hubiera querido la otra opción, ya tenían comprados los boletos para su función.
Todo estaba tranquilo hasta que el menor se percató de la tinta en la piel del mayor y abrió los ojos sorprendido al ver la palabra escrita en su brazo.
—Yoongi, tú...—Mencionó sin apartar la mirada. El pelirrojo comprendió y dirigió su mirada a lo que el menor veía de él.
—¿Por qué actúas como si fuera la primera vez que ves un tatuaje?—El mayor sonrió de lado por ver la curiosa mirada del azabache sobre él. Jimin entonces reaccionó y robóticamente empezó a alzar su camisa dejando confundido Yoongi. Pero lo entendió todo cuando vio la palabra tatuada sobre la costilla del menor.
"Nevermind"
Era exactamente la misma palabra que él tenía en el brazo.
—No sabía que tenías un tatuaje.—Dijo Yoongi rompiendo el silencio.
—No sabía qué decía el tuyo.—Respondió el menor.
—...¿Por qué?—El mayor preguntó con curiosidad respecto al significado del tatuaje del chico.
—Hace un par de años cuando decidí lo que iba a hacer mi familia no lo aceptaba, muchos me criticaban y tuve muchos problemas para salir adelante. Fue algo difícil para mí, pero en ese tiempo encontré una canción en internet. Ya sabes, de esas plataformas donde artistas independientes suben su contenido. El nombre de la canción era Nevermind.
Yoongi tragó en seco, sería demasiada coincidencia que Jimin haya escuchado su canción y lo encontrara en otras circunstancias.
—La letra se apegaba mucho a lo que pasaba en ese entonces y poco tiempo después me lo tatué... había una parte... "No importa, no es fácil pero–
—...Grábalo en tu pecho.—Completó Yoongi. El menor le miró sorprendido al conocer la letra de la canción.
—Podría ser... ¿que lo tuyo fue por la misma razón?
El pelirrojo lo pensó, realmente esa canción era la razón de su tatuaje pero era algo más.
—Yo escribí la canción.
—Espera... Suga... Agust... ¡¿Tú eres Agust D?!
Yoongi rió ante lo irónico de la situación.
—Quién diría que me haría novio de mi fan número uno.—Bromeó haciendo sonrojar a Jimin.
—¡Nunca imaginé que serías tú! Es decir, siempre quise conocer al autor pero, ah...—Jimin estaba abrumado por toda la información recibida. Sus piernas flaquearon y terminó sentándose sobre la cama del mayor.—...Parece...
—Oh, no lo digas.—Yoongi interrumpió casi en queja, conociendo al menor ya sabía qué era lo que iba a decir.
—Parece cosa del destino.
Y aunque el mayor no lo admitiría, también pensaba en aquello.
Nunca se esperaría encontrar a alguien con el título de su canción tatuada y menos que ese alguien se convirtiese en su pareja.
Jimin rió sacudiendo los pensamientos de Yoongi quien se sentó después de un rato al lado del menor.
—¿De qué te ríes?
—Me parece increíble todo esto. Lo del tatuaje... nosotros.—Yoongi tomó interés a lo que decía el chico a su lado y decidió mirarlo desde su lugar.—Estoy muy agradecido por todo lo que ha sucedido hasta ahora, por los chicos, por ti. Sé que no hablamos mucho sobre, ya sabes, nuestros sentimientos.
—Lo sé.—Respondió el mayor con una ligera sonrisa.—No es que no quiera, es solo que... para ser sincero me avergüenza.
Jimin le miró con cariño.
—Siento que no hacen falta las palabras para que sepas lo mucho que te quiero.
—Yo también.
Ambos se acercaron y juntaron sus labios en un beso. Últimamente estos habían dejado de ser suaves y empezaban a subir de intensidad. Saboreaban los labios ajenos y pronto se quedaban sin aire ante la acción. Sus cuerpos comenzaban a moverse solos con ansias de más y antes de que pudieran darse cuenta alguno ya estaba encima del otro. Esta vez Jimin se había colocado sobre las piernas del mayor sin romper el contacto de sus bocas.
Después de unos minutos se separaron de a poco, mirándose a los ojos. Sin querer realmente romper el momento.
—Vamos a llegar tarde al cine.—Comentó Jimin a lo que Yoongi frunció los labios.
—Dáselos a alguien más. Vamos a quedarnos aquí.—Se quejó como si fuera un capricho. El de cabello azabache rió.
Ya sabía que todo se volvería impredecible desde el momento en que cruzó la puerta de cafetería el primer día y observó a ese guapo barista saludarlo desde la barra.
Yoongi siempre negaría el amor a primera vista.
Jimin siempre creería en eso.
Lo confirmó tan pronto le sonrió al mayor.
Y solo le tomó ocho segundos.
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N/A: POR FIN PUDE ACABAR ESTO. Es como el oneshot más largo de toda mi existencia pero OK.
Ok pues, este fic quiero dedicárselo a mi querida CherryMocca que cumple años el día de hoy. ¿Yo, cumpliendo subir un fic de regalo el mero día del cumpleaños? ¿Es el fin del mundo?
Bueno, es un pequeño regalo por todo lo que has hecho por mí en estos meses y por el cariño que te tengo. Ya sabes, muchas felicidades bro 🥺💜
Y bueno, espero que hayan disfrutado de esta historia, que tenía para mucho más pero debía cortar si lo quería como oneshot Dx
Cualquier error me dicen, que no revisé nada de nuevo al subirlo 🥺
Los amo, ciao.
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