Capítulo 3
La tanda de pirados que me he buscado por familia, ¡ah! Y Nixi
—¡Lo sabías! —exclamé a todo pulmón dejando que mi boca se abriera con indignación. Me cambié el móvil de mano—. ¡Traidora!
—¡Hey! ¡Esa boquita! ¡Qué soy tu madre!
Solté un gruñido.
—Me lo contó tu padre hace unas semanas, me pidió que no dijera nada.
—¿Entonces, te parece bien? —pregunté. Estos últimos días mi voz había adquirido un tono bastante más agudo de lo normal.
—Af, su madre murió.
—¡Ya lo sé...! Pero jode... ¡jopelines! ¡jopelines! —Había conseguido cortar la palabrota a tiempo, eso merecía un nobel de la paz o algo.
» Papá tuvo una aventura, dejó embarazada a una mujer, se largó antes de saberlo y ahora resulta que tengo una hermana de ocho años que solo habla alemán y llega esta tarde.
» Llevo dos semanas de intensivo de alemán y aún no sé pronunciar la palabra hermana, me han enviado a dormir al sótano y apenas he tenido tiempo para resumir el temario de este año porque nos enviaron todo el verano a casa los abuelos donde no hay internet porque es el virus de la era moderna que nos ha esclavizados a todos.
» Aunque después sean ellos los que están enganchados a telenovelas de diecisiete temporadas —murmure entre dientes.
Cuando mencionaba a los abuelos, mamá sabía que hablaba de los padres de Heather, mamá no tenía relación con sus padres desde hacía medio milenio y la madre de papá era la yaya, viuda.
—Así al menos subirás y bajarás escaleras. ¿Sabes? El ejercicio es bueno para la salud. Deberías saberlo si quieres estudiar medicina. ¿No os lo enseñan en el colegio?
De nuevo solté un gruñido. Era experta en llevar la conversación donde quería.
—¡No cambies de tema!
—¿Yo? —preguntó haciéndose la inocente.
—Mmm... ¡Es que me lo imagino y todo!
» ¿Hola? ¿Es usted Chris? ¿Sí? Mu bien, mu bien. Pues mira, llamo para comunicarle que le ha salido una hija de la chistera, ¿la quiere? Se la damos gratis, un ofertón vaya —representé con mi más aguda voz.
Mamá soltó una risilla que trató de disimular con una tos.
—¿Y cómo se lo han tomado tus hermanos?
Sabía que se refería a toda la tropa, con los gemelos ya hablaría después.
—¿Delante de qué? ¿De la noticia o de la otra noticia?
—Como no sé a qué te refieres lo preguntaré directamente.
» ¿Cómo lleváis lo de su discapacidad?
Me tomé unos segundos para meditar la respuesta, no era algo que tomarse a la ligera y definitivamente debía controlar mi boquita antes de que soltase algo de lo que definitivamente me arrepentiría después.
Estaba ya dejando el aire pasar entre mis labios en un muy necesario suspiro cuando la puerta de mi habitación se abrió con un golpe sordo.
—¡Ya vienen! ¡Ya vienen! —gritó una voz que identifiqué a instante. Daiah. Al momento escuché sus pasos volver a subir por la escalera a toda velocidad hacia la planta principal. Si me paraba a escuchar podía oír los gritos de Heather y de todos y cada uno de mis hermanos en la sala de estar. Era un caos.
—Mmm... —susurré mentalizándome—. Ya lo has oído.
» Les recordaré a los trogloditas que te llamen esta noche.
—Sí. Ve. Que te esperan.
» ¡Te quiero!
—Yo más, mamá —murmuré antes de colgar. Tras tirar el móvil a la cama salí disparada hacia la planta de arriba. Debo confesar que los gritos medio histéricos de Heather me motivaron a hacerlo para no llevarme después una buena reprimenda.
Entendí su estrés nada más llegar arriba.
Se encontraban todos en el salón, bueno, menos Nina.
Wyatt acababa de llegar y entre maldiciones estaba intentando corregir la pancarta que habíamos escrito esa mañana en nuestro maravilloso alemán. A los pocos segundos decidió tacharlo todo y darle la vuelta a la lona para escribirlo todo de nuevo en el otro lado. Puede que al fin y al cabo el traductor de Google no fuera una buena opción.
Por su parte los mellizos... bueno... por suerte los globos de helio no podían levantar tanto peso como en la película Up. No salieron volando, simplemente se fusionaron con los finos hilos que unían los distintos globos. Lizbeth estaba intentando desatarlos, sin fruto alguno, cabe destacar.
Mientras tanto los gemelos preparaban los cañones de confeti que todos les habíamos intentado convencer de no comprar para no asustarla y Heather, cada pocos segundos, apartaba las cortinas para poder observar si alguien se acercaba por la calle. ¡¿Llevaba unos prismáticos?!
Vaya tanda de pirados me había buscado por familia.
—¡Nina Davenport! ¡Te quiero aquí en menos de diez segundos si quieres ver tu móvil durante estas dos semanas! —gritó instantes antes de volver a centrar su atención en el exterior.
Se escuchó un portazo en la planta de arriba seguido de unos rápidos y furiosos pasos bajando las escaleras.
—¡Ya vienen! ¡Ya vienen! —exclamó Heather al ver movimiento por la ventana. Lizi puso de pie a Daiah y Anahi a pesar de que seguían rodeados por los hilos y en el momento que la puerta se abrió todos lanzamos el confeti -algunos con más ganas que otros-mientras gritábamos una adaptación de herzlich willkommen, que supuestamente significaba bienvenida. Creo que ninguna boca pronunció lo que tocaba. ¿Cómo narices podían poner una Z detrás de una R? ¿Una doble L delante de una K? Era malditamente impronunciable. Definitivamente le causó una muy buena impresión a la vecina. Sí, la vecina. Esa vecina que no nos soportaba la mayor parte del tiempo. Nos contempló con una ceja levantada.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! —gritó Heather mientras se acercaba a ella con rapidez y la ayudaba a quitarse de encima todo el confeti. Y justo en ese momento, mientras murmuraba disculpas a toda velocidad, los mellizos caían al suelo incapaces de mantenerse más tiempo de pie unidos por los hilos, Lizi se llevaba las manos al rostro, los gemelos se descojonaban ante la vecina, Nina contestaba una llamada, Wyatt lo observaba todo con impasibilidad (demasiado acostumbrado), la pancarta yacía en el suelo (ya olvidada) y el confeti ya había sido lanzado, justo en ese momento, papá y Nixi entraron por la puerta.
A medida que todos fueron dándose cuenta de su presencia el silencio se hizo presente.
Todas las miradas se clavaron en ella.
Era pequeña para tener ocho años, piel oscura, pelo afro completamente negro recogido en unas gruesas trenzas llenas de gomas de colores, un vestido amarillo con patitos de goma dibujados, y bueno: un andador morado, unos aparatos ortopédicos en los tobillos y una tableta sujeta al andador.
La queja de la vecina al tener el pelo lleno de confeti nos hizo finalmente reaccionar.
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