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Capitulo XXXIV:


Cuando el sol se despertaba conmigo en las mañanas sabía que era un nuevo día de entrenamiento. El capitán había estacionado por unas cuantas semanas su nave en la isla, mientras se decidía que rumbo tomar. Siendo así la ocasión se propuso entonces a entrenarme. Cada día practicaba el tiro, además de continuar intentando subir la soga, la cual se veía más lejos en cuanto más escalaba.

Con el capitán siendo mi entrenador los días parecían pasar como horas. Me deleitaba al estar a su lado y comparar nuestras fuerzas. En momentos de ciertos toques durante los entrenamientos nuestra concentración descendía y terminábamos abrigando a nuestros cuerpos en cada esquina agradable de la isla.

Me preguntaba si en algún momento me iba aburrir de esto, pero era ilógico tan siquiera pensarlo. Pues más allá del sexo había algo más. Algo que me hacía desearlo con intensidad y junto al deseo nacía la hermosa flor del amor. Quería estar siempre a su lado, pensaba en él incluso en los momentos de trabajo. Mi mente recordaba siempre su risa, podía oírla aunque no estuviese riendo tal y como si estuviese guardada en mi memoria.

Mis ojos tenían presente siempre a los suyos. Era capaz de verlos en mis sueños junto a su sonrisa y su cabello despeinado. Todo en él me fascinaba, todo de él lo amaba, y en términos generales estaba enamorado de Jungkook sin siquiera haberlo planeado.

— Vaya, cada día me sorprende más Jungkook — al ingresar a la oficina con su almuerzo, mis ojos tuvieron el placer de contemplar la hermosa obra de arte que ahora él se disponía a pintar.

— No podía sacarla de mi mente. Necesitaba retratarla para que de alguna manera yo obtuviese algo de paz. — decía trazando los bigotes de la felina, de la inolvidable Yawaca — ¿Cree que alguna vez logre olvidarla?

— No y tampoco debe hacerlo. Ella merece ser recordada hasta que nuestros corazones dejen de latir. — me recosté sobre su hombro y acaricie con la punta de mi nariz los vellos de su cuello.

— La amaba Jimin. Cuando la vi sin vida sobre el suelo frío, no supe percibir si era tan solo una pesadilla o si era en cambio la triste realidad. Mi mente no pensó correctamente y me quede dormido a su lado deseando jamás despertar. Nunca había llorado tanto, ni siquiera cuando me apartaron de mi madre o cuando me castigaban con látigos. Supongo que en ese entonces me acostumbre tanto a la desgracia y a la miseria que ya nada podía ser peor para mí.

— Me apena mucho escucharlo hablar así. La impotencia que siento ahora por no haber estado para usted en esos momentos es inimaginable — exprese con pena arrullando sus dulces mejillas con mis manos.

— No piense más en eso, es solo perder el tiempo. ¿Cuántas cosas no pudiésemos haber prevenido si tan solo tuviésemos la capacidad de ver el futuro? — y era cierto lo que decía, pero yo no podía dejar de pensar en que mientras yo vestía las mejores ropas y era atendido por tres niñeros, él era tratado peor que a una bestia y a tan corta edad. — Solo deseo y espero que el asesino de mi Yawaca ya se encuentre en las profundidades del océano.

— Yo también Jungkook...yo también — no tenía el valor para hacerle partícipe de mis suposiciones. Sentía que eso podía herir aún más su corazón el cual ya se hallaba más que fragmentado.

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En una cálida tarde de marzo me atrevía una vez más a intentar subir la soga. Tenía muy en claro mi objetivo y sentía que mis entrenamientos anteriores junto a Jungkook me serían de ayuda a cumplir mi meta. Quizás no era tan fuerte como él, pero mis piernas ya no se cansaban tan rápido y mis brazos poseían ahora muchos más músculos.

— Bien — suspire cerrando mis ojos y trate de tener la mente en paz, en blanco. Nada iba a interponerse entre mi objetivo y yo.

— Tu puedes Jimin — dijo Michael intentando alentarme.

— Claro que podrá ¿no ves sus brazos? — hablo Hope un poco más allá de Michael.

Ellos habían deseado ver mi entrenamiento junto al capitán mientras engullían frutas, pero el hecho de que me observarán no me daba la mejor confianza en mí mismo.

— Lo haré, pero necesito que estén en silencio — les pedí en voz grave.

— No diré nada — refunfuño el castaño con los brazos cruzados.

— Sé que podrá hacerlo Jimin — Jungkook palmeo mi hombro y dejo un pequeño beso en mi mejilla. Yo le sonreí y obteniendo la fortaleza que necesitaba comencé a subir la soga.

Solo debía creer en mí y en mi fuerza, eso era todo. Yo era capaz, yo era capacitado, esto era posible y podía lograrlo.

Mis manos empezaron a doler, pero mis piernas no se rendían. Subiría tan alto como yo quisiera, como el capitán me hubo enseñado. Eso era lo que tenía en mente para no decaer.

Y sin pensarlo o pedirlo mi mano tocó madera, y mi cabeza por poco sale herida al chocar con el tronco del árbol, con la cima de mi objetivo cumplido. Subí entonces a este y sentándome con una pierna a cada lado sequé el sudor en mi frente.

— ¡Muy bien Jimin! — grito Jungkook desde abajo mientras aplaudía al igual que los otros dos.

— ¡Sabía que podrías! — dijo Michael quien no borraba la sonrisa de su rostro.

— ¡Si! — grite con mis brazos alzados al cielo.

Luego de varias semanas de intentarlo, por fin podía sentir la brisa fresca y contemplar el reluciente paisaje qué desde aquí arriba se veía. Una imagen brillante esto era, y deseaba ser un pintor para poder mantenerla por siempre en el lienzo. Suerte era para mí que conocía a uno y que se encontraba a solo una soga de distancia.

Mis siguientes prácticas fueron con armas de fuego. Aprendía a como ser preciso con mis disparos y cada vez mi bala atinaba más cerca del centro de la diana.

Para el capitán también fue justo que aprendiera a cómo defenderme en un combate cuerpo a cuerpo, y debido a ello ahora mi entrenamiento se dividía en dos mitades. Por la mañana practicaba el disparo y por las tardes combatía con él. Me enseñaba una combinación de artes marciales con ejercicios de defensa propia.

Las patadas y los golpes eran parte de la rutina, y luego de unas largas horas de recibirlos mi cuerpo terminaba agobiado.

Amaba como era la forma de ser de Jungkook, pues sabía que intentaba detener su fuerza cuando me golpeaba, ya que contenía sus movimientos un poco antes de tocarme. Aun así su fuerza era mayor que la mía a muchos niveles yo pensaba, y por esto mi abdomen dolía luego.

Aunque, a decir verdad, solía ser un tanto caprichoso y actuaba como si mis dolores fuesen mucho mayores para poder obtener masajes de su parte. Sus manos junto a sus dedos parecían haber sido bendecidas por

los dioses, ya que me brindaban los toques más placenteros que alguna vez llegue a sentir en mi vida. Ni siquiera mis masajistas privados estaban a su altura, o era que lo amaba tanto que todo en él me parecía absoluta e indiscutiblemente perfecto.


-----🌊-----


Un mes después:

Cuando mis entrenamientos finalizaron el capitán fijo rumbo hacia Portugal debido a ser el país más cercano en nuestra ruta. Nos estacionaríamos por unas semanas en un puerto pirata, mientras nos abarrotábamos de nuevas pertenencias, tales como alimento, herramientas y municiones.

— Jimin ¿nos acompañas? — me preguntaba Michael quien le quitaba la cáscara a una manzana.

— ¿A dónde? — pregunte.

— Iremos a un bar de mala muerte para buscar hombres dispuestos a morir por el capitán — explico Hope terminando su cena.

— Con esa descripción que acabas de dar ¿crees que sea apropiado que yo vaya? — dije al parecerme insensato mi presencia en ese lugar.

— Deberías. El capitán ha hecho a un lado a Joel y por lo que se ahora solo confía en ti. Lo extraño es que no te haya pedido aun que nos acompañes — sabía que lo que Hope decía era cierto, solo que todavía mi mente no asimilaba toda la confianza que Jungkook hubo depositado en mi persona, y la presión qué sentía por ello era indescriptible.

— Lo haré — afirme mostrando una postura mayor, pretendiendo hacer lucir que todas mis inseguridades se habían dispersado.

— ¡Brillante! Jimin tu que sabes escribir ayúdame con este anuncio — Michael se acercó a mí y detrás de él saco un pergamino junto a una pluma y tintero.

— ¿Qué quieres que escriba? — tome el pergamino posicionándolo sobre la mesa y moje la pluma en la tinta esperando su respuesta.

— Pon esto: tripulación decente y de buen comportamiento busca a hombres que le sirvan.

— Ya de una escribe también que somos monjes haciendo estudios para servir al Papa — expreso Hope con notable burla y algo de enfado — somos piratas ¿Qué diablos te pasa? — reí ocultando mi sonrisa y esperé por otra propuesta.

— Aag amargado...entonces escribe: tripulación pirata y genocida busca a hombres que sirvan como carne de cañón... ¡Imbécil! — el castaño había aventado agua a Michael por lo que este se quejó dando pasos hacia atrás intentando no mojarse.

— ¡Si serás idiota! — bufo Hope, yo reía tímidamente detrás de la palma de mi mano, aunque no iba a negar que ansiaba carcajear a todo pulmón.

— ¡Pero si es la verdad! — grito el de rulos secándose con un paño de la cocina.

— ¡¿No sabes hacer lo mínimo o qué?!

— No me provoques Hope — reto Michael al castaño observándolo firme y pensé que esto ya no era gracioso.

— ¿O qué? ¿Me vas a chupar el pene? — respondió Hope con sorna.

— ¡Idiota! — dicho esto el de rulos se abalanzó contra Hope comenzando a golpearlo.

— ¡Hey paren! ¡Detengan esto! ¡Hope!

El castaño por supuesto no se había quedado atrás y golpeaba a Michael con sus puños o con cualquier objeto que encontrara.

— ¡Maldito! — grito Hope cuando Michael lo golpeó con una sartén.

— ¡Esto no resolverá nada idiotas! ¡Ya deténganse! — de pronto sentí una mano en mi cintura y al volverme pude ver a Jungkook a mi lado.

Me quede en silencio mientras los dos inútiles continuaban atacándose en el suelo. No habían notado la presencia del capitán debido a sus insultos enaltecidos y furiosos golpes, pero una vez escucharon a Jungkook carraspear se incorporaron y saludaron al mismo de manera firme.

— ¡Capitán! — haciendo el saludo clásico con sus manos en la frente y sus vestimentas hechas un completo desastre, Jungkook los observó como si fuesen sabandijas.

— Parece que disfrutan mucho estar siempre tan unidos ¿no?, tanto que hasta estaban a punto de tener sexo sobre el suelo de la cocina. — se burló Jungkook con desprecio.

— Lo lamento capitán nosotros no...

— Les haré un favor. — Jungkook interrumpió a Hope y detrás de su espalda saco unas esposas — Ya que se aman tanto que no pueden contener las ganas ni siquiera en horas de trabajo, les concederé el deseo.

— Capitán lo lamentamos...

— Sus manos al frente. — bufando, pero sin rechistar los dos mostraron sus muñecas al capitán, quien sin dudarlo los esposo juntos — Ahora si van a poder amarse cuanto lo deseen — reí ahora si libremente por el castigo dictado por el capitán y él me sonrió acariciando mi barbilla antes de salir de la cocina.

— Esto es tu culpa animal — refunfuño Hope quien estaba tan despeinado como el de rulos.

— ¿Yo?, pero si tú eres el amargado de siempre — dijo Michael queriendo separarse de Hope y claramente fallando en el intento.


-----🌊-----


Luego de que escribiera por mi propia cuenta el anuncio de manera apropiada, acompañe a los dos hombres esposados al bar de mala muerte. Me intrigaba conocer cómo era la rutina de ellos para reclutar personas, y si tan siquiera la gente realmente estaría dispuesta a servir a piratas.

— Ahora que lo pienso nos encontramos en Portugal ¿Cómo van a entender lo que escribí en inglés? — preguntaba mientras nos sentábamos en una mesa y Hope pedía algo de beber.

— No te preocupes Jimin, por todos lados se encuentran personas que hablan inglés — respondió Michael a mi pregunta. Asentí y sin más tomé del licor qué según Hope eran ron, y esperamos así a las personas.

— Y dime ¿Por qué te gustaría servir al capitán Jungkook? — preguntaba el castaño al primer hombre que hubo llegado por el anuncio en la puerta.

— Las personas dicen que es un buen hombre — respondió el hombre calvo de tez pobre.

— ¿Un buen hombre?, somos piratas, ninguno de nosotros puede ser considerado un buen hombre — contesto Hope ofendido.

— Me refería a que es una persona de fiar — expreso titubeando.

— ¿Una persona de fiar? — pregunto Hope aún más confundido qué antes.

— Eeh...y-yo d-digo que él...

— Largo — sentenció el castaño.

— Pero...

— ¡Largo! — repitió de nuevo, pero con más fuerza.

— ¡Bien! — el hombre pareció verse indispuesto cuando giro sus ojos y pateó la silla en donde antes estaba sentado.

— ¡Te estoy haciendo un favor! ¡No durarías ni un solo día en el océano! —vocifero Hope cuando el hombre berrinchudo partía.

— Así no encontráramos a nadie. — opino Michael de mala gana.

— Tu cállate...

— ¿Entonces eres Polaco?

— Si así es — confirmo este nuevo hombre.

— ¿Y qué haces aquí en Portugal? — cuestionó Hope.

— Me gusta viajar a distintos países para conocer sobre diferentes culturas — respondió el hombre con finos rasgos.

— ¿Y cómo es que viajas? — indagó el castaño.

— De polizón por supuesto.

— Entonces haz robado alguna vez en tu vida ¿no?

— Así es señor.

— ¿Haz asesinado a alguien? — pregunto Hope con una de sus clásicas sonrisas macabras.

— Oh Dios no, odio ver sangre.

— No sirves largo. — dictó Hope apuntando hacia otra dirección.

— Vaya, si qué tienes tacto — hablo Michael tomando de su vaso.

— "Odio ver sangre". — repitió burlesco el castaño lo dicho por el hombre que se retiraba — ¿Qué piensa que hacemos los piratas? ¿Repartir dulces?

— Dime ¿Por qué te gustaría servir al capitán Jungkook? — hizo la pregunta una vez más a otro hombre.

— Te diré la verdad — el sujeto de barba descuidada y ropas gastadas se quitó la pipa de la boca para hablar mejor — he sido un vividor durante toda mi vida. Estuve con treinta mujeres y a cada una le dejé un hijo del que no me hice cargo. Soy un embustero ladrón que sólo vive para delinquir y antes de mi pronta muerte quisiera probar que al menos le fui de ayuda a alguien — la manera por la que hablaba me hacía ver que se encontraba más que ebrio.

— ¿Algo más?

— Ah y he escuchado que el capitán es eunuco, quisiera saber si es cierto — no pude evitar reírme por su respuesta y casi escupí el ron de mi boca.

— No....no lo es — afirme entre risas coquetas recordando el gran miembro del capitán.

— Bueno entras, firma aquí. — Hope le entrego el pergamino con la pluma y con las pocas fuerzas que le quedaban escribió algo que pretendía ser un nombre, pero no lo lograba.

— ¿Qué? ¿Enserio ese tipo? — Michael estaba tan confuso como yo, solo que por mi parte no deseaba preguntar.

— Al menos este ha robado algo en su vida, los demás eran más frágiles qué el vidrio. — expuso Hope antes de colocarse recto para hacer la pregunta una vez más — ¿Por qué te gustaría servir al capitán Jungkook?

— Soy un hombre de mar. Crecí en el mientras servía a otros capitanes — contesto este nuevo sujeto.

— Haz asaltado puertos entonces ¿no?

— Así es. Sé usar la espada y varias armas de fuego — dijo siempre con sonrisas y yo me preguntaba si este hombre realmente conocía lo que es ser un pirata.

— ¿Qué has oído del capitán Jungkook? — pregunto Hope tomando del ron.

— He oído que no deja a ninguna persona viva en cada puerto qué toca...

— Pamplinas. — replicó Hope.

— Qué es muy joven para ser capitán, pero que es tenaz, ah y algo más que no me entusiasma decir... — respondió con prudencia el hombre, lo cual me provocó intriga.

— Tu solo dilo, no vamos a cortarte el cuello — dijo Hope con sorna.

— Bueno me han dicho que el capitán es eunuco, pero no sé si sea verdad tal vez solo son habladurías — dijo negando con la cabeza.

— ¿Por qué no se lo preguntas tú mismo? — pregunto una voz que reconocí como la de Jungkook, y al alzar mi mirada pude certificarlo.

— Por qué no he tenido el placer de...¡Capitán! — mi pálida piel poseía demasiado pigmento en comparación de cómo se tornó la piel de aquel hombre al contemplar a Jungkook detrás de él.

— Mi grandioso pene se siente muy ofendido de tu asquerosa suposición — expreso el capitán con las manos en su cintura y su mirada firme.

— Lo lamento capitán no fue mi intención ofenderlo yo...

— ¡No quiero lamentos! ¡Quiero tripulantes! — Jungkook acorralo entonces al hombre contra la silla con un movimiento rápido, y observe como este comenzó a temblar de miedo desde sus pies hasta su cabeza — ¡¿Crees que puedes servirme?!

— S-s-si... — titubeó.

— ¡No te oigo! ¡¿Crees que puedes servirme?!

— ¡S-si capitán!

— ¡Entonces firma en ese maldito pergamino! — el hombre atemorizado tomo la pluma y con sus manos temblorosas dejo rayas sobre el pergamino para luego salir huyendo.

— Como la vieja escuela. — dijo Hope.

— Como la vieja escuela. — repitió Jungkook sentándose a mi lado, pasando su brazo por mi hombro y tomando del vaso de donde yo bebía.

Reí al contemplar su expresión de desagrado al probar el licor y me dejé caer sobre su pecho estirando mis piernas en la silla.

Estuvimos un tiempo más viendo venir e irse a hombres que creían poder servir al capitán, hasta que se les hacía preguntas que dejaban en prueba su incredulidad e inexperiencia.

El capitán luego de tomar un par de tragos más se sintió asqueado por el sabor y propuso comprar un licor qué si valiera la pena beber. Por ello ahora había partido a buscarlo mientras yo me quedaba junto a Hope y Michael conversando sobre distintos temas.

Otro hombre llego para ser indagado y cuando me volví a él creí ver un rostro familiar.

— ¿Jimin? ¿Eres tú? — aquel hombre era uno de mis antiguos amigos, quien no reconocí a primera instancia al estar este muy dañado por la vida. Pero que al poder recordar su rostro se me hizo extraña la forma en la que me observaba. Tal y como si yo fuese un fantasma o espectro. — ¿Qué no estabas muerto?

¡¿Que había dicho?!...

Besos y abrazos 🌊🌊🌊🌊. Muchas gracias por leer ♥♥

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