Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXI:

El insoportable dolor en mis riñones era una señal que mi cuerpo le enviaba a mi cerebro para que me despertara de inmediato, y así lo hizo. Desperté con mis riñones inflamados y unas incontenibles ganas de misionar. Me levante del sofá en donde me quede dormido y camine con cuidado de no despertar a quienes dormían.

Salí de la habitación y avance encorvado con la esperanza de encontrar un lugar en donde dejarlo ir todo, pues el dolor ya era agobiante. Al final de la barra de licores una maceta con tierra y plantas habitaba. Lo que me dio la idea de regarlas y deshacerme de este irritante sufrimiento. Sonreí como un tonto y corrí hacia la maceta desabotonando mi pantalón y bajando el mismo lo suficiente como para ya darle fin a la tortura.

No había nada más placentero en el mundo que dejar correr todo ese líquido que asfixiaba a mi vejiga. Suspire llevando mi cabeza hacia atrás y me relaje con el tierno sonido del agua regando las plantas. Pero todo se fue al infierno cuando escuche a alguien carraspeando su garganta.

— ¡Ay Dios capitán! — grite de la sorpresa cubriendo y guardando toda mi intimidad, mientras intentaba analizar desde hace cuánto se encontraba aquí y no lo había visto al tener mis ojos cerrados — disculpe, yo no lo había visto — pedí disculpas sin siquiera mirarlo. No podía verle después de que me viese misionar de esa manera tan poco decorosa.

— Eso es lo que veo ¿sabe en donde se encuentra Hope? — pregunto sin más, como si no le inmutara lo que acababa de ver. Carraspeé mi garganta entonces arreglando un poco más mi atuendo y le respondí.

— Sí, él esta con... ya sabe — dije señalando el pasillo. Me avergonzaba mucho decir la palabra "prostitutas" en frente del capitán, luego me plantearía el porqué de ello.

— Aaff ¿otra vez? — se quejó rodeando sus ojos y cruzándose de brazos — ¿Qué acaso no sabe las enfermedades que puede contraer al estar con esas mujeres?

— ¡¿Enfermedades?! — ahora sí que estaba muerto.

— No me diga que usted también Jimin hizo...

— ¡No no no! Yo no — negué con mis manos y cabeza — a mí solo me hicieron masajes... ¡no de esos masajes! Los clásicos, los sanos nada más — me apresuré a aclarar cuando vi al capitán alzar incrédulo una ceja.

— Bueno de ser así no corre peligro. Vamos por ese idiota — me dijo y le indique la habitación de donde yo había salido. Sentía mucha vergüenza, no deseaba que el capitán viera las mismas escenas que yo, pero al él abrir la puerta note que al parecer no le molestaba observar gente desnuda. Yo por el contario sentí a mis mejillas arder.

— ¡Idiotas! — grito el capitán haciendo despertar a Hope como si le hubiesen vertido agua helada encima.

— ¡Si capitán! — dijo colocándose de pie, con una mano recta en su frente con el saludo clásico y la otra intentando limpiar la saliva que caía de su boca. Cuando el castaño calló todos nos giramos a Michael, esto debido a sus ronquidos que más bien parecían truenos y porque este no logro despertar — ya levántate idiota — dijo Hope empujando el cuerpo desnudo de Michael hasta que este cayó al suelo despertándose por fin, aunque aún en estado adormilado.

— ¿Q- Que? ¿q- que pasa? — expreso en un bostezo rascando sus ojos hasta que estos llegaron al capitán y entonces se levantó de la misma manera que lo había hecho el castaño.

— Afuera ahora todos — ordeno señalando la puerta. Los dos hombres desnudos salieron de la habitación y se vieron un tanto avergonzados por estar en paños menores, pero al ver que nadie estaba en el pasillo lo dejaron pasar.

— ¿Qué fue aquello que te dije la última vez Hope? — le pregunto el capitán seriamente colocando sus manos en sus caderas.

— ¿Qué me bañara más seguido? — dijo desconcertado, más bien como en tono de pregunta, y entonces escuche como el capitán bufo para luego golpearlo en la cabeza con la palma de su mano.

— ¡Te dije que no te volvieras a revolcar con esas mujeres de esa manera tan sucia! — grito el capitán a los cuatro vientos.

— Lo sé, pero yo... — y otro golpe fue a caer en su cabeza, también propinado por el capitán.

— ¡Tú preparas mi comida imbécil y la de todos! ¡¿Qué tal si nos enfermas a todos por hacer tus asquerosidades?! — el capitán se veía tan furioso que juraba poder notar que de las fosas de su nariz se expulsaba humo. Yo solo observaba atónito al igual que Michael.

— Lo lamento capitán... — se disculpó el castaño con su cabeza baja como si de un cachorro regañado se tratase.

— ¡No entraras a mi barco hasta que hayas eliminado cada gota de fluido de esas mujeres de tu cuerpo! ¡¿te quedo claro?! — pregunto el capitán acercándose considerablemente al rostro de Hope el cual ya se notaba muy aterrorizado.

— Si mi capitán — afirmo Hope mirando al suelo.

— Y lo mismo para ti idiota numero dos — al decir esto se volvió a Michael y al igual como hizo con Hope también le propino una palmada en el cráneo —par de indecentes e imprudentes. No los quiero ver más, vaya a limpiarse — dicho esto tanto Hope como Michael regresaron a la habitación y yo me quede en el pasillo a solas con el capitán — por favor no piense mal de mí Jimin. No odio a las mujeres, solo a la falta de higiene y esos dos ya me tienen harto — hablo negando con su cabeza.

— No había pensado en eso antes — dije sintiéndome como idiota al no recordar que muy seguramente las personas de este puerto no eran muy amigas del agua.

— Debe hacerlo, ya estoy cansado de oír las creencias de que "la suciedad protege la piel" o que "los gérmenes son buenos para el cuerpo" aaagg, es asqueroso pensar que hay gente que se baña una vez al año — se quejó haciendo muecas con su boca. Yo por mi parte calle, pues en mi crianza muchas de esas creencias se me presentaron como verdades y hasta hace poco las creía al pie de la letra — como sea ¿tiene hambre? — pregunto.

— Ah sí, por supuesto — respondí.

— Entonces vamos a un lugar que conozco, pero primero nos vamos a asear — dicho esto tomo mi muñeca y me hizo avanzar tras de él. Para llegar entonces hasta la orilla del mar donde me dio libertad para poder limpiar mi cuerpo con el agua.

Luego de asear mis manos, pies y rostro, tome mi cabello para atarlo con un retaso de tela, notando que ya era momento de hacerme un corte. Seque mis pies con las hojas de un árbol y coloque mis botas para continuar con nuestro recorrido.

-----🌊-----

El capitán entonces me hubo llevado hacia al restaurante con mejor decorado y pulcritud que había visto en mucho tiempo.

— En este lugar sirven a reyes, reinas y condeses, ah y por supuesto a capitanes piratas que estén dispuesto a pagar los exorbitantes precios de las comidas — me explico el capitán en voz baja cuando nos acomodábamos en nuestros asientos.

El techo del lugar estaba decorado con pinturas de ángeles y santos recordándome así al techo de la capilla Sixtina en el Vaticano. Las paredes eran de tonos azul cielo, con acabados en dorado oro. Las ventanas gigantes habitaban en cada esquina haciendo que el lugar se viera luminoso y apacible. Por un momento me sentí como en casa y era una sensación maravillosa.

Pedimos entonces lo que deseábamos para desayunar y me sentí cohibid de entablar conversación con el capitán. Por primera desde que lo conocía no sabía cómo empezar una conversación con él. Esto claro tenía una explicación, pues luego de todo lo que había soñado y pensaba de él me sentía tan humillado. Yo no me reconocía, nunca en mi vida había tenido deseos tan descabellados y eso me atemorizaba como nunca, tanto que cuanto tomaba la taza de té entre mis manos no podía sostenerla firme. Que agobiante era todo.

— ¿Ocurre algo? — pregunto el capitán al ver mis temblores de cachorro.

— Es... el frio — mentí de una manera creíble, pues al entrar al local pude contemplar un árbol navideño y con este la temporada decembrina y el invierno abrumador.

— Le puedo prestar mi saco, a mí el frio no me afecta — me propuso haciendo ademan de quitarse el saco.

— No, no se preocupe, estaré bien — pero antes de decir algo mas ya tenía a su abrigo cubriendo mi espalda.

— Gracias capitán, disculpe las molestias.

— No es ninguna molestia Jimin — afirmo el capitán comiendo de su waffle. Pero sentí esa punzada de nuevo tal y como en la noche de ayer, y mi rostro se volvió fuego comenzando a quemarme con lentitud. Fue entonces que decidí decir algo que no habría dicho de no sentirme de esta manera — ¿usted celebra la navidad capitán? — le pregunte esperando no sonar ridículo.

— Yo... no lo hago — respondió pensándolo un poco. Es un capitán de un navío pirata ¿Cómo se supone que podría tomarse el tiempo de celebrar navidad? (que infantil que era yo) — pero ¿a usted le gusta celebrarla? — pregunto de repente y me centre en sus ojos los cuales brillaban como las estrellas compañeras de la luna.

— Si. No es como si fuera un fiel creyente religioso, pero me gusta la idea de los regalos y la cena — admití con una sonrisa pícara.

— Ja ¿a quién no? – hablo imitando por poco mi propia sonrisa — debido a la vida que viví no fue una costumbre que pude celebrar alguna vez y el ser capitán no me permite celebrarla ahora tampoco.

— Comprendo, pero... — hice una pausa para plantearme lo que estaba a punto de proponer — yo le había propuesto a Hope y Michael salir a celebrar ese día, pero lo más seguro es que su idea de celebración sea la que ya conocemos — reí y él me siguió — entonces que responde ¿le gustaría celebrar navidad por primera vez conmigo?

— ¿Qué se supone que debemos hacer? — pregunto al no entender cómo iba la festividad.

— Podemos salir a caminar bajo la nevada y hacer guerras de bolas de nieve, o podríamos tomar chocolate caliente en un lugar como este mientras nos abrigamos cerca de una chimenea. También podemos comer pavo y dar las gracias por un nuevo año, o ver una obra teatral y... — me detuve cuando me escuche a mí mismo hablando y actuando como un niño — muy infantil ¿no? – pregunte ocultado mi rostro.

— No, me gusta la idea de abrigarnos del frio en una chimenea — dijo sorbiendo de su té y observándome con atención sin siquiera pestañear. Fue cuando entendí lo que había dicho y relajé mi mirada volviéndome hacia otro lado ¿acaso el capitán tenia esos mismos pensamientos? Ja imposible.

— Era lo que hacía con mi padre y mi mozo George, ah y algunos primos — dije queriendo cambiar el ambiente.

— ¿Se abrigaba con sus primos? — pregunto con sorna.

— ¡Ah no, no, no! Me refiero a las guerras de bolas de nieve — me explique y el capitán rio con más fuerza.

— Solo estaba bromeando con usted — dijo tomando otra bocanada más de waffle — pero si estoy dispuesto a hacer todo eso.

— Me alegra saberlo — dije tomando de nuevo de mi té fingiendo que todo no se estaba yendo por otro camino.

— Jimin, cuándo dijo que esas mujeres solo le hicieron los masajes clásicos ¿era eso cierto? —pregunto algo que no creí que iba a preguntar por lo cual me tomo de sorpresa.

— Sí, así es. Yo no soy como Hope o Michael. Solo les pague para que me hicieran masajes y les enseñe el abecedario — al decir aquello escuche al capitán reír de nuevo y por poco boto su té.

— ¿De verdad hizo eso? — pregunto conteniendo la risa.

— Sí, así fue — confirme sin comprender porque era tan gracioso.

— Usted me agrada Jimin — de nuevo esa punzada la sentí en mi corazón luego de que el capitán afirmara algo así.

— Espero seguir agradándole cuando le gane en la guerra de bolas de nieve — lo rete de manera atrevida.

— Eso ya lo veremos, recuerde lo flexible que soy — dijo haciendo una mueca con sus labios.

— ¿Ah sí? — terminamos nuestro desayuno y nos dirigimos al barco con el objetivo en mente de salir en la tarde, cuando el sol deseara ocultarse tras de las montañas.

-----🌊-----

Termine de darle el almuerzo a Yawaca como hacia todos los días y ella me agradeció llenando mi mano con sus babas. Acaricie su pelaje sosteniendo su rostro con mis dos manos y la deje terminar su pescado gigante tranquila. Cerré la jaula entonces cerciorándome de que quedase bien asegurada.

Coloqué mi chaleco en su sitio y después de dejar que Michael cortase mi cabello, subí así a la oficina del capitán donde él me esperaba. Toque a la puerta y para mi sorpresa en vez de esperar por su respuesta, él muy cordialmente abrió la puerta ofreciéndome paso.

— Buenas tardes Jimin — dijo.

— Buenas tardes capitán — respondí e ingresé a la oficina.

— Bonita tarde ¿no le parece? — dijo refiriéndose al ocaso que se podía apreciar desde la ventana.

— Así es — afirme.

— Tenga colóquese esto — dijo pasándome un saco de color negro.

— Estoy bien capitán, no se preocupe — afirme pretendiendo negarme a usar su saco.

— Debe abrigarse, afuera hará mucho más frio que aquí y luego el malestar no le permitirá ni levantarse de la cama — hablo usando una conclusión muy lógica, por lo que no pude negarme.

— Gracias capitán, luego compensare su gesto de amabilidad — acepte el saco y con timidez me lo coloque, notando entonces que me quedaba grande. Porque por supuesto el capitán era mucho más alto y grande que yo.

— No tiene que. Puede hacer esto para que le luzca mejor — dijo tomando la manga del saco para doblarla un poco.

— Gracias — agradecí de nuevo siendo sincero. Hoy el capitán parecía ser más amable que de costumbre.

— No es nada ¿vamos? — pregunto y yo asentí.

Salimos entonces fuera del navío con el sol aun haciéndonos compañía, pero con un clima que rozaba a ser helado.

Nos encontrábamos muy cerca de navidad, y a pesar de estar en una isla el clima decembrino no pasaba desapercibido. La nieve sobre el suelo y los hogares era escasa. Pero aun así las fachadas eran teñidas por el blanco color.

Caminábamos hasta que él se detuvo en la entrada de un bar y me pidió que lo esperase afuera. Así lo hice y caminé mientras un poco alrededor del lugar. Era la primera vez que usaba un saco tan grande y por unos momentos me sentí especial. Ya que desde hace mucho no sabía lo que era andar bien vestido.

— Espero que no le moleste tomar directamente de la botella, no me fio de la limpieza de los vasos de este lugar — dijo el capitán al llegar a mí con una botella de brandy — pero si le molesta conseguiré vasos.

— No, está bien para mí — afirme regalándole una sonrisa, acto que hizo que él desviara la mirada ¿estaba avergonzado? — ¿quiere comer postre? — le pregunte al recordar aquel bar de un aspecto no tan lúgubre e ilegal que había visto apenas llegue a la isla.

— Es de mi agrado — confirmo asintiendo con su cabeza.

Hicimos el viaje hasta aquel lugar y desee que al menos sirvieran chocolate caliente. Grata fue mi sorpresa cuando supe que si servían y que el pastel de cheesecake de fresa era la especialidad del lugar.

— Espero que se hayan lavado las manos antes de prepararlo — dije cuando el capitán ya tenía un trozo de pastel dentro de la boca.

— ¿Qué? — pregunto apenas entendiéndole al tener la boca llena y reí por su expresión tan graciosa.

— Solo bromeo con usted — explique entre risas traviesas y él entendió que mi intención fue regresarle la broma de la mañana en el desayuno.

— ¿Cómo se ha sentido estos días Jimin? — hizo la pregunta mientras el trozo de pastel se atoraba en mi garganta; por lo cual me atragante solo de pensar que el capitán pudiese enterarse de mis sueños pecaminosos, junto a esos accidentes nocturnos y las incesantes punzadas en mi pecho. El mundo se me venía abajo.

— Bien, si — asentí deseando que no me preguntara más nada.

— ¿Está seguro? ¿desea compartir algo? — insistió y yo no sabía qué hacer.

Vi una vez más sus ojos y mi respiración se volvió pesada. Mi corazón latía rápido casi como si quisiera matarme de un infarto, y cuando baje la mirada al lunar debajo de su labio todo fue al demonio.

— ¿Me puede pasar la botella? — le pedí y él accedió sacando la botella de su saco para luego entregármela. Yo la tomé entonces sacando el corcho con todas mis fuerzas, y vertí el líquido dentro de mi chocolate caliente — ya no somos niños ¿no? — dije para tratar de convencer al capitán de mis acciones. Ya que él se había quedado atónito al no entender mi accionar. Sostuve la taza entre mis manos y soplando el humo tomé una buena porción de chocolate alcoholizado. Para mi sorpresa esta tenía un buen sabor. Tal vez ebrio mis sentimientos salieran a flote y pudiera al fin saber que era esto que sentía.

— ¿Sabe bien? — pregunto con una de sus cejas elevadas, así que le ofrecí mi taza para que pudiese probar de mi experimento — vaya, quien lo diría — expreso sorprendido al percibir en su paladar algo que no sabía tan mal a pesar de ser disparatado.

La noche había llegado y con ella dos jóvenes que corrían de un lado a otro intentando seguir los pasos del contrario. Perseguí al capitán con la brisa fresca acariciando mi rostro. Aquel chocolate caliente endulzado con brandy nos había puesto alertas, y nuestros pies ya no podían quedarse quietos.

— A que puedo subirme a ese árbol — dijo el capitán corriendo hacia un gran roble semi pintado por nieve blanca.

— Está muy alto — atine a decir ya cuando él se encontraba intentando subirlo. No se por qué debía impresionarme que al final si haya podido subirlo, pues él era un verdadero gimnasta.

— ¡Le dije que podría! — grito desde allá arriba sosteniéndose de las ramas.

— ¡Tenga cuidado! ¡La nieve es resbalosa! — le advertí haciendo eco con mis manos para que pudiese oírme.

— ¡La vista desde aquí es hermosa! ¡deme su mano lo ayudare a subir! — bajo unas cuantas ramas quedando casi a mi altura y poso su mano frente a mí para que yo la tomase. En otra situación me hubiese negado al ser esto muy riesgoso, pero siendo que el alcohol ahora estaba jugando con mi sistema, tendí mi mano y me sostuve fuerte de la suya apoyándome con la otra del árbol y mis piernas haciendo de ayuda. Logre subir el árbol gracias a su fuerza y temí cuando por poco resbale, pero él sostuvo mi cintura y me sentí más que protegido. Estaba en buenas manos.

— La luna se ve reluciente desde aquí — exclame sintiendo como de mi boca vapor helado salía.

— Así es — afirmo mientras intentábamos recuperar el aliento. De pronto y sin previo aviso nuestras miradas se encontraron y sentí que moría ¿Qué era esta sensación en mi pecho? Vi como su mano libre viajaba hacia mí y no la detuve; quería saber hasta donde era capaz de llegar.

— A cortado su cabello — dijo acariciando el mismo para luego apartar su mano.

— Sí, realmente me lo ha cortado Michael — dije recordando ese momento.

— Mmm le luce bien — me halago volviendo su mirada hacia la luna; como si no pudiese verme directamente a los ojos cuando me halagaba. Eso se me hizo curioso.

Me estremecí cuando sus dedos rozaron mi cintura y su mano apretó la misma. Trague seco y mi corazón se aceleró. Nunca había estado tan cerca de alguien que no fuese mi antigua novia. Ni siquiera con mi prometida llegue a tener tal cercanía. Aquí pasaba algo, eso era innegable, pero tenía miedo al no saber cómo actuar o que debía hacer.

Bajamos con cuidado del árbol y le propuse una carrera hasta el navío la cual él aceptó y lo perseguí entre risas al notar que él era más rápido que yo. Ya dentro del barco me apoye de la madera del mismo al sentir como mi respiración estaba acelerada. Reímos una vez más al vernos como idiotas que ni siquiera podían respirar con normalidad.

Entonces paso. Nuestra vista se centró en nosotros. En nuestras pupilas, en lo que ellas podían transmitirnos. Mi alma tembló al igual que mis piernas cuando él acuno mi mejilla con su mano y me observo con ternura. Lo deje ser y su rostro se fue acercando con lentitud al mío.

— ¡Capitán! — oímos gritar a Hope y nos separamos de inmediato — es Yawaca — por la manera en la que el castaño había dicho el nombre de la felina algo no andaba bien. Además de ello su rostro se veía en total palidez y angustia ¿Qué había ocurrido con la reina del capitán?

Besos y abrazos 🌊🌊🌊🌊

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro