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Capítulo XLIII:

Cuando sentí el dolor fuerte detrás de mi cabeza me desperté con alerta. Lo extraño fue que no pude moverme y mi vista se encontraba borrosa. La Luz de la habitación donde me hallaba era muy pobre y solo me dejaba apreciar una sombra que se movía de lado a lado. Menee mi cabeza cerrando mis ojos unas cuantas veces hasta que logre tener una imagen clara.

Mi corazón se estremeció en regocijo y en mis labios se formó una enorme sonrisa cuando ví a mi mozo George a solo unos pasos de mi.

— ¡George! ¡Qué alegría me da verlo... — cuando pretendí colocarme de pie para correr a abrazarlo, fui sorprendido con que mis manos y pies se encontraban amordazados a la silla en donde yo yacía sentado. Mi mente no consiguió comprender nada y se hizo a la idea de que esto era tan solo otra más de mis muchas pesadillas — ¿qué sucede George? ¿Porque estoy atado?.

Mi mozo no respondió. Camino hacia mi con su expresión fría y movimiento el cabello de mi frente notó la cicatriz en esta.

— No te ves tan muerto — fue lo único que dijo antes de alejarse.

— ¿Q-que? — quería mentirme a mi mismo. Hacerle creer a mis oídos que no escucharon correctamente o que tan solo yo me hallaba delirando — George ¿qué es esto? ¿Donde esta mi padre? — le exigí saber, pero entonces observe como de una mesa saco una pistola y la apuntó a mi. Mi corazón ya no estaba feliz, todo el júbilo se hubo esfumado, ahora detonaba preocupación — ¡George! ¡¿Qué diablos le sucede?! ¡Mi padre se enfadara por esto y lo colgara de una soga!.

— No, no lo haré — respondió una voz a mis espaldas, y al volverme me encontré con mi padre.

— Padre ¿qué está ocurriendo? — exigí de nuevo con mi rostro quemado en ira — padre mírame — le pedí cuando lo vi caminar hacia mi mozo e ignorarme por completo.

— ¿Alguien lo ha visto? — le pregunto a George.

— No.

— Por fortuna.

— Padre por favor dime que ocurre — implore al borde del llanto, pero trague pesado y me prometí no hacerlo. No quería verme débil aunque mi mundo se estuviese desplomando — ¡padre!.

— ¡Ya cállate! — vocifero con su rostro envuelto en furia y con sus puños cerrados — ¡no me llames así! ¡Yo no soy tu padre! — lo escuche, pero no podía creerlo. Me negué a ello a pesar de que pude escuchar con claridad como mi corazón se hizo pedazos, tal y como un cristal.

— ¿D-d qué hablas?

— Mira tus rasgos, mira los míos ¡¿en serio pensaste alguna vez que podrías ser mi hijo?! — mi mente estaba vacía y mi raciocinio hubo escapado. Esto era demasiado para mí.

— Pero...mi tío él...

— ¡Él jamás existió! Solo lo invente para justificar el hecho de que no te parecieras a nosotros. ¡Nadie podía saber que tu madre no era más que una mujerzuela!.

— ¡No hables así de mi madre! — grite con fuego ardiente saliendo de mi garganta.

— ¡Es lo que era! — se acercó a mi y por poco creí que me golpearía, pero entonces se contuvo — supe desde el primer día en que naciste que no eras mi hijo, y lo confirme poco después cuando encontré a tu madre revolcándose con aquel esclavo — hizo una expresión de asco y se alejo de mi, notándose tenso en cada uno de sus movimientos — no podía matarte ya todos te habían visto, pero sí pude hacerlo con tu madre y también con ese hombre que te engendro — mi respiración se aceleró junto a mi corazón quien rogaba por ya morirse.

El hombre frente a mi en quien yo confíe, me confesaba ahora no ser mi padre y que además asesino a quienes si lo fueron. Yo solo deseaba morir en este instante.

— ¿Y porque me haces esto ahora?

— Porque no dejaré que un bastado como tu tome mi trono ¡tu no eres de mi sangre! — me señaló tensando su mandíbula a la par de sus manos — tu no eres heredero de nada.

— Ya esta todo listo — aviso George entregándole el arma al hombre frente a mi.

— George...¿Porque? — le pregunté mordiendo mis labios para no entrar en colapso.

— Porque yo le debo fidelidad al rey, no a ti bastado — negué con mi cabeza la cual dolía más que nunca y me estaba por matar.

— George ascenderá al trono por ser él la única persona de mi confianza. Luego de que tu mueras ya nadie te recordará, y ni siquiera las alimañas desearan alimentarse de tu asquerosa carne. Solo eres el resultado de dos personas repugnantes que cogían como cerdos, nada más.

— Aunque esta ya sería tu segunda muerte, ya que se supone que deberías estar muerto — dijo George, lo que me hizo prestar atención a sus palabras — maldito sea el día en el que confíe en el capitán Jungkook. — y así era como se armaba finalmente el rompecabezas.

— ¿Q-que...no... — una delgada lagrima cayó desde mi ojo hasta ni mejilla, y como dolió aquello. Incluso más que cualquier golpe que anteriormente hube recibido — no...Jungkook no, él no... — negué varias veces con la cabeza y ya no pude retener las lágrimas que tanto luche por contener. Comencé a sentir que el aire me faltaba e intentaba atrapar oxígeno, pero mis pulmones parecían no querer funcionar. La presión subió a mi pecho y mis manos empezaron a temblar en conjunto de que mis uñas se tornaron azules — Jungkook no...

— ¿Jungkook? — se cuestionó "mi padre" — vaya, resultaste ser una puta al Igual que tu madre.

Todo se nubló para mi, lo último que pude ver fue el arma siendo apuntada a mi cabeza. Me creí muerto hasta que escuche gritos.

— ¡Nos atacan! ¡Nos atacan piratas! — oí como en un eco pues la bomba de cañón que hubo impactado muy cerca de mi, me había dejado sordo.

— ¡Corra mi lord! ¡Corra! — grito George levantando al rey entre los escombros.

Debido al retumbar yo hube caído al suelo y contemplaba todo el desastre desde esa altura. Al parecer el oxígeno había regresado a mi sistema, pero yo no quería moverme. Esperaba a que una bala impactará en mi cuerpo para darle fin a mis días. Así que solo espere, por mucho tiempo hasta quedarme dormido.

-----🌊-----

Mis ojos se abrieron cuando ya la luna era presente y sufrí por descubrir que me encontraba aun con vida. Grite una y otra vez, con intenciones de llorar, pero...nada ocurría. Ni una sola lágrima era capaz de producir por mucho que deseara llorar. Así que solo me dedique a gritar, a bufar a dañar mis cuerdas vocales hasta hacerlas sangrar y que estas ya no sirvieran.

Me coloque de pie y estrelle la silla contra la pared hasta que la misma cediera quebrándose la madera pobre. Me deshice de la soga que ataban mis piernas y manos, para entonces ya no saber que hacer. Todo estaba devastado y la disputa parecía continuar allá afuera.

Emergí por el hoyo enorme que había ahora en la pared gracias a las bombas y contemple un navío pirata a la lejanía, el cual era el causante de todo el alboroto.

Camine a paso lento por las calles echas llamas, mientras todos corrían aterrados. Caminaba sin nada, si ser nada. Nada más que un saco de carne burdo e insignificante que ni poseía valor alguno.

Las palabras de ese hombre que alguna vez llame "honorable padre" habían sido crueles, pero lo había sido aun más conocer la verdad. La verdad se todos. De mi "padre", de George, de...Jungkook. Ahora todo tenía sentido, yo era todo un estúpido por haber deseado en algún momento desenvolver este misterio que rondaba a mi secuestro.

Todo había sido planeado desde el día uno. Mi secuestro fue un tratado que ese hombre hizo con...Jungkook, un pirata. Ese era mi problema. Siempre olvidaba lo que Jungkook era y luego el mundo se encargaba de hacerme recordar de la manera más ruin, lo que yo hube ignorado.

Caí al suelo recostando mi espalda a una pared, esperando el momento. Una bala de cañón, un asesino, o quizás un derrumbe. Cualquier cosa que pudiese asesinarme para mi estaría bien. Mi alma junto a mi corazón se encontraban destrozados, marchitos, hechos polvo hasta convertirse en nada, pero de todas formas lo más deshabitual aquí era que no podía llorar. Mi cuerpo se negaba a hacerlo o es que ya había llorado tanto que no era capaz de producir lágrimas.

Nadie me amaba, no era querido y nunca lo fui. No tenía una madre, un padre o un amor. Todo era falso y nada podía apenarme más. Aunque mi mundo se hubiese desplomado a las profundidades del océano la vida continuaba avanzando. Poco le importaba que yo deseara morir. Ni quiera la dicha de la muerte era digna para mi, y ahí entendí que incluso la muerte no me deseaba en su reino.

Como ame a Jungkook...como lo odiaba. A él y a todos en su maldita nave. En este maldito mundo que solo servía pasa hacernos sufrir no había lugar para la felicidad. La vida me gritaba al rostro qué mi destino no era ser feliz. Que yo solo era un desgraciado más para su colección.

"Mi padre" no me amaba, George jamás lo hizo y Jungkook...él la persona que ame sin importarme nada. Sin importarme su linaje, su género, su pasado, sus practicas. Él tampoco lo hacía, él incluso me abandono cuando ya no le serví. Solo estaba yo. Yo era lo único que tenia, pero había decidido ya no lamentarme más. Las lágrimas no eran capaces de curar mis heridas amargas, las cuales no detenían su sangrado, y fue debido a ello que mi cuerpo las dejo de producir.

Entonces un hombre cayó a mis pies. Su vida se había cegado por otro hombre quien al caminar a mi lado ni siquiera me hubo notado. ¿Y quien podría notarme? Mi valor era totalmente inexistente.

Pero algo llamo mi atención en el cadáver, y esto era el arma de fuego que poseía en su mano.

La tome con la esperanza de que tuviese balas y cuando lo comprobé, la apunté a mi cráneo pretendiendo darle fin a todo.

Pero no podía porque mi mente había despertado, y no había otra cosa más que pidiese que venganza. Me lo pensé por unos momentos y supe luego lo que debía hacer. Si me mataban en mi atentando al menos intentaría herir al hombre que planeo mi muerte, al menos eso quería hasta que vi más allá de la bahía.

Detrás del barco que atacaba a todos se encontraba otro un tanto alejado. Cuando lo vi mis ojos brillaron al haberlo reconocido y entonces mi perspectiva cambio. Mataría primero al capitán de "La Bestia Susurrante".



Besos y abrazos. Gracias por leer ❤️❤️🤗🤗

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