Capítulo LII:
Relato en tercera persona:
— ¡Fuego! — se escucho cuando el barco hubo temblado.
— ¡No! — grito la joven Amelia escondida en el camarote del capitán.
Corrió despavorida cuando bala tras bala impactaron en la madera del navío, y se precipitó hacia la cama para ocultarse debajo de esta.
La batalla parecía nunca tener fin. Los estallidos se escuchaban cada vez más consecutivos y cercanos. Mientras que los gritos de los hombres allá afuera dejaban en evidencia lo aterrador de la situación.
La joven Amelia creyó por un momento que su corazón se detendría cuando escucho como alguien abrió la puerta, causando un fuerte estruendo.
— ¡Amelia! — oyó gritar su nombre, pero ella no se movió. El pánico carcomía todo su cuerpo — ¡señorita Amelia! — fue en ese momento cuando reconoció la voz del hombre que la llamaba.
— ¡Andrew! — grito ella saliendo de debajo de la cama.
— Oh señorita Amelia ¿se encuentra bien? — le pregunto al llegar a ella. El hombre era uno de los guardias reales.
— S-si... — contesto no muy convencida.
— Venga conmigo, debo sacarla de aquí — sujeto la muñeca de la joven y la halo hasta el lugar en donde otros guardias los esperaban para ayudar a Amelia a subir al otro navío.
Una vez ya en este , los hombres le brindaron mantas con las que pudo abrigarse del frío. Por un momento su mente divago perdiéndose en la nada y olvidando el lugar en donde yacía. Esto hasta que una bala de cañón atacó al navío en donde se encontraba.
— ¡Debemos irnos! ¡Retirada! — ordenó a todo pulmón el guardia llamado Andrew.
— ¡Un momento! ¡Debemos buscar a Jimin! — demandó Amelia logrando qué los guardias la observarán como si hubiese perdido la cordura.
— ¡¿Qué dice Amelia?! ¡Jimin es una persona no grata ahora! — grito para que se le escuchara. Debido al terrible bullicio ninguna palabra era audible.
— ¡Él me salvo!
— ¡Lo lamento Amelia, pero no permitiré que él suba a este barco! ¡Jimin es un pirata ahora! ¡Decidió aliarse con el enemigo! — hablo firme para darle la espalda luego.
— ¡El enemigo era George! ¡Él pago para que asesinasen a Jimin! — decía corriendo tras del hombre. Amelia estaba decidida porque se le tomará en cuenta.
— ¡Lo se! — oyó decir, pero no podía creerlo ¿hasta Andrew era cómplice de esto? — ¡Jimin es un hijo bastado! ¡No merece el trono del rey!
Los ojos de Amelia fueron a parar a "La Bestia Susurrante" la cual ahora se veía ahogada, y su corazón al igual que su espíritu se alarmaron al contemplar a Jimin cayendo al mar. Sus pies aceleraron el paso hasta estribor e intento entonces subir a la madera con la intención de saltar, pero fue detenida por los guardias.
— ¡No! ¡Jimin! ¡Jimin! ¡Suéltenme! — forcejeaba con los guardias qué trataban de contenerla, pero desde el punto de vista de Andrew la joven había perdido por completo la cabeza, y se sintió decepcionado por ello — ¡Jimin!
Jimin:
En solo una semana mi vida había vuelto a cambiar, quizás no por completo, pero si una gran parte de esta. Algunas noches me era difícil conciliar el sueño. Por más que lo intentará mi mente se sentía culpable y no alcanzaba el descanso. Me sentaba entonces y observaba al cielo junto a la luna (mi compañera nocturna) y le preguntaba ¿porque? ¿Porque todo esto tuvo que haber ocurrido?
Pero yo mismo podía darme esa respuesta. Había puesto en juego mi vida y la de todos en el primer momento en el que decidí que asaltaríamos mi castillo. Solo yo era el culpable de todo esto. Si yo jamás hubiese llegado al navío Michael al igual que Yawaca y los demás piratas estarían ahora con vida. Si mi muerte se hubiese dado en las costas del castillo de Weistraing, Jungkook ahora continuaría poseyendo lo que más amaba y podría estar navegando en "La Bestia Susurrante". Mi desgracia y la de todos tenía a un único culpable (yo).
— Jimin, debe dormir — oí la voz soñolienta de Jungkook llamarme.
— No puedo... — susurre.
— ¿Le duele algo? — con desespero se sentó a mi lado y sus ojos viajaron hasta mi pierna sin pie.
— No, no es eso — cubrí con vergüenza mi imperfección usando la manta. — yo vivo con culpa. Michael, Yawaca. Ethan, Federico...todos ellos muertos por mi culpa — creo que no era necesario informar que yo ya era un mar de lágrimas.
— No Jimin — sujeto mi barbilla — esos hombres eran piratas. Estaban conscientes de que podían morir en cualquier momento y mi hermosa Yawaca...es lamentable su perdida, pero usted solo fue la excusa perfecta para que Joel lograse su sueño de rebelarse en mi contra. Joel fue el desgraciado que mató a mi Yawaca no usted. Usted es una persona valerosa y esta lleno de audacia, así que por favor deje de culparse de algo que no le corresponde.
Sus palabras fueron exactas. Cubrieron a mi corazón de alegría y mi mente recordó una vez más porque lo amaba. Tome su mano y hundí mis labios en su boca. Era difícil cansarse de lo que era bueno.
— ¿Qué haremos ahora?
— Avanzar. Usted aun está a mi lado y eso es lo que más me importa — expreso junto a su sonrisa radiante la cual fue capaz de hacer brillar a mi obscuro corazón — sabe creo que nunca le agradecí por haberme salvado —dijo de pronto.
— Oh claro que si lo hizo — afirme sin lugar a duda.
— No. Usted no entiende. No me refiero a que me haya salvado de una muerte segura. Sino al otro acto tan maravilloso que hizo por mi sin siquiera darse cuenta — decía dejando sutiles caricias en el dorso de mi mano — usted me salvo en el momento en que decidió hablarme. Yo moría cada día debido a mi soledad, pero usted llegó junto a su luz e iluminó cada parte de mi alma. Tal vez no lo sabe pero yo me enamore de su persona apenas pude apreciarlo en aquel dibujo que me entrego George. Creí como un iluso que usted no podría ser real ¿como sería capaz de existir una persona tan hermosa? Y grande fue mi sorpresa cuando lo tuve frente a mi, era mucho más hermoso en persona que en el dibujo. Yo no sabia que tan triste era estar solo hasta que lo tuve a mi lado y luego lo perdí. Yo creí amar mi soledad, pero usted me enseñó que estar acompañado era aun más excitante. Me salvo de mi tristeza, del pozo sin fondo en donde yo yacía. Me salvo sin siquiera meditarlo o estar al tanto y por ello le estaré siempre agradecido — besó la piel tersa de mi frente — gracias por permitirme amarlo Jimin.
— A usted — respondí — por amarme mucho más de lo que alguna vez yo podré amarme.
-----🌊-----
Contemplaba con detalle como el sol se perdía en el horizonte. Me despedía del pequeño pueblo en donde estuvimos viviendo por lo menos una semana y media, antes de abordar la nave que ahora nos rescataba.
Me encontraba sentado sobre el muelle con mis piernas al aire hacia el mar debajo de mi. Estaba intentando acostumbrarme a ver a mi pierna sin pie, pero cada vez que lo hacía como en esta ocasión me sentía un poco mareado. Quizás era por la impresión que esto me causaba, no sabía si alguna vez esto podría dejar de alterarme.
Jungkook se encontraba hablando con un hombre con el rostro cubierto al igual que él. Yo me ocultaba detrás de una capucha mientras observaba como Hope era quien más se mostraba de los tres, al parecer no tenía miedo de ser descubierto.
— Jimin — Jungkook me llamo colocándose a mi lado. Él se inclino a mi altura y yo rodee su cuello con mis brazos para me cargara.
— Capi...
— ¡Sshh! — chito Jungkook al hombre con el que antes hablaba quien se notaba desesperado.
Me subió de esta manera al navío y se aseguró de que Hope subiera también en este.
Una vez el ancla ya fue devuelta a cubierta y los nudos que detenían al navío en el muelle fueron desatados; Jungkook me soltó y yo me quede a su lado apoyándome de su hombro.
— ¿Qué te he dicho Fermín? — se quito la máscara de madera que cubría su rostro — no me llames capitán hasta que estemos en el barco — le reprendió.
— Lo lamento capitán. Es que estábamos muy preocupados por usted — afirmó el hombre calvo de voz temblorosa, qué reconocí de aquella vez en donde visite el castillo del capitán.
— Bueno ya no tienen que estarlo más ¿donde esta mi camarote?
— Allí capitán — señaló la puerta de madera de roble con acabados de plata.
— Bien. Vamos Jimin — dijo alzándome entre sus brazos.
Ya dentro de la habitación él recostó mi cuerpo sobre la cama. A pesar de que esta recamara fuera diferente y más pequeña que la anterior, sentí un pellizco en mi estómago al contemplarla. Me hacia recordar a la habitación que poseía el capitán en "La Bestia Susurrante". Aquellas sensaciones de propenso llanto arribaron en mi, pero no llore. Yo no era un débil.
Jungkook se encontraba en un mueble sirviéndose un trago de lo que se veía como whisky, y me dio curiosidad saber que le hacía sentir todo esto que habíamos vivido.
— ¿Extraña su antiguo navío? — le pregunté. Él tomo un gran trago del licor para luego volverse a mi y asentir.
— Así es — confirmo.
— ¿Pero como lidia con la pérdida?
— Siento que en esta vida he perdido más de lo que he ganado. He tenido que aprender a apreciar las pequeñas cosas. Como un trozo de pan o unos pantalones remendados. Aprendí a considerar tanto esas mínimas cosas que cuando tuve por primera vez algo de gran valor entre mis manos no sentí nada. No puedo apreciar los objetos inanimados por más valor monetario que estos tengan. Extraño mi navío sí, pero pienso que es más por los momentos que llegué a vivir en este. Aprendí desde muy pequeño que todo lo podía perder y esa fue mi forma de afrontar estas desgracias — caminó entonces hacia mi y con su mano acarició mi cabello, ofreciéndome además el vaso para que bebiera.
— En lo que respecta a la pérdida de seres vivos... — hizo una pausa y se sentó a mi lado -— entendí también algo sobre ello. La tristeza que se siente debido a la pérdida de un ser querido jamás nos abandona. No se supera, uno aprende a vivir con el dolor. Yawaca reinará por siempre en el reino de mi corazón, pero ese será el único lugar en donde ella estará viva y puedo sobrevivir con eso.
Yawaca era su reina, siempre lo fue eso era innegable. Incluso lo fue para mi en algún momento. A veces solía soñar con ella y jugueteaba a perseguirnos hasta que yo despertaba. Descubriendo con severa congoja como todo había sido solo un sueño. Ella...
¡Ella!
— ¡Dios! — exclame cuando me levante de la cama con apremio y caí estrepitosamente al suelo. Había olvidado mi falta de pie.
— ¡Jimin! — Jungkook me levanto aterrado, creyendo que yo había enloquecido — ¿qué sucede?
— ¡L-la señorita Amelia!! E-ella... — mi corazón tembló de pánico.
Qué desgraciado era yo al haber olvidado por completo a Amelia.
— Oh no se preocupe ella está bien — me afirmó Jungkook con una sonrisa.
— Pero ¿como?
— Vi como sus propios guardias se la llevaron. Ella no estaba en la nave cuando esta fue destruida.
— ¿De verdad? — le cuestione.
— Se lo aseguro — reafirmó buscando en mi cuerpo alguna herida debido a mi caída — debe tener más cuidado, caer al suelo duele mucho — sonreí al escucharlo. Él era tan amable cuando se trataba de mi. Parecía otra persona cuando socializaba con otros.
-----🌊-----
Luego de más de una semana en el navío extrañaba el olor de las hojas mojadas y el aroma de las flores silvestres. Jungkook debió notarlo, pues apenas descendimos del barco hizo que uno de sus sirvientes me trajera un ramo de hermosos narcisos amarillos.
— El lugar en donde Narciso murió nació a su par la flor del narciso — dijo él tocando una de mis mejillas con su dedo.
— ¿Disculpe? — no le había entendido.
— El narciso anuncia una nueva temporada, un nuevo comienzo —sonrió mostrando sus dientes logrando que pequeñas arrugas se formasen en el contorno de cada uno de sus ojos. Era un ser tan deslumbrante.
— ¡Capitán! — corrió hacia nosotros la mujer llamada Nora que conocí la otra vez — ¡gracias a todos los cielos se encuentra bien! — la mujer hizo ademán de abrazar a Jungkook, pero se detuvo al asimilar que aquello no era apropiado.
— Así es, mejor que nunca — expreso dejando una sutil caricia en mi barbilla.
— Vaya — sentí como Hope posicionó su mano en mi hombro y alce mi vista para poder verlo, ya que yo me encontraba sentando en un roca — un castillo ¿quien lo diría? — expreso aun incrédulo por tal revelación.
— Sé que debo esperar en el castillo, pero insistí en venir capitán porque necesitaba verlo. Necesitaba saber que usted se encontraba bien — titubeó la mujer peinando sus cabellos despeinados.
— No se preocupe Nora. Solo fueron unos pocos rasguños — afirmó sonriendo, dejando desconcertada a la mujer blanquecina — venga Jimin — me tomó entre sus brazos y me ayudo a subir a uno de los caballos. (Esta manera de vivir ya me estaba fatigando)
Trotamos hacia el castillo y a Hope le brillaron los ojos tal y como dos luceros cuando descubrió el interior del mismo. Esa tarde Jungkook me ayudo a bañarme y jugamos tanto con la espuma y el agua que al final él también tuvo que bañarse.
Luego me vestí con ropas aseadas y observe mi reflejo en el espejo después de mucho tiempo de no hacerlo. No había cambiado mucho, pero algo me decía que el hombre al que estaba observando era más fuerte ahora.
El capitán le otorgó a Hope el honor de habitar una de las recamaras. Después de tantas años de servicio, Jungkook veía al castaño como algo más que solo un tripulante de su nave y lo supe en el momento en que le dio libertad de hacer lo que quisiera. Ya no iba a mandarlo más.
Por la noche fuimos bendecidos por gloriosos platillos de la mano de chefs experimentados, y engullimos hasta el último bocado mientras nuestros oídos viajaban con las notas de una agradable orquesta. Reímos al recordar momentos que pasarían a la posteridad y me sentí feliz al notar como por primera vez Jungkook socializaba con otros de manera genuina. De la misma forma que lo hacía conmigo.
Ya no tenía el peso de ser un capitán, de tener que ser recto y frívolo. Aquella vocecita detestable llamada Joel ahora se encontraba hundiéndose en las fosas del océano. Después de tanto tiempo al fin Jungkook podía mostrar al mundo quien realmente era. Esa versión maravillosa de él que yo llegue a notar mientras todos lo ignoraban. Que bello era el amor, pero era aun más hermoso cuando este era correspondido.
Muchas gracias por leer🤗. El capitulo que sigue es el último 🥺, espero que les guste ❤️❤️.
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