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CapítuloⅥ:

Teniendo de testigos a la luna y a las estrellas lave a mi cuerpo con el agua fresca del mar, luego de una semana sin bañarme. Por poco y llegué a creer que estos hombres se bañaban una vez al año, pero cuando el capitán ordenó encallar cerca de una pequeña isla con la intención de enviar a los piratas a buscar frutas, me todo el atrevimiento de preguntarle a Hope si podía bañarme en estas aguas. Entonces por eso estaba ahora aquí, con el agua casi llegando a mi cintura y lavando cada esquina de mi cuerpo con un jabón que me facilitó Hope.

Y hablando del capitán... Podría decir que la relación que él tenía con su tripulación era diferente a la que pensé que tendría. En estos días en donde había estado sirviéndole todas sus comidas, pude apreciar la actitud de este. Solo intercambiábamos palabras cuando le pedía permiso para entrar y cuando ingresaba a su oficina él solía estar en su escritorio leyendo o también leía sobre uno de sus sofás. En otras ocasiones lo encontraba escribiendo en pergaminos y en las últimas veces lo vi pintar en un lienzo que estaba encima de un caballete de madera. Nunca lo veía hablar con nadie fuera de su oficina o dormitorio, siendo contadas las veces en donde Hope o Joel se acercaban a estos lugares con el fin de tener conversaciones con el capitán. Según el castaño, el capitán disfrutaba de su soledad, más sin embargo no sabía porque, pero sentía cierta lástima por él. Me parecía deprimente que una persona tan joven estuviese encerrada y sin comunicación por gran parte del día. No entendía como alguien podía ser feliz estando en soledad por tanto tiempo. Pensé entonces que tal vez no era feliz, tal vez su tripulación al temerle decidió quitarle el habla, tal vez entonces él necesitara a alguien... Pero no podía hacer de Salvador, fui advertido por varios de que era mejor no hablarle, me preguntaba ¿por qué? ¿Acaso asesina a quien le hablara? Ninguno sabía explicarme exactamente el porqué de esa decisión, decían que era mejor "dejar quieto lo que quieto esta", pero a mí eso me parecían puras pamplinas. Él no era un monstruo, él es un humano tan común como todos y hoy les demostraría a los demás y a mí mismo, que el capitán era mucho más normal de lo que ellos pensaban, hoy iba a hablarle.

— Jimin.

— ¡Hey! ¡No me veas! ¡Me estoy bañando! — me alerté ocultando mi cuerpo cuando vi que Hope se acercó a mí.

— Jimin tenemos lo mismo — rio divertido — ya tenemos lo que queda en esta isla, ve vistiéndote — Hope camino con una gran cantidad de plátanos sobre su hombro hacia un bote y los dejó dentro de este.

Me deshice del jabón que quedaba en mi cuerpo y caminé hacia la orilla en donde mi ropa me esperaba. Por suerte había dejado mis vestimentas debajo de rocas o tendría que volver al barco desnudo, debido a que el visto hoy empezaba a llegar con más furor. Pronto el otoño se haría presente y yo no estaría estas fechas en mi hogar para celebrar el cambio de estación.

— Michael debes traerme el pescado que pescaste hoy, no el de haces dos días — reprendió Hope a Michael, otro de los piratas quien también era muy joven, además de ser uno de los pocos que no me observaba con ira de hecho, siempre era amable conmigo.

— Si lo mezclas con salsas nadie va a saber que esta pasado — propuso Michael con una sonrisa pícara.

— Si hago eso les provocare diarrea a todos y luego van a querer asesinarme — rio el castaño ante la tonta propuesta de su compañero.

— Entonces dáselos a Yawaca, esa bestia come de todo.

— ¿Acaso me odias? ¿Estas deseando mi pronta muerte o qué? — Hope observo con los ojos entrecerrados a Michael. Este chico sinceramente odiaba perder comida

— Entonces si los echas al mar y se los comen los tiburones ¿ellos también van a venir a matarte porque les cayó mal? — no pude evitar reírme por ello al igual que los otros dos chicos. Cualquier excusa era buena para Michael cuando de procrastinar se trataba.

— No te hagas el tonto, ve por esos pescados frescos — Hope palmero la cabeza de Michael en reprimenda y este se fue refunfuñando en busca de esos dichosos pescados.

— Voy a llevarle el té al capitán — le hice saber al castaño tomando la bandeja con la taza de té.

— ¿Le colocaste miel? — pregunto antes de dejarme partir.

— Si — afirme.

— Ve entonces — salí de la cocina cuando Hope me dio su afirmación y caminé despacio subiendo las escaleras.

Mientras llegaba a la puerta me planteé la situación. Si le buscaba conversación al capitán y él no me respondía, me podía dar por vencido y les daría la razón a todos en esta nave, pero sí en cambio él sí contestaba a mis preguntas entonces comenzaría a creer que el problema aquí no era el capitán sino su tripulación.

Toque dos veces a la puerta y pedí permiso como siempre, escuche su voz confirmando mi petición y abrí la puerta despacio con cuidado de no tropezar con la alfombra del centro. Lo vi ahí, de espaldas a la puerta, sentado en un taburete y pintando sobre el lienzo lo que parecía ser un paisaje, solo que el paisaje no tenía las formas habituales, ni tampoco los colores correspondientes. Los árboles estaban pintados en tonos morados y el agua que se suponía debía ser celeste como el mar, era teñida por distintas tonalidades de color rosa. A pesar de ser un arte extraño llegaba a ser hermoso en toda su rareza.

Camine hasta la mesa del fondo en donde dejaba usualmente todas las comidas y bebidas. Sostuve con precaución el plato con la taza y lo dejé ser sobre esta.

Cuando coloqué la bandeja entre mi brazo y axila fue justo el momento exacto en donde me recordé a mí mismo mi misión. Debía pasar por frente de él, así que pensé que no le parecería nada extraño que me acercara, pero las advertencias llegaron a mí, queriendo negarme la oportunidad de cumplir con lo anterior acordado. Estaba siendo un idiota. No moriría por hablar con él ¿no?

Tomo con su pincel el color rosa de la paleta para continuar con su pintura y me convencí internamente de que debía ser ahora o nunca.

— ¿Qué está pintando capitán? — fue la pregunta que salió de mis labios. Lo vi detener el pincel y fue entonces cuando creí que no debí hablarle. Estaba paralizado, se detuvo secamente y no respondía a nada ¿Qué debía hacer ahora?

— Pinto un paisaje que creo haber visto alguna vez — al fin había respondido y para mi fortuna no lo había hecho siendo cortante, lo que me daba camino libre para seguir preguntando. Respire aliviado.

— Pintar es un arte muy valioso, yo solía pintar sobre el lienzo algunas figuras, pero jamás llegue al nivel de usted — el capitán a diferencia de mi dibujaba con precisión y hacia que los objetos si tuviesen formas entendibles.

— La práctica hace al maestro, además que pintar es una actividad que despeja la mente — comento en el momento que siguió con su arte. La voz que usaba al hablarme era calidad. Muy diferente a la que usaba con su tripulación. Ese detalle me había dado los ánimos suficientes para seguir con la conversación.

— Bueno, su arte es radiante — le admití y lo observé contemplarme de reojo.

— Gracias, debe pensar que estoy loco por como decidí pintar a la naturaleza — lo vi hacer una mueca con sus labios y tomo otro pincel para ahora colorear el cielo, el cual si era del tono normal.

— No, nada de eso. Pienso que su pintura es muy interesante, extraña, pero interesante — dije pretendiendo ser lo más halagador posible, quizás así no me mataría luego. Sacudió un poco su cabello y entonces se me ocurrió otra pregunta que hacerle — no sé si sea mucha imprudencia, pero me gustaría preguntarle ¿Cómo ideo colocar tales colores en su paisaje?

— Yo... pienso que a veces la realidad es tan opaca y triste que hay que pintar de colores a nuestro mundo, a nuestros mundos ficticios que solo existen en las pinturas — me impresiono saber que este hombre no era igual que los demás que habitaban en el navío.

Su manera de ver la vida difería de las personas con las que convivía con normalidad. Pero también comprendí que él no era tan distinto a los otros. Se encontraba de hecho en el medio de la línea, esa línea imaginaria que mide lo que es normal y lo que es extraño.

— El mundo con colores es mucho más fascinante — afirme notando entonces que por primera vez me observo de frente, sin expresión alguna, pero al menos me había visto, como también me hubo hablado.

Conversamos un tanto más, sobre pinturas, maneras de pintar y la vida misma, todo desde nuestros puntos de vista. Su actitud había sido amigable en cada momento, jamás se hubo negado a responder mi curiosidad, ni tampoco le importo el hecho de que estuviera invadiendo su espacio por más tiempo del habitual. Me alegro descubrir que el capitán de esta nave no era un monstruo sin corazón, al contrario, podía decir que si manera de entender el mundo era muy única y atrayente. Las palabras que usaba para describir la vida no eran las que solías escuchar y eso decía mucho de él.

Regrese a la cocina cuando el cielo no podía estar más oscuro. Me deshice del delantal y el paño amarrado a mi cabeza por ser este el fin de mis tareas.

— ¡Hey Jimin! — Hope me llamo al ingresar con un balde de cangrejos muertos a la cocina — ¿Qué estabas haciendo? ¿en dónde estabas?

— Estaba en la oficina del capitán conversando con el — fui sincero. Si decía la verdad probablemente no me metería en problemas.

— ¡Si y yo soy barba negra! Dime la verdad no me enojare — se acercó a mi lado y comenzó a cortar algunos cangrejos.

— Es la verdad, le hice una pregunta sobre su pintura y de ahí partió la conversación — Hope clavo precipitadamente el cuchillo contra la tabla de cortar y me observo disgustado.

— Si no quieres decirme que hacías está bien, pero no me mientas Jimin — me pidió siendo muy claro.

— No te estoy mintiendo es la verdad, estuve hablando con el capitán — sabía que era difícil de creer, pero vamos alguien debía cambiar el curso de la situación.

— ¿Tu? ¿hablando con el capitán? ¿Por qué harías algo así? — pregunto Michael quien tampoco podía creer mi osadía.

— Solo quise hacerle una pregunta, es todo — la verdad era que quería presumirles en la cara que yo un recién llegado logré hablar con el capitán. Al parecer había logrado mi objetivo porque todos se quedaron atónitos sin comprender nada. Antes de dejas al fin la cocina para ir a los dormitorios solté una risita de satisfacción por sentir a mi ego crecer.


-----🌊-----

Era quizás cerca de la media noche cuando sentí al barco tambalearse con gran energía, junto a un estruendo que creí que reventaría mis tímpanos. Escuché gritos provenir de afuera y vi angustiado como los piratas dejaban sus hamacas para correr con apremio hacia la cubierta.

— ¡¿Que está sucediendo!? — pregunté aterrado, pero nadie respondió, entonces me decidí por ponerme mis botas y seguir el mismo camino que todos.

Grande fue mi impresión al advertir con mis ojos otro barco frente al que yo me encontraba. Todos corrían de un lado a otro, muchos de ellos tropezándose conmigo y casi haciéndome caer al suelo. Entrecerré mis ojos y capté a quienes eran los tripulantes de aquel navío. Estos eran hombres harapientos y la mayoría de ellos poseían barbas muy frondosas, gritaban cosas que no lograba comprender del todo y alzaban sus espadas al aire pretendiendo amenazarnos.

— ¡Son ellos de nuevo capitán! — me volví y observé a Hope junto al capitán en el segundo piso. El castaño por su parte se veía alterado más sin embargo el capitán parecía no inmutarse — ¡atacaron igual que la otra vez!

— ¡Has que todos se calmen, yo hablaré con ellos! — ordenó el capitán a gritos para que pudiese escucharlo debido a que aquí todo era caos y esos hombres (posiblemente piratas también) continuaban atacando a la nave.

— ¡Todos cállense! — grito a todo pulmón Hope, yo observaba inerte sin tener idea de que ocurriría.

— ¡Hey imbécil! — el capitán se aproximó hacia el borde del barco para quedar frente al otro navío — ¡¿Qué crees que le haces a mi barco?! — uno de ellos quien poseía una gran melena tomó la misma dirección que el capitán y se rio con sorna.

— ¿Tu barco? ¿Qué acaso esta nave no me pertenecía?

— Lo hacía hasta que te la gane en un juego justo — camine hasta estar un tanto cerca de Hope, pero él me hizo una señal para que entendiera que no era oportuno acercarme.

— ¿Juego justo? — no creo que pueda llamar a eso un juego justo capitán Jungkook — el hombre añejo insistía y yo temía con demencia que todo terminarán a malas.

— ¿Entonces qué? Me despiertas a mitad de la noche, ataca a mi barco ¿y no tienes nada más en mente que hacer que quejarte por algo que ya no es tuyo? — el capitán hizo una minuciosa seña a los piratas tras de mí y vi como ellos se ocultaron detrás de las sombras ¿que tenían en mente?

— No sólo planeo eso capitán, mi cerebro no es tan corto. Planeo matarte y quedarme con tu botín, según algunas buenas lenguas encallaste en el puerto de la Duquesa de Weinstreing y eso sólo me dice que llevas grandes cantidades de fortuna en tu barco ¿no es así capitán? —ahora las intenciones de ese hombre eran claras y yo no podía estar más asustado.

— ¿Y cómo es que un cadáver va a poder robarme? — al capitán decir aquello observe cierta ira en el otro hombre, pero sin darle tiempo a pensar nuestra tripulación se columpio en sogas entrando al otro barco, dispuestos a matar al capitán de esa nave.

— ¡Quédense cerca! ¡No perderé a ningún hombre hoy! — decreto el capitán quien subió a la cima del mástil para él también columpiarse al otro barco atado a una soga.

Corrí como idiota pretendiendo ocultarme, pues yo no poseía ningún arma y los que conocía estaban en un duelo a muerte en el otro barco. Pero entonces sin previo aviso vi como los enemigos subían a esta nave, por haber subido desde el mar y entrado por los agujeros que sus proyectiles habían creado. Los demás piratas que aún se hallaban en el barco advirtieron esto y no los dejaron avanzar al hacerlos pelear a duelo de espadas. Subí como pude por las escaleras queriendo esconderme en la oficina, pero un hombre desconocido tranco mi camino y se acercó a mí con intenciones de matarme. Mis pies reaccionaron antes que mi mente haciendo devolverme por mi camino, solo que ahora había otro de esos barbudos al principio de la escalera y yo estaba acorralado. Sin nada más que pudiera hacer, me precipite al barandal de las escaleras y salte sobre este para caer a la cubierta del barco. No me importo la altura, yo solo quería vivir. Caí y me encontré con hombre muertos o agonizantes en el suelo, pero no podía sentarme a pensar ¡me perseguían! Y claro que lo hacían yo era un blanco fácil.

Corrí de nuevo y pensé con terror que sería cortado con una espada que apareció repentinamente frente a mí, pero no conté con que alguien había detenido los movimientos de esa espada con otra.

— ¡Huye Jimin! — me dijo Hope quién note con asombro era quien me defendía. Tomé su palabra y hui lo más rápido que mis pies me permitían.

Todo era caos en todos lados ¿a dónde huiría? Llegando de nuevo a las escaleras un hombre logró acorralarme sin dejarme subir a ellas, mi mente pensó rápido y tomé el candelabro que iluminaba el inicio del pasamanos para usar el fuego como arma contra ese pirata.

— ¡Apártate! — bufo Michael quién corrió hacia el hombre apuñalado su estómago en el acto. Viviría una vez más hasta que alguien de nuevo quisiera matarme.

Corta fue mi celebración pues un hombre llegó a mi cuando yo me hube girado y apuñaló a mi abdomen con un cuchillo. Aterrado y viendo a mi sangre emerger de mi cuerpo solté el candelabro y caminé de espaldas con pasos torpes, deseando no morir y sintiendo un viento gélido que cubrió a todo mi ser. Creí haber caído al mar cuando las olas del océano chocaron contra mi piel y el frío del agua ahora era mi única compañía. En cuestión de segundos todo se oscureció ante mis ojos y yo me deje envolver por esto que parecía ser el fin de mis días.

Imagen de referencia de lo que Jungkook estaba pintando.

Besos y abrazos🌊🌊🌊🌊

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