𝟬𝟯 ─ ¡Reparemos el Going Merry! De camino a Water Seven.
꒰ CAPÍTULO O3 ꒱ ❟ ❝ ocean eyes ❞
ACT ONE • ─ 𓇻 ─ • INVADER
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• ─ ¡REPAREMOS EL GOING MERRY! DE CAMINO A WATER SEVEN. ─ •
El primer encuentro entre Adrie Rackham y Monkey D. Luffy no fue precisamente del todo agradable; ninguno de los dos parecía tolerar al otro. El del sombrero de paja pensaba en aquellas palabras que escuchó salir por boca de Rackham antes de desplomarse por la falta de nutrientes: "Seré quien te guíe hasta el One Piece, futuro Rey de los Piratas." Había dicho. Él no creía en ella; sus palabras le resultaban bastante sospechosas, al igual que al resto de sus nakamas, a excepción del cocinero y francotirador. Aun así, estaba allí esperando que despertara para que le diera una explicación.
Cuando Adrie Rackham abrió los ojos, lo primero que hizo fue examinar la habitación. No era grande, pero tenía suficiente espacio para pasar el rato. Las sábanas eran de color rosa y, en la mesita de noche, había un canasto con mandarinas y hojas de caligrafía. Así que ella supuso que era el cuarto de Nami, la navegante de la tripulación Sombrero de Paja. El capitán del Going Merry estaba recargado en una silla de madera a un costado de la cama, con las piernas cruzadas y la cabeza hacia atrás, cubriéndose gran parte del rostro con su sombrero amarillo. La muchacha se frotó los ojos varias veces para asegurarse de que él estaba realmente ahí. Trató de levantarse, pero su cuerpo estaba débil y porque una mano firme le impidió salir de la cama. Soltó un bufido cargado de molestia; detestaba que le impidieran hacer algo.
─ Si fuera tú, no te levantaría ─, murmuró el muchacho mientras se levantaba para acercarse a ella. ─ Chopper dijo que debes guardar reposo y comer bien. ¿Qué clase de persona eres que no come? ¡Diablos! Yo no podría vivir sin la deliciosa comida de Sanji
─ No todos gozan de privilegios como los suyos ─, respondió ella.
Con esa simple respuesta, Luffy entendió que ella no quería hablar sobre el tema. Aún así, él quería saber más sobre las palabras que pronunció cuando se conocieron, porque de cierta manera lo dejó confundido e incluso sorprendido ─ poco inusual en él ─. Luffy era quien sorprendía a los demás, no al revés.
─ Adrie, dime, ¿qué quisiste decir con que me guiarás al One Piece? ─, cuestionó él. Al ver que la muchacha se negaría a responderle, agregó: ─ También te agradecería si me dijeras cómo fue que abordaste a el Going Merry.
Adrie se mostraba segura ante el bombardeo de preguntas, pero por dentro se sentía ansiosa y estaba casi por morirse de miedo. Se trataba de un pirata, así que no debía bajar la guardia, sobre todo porque Mugiwara solía ser alguien intimidante cuando se ponía serio ante situaciones desagradables. Y a decir verdad, la castaña estaba esperando al chico que había visto en la taberna, ese que le ofreció comida, y no a la peor versión del líder de los Sombrero de Paja. Por otro lado, el chico estaba tranquilo. Zoro le había dicho que le hiciera esas preguntas y que tratara de intimidarla, pues no sabían quién era ni qué quería. Que Luffy se mostrara confiado como siempre podría llegar a ser un problema para todos más adelante y Roronoa quería ahorrarse cualquier tipo de desastre.
─¿Y bien? ─, volvió a insistir. ─ ¿Me dirás quién eres y lo que quieres?
Adrie comenzó a desesperarse; de verdad, era alguien intimidante. Tomó una gran bocada de aire y empezó a maquinar múltiples panoramas de ese momento en su cabeza, desde cómo ganarse su confianza hasta la forma de escapar si las cosas le salían mal. ¿Y si se hacía la víctima? Quizás podría ablandar el corazón de Mugiwara, pero para ese punto él no le iba a creer.
"¿Tal vez si le coqueteo podría tener una oportunidad de quedarme?", pensó. La castaña no estaba al tanto de que esas cosas no funcionaban en Luffy. Tal vez con Sanji, pero no con el moreno.
Apretó la sábana con fuerza, levantando la mirada hacia él. Su parecido con Raiden hizo que se sonrojara y se sintiera nostálgica. Agachó nuevamente la cabeza; fue en ese preciso momento donde recordó el listón rojo flotando como mil mariposas alrededor de las manos de ambos. «Quizás después de todo, sí serás de ayuda para mí». Usar aquel poder con el que nació podía ser una gran ventaja en ese momento.
Recordar cuál era su función fue difícil; estuvo buscando la información por varios minutos en su cabeza hasta que lo encontró en una plática que tuvo con Enith cuando era apenas una niña.
─ ¿Qué pasa si rompo el hilo? ─ interrogó la pequeña Adrie con cierta curiosidad a la mayor.
─ Las emociones en esa persona se intensifican ─ respondió Enith con simpleza, mientras acariciaba el cabello de la niña.
La castaña se miró al espejo, con su rostro pensativo; observó a través del reflejo que Enith acababa de terminar de trenzar su larga cabellera. Fue en ese allí cuando volvió a prestarle atención a aquel diminuto cordón rojo y roto en su muñeca.
─ ¿Y qué significa? ─ volvió a preguntar.
─ ¿A qué vienen todas estas preguntas? ─ cuestionó Enith con incomodidad ignorando por completo a la pequeña.
La menor descubrió al instante que ese tema era delicado para la samurai. Poco le importó; ella tenía dudas y quería respuestas para resolverlas.
─ Curiosidad, creo... ─ contestó Adrie, encogiéndose de hombros.
─ Solo quiere saber si al romper el hilo tendrá algún beneficio para alguna de sus tontas estrategias, madre ─ mencionó Raiden sin despegar la vista de su libro de arqueología. ─ Eso quieres saber, ¿o me equivoco? ─ se dirigió a su amiga y ella se puso roja.
─ Adrie no sería capaz de hacer algo así, ¿verdad? ─ para la samurai era casi imposible imaginar que Adrie quisiera aprovecharse de su poder.
La pequeña agachó la cabeza, apenada ante la mera posibilidad. Era capaz de cualquier cosa con tal de que sus planes salieran bien, aunque eso significara jugar sucio. Raiden lo sabía. Rackham era una persona fría y calculadora cuando de estrategias se trataba; para ella siempre había un plan. Le gustaba jugar con la debilidad de cualquiera que se le pusiera enfrente.
─ ¡Escúchame, Adrie! ¡Nunca rompas ese hilo! ─ insistió la mujer.
─ ¿A sí? ¿Y por qué?
─ Porque si rompes el hilo harás que esa persona tenga sentimientos más intensos por ti. Pueden ser de amor u odio ─ contestó Raiden, colocándose sus lentes para verse más interesante; a la niña le pareció ridículo. ─ ¡Hey, pero tranquila! Eso no pasará con nosotros; yo siempre estaré a tu lado.
Las palabras de aquel entonces dichas por Raiden habían sido solo eso, palabras. Por mucho que lo intentaron no pudieron estar juntos porque él dejó de estar a su lado hace años. La muchacha se llevó la mano hacia el hilo que tenía enredado, pensando en volverlo a romper, pero ya lo había hecho dos veces antes y comenzaba a pensar que era algo cruel hacerlo una tercera vez. Adrie escondió los brazos debajo de la sábana apenada.
Sintió una mano húmeda sobre su frente; conocía aquella cálida sensación ─era la misma que percibió en la taberna hace un día─. Y efectivamente era la misma, porque Monkey tenía la palma de su mano sobre la frente de la chica; ladeando su cabeza mientras soltaba una carcajada. Si era honesta, le gustaba la atención que recibía del pirata.
─ ¡Agrie eres alguien graciosa! ─ exclamó entre risas. ─ Aunque no debería agradarme tu compañía porque eres una desconocida. Además Zoro me dijo que debía ser muy malo contigo.
─ Es Adrie, con «d» ─ corrigió la castaña de inmediato. Odiaba que pronunciaran su nombre mal. ─ ¡¿Y quien carajos es Zoro?!
─ ¡Estás roja otra vez! ─ señaló Luffy, acercando su rostro al de ella, queriendo descubrir a qué se debía esa reacción.
Quiso decirle que ese color en sus mejillas se debía a su cercanía, pero incluso admitir eso en voz alta era bastante vergonzoso.
«¿Qué demonios le sucede ahora? ¿Acaso tiene doble personalidad?» Se preguntaba. «¿Qué pasó con el chico serio de hace rato?»
Tenía muchas preguntas y pocas respuestas. Sus respiraciones comenzaban a mezclarse por lo cerca que estaban sus rostros; eso era incómodo de mil maneras para Adrie.
─ Te ves enferma ─ le indicó Luffy, su mano aún seguía en la frente de la muchacha, acariciando con suavidad. ─ ¡Choppeeeer! ¡Ven rápido, Agrie está enferma! ─ gritó.
Los ojos azules de Adrie le parecían demasiado llamativos; se podría decir que hasta le recordaban al océano cuando los veía. Iba a decírselo, pero no lo hizo y no porque no tuviese el valor para hacerlo, sino porque sintió un aura tenebrosa detrás de él. Se alejó de la muchacha rápidamente, aunque no salió bien librado. Una pelirroja estampó su puño contra su cabeza en un intento de alejarlo de ella; a Nami le molestaba la cercanía de ambos, sus celos se podían oler a kilómetros.
El golpe le dolió lo suficiente como para ver estrellas flotando sobre él.
─ ¡AUCH! ¡¿QUÉ CARAJOS NAMI? ─ se quejó el azabache.
─ ¿Eh...? Bueno la estabas molestando y ella parecía incómoda. ─ hablo Nami nerviosa.
─ En realidad no estaba incómoda. ─ habló Adrie en voz baja con la intención que solo la navegante escuchara sus palabras y así fue, logró fastidiarla. ─ Todo lo contrario… Me gustó su cercanía.
Nami entrecerró los ojos ante su comentario.
─ ¿En serio? Pues no me lo parece. ─ comento la pelirroja con fastido.
Mientras Luffy se quejaba en el suelo y la pelirroja miraba fijamente a la invasora con molestia el resto de los tripulantes al parecer habían bajado la escalera para ver cómo estaba la chica. Algunos con desconfianza y otros con alegría. Robin estaba al tanto de todo lo que ocurrió gracias a sus poderes que no eran para nada discretos porque Adrie había visto un par de oídos y ojos chismosos.
─ Déjenme revisar cómo se encuentra ─ les pidió el médico.
La chica levantó ambas manos hacia adelante tratando de evitar que se acercara, en cuanto vio se sorprendió, la apariencia del doctor le intrigaba mucho.
─ ¡Estoy bien, tranquilo! Mejor dime, ¿qué clase de reno eres? ─ le pregunto al pequeño ─. No vi uno parecido antes. Bueno, en realidad nunca vi un reno en mi vida, solo en los libros de Enith.
Era verdad, había muchas cosas que ella no conocía debido a que el lugar donde creció estaba aislado del resto del mundo.
─ ¡Basta! ─ exclamó el médico nervioso.
Nami fue la segunda en acercarse a la muchacha.
─ Ya te recuerdo, tú eres la chica de la isla ─ señaló la pelirroja. ─ La adivina ─ aclaró.
Adrie afirmó con la cabeza.
─ Me llamo Nami, soy la navegante de este barco. ─ se presentó con cierta desconfianza. ─ Luffy nos mencionó que cuando te encontró, le dijiste que lo ibas a guiar al One Piece... ¿Qué quisiste decir con eso? ─ interrogó la amante de las mandarinas.
─ Bueno… ─ Adrie tragó saliva para aclarar sus palabras. ─ Yo conozco la ruta para llegar a ese gran tesoro legendario; incluso sé lo que es. Estoy dispuesta a guiarlos hasta allí si me hacen un favor.
─ ¿Un favor? ─ preguntó Nami.
─ Sí ─ asintió Adrie.
─ Resulta que estoy algo lejos de mi familia. Hace años salí de mi isla, y luego sucedieron cosas que evitaron que pudiera regresar. ─ admitió ─ Puedo llevarlos hasta el tesoro porque mi hogar tiene la misma ruta que el One Piece.
─ ¿Oíste eso, Luffy? ─ Los ojos de Usopp se iluminaron, y Chopper comenzó a dar saltitos por la habitación. ─ ¡Serás el Rey de los Piratas!
─ ¡Vete de mi barco! ─ dijo Luffy. Esas simples palabras bastaron para que la mujer se tensara.─ ¡No vas a arruinar mi aventura!
─ Oi, Luffy… ─ Sanji se acercó al capitán con intención de protestar.
─ Si vas a arruinar mi aventura, entonces vete ─ dijo Luffy mientras se hurgaba la nariz. ─ Pero si quieres vivir una aventura emocionante y conocer muchas islas, deberás unirte a mi tripulación ─ el moreno formó una sonrisa de oreja a oreja. ─ ¡ÚNETE A MI TRIPULACIÓN, ADRIE!
Adrie miró fijamente al muchacho. No le parecía que fuera algún tipo malo, pero tampoco se daría el lujo de volver a creer en alguien como él porque, después de todo, era un pirata y los piratas eran malos.
─ Eres alguien interesante Sombrero de Paja ─ admitió la de cabello ondulado. ─ Aun así voy a dejar pasar tu oferta. Me conformo con que me deje viajar en su barco hasta que atraque en la próxima isla.
─ ¿No te quedarás, Adrie? ─ preguntó Usopp.
La chica negó dudosa. Si tenía la intención de hacerlo, pero de cierto modo, el hecho de que Luffy no aceptara su propuesta solo complicaba su situación. Quería regresar con su familia de inmediato y no estaba dispuesta a complacer a un soñador empedernido. Si se quedaba ahí, lo más probable es que terminaría accediendo a tales condiciones y ella un pirata no quería ser. Solamente necesitaba volver a su hogar. Extrañaba las comidas de su madre, las risas de Enith y los comentarios sarcásticos de Raiden así que debía regresar cuanto antes aunque su familia ya no existiera.
─ Encontraré a otra persona que acepte mi oferta ─ les dijo. ─ Quiero llegar a mi hogar de inmediato; no puedo esperar más tiempo.
─ Puedes quedarte el tiempo que quieras en el barco ─ le ofreció Nami, comprendiendo las razones de la joven. ─ Puede quedarse, ¿verdad capitán? ─ preguntó Nami.
El azabache se cruzó de brazos, volteó la cara con ofensa ante aquella pregunta. Nami se irritó por su actitud infantil, pero antes de que pudiera hacer algo al respecto, Adrie se apresuró a hacerlo. Se levantó de la cama despacio y, cuando estuvo cerca del moreno, la castaña se inclinó hasta estar a la misma estatura para arrebatarle el sombrero de paja de la cabeza.
─ ¡NO TOQUES MI SOMBRERO! ─ se levantó al instante del suelo molesto porque aquella desconocida había tocado su preciado tesoro.
Adrie lo ignoró y continuó examinando cada detalle del sombrero de Luffy. No había dudas, era el mismo que portaba el chico de aquella foto sobre la mesita de Enith y el mismo de la estatua de Kortland.
─ ¡Vaya, esto se volvió interesante! Ese sombrero perteneció a alguien importante así que cuídalo. ─ le comentó la muchacha mientras colocaba nuevamente el sombrero sobre la cabeza de Mugiwara, provocando un leve sonrojo en las mejillas del moreno. ─ Sí que eres interesante Mugiwara.
Ver aquel «tesoro» solo le había movido muchas cosas, y la idea de descubrir por qué Luffy lo portaba comenzaba a ser tentadora. A Adrie le gustaba estar enterada de todo porque de esa manera podría hacer una estrategia que la llevara a una victoria segura.
─ Dijiste que te llamabas Adrie Rackham, ¿cierto? ─ preguntó Roronoa Zoro rompiendo aquel ambiente lleno de incertidumbre.
La joven se giró para ver mejor al de cabello verde. Roronoa Zoro había estado callado durante toda la conversación porque trataba de recordar en dónde había escuchado ese nombre tan familiar. Y en cuanto lo supo, entendió las palabras del misterioso chico de la isla.
¿Rackham era alguien confiable o les traería más problemas de los que Luffy les ocasiona? No sabía y tampoco quería arriesgarse.
─ Así es, ¿y tú cómo te llamas? ─ le preguntó Adrie. ─ Tienes un color de cabello bastante lindo ─ señaló.
─ Roronoa Zoro ─ respondió con simpleza. ─ Y ahorrate los halagos.
─ Vaya genio, pero dime ¿qué hace un cazador de piratas en un barco de piratas? ─ intento averiguar. ─ No ganan lo suficiente los cazarrecompensas
Zoro no le respondió en cambio se dio la vuelta y se marchó, dejando a la chica con un mal sabor de boca.
─ ¡Vaya tipo!
─ ¡Yo soy Chopper! ─ el médico se presentó dando unos pequeños saltitos para que Adrie lo notara. ─ Y me gustaría hablar contigo a solas.
Los demás entendieron lo que Chopper quería, era su paciente y después de todo ella parecía estar enferma de algo. Los dejaron a solas, bueno casi porque Luffy se quedó allí para escuchar lo que el médico tenía que decir y a Rackham eso no le pareció en lo absoluto, no obstante, ni siquiera se atrevío a echarlo.
─ ¿Desde cuándo llevas sin ingerir alimento? ─ cuestiono Chopper ─ tu peso está por debajo de lo normal.
─ Siempre he sido delgada ─ se encogió de hombros evadiendo por completo su pregunta. ─ Da igual, ya me encuentro mejor y no necesitas atenderme. ─ dijo tratando de salir de ahí pero Luffy se lo impidió de nuevo.
─ Deberías intentar dejar terminar a Chopper. ─ le sugirió Muwigara.
─ Es que en realidad no me interesa lo que tenga que decir ─ contestó de mala gana ─. Son cosas que ya sé y no tengo ningún problema, estoy bien como estoy.
El de nariz azul intuía que tratará de evadir cualquier pregunta que le hiciera porque sabía que quienes que sufrían lo mismo que Adrie tendían a reaccionar así, sin embargo, su asunto con la comida eran el menor de sus problemas. Algunas de sus cicatrices serán permanentes, ella debía saberlo ya, por otro lado su cuerpo estaba sufriendo un cambio que ni él sabía si era bueno o malo.
─ Tranquilo Luffy, es normal su reacción… podrías decirle a Sanji que le prepare un rico platillo. ─ le pidió el médico al capitán con la intención que él se marchara de allí. ─ Adrie necesita comenzar a ingerir alimentos saludables.
─ Sí, yo me encargo Chopper. ─ le dijo el moreno antes de salir corriendo de la habitación.
Cuando este desapareció Chopper se giró nuevamente hacia ella.
─ No puedo decir con certeza por todo lo que pasaste, pero me puedo hacerme una idea. ─ le dijo Chopper ─ Aun así puedo ayudarte a superarlo, si me dejas.
─ Encontrarte algo más, ¿cierto? ─ señaló ella casi al instante e ignorando nuevamente sus palabras. ─ ¿Me lo dirás?
─ Por el momento es mejor que no lo sepas.
─ 𐇴 𐬹. 𓆛 ゚ 𐬹 𓇻゜𐬹 ─
El momento perfecto para tomar una decisión referente a los daños del Going Merry había llegado. Nami había terminado de contar el total de berries que tenían en efectivo; sin embargo, era muy poco. Aun así, tenía un segundo plan en marcha, y llevaba los últimos días pensando en lo que harían con el tesoro que obtuvieron en la Isla del Cielo. Con Adrie en el barco, Nami se olvidó completamente de mencionarle a Luffy lo que se debían hacer por el bien de ellos y del barco.
La pelirroja salió de su habitación con el rostro serio. Les pidió a todos que se reunieran en la cubierta; tenía que decirles algo importante. Sanji salió de la cocina acompañado de la recién llegada. El capitán bajó de la cabeza del Merry con su sonrisa habitual, en cuanto vio a Rackham se acercó de inmediato. Para Luffy, comenzaba a ser difícil hablar con ella, porque Adrie siempre se apartaba, como si intentara crear una barrera entre ellos; en realidad, así era, porque la muchacha se sentía avergonzada y evidenciada.
Sanji notó cómo ambos compartían miradas. ¿Acaso a su capitán le gustaba esa chica? No, imposible. A Luffy no le interesaban las mujeres, y menos aún se sentía atraído por la nueva pasajera; tal vez solo intentaba ser amable. Fue divertido ver cómo su “lady” ignoró al capitán.
─ Es un fastidio ─ murmuró la morena.
Sanji colocó una mano sobre el hombro del capitán para evitar que siguiera a la chica. Luffy se molestó y le apartó la mano, sorprendiendo al cocinero. Un Zoro adormilado abrió un ojo al escuchar el fuerte portazo.
─ ¿Qué le pasa a ese idiota? ─ dijo Nami enfadada ─. ¡Necesito hablar con él!
─ Tal vez debieras tomar tú la decisión, Nami ─ sugirió Adrie, cruzándose de brazos ─. Igual, tu capitán es incompetente y no se da cuenta de que su barco está en mal estado y a punto de fallecer.
A veces se pasaba de sincera. Nami supo que nadie aprobaba cómo Adrie se refirió a Luffy, quien solo había intentado ser amable. Sin embargo, para Adrie era difícil ocultar su desprecio hacia los piratas.
─ ¿Qué ibas a decirnos, Nami? ─ preguntó Usopp, dándole la razón a Adrie. Era cierto, Luffy estaba distraído y debían reparar el Merry antes de que algo malo pasara.
─ Les daré mi tesoro, el que conseguimos en la Isla del Cielo ─ ofreció Nami ─. Lo cambiaremos por efectivo y repararemos el Merry.
─ Buena idea Navegante-San, pero...─ intervino la arqueóloga ─ eso es algo que el capitán debe decidir. Deberíamos esperar a que se tranquilice para comentarle tu idea. ─ propuso y todos estuvieron de acuerdo con lo que Robin dijo, menos Adrie.
Sanji se fue de inmediato al camarote de los chicos para preguntarle unas cosas a su amigo.
• • •
Había estado charlando con Nami sobre varias cosas, incluso la de cabello naranja le mostró sus preciados mapas en cuanto Rackham le reveló que ella era una estratega. Ambas se pusieron a trazar rutas por las que podrían escapar en caso de una emboscada. Con la habilidad Adrie para idear planes tácticos y las capacidades de Nami para navegar, la tripulación Sombrero de Paja podría ser imparable en el mar. Cada tripulante hacía algo distinto, Chopper realizaba pequeñas anotaciones de las plantas que recolectó en la última isla, el mentiroso de la tripulación se limitaba a observar a sus preciadas amigas hablar de cosas que él no comprendía; Sanji ordenaba los platos y Robin continuó con la lectura de su libro.
─ Iré a tomar aire. ─ informó Adrie a sus nuevos “compañeros”.
Salió a la cubierta aun pensando en Roronoa Zoro, era el único de los tripulantes que hasta ahora se mostró en contra de que ella estuviera en el barco, no lo dijo abiertamente aun así ella sabía que así era, él no la soportaba. Tampoco lo podía culpar, era una invasora en el Going Merry Go y no sabían nada de ella. Estaba tan inmersa en sus pensamientos que no noto que Luffy se encontraba acostado boca arriba en la cabeza del Merry igual de pensativo que ella, extraño viniendo de él.
Ninguno se dio cuenta de la presencia del otro.
A Luffy la recién llegada le resultaba una persona interesante. Tenía algo que le transmitía cierta tranquilidad, la muchacha de cabellos cafés parecía haber tenido un buen acercamiento con el resto de sus compañeros menos con él.
Por otro lado, el cazador de piratas no estaba contento de tenerla como integrante temporal de la tripulación y aunque el chico del sombrero de paja así lo había decidido ─ Adrie tampoco tenía intenciones de serlo ─. Ella estaba ahí por Ace y el One Piece, no porque quisiera estar con piratas.
Cuando Luffy bajó a la cubierta vio a la chica con los brazos recargados en la madera, luciendo pensativa. Quería acercarse y charlar un poco con ella como lo hicieron el resto de sus amigos; Usopp junto a Sanji al instante formaron un vínculo amistoso con ella; Nami estaba feliz de compartir sus mapas con alguien más; Robin tenía una nueva compañera para su club de lectura, Zoro a alguien con quien beber y Chopper un compañero más para jugar.
¿Y él? ¿Dónde quedaba él? La morena únicamente lo veía como un extraño y eso de cierto modo lo ponía triste. Luffy también quería ser su amigo. El azabache pensaba mucho las cosas cuando se trataba de Adrie Rackham y eso era extraño, generalmente él no pensaba mucho, Luffy le prestaba más atención de la que la morena podía notar.
El capitán de los Sombreros de Paja solía ser alguien distinto cuando estaba con ella y la mayoría lo había notado, menos Adrie.
─ ¿Se le ofrece algo capitán? ─ preguntó la joven en cuanto se posicionó a lado de ella.
─ Llamame Luffy. ─ pidió el moreno haciendo un puchero chistoso que Adrie no pudo notar.
─ Nah, me gusta más llamarlo capitán ─ el corazón de Luffy comenzó a latir cuando dijo eso ─. En realidad, tienes un nombre horrible… ¡Diablos no pretendía decir eso en voz alta! ─ definitivamente debería dejar de ser tan sincera.
─ Bien, llámame como quieras, ¿qué haces en la cubierta? ─
─ Veía el atardecer ─ respondió con una sonrisa boba pintada en la cara. ─ Antes solía hacerlo seguido porque a Raiden le gustaba, pero desde que no estamos juntos es algo que necesito hacer para no olvidarlo.
─ ¿Raiden es tu hermano? ─ cuestionó curioso el de cabello negro.
─ ¡Claro que no! Eso sería rarísimo ─ exclamó Adrie de inmediato.
─ ¿Y por qué? Ace y Sabo son mis hermanos y para nada es raro. ─ le dijo Luffy.
La chica comenzó a reír tras escuchar lo que dijo, no había dudas, Mugiwara era demasiado inocente.
─ Ace es un buen tipo ─ menciono Rackham. ─ Él es el único pirata que me agrada ─ admitió.
─ ¿Conoces a mi hermano? ¿Lo has visto?
─ Sí, le debo mi vida y nunca podre agradecerle lo que hizo por mí ─ respondió la muchacha ─. Si no fuera por él posiblemente no estaría aquí, de hecho él me envió contigo, dijo que me ayudarías.
─ ¿Eso dijo?
─ Sí. ─ asintió ─. Él se encuentra bien, Ace está muy seguro de que te convertirás en el Rey de los Piratas.
─ ¡Claro que está bien! Ace es un tipo fuerte.
─ Si, lo es ─ asintió.
El silenció volvió a ser incómodo para los dos, la castaña continuó observando el horizonte con nostalgia, antes tenía la costumbre observar el atardecer con la esperanza de ver llegar un barco pirata, sin embargo, el significado ahora era uno muy diferente porque era la única forma que tenía para no olvidar el rostro de su amigo que comenzaba a borrarse de su mente y corazón.
─ Antes soñaba con estar en un barco como este y navegar por el mundo ─ reveló la de cabello ondulado ─. Un sueño absurdo ya sé, pero en Kortland no nos permiten explorar más allá de nuestras tierras. ─ agacho la cabeza con tristeza.
─ Ningún sueño es absurdo así que no creo que el tuyo lo sea. ─ comentó Luffy sin despegar su vista de ella ─ Yo también tengo un sueño...
Los ojos azulados de Adrie se abrieron de la impresión y la melodía del mar evitó que alguien más allá de Rackham escuchará las palabras de Luffy, pero por alguna razón desconocida a la chica no le parecía un sueño difícil de cumplir porque después de todo Roger también dijo lo mismo.
─ Puedes unirte a mi tripulación cuando quieras ─ volvió a ofrecerle. ─ Puedo llevarte a conocer todas las islas del mundo sí es lo que quieres.
Las mejillas del chico de goma estaban rojas al igual que la cara de Adrie, la diferencia era que uno estaba sintiendo muchas sensaciones extrañas en su cuerpo y el otro estaba confundido.
«Definitivamente, eres lo contrario a lo que esperaba Monkey D. Luffy, tu hermano y tú parecen querer cambiar mi pensar sobre los piratas.»
Ninguno de los dos volvió a hablar, tan solo continuaron disfrutando del silencio que reinaba en el barco ese día.
─ 𐇴 𐬹. 𓆛 ゚ 𐬹 𓇻゜𐬹 ─
Al día siguiente después de la plática entre la estratega y el capitán del barco, todo parecía ir relativamente bien, Luffy había vuelto a la normalidad y ahora corría por todo el barco detrás de Chopper haciendo chistes sobre cuando fue congelado con Usopp detrás riéndose a carcajadas. Ahora hacían chistes, pero ese día lo estaban pasando mal. Adrie no podía evitar sentir curiosidad por lo que había pasado esa vez y porque un Almirante de la marina los había dejado irse con todas las partes de su cuerpo intactas, Sanji se acercó a las chicas que estaban tomando el sol en la cubierta y les entregó un plato de Paille de Patatas con un jugo de mandarinas. A los minutos Luffy ya le pedía comida a Sanji, este estaba tan concentrado en su pelea con el cazador de piratas que poco caso hizo a su capitán. La castaña se levantó de su asiento con el plato que Sanji le había entregado antes y con las mejillas rojas se lo dio al chico del sombrero. Luffy no le dijo nada y solo tomó el plato de Paille que Adrie le estaba ofreciendo.
─ ¿Mmmm? ─ Zoro noto algo extraño dentro del mar. ─ ¿Qué es eso...?
Adrie se acercó para ver lo que él señalaba.
─ ¿Qué cosa?
La castaña abrió los ojos con temor y dio dos pasos atrás sin notar que Luffy estaba detrás de ella.
─ ¿Hug? ─ el chico del chaleco intentó no rozar con la castaña cuando esta se hizo para atrás. ─ ¡Una rana! ¡Una rana gigante! ─ exclamó.
─ ¡Pero no me grites en la oreja idiota! ─ Adrie le había dado un golpe en el brazo a Luffy. ─ ¿A dónde se dirige?
─ Está nadando a Crowl al parecer.
Usopp y Chopper continuaban comiendo del plato de Paille que Luffy había dejado por irse a ver lo que fuera que Zoro observó con el catalejo, tanto el reno como Usopp dudaban de lo que el moreno decía.
─ Venga, Luffy como quieres que creamos que hay...─ Usopp le dio una última mordida a la patata. ─ ¡Una rana nadando a Crowl!
─ ¡Rápido tras esa rana! ─ les ordenó Luffy a sus nakamas.
Adrie únicamente miró hacia lo que los Sombrero de Paja esperando a que alguien con buen juicio les dijera que era mala idea ir tras una rana enorme, Luffy parecía estar entusiasmado y tan rápido como le prestó atención así de rápido se había ido esa atención que le brindó.
Al parecer la rana era más interesante que ella.
─ ¡Adrie ven a remar! ─ el moreno le gritó a la chica. ─ ¡Quiero comerme esa rana!
─ ¡Yo no me la quiero comer! ─ exclamo asqueada ante la idea.
─ ¡No te iba a dar de mi rana!
─ ¡Vamos a chocar con algo! ─ grito Nami en cuanto noto algo extraño en el agua. ─ ¡Atrás! ¡Giren a 180 grados!
─ ¿Eh?
Ambos chicos voltearon a ver a la navegante tomando un tiempo para procesar a lo que se refería, pero el tren que iba a aplastar al Going Merry no iba a esperar, y cuando los tripulantes comenzaron a remar siguiendo las indicaciones de Nami. Tanto Adrie como Luffy fueron a dar al suelo de la cubierta. La de cabello marrón estaba sobre el pecho del muchacho sintiéndose lo suficiente avergonzada como para no mirarlo a la cara, por su parte Luffy intentaba quitársela de encima intentando no tocarla a pesar de que sus cuerpos estaban juntos.
─ Luffy, ¿qué crees que haces? ─ el rubio se aproximó rápidamente hasta donde estaban los dos jóvenes en una situación bochornosa.
─ Quitándome a Adrie de encima, está pesada. ─ respondió el chico del sombrero de paja.
Sanji ayudó a Adrie a levantarse sin pensarlo.
─ ¿Y mi rana?
─ ¡No es tu rana! ─ Nami le dio un golpe en la cabeza a Luffy.
Adrie miró hacia donde los demás observaban, la gigante rana estaba esperando al tren para hacerle frente con mucho valor. Por el aspecto de la rana podría apostar que todos los días hacía algo como eso, al final la rana fue atropellada, aun así salió viva de la situación y los tripulantes de Sombrero de Paja bajaron hasta la estación. Rackham prefirió quedarse en el barco con Robin.
─ ¿Y bien? ─ preguntó la castaña en cuanto el resto de sus compañeros una vez volvieron al barco.
─ ¡Iremos a la Capital del Agua y buscaremos un carpintero para nuestra tripulación!
Finalmente, Luffy había dado una orden.
Próxima parada: Water Seven, la Capital del Agua.
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