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viii. I love you.

"We fall apart as it gets dark
I'm in your arms in Central Park
There's nothing you could do or say
I can't escape the way, I love you
I don't want to, but I love you"

I love you; Billie Eilish.

Una semana.

Con ese día, se cumplía una maldita semana de la última vez que vio a Thor.

Cuando Peter se reconcilió con su ahora pareja, Stark—obligado por Peter—se ofreció a alcanzarle a su apartamento. Y se hubiese negado de no ser porque aún tenía una gata en casa que seguro estaba rasguñando dramáticamente las cortinas del hambre.

Fue un mal tercio por veinte minutos, y cuando al fin se encontró solo, alimentó a su gata y trabó las puertas, fue que cometió el primer acto masoquista de la noche.

Buscar "Thor Odinson" en el buscador de Netflix.

Nunca lo había hecho, solamente porque no quería mezclar las cosas.

Pero ahora ya no importaba, así que se tapó cómodamente en su cama y con la gata entre sus piernas, se vio la primera película, donde Thor interpretaba a un soldado en plena guerra y moría al final de la pelicula.

Genial, pesadillas aseguradas. Por eso no solía mirar ese tipo de cosas.

Aunque si le corrieron escalofríos, no se puso a llorar, para mantener la dignidad que ya escaseaba.

Y allí, cometió el acto masoquista número dos.

Se había traído la pesada bolsa con el regalo que le había dejado, y la había abandonado a un lado de la cama, sin abrir.

Loki jamás había recibido regalos antes. No más que el desayuno que Peter le llevó una vez y las eventuales galletas caseras de Frigga.

Thor le había hecho un par de regalos de sus viajes, pero ese, por alguna razón, parecía ser especial.

Y lo era.

De la bolsa sacó una caja de madera oscura, lisa, perfectamente suave. Sobre la tapa, tenía impresa una serpiente dorada muy delicada y bonita.

Después de tantos documentales de animales, Loki le había agarrado cariño morboso a las serpientes, y Thor eso lo sabía muy bien.

Cuando abrió la caja, supo que podía morirse.

Dentro, había un ejemplar de Orgullo y prejuicio, hecho a pedido, a medida y con dedicatoria incluida.

La tapa era dorada con detalles en verde. Llevaba una caligrafía exquisita donde precidia el título y el interior de la caja protegía el libro con una suave seda color esmeralda.

A Loki le temblaron las manos cuando lo sostuvo en sus manos y la primera lágrima cayó cuando leyó la dedicatoria con letras, por supuesto, en dorado.

"En vano he luchado. No quiero hacerlo más. Mis sentimientos no pueden contenerse. Permítame usted que le manifieste cuan ardientemente lo admiro y lo amo".

De: La criatura tonta.

Para: El bello hechicero de la torre mas alta.

No supo que hacer ni  donde poner las manos. Su gata comenzó a olfatear el libro confundida y hasta se apiadó de él cuando inevitablemente se echó a llorar.

No sabia si lloraba por la culpa, la frustración, o la felicidad. No tuvo tiempo de adivinarlo. El cansancio emocional le dejó vencido y la mañana le sorprendió aún abrazado la libro y a su gata acurrucada sobre su pecho.

Luego de ello, la semana se le había pasado lenta y dolorosa. Había leído la dedicatoria más veces de las que hubiese deseado, intentando entender lo ultimo.

"Para: el hechicero de la torre más alta"

Loki se había desecho intentando encontrar la referencia. ¿Sería de algún libro? ¿De alguna de las películas de Thor? Aún buscaba la respuesta.

En tanto él sufría, Peter había vuelto a ser la pelotita azucarada llena de luz de siempre, solo que ahora no paraba de estar al pendiente suyo.

Se preocupaba cuando le veía quedarse en blanco o preguntaba si había alguna novedad.

Pero no la había. Thor no había vuelto, tampoco le había llamado.

Y Loki no le culpaba, tampoco esperaba que lo hiciera.

En lo que a él respectaba, se había terminado siquiera antes de empezar y no era más que su culpa.

Peter le había dicho que se dejase de tonterías y le llamara. Que estaba seguro de que Thor atendería de inmediato e iría corriendo a verle de tan solo ver su nombre en la pantalla.

Pero Loki no estaba tan seguro, tampoco podía decidir que era lo que quería.

Miraba el teléfono en su mano, como si esperase una señal o que la respuesta pareciera en pantalla.

Porque le extrañaba, pero no sabía que decirle. ¿Disculparse? Eso era obvio. El problema era que luego debía dar una explicación.

Y no sabía como demonios hacer eso sin entrar en un estado de completa desesperación.

—¿Qué tanto esperas?—por una razón completamente desconocida, Frigga estaba apoyada frente a su mostrador, con la mirada dulcificada —. Peter me ha contado un poco al respecto. No te enojes con él.

Negó con la cabeza, algo cansado. El día había estado movido y casi no había tenido tiempo de descansar.

—Toda la librería se enteró, no te preocupes— no tenía ni energía para enojarse, de todas formas. De pronto recordó que ya era de noche y que Frigga solía visitarle solo en las mañanas —. Me faltan diez minutos para cerrar.

Ella asintió, siendo consciente de ello. Loki supo que la mujer había ido hasta allá solo para tener una charla.

—¿Está mal suponer que eres muy orgulloso para dar el primer paso?

Loki guardó el teléfono, pensando bien su respuesta.

—Soy orgulloso, sí. Pero no es por eso que no quiero dar paso alguno.

Y ella, siempre comprensiva, no le regañó por eso.

—¿Me concedes un momento?

Terminó pasando lo mismo que la noche que Peter fue todo llanto y culpa a pedirle consuelo. Hizo té, cerró bien la puerta para no ser molestados y se sentaron en el sofa, tomándose todo el tiempo del mundo.

—¿Me quieres contar bien que ha pasado?

Y eso hizo. Le contó todo. Como se habían conocido, como Thor había insisitido como un necio en ser parte de su vida y como Loki, más por cansancio que por gusto, se lo había permitido.
No fue hasta que llegaron a la parte dramática de la historia que ella borró apenas su sonrisa y le miró a los ojos.

—No puedo hacerlo. No puedo dar ese paso. Mi vida ha sido un desastre, Frigga. Disculparme significaría tener que explicarle mi pasado y no sé si puedo hacerlo.

—No es el pasado lo que debería definirte— ella había dejado su taza vacía a un lado mientras que Loki ni siquiera había tocado la suya.

—No es tan fácil. Todo ha cambiado demasiado rápido y no puedo hacerlo así— se quejó, sintiendo que no se estaba explicando de la forma que tanto querría—. ¿Cómo puedo estar seguro de que todo saldrá bien? ¿Cómo se que esto no es una mentira?

Ella hizo un gesto que observó impaciente. Separó las manos que antes estaban entrelazadas en su regazo y levantó apenas los hombros, en señal de que no tenía idea de cómo responder a sus dudas.

—No puedes saberlo. De hecho, no puedo responderte ninguna de esas preguntas— aclaró, pero con cierto brillo sabio escondido entre las pestañas—. Pero puedo decirte algo, como madre. Y es que yo conozco bien a mis hijos.

De acuerdo, eso era algo sacado completamente de contexto.

—No entiendo.

—Yo he criado a mi hijo. Le he enseñado, le he guiado y aconsejado. Conozco su corazón, su pasión y sus ideales. Y déjame decirte, que he criado a un muy buen hombre, Loki.

De acuerdo. Si Frigga esperaba unas felicitaciones o una palmadita en el hombro, Loki bien podía dársela. Pero ahora, quería creer, que iban a enfocarse en su problema.

—¿Qué tiene eso que ver conmigo?

—Te contaré una historia— la mujer se acomodó mejor en su parte del sofá y se apoyo cómodamente contra el respaldar—. Mi hijo se enamoró de una mujer una vez. Una joven con mucho carácter, agradable e inteligente. Él se perdió por ella. Dejó todo por ella, hasta desafío a su padre— asentía ella, mientras relataba la historia con cierto aire nostálgico y casi divertido—. Un buen día, me vino con la noticia de que ella le había dejado. No me enojé con la muchacha, la entendí. Pero me partió el corazón verlo tan triste.

Loki decidió centrarse en darle pequeños sorbos a su té ya tibio, mientras escuchaba el relato que esperaba, tuviese un buen punto.

—Dejó de salir, de reír y de trabajar. Volvió a vivir en casa por un tiempo. Subió muchísimo de peso y descuidó su imagen-
— ella recordaba aquellos dias como solo una madre podía hacerlo; con tristeza—. Olvidó quien era sin ella. Y yo no podía hacerle regresar. Créeme que lo intenté. Cuando una persona se enamora, se ensaña y luego se separa, jamás vuelve a ser la misma. Debe aceptar que ese alguien ha muerto y tiene que volver a nacer. Y él no lo quería saber entender.

A Loki la situación le recordaba a muchos libros que había leído, y realmente no pensó que Frigga tuviese algo así para contar.

—¿Entonces?

La mujer volvió a sonreír, acomodándose con más ímpetu sobre su asiento e inclinándose sobre Loki, dejándole saber con su expresión, que lo que le iba a decir ahora era de suma importancia.

—Una mañana se levantó de la cama y salió a trotar. Cuando le pregunté la razón, me dijo que tuvo un sueño. Me dijo que fue tan real y tan maravilloso, que tenía que salir a buscar. No me dijo para nada qué era lo que debía buscar, pero le deseé buena suerte y que me avisara cuando al fin diera con ello—sin darse cuenta, Loki se había inclinado para escucharle mejor, dejando su té de lado—. Un mes más tarde, durante la tarde, me dijo que lo había encontrado. Al hombre mágico con el que había soñado.

Los enigmas se amontonaban y Loki ya no sabía bien que decir al respecto.

—Me dijo que vivía en una torre, que estaba encerrado y que hacía magia. Él jamás ha sido así. Jamás habia usado esas palabras para describir a una persona, pero mi hijo lo había descrito así, porque así sus ojos le vieron. Y cada vez que me habla de él, usa esas palabras tan extrañas, tan maravillosas.

Loki jamás había tenido una madre, mucho menos había tenido a alguien que le contase historias antes de irse a dormir. Tal vez era por eso que su imaginación desbordaba y podía ver expresamente una torre y a un joven hechicero atrapado en ella.

—¿Por qué me dices esto?

—Porque mi muchacho se ha peleado con ese hombre mágico y me tiene cansada con sus lloriqueos. Y tú también— hizo un gesto aburrimiento y se puso de pie, tirando de su brazo para que se pusiera de pie, dejando a Loki completamente descolocado—. Vamos, arriba.

—No estoy para ejercicios interactivos.

—Yo tampoco, soy una señora grande. Así que no voy a participar.

Apenas le dio tiempo de cerrar adecuadamente su local y tomar la chaqueta. Para cuando salieron afuera y pensaba preguntarle a donde demonios le arrastraba, escucho la puerta de un auto cerrarse.

Por mero instinto giró a mirar. Decir que no se esperaba que Thor estuviese mirándole como si estuviese allí por error, sería quedarse corto.

El silencio perduró un momento y Loki se quedó mudo, sintiendo como el resto del universo desaparecía.

Thor no se encontraba mejor, pero al menos encontró un poco de neuronas que le devolvieran a la vida y miró a la mujer que aún estaba a su lado.

—No sabía que debía recogerte aquí.

Viendo que las palabras iban dirigidas a Frigga, Loki les miró paulatinamente, intentando poder conectar aunque sea un cable.

—¿Se conocen?

—Es mi madre— la voz de Thor empezaba normal y luego se diluía en un murmullo, como si por momento olvidase que llevaban una semana sin hablar.

—¿Cómo que tu madre?

Interrumpiendo el desconcertante momento, la mujer llamó la atención de ambos con el rostro bañado en una sonrisa.

—Tu padre vendrá por mí. Espero que cuando terminen se pasen por casa. Planeo una cena de presentación muy elaborada y no he cocinado para que me dejen plantada.

Y se fue, sin más. Dejándoles a ambos papando moscas con la boca y con un desconcierto digno de ser retratado para ma posteridad.

—¿Frigga es tu madre?

—¿Conoces a mi madre?

Preguntaron al mismo tiempo. Al parecer, realmente ninguno de los dos sabían que sus caminos estaban inequívocamente conectados desde más tiempo del que creían.

Inevitablemente, se regalaron una risa débil, que pronto se tranformo en una mueca casi infantil, en la que ambo se sentían dos idiotas por no haberse sentado a hablar días atrás.

Era como una culpa silenciosa, una vergüenza cómplice. Una que ambos debían explicar.

—Creo que deberíamos dejar el asunto de tu madre para más tarde.

Asintiendo algo apenado, Thor le hizo un gesto con la cabeza para salir de allí.

—Vamos. Tenemos que hablar.

🖤


Luego de un paseo en auto con un silencio algo incómodo, algo tranquilo, Thor decidió que el mejor lugar para hablar era la enorme plaza que estaba frente al departamento de Loki.
Si bien a ambos se les pasó por la cabeza charlar dentro del auto, puesto que ya era de noche y hacía bastante frío, coincidieron en que caminar tal vez diluiría un poco los nervios.

Así que luego de dar algunos pasos dubitativos por aquel lugar, Thor decidió romper el silencio.

—Empezaré yo—con un suspiro resignado, algo tembloroso, Thor comenzó —. Lo siento. Debí preguntarte antes de asumir cualquier cosa. Suelo ser bastante impulsivo y... supongo que por eso mis relaciones fueron siempre un fracaso.

Bueno, unas disculpas sinceras cargadas con algo de auto-desprecio, no se le negaban a nadie.
De todas formas, Loki no estaba enojado con él, ni tampoco era aquello lo que le había molestado.

—Las acepto— a él no le era tan sencillo disculparse; no estaba en su naturaleza admitir sus errores frente a los demás. Su orgullo burbujeaba histérico, pero ignorando el malestar, tuvo que tragar en seco para decir lo siguiente—. Lamento haberte gritado. Y haber reaccionado así. Supongo que no me lo esperaba.

Había sido bastante flojo, pero al menos lo había dicho. Por más que esperaba que Thor se conformase con ello, se dio cuenta que no la tendría tan fácil.

—Necesitamos ser realmente sinceros para aclarar esto.

Lo malo de haber pasado tanto tiempo junto a él, era que ahora Thor podía notar sus sutiles cambios en voz y movimientos para saber cuando mentía, cuando ocultaba algo y cuando no lo hacía.
Y era sumamente irritante, porque mentir siempre había sido su especialidad.

Tomó todo el aire posible, llenandolos de oxígeno congelado. Detuvo su andar y jugó un poco con las manos dentro de los bolsillos.

—Me cuesta aceptarte, Thor. No es una cuestión de orgullo, aunque me gustaría. Es más bien una muralla emocional que no me permite ser como tú ni tomarme tan libremente mis sentimientos. Y créeme, es una larga historia.

—Tengo toda la noche.

Alzó la mirada y se concentró fijamente en sus ojos. La liviandad de sus palabras y el semblante paciente le hizo saber que iba en serio.

Sabía que si quería apenas considerar un futuro con esa persona en su vida, debía ser sincero. Debía decirlo en voz alta y esperar que no se fuera corriendo.

—Nunca he tenido amigos, técnicamente no he tenido familia— comenzó, aun jugando con las manos dentro de sus bolsillos—. Estaba solo y me había acostumbrado. Pero supongo que mi parte humana, la más sensible, albergaba la esperanza de que algún día eso cambiara.

Intentando no arrepentirse, comenzó a caminar despacio, sabiendo que Thor le seguía justo a su costado y que escuchaba atentamente cada palabra.

—Los libros eran todo lo que tenía. Me pasaba los recesos escondido leyendo novelas románticas o de fantasía para poder lidiar con todo lo que me rodeaba. Hasta que un día conocí a alguien cuando tenía dieciséis años. Un chico— murmuró, evitando mirarle—. Era nuevo, pero hizo amigos rápidamente. Y por alguna razón, se acercó a mi.

Loki aún recordaba ese momento. Las miradas furtivas del muchacho de ojos casi negros y cabello castaño.
La primera vez que se le acercó en la cafetería, las veces que se escabulló en su habitación durante las noches para seguir hablando o ayudarse con la tarea.

—Comencé a tomarle cariño y confianza e inevitablemente, caí como tonto por él. Nunca nadie había sido amable conmigo ni me había dicho cosas bonitas, así que era obvio que terminaría pasando— meses atrás, sus memorias a veces le dejaban impávido, recordando como se había sentido estar enamorado.

Todo tenía un significado diferente. Desde las mañanas hasta las noches; todos los momentos de su día estaban plagados de poesía y él creía que todo iba a mejorar irremediablemente en base a ellas cosas bonitas que estaba sintiendo.

—La cuestión aquí es que al ser otra época y para colmo de males, un internado religioso, ser gay estaba mal. Así que no podíamos andar por ahí luciendo como tontos enamorados. Por lo tanto... una noche me invitó a vernos fuera de las habitaciones. En el parque de atrás— quitó las manos de sus bolsillos y las frotó entre ellas, siempre mirando al frente o al piso, pero jamás mirando a Thor. Si fingía que no estaba allí, era más facil digerir su vergüenza —. Era obvio que era para estar a solas y todas esas tonterías. Y yo estaba nervioso porque jamás había besado a nadie, ¿sabes? Pero igual fui y lo hice. No me vi venir que era una broma.

De Thor ni oía su respiración. Pero sus pisadas y el leve calor a su costado le recordaban que no estaba solo.
No quería siquiera imaginar su rostro en ese momento.

Perdido una vez más en los recuerdos, parpadeó mirando la punta de sus zapatos moverse al compás de sus pisadas, dejando aflorar una mueca llena de pesar.

—Sus amigos se rieron mucho cuando escondidos, vieron como tuve mi primer beso con un chico— remarcó, no dejándole olvidar que ese había sido el problema —. Me destrozaron, me humillaron. Hasta me golpearon. Y ningún maestro hizo nada al respecto.

Se tomó un momento para respirar, porque le costaba hacerlo. Cualquiera diría que un hecho así, tan banal, tan adolescente, sería algo que se olvidaría con el pasar de los años. Que hasta podría reírse de ello.

Pero la realidad era que si el abandono de su padre no le había hecho trizas la humanidad, el amor propio y la esperanza, ese altercado, tan pequeño pero tan gigante a la vez, sí lo había hecho.

Y Loki jamás habian podido olvidar la desazón, el regusto amargo de sus propias lagrimas y el calor de la sangre.
Las risas en coro, las burlas, las amenazas.

La humillación y el sonido de un corazón roto convirtiéndose en hielo resquebrajado.

—Lo siento mucho—su lamento se escuchó tan lejano que Loki prefirió imaginar que no lo había oído.

—Lloré mucho, a decir verdad. Pero, ya sabes, en algún momento tenía que calmarme, solucionar eso y seguir con mi vida. Y lo hice— suavizó, atreviéndose a mirarle, al fin. Thor lucía una mirada sin lástima, pero llena de entendimiento. A ver cuanto le duraba— . Cuando me calme y me senté a analizar la situación con frialdad, supe que no podría salir de esa habitación sin ser humillado diariamente nunca más si no les obligaba a respetarme.

Respiró con más tranquilidad. Lo peor ya lo había dicho. Ahora, llegaba su parte favorita y por la cual Thor seguramente saldría corriendo.

—Pero, ¿cómo un niño como yo podía hacerse respetar luego de ser visto tan vulnerable?— miró a Thor de una vez con una sonrisa satisfecha adornando sus delgados labios—. Venganza.

—¿Qué hiciste?— preguntó con genuina curiosidad y algo más animado de que la tristeza ya no velara su mirada.

—Algo sencillo con lo que tenía a la mano. Nada grave, solo prendí fuego el gimnasio donde estaban entrenando.

Thor frenó su caminata y le miró. Si bien Loki esperaba que le preguntase si se había vuelto loco—a lo cual él le iba a responder que sí—no se esperó en absoluto aquella maravillosa carcajada. Una tan bonita y alegre que Loki se vio contagiado.

—Eso suena definitivamente como algo que tú harías—comentó entre risas, volviendo a caminar a su lado, con algunos vestigios de humor—. Espera... ¿Los mataste? Joder, dime que no los mataste. Me sentiría muy mal de haberme reído.

—¿Por quién me tomas? No, no los maté, aunque me hubiese encantado. Pero si lo hacía, ellos ganaban. Serian las víctimas eternas y yo terminaría encerrado. Soy vengativo pero no imbécil— murmuró admitiendo para sus adentros que hasta había cogido un cuchillo, por las dudas. La rabia había cegado su raciocinio por unos minutos, pero nada le tomó recapacitar. Loki era un niño brillante y sabia que aquello solo terminaría peor para él.
Solo provocó un incendio en la esquina contraria de donde ellos estaban, sabiendo que por la abundante madera, tenían pocos minutos para notarlo y salir corriendo. Si se quemaban iba a ser por su propia estupidez, se convenció.

Y el muchacho que le había engañado, había terminado con una leve quemadura en uno de sus brazos, pero Loki no se arrepentía. Tal vez esa marca le ayudase a recordar no volver a hacerle lo mismo a nadie más.

Con el tiempo, supo que había sido una sabia decisión.

—En fin, los maestros no supieron que yo lo hice, pero ellos sí. Sabian que me las iba a cobrar. Luego de eso no volvieron a molestarme. Y a partir de allí, no lo volvi a intentar. No quise tener más amigos, ni enamorarme ni comprometerme. Tampoco a crear lazos con nadie.

—Y es por eso que te espante— asintió él comprendiendo que en realidad no había sido su culpa.

—Claro que me espantaste, joder. La cuestión es, Thor— aclaró—. Que mi padre me dejó algo de dinero cuando finalicé mis estudios y me hice mayor de edad. Trabajé sin descanso y compre ni local. Me partí la espalda por ese lugar. Lo alzé con mis propias manos y fui feliz cuando lo inauguré. Y creí que eso sería todo.

Lo recordaba. Recordaba el lugar en venta y su firme determinación a obtenerlo.
La de créditos y préstamos que había pedido para comprarlo antes que nadie y como le tomó alrededor de un año en tenerlo listo. Había conseguido los muebles en subastas, en ferias de garage y por internet. Los había reciclado, lijado y pintado.
Había pintado los carteles, ilustrado los pisos y pintado las paredes. Cada pedacito de ese lugar le pertenecía.

—Trabajé tanto por ello que pensé que cuando al fin lo tuviera, sería tan feliz que no necesitaría nada más. Y fui feliz. Y me duró... ¿una semana? Sí. Porque igual no tenía con quien compartirlo. Al final nada había cambiado. Eramos mis libros y yo y por un tiempo decidí que eso era felicidad.

Los libros siempre habían sido su constante. Jamás le habian faltado y Loki se había aferrado a ellos con dientes y uñas, aceptando que la única felicidad que obtendría alguna vez en esa vida, era la que los protagonistas gozaban durante la historia.

Leer a una pareja enamorada, a un niño viviendo aventuras o un reino encontrando a su rey, era todo lo que parecía necesitar.

—Nadie me molestaba, nadie me decía que hacer. Podía pasarme el resto de mi vida leyendo todos los libros del mundo y mi felicidad seria infinita— suspiró, con una gran sonrisa—. Y eso sería todo. Ese era mi plan de vida.

—Tentador— su vista fue directamente a Thor. Al maldito culpable de que aquel plan de vida se viera visiblemente estúpido y desolador.

—El asunto es que me equivoqué.

Y admitirlo le hacía sentir patético, diminuto, pero libre. Tan libre como jamás se había sentido antes.

—Tu madre apareció en mi puerta el dia de la inauguración, con una planta de regalo, ya sabes la tradición. Aún está en mi apartamento— recordó —. Se metió en mi vida sin preguntarme y lo acepté. Me dije que era necesario, lamentablemente, ser agradable con los clientes, aún si todos me parecían despreciables.

Thor soltó la segunda carcajada de la noche.

—Que mi madre no te escuche decir eso.

Loki negó, encantado con su risa, como siempre.

—Ella me enseñó a sonreír de forma cordial a todo ser que entraba por esa puerta. Me dijo que en vez de pensar en ellos como gente despreciable, los viera como niños perdidos que necesitaban un libro. Niños como yo— murmuró, sonriendo tiernamente ante su primer bonito recuerdo —. De no ser por ella, muchos clientes me hubiesen abandonado.

Recordó también cuando su pequeña mascota y Parker entraron a su vida, poniendo todo de cabeza con sus tonterías, los lloriqueos y las quejas. Como le volvían loco y le sacaban de quicio la mayoría de las veces, pero como sonreía pensando en ellos al final del dia.

Por más que Loki quería odiarlos a todos ellos por atreverse a arruinar su triste futuro, no podía hacerlo.

No fue hasta ese momento, donde sus palabras brotaron como una disculpa para terminar convirtiéndose en el relato de sus peores miedos, que entendió que realmente se había equivocado.

Que sus malas experiencias y el dolor de la traición le habían orillado convertirse en su propio enemigo, en su carcelario y su verdugo.

Que los eventos se dieron, la vida continuó pero Loki no había podido llorar sus penas a nadie. Que a partir del momento en que tomo las riendas de su vida, su infelicidad solo había sido su culpa.

—Creí que eso era felicidad— su confusión le dio paso a las palabras, para poder resolver todas las dudas que hallaban en su cabeza— Fui ingenuo y pensé que mi soledad y mi silencio eran felicidad. Me convencí de que las necesitaba y que no dejarían que nadie me hiciera daño— el doloroso e insoportable malestar en su pecho comenzó que desvanecerse a medida que la mirada de Thor y la suya se encontraban una vez más, dejando el paseo el tercer plano —. Y luego, una noche encontré a tu perro. Y a la mañana siguiente nos conocimos y me sonreíste. Y luego te rechacé pero volviste, siempre volviste— tenía ganas de llorar. La sonrisa de Thor había sido un gran detonante para que sus sentimientos terminaran por salir flotando por su boca—. Y joder. Eso resultó ser la felicidad, Thor. Y es tan diferente a lo que yo creía que estoy aterrado.

Si eso no era suficiente para que Thor entendiera que sus sentimientos eran correspondidos, entonces no había más que pudiera hacer. Internamente, Loki podía ser completamente romántico, pero por expresarlo era casi un martirio para él.

Para su buena suerte, Thor tenía esa maravillosa habilidad de detectar el amor a pasos agigantados, así que se vio apresado entre sus brazos ni bien terminó de decir aquello.

Duró casi una eternidad. Y a la mitad de esta Loki comenzó a temblar, sobrepasado por las emociones y por haberse desecho de tanta basura en un solo dia.

—Me siento tan vulnerable y asustado que no sé que hacer contigo. No quiero que te vayas pero no sé si puedo manejarlo— si Thor quería sinceridad, él iba a dársela.

Aún si quería intentarlo, debía dejar en claro que habían cosas para las cual no se sentía listo. Formalizar una relación era una de ellas.

Y él nunca se enojaba. Nunca perdía los estribos, siempre le dejó saber que era dueño de una paciencia de oro y de un corazón brillante.
El hombre con los cabellos dorados separó apenas su abrazo para poder acariciar sus pálidas mejillas.

—Si tan solo pudieras verte con mis ojos... estarías tan enamorado de ti que jamás hubieses volteado a verme. Estoy loco por ti como jamás lo he estado por nadie, Loki— enterrado entre su cuerpo, no pudo desviar la vista de sus ojos color oceano, temeroso de perderse cualquier detalle—. Dame una oportunidad. Solo una.

Decir que no sería una necedad. Una completa falta de criterio, por no decir que sería una tontería.
No obstante, decir a todo que sí, no tendría sentido. No después de todo lo que habia dicho, todo lo que aún le faltaba procesar.

Asi que solo dijo lo más decente que se le ocurrió.

—¿Podemos ir despacio?—lo murmuró bajito, odiando responder a esas bonitas palabras con una pregunta.
Tranquilizandole, Thor acarició su espalda y pegó su frente con la suya y deleitandole con su afable expresión.

—Podemos no ir a ningun lado por un tiempo. Hasta que estes listo para tomar el timón. ¿Qué dices?

¿Qué decía? Que era un cabrón muy afortunado. Demasiado afortunado.

—Si me lastimas, ya sabes que puedo prender fuego cosas.

El rubio no pudo contener su risa y le dejó un beso en la junta de la nariz, aceptando su forma de decirle que sí tenía una oportunidad y todas las que quisiera.

—Si te lastimo, mi madre me va a golpear. Y golpea fuerte. Mejor no hagamos eso.

Ambos rieron y el tan ansiado beso llegó solo, entre murmullos, algunos "te extrañé " un poco de "no volvamos a pelear" y algún que otro "asesinaría a ochenta personas en Nueva York con tal de que vayamos por un té, me estoy muriendo de frío".

De todas formas, pasearon tomados de las manos un poco más, relatandose lo poco que habían hecho esos días que no se vieron. Thor comentó alguna que otra entrevista, un par de publicidades y la reunión para una nueva película. Le avisó que probablemente se iría de viaje en un par de días y que prometía llevarle algún traerle algún regalo al volver.

Entonces, Loki lo recordó.

—Por cierto... me gustó mucho el regalo. Te enseñé bien— las calles estaban casi vacías. De no ser por algún que otro ser ocasional que pasaba trotando, en pareja o paseando a sus mascotas, podía apostar que la ciudad habia quedado desierta.

—Lo había olvidado—rio él, demasiado ocupado en disfrutar se sus manos entrelazadas como para pensar en otra cosa—. Lo había mandado a hacer como un mes atrás, en uno de mis viajes. No fue hasta el proyecto de esa semana que lo pude retirar.

—Igual no entendí la dedicatoria—se apresuró a comentar, antes de olvidarlo—. ¿Qué es eso del hechicero de la torre más alta?

A continuación, Thor le miró de reojo con una sonrisa más que divertida. Hasta hilarante, se podría decir. Besando el dorso de sus manos, parecía tomar algo de tiempo antes de soltarle aquella bomba.

—¿Realmente pensaste que no me había dado cuenta que me mirabas desde tu ventana?— los pasos de Loki se congelaron de repente y casi se da por muerto. Estaba seguro de que su rostro podía derretir el invierno en ese momento —. Iba todas las mañanas a trotar allí desde que te vi, solo para tener tu atención. Y créeme, un año es mucho tiempo.

La cabeza le empezó a trabajar con una rapidez que seguramente Parker envidiaria.

Frigga lo había dicho unas horas atrás. Había usado exactamente esas palabras.

"Una mañana se levantó de la cama y salió a trotar. Cuando le pregunté la razón, me dijo que tuvo un sueño. Me dijo que fue tan real y tan maravilloso, que tenía que salir a buscar. No me dijo para nada qué era lo que debía buscar, pero le deseé buena suerte y que me avisara cuando al fin diera con ello."

"Un mes más tarde, durante la tarde, me dijo que lo había encontrado. Al hombre mágico con el que había soñado."

"Me dijo que vivía en una torre, que estaba encerrado y que hacía magia. Él jamás ha sido así. Jamás habia usado esas palabras para describir a una persona, pero mi hijo lo había descrito así, porque así sus ojos le vieron."

—¿Estas jugando? ¿Me viste durante todo ese tiempo?

—No fue muy difícil darme cuenta. Bastó con mirar hacia arriba una vez y allí estabas.

—¿Por qué hechicero? ¿Qué tonterías le dijiste a tu madre?

—Esa fue mi primera impresión de ti la primera vez que te vi. Tu balcón está lleno de plantas verdes. Con hojas de muchos tamaños. Tienes balcón mas llamativo y bonito de todo el edificio. Parecía como un rincón mágico; aparecían en muchas películas que veía de niño— le comentó con una enorme sonrisa. Loki sentía que podía morirse en ese momento y todo estaría más que bien—. Al principio fue eso lo que llamó mi atención y luego, una mañana, saliste. Estabas con el cabello suelto y usando un suéter. Estabas leyendo un libro.

Loki no estaba seguro de cuál de los dos había visto primero al otro. La verdad era que no importaba demasiado.

Thor le había visto y se había pasado un año trotando allí, buscando tener una razón para verle. Una excusa.

Le gustaba pensar que su perro se había cansado de esa tontería y había decidido que si él no hacía algo, nadie lo haría.

—Todas las mañanas estabas ahí, me di cuenta en poco tiempo. Pensé que era parte de alguna rutina, pero en más de una ocasión te vi mirándome y... no lo asumí por completo, después de todo, me veía espantoso—Loki sonrió al recordar que los primeros meses, Thor se veía muy diferente a ahora. Llevaba una enorme barriga y la barba larguísima, además de que parecía trotar en pijama. Y nada de eso le había importado—. Pero al parecer llevaba razón.

Y joder que la llevaba. Ahora entendía la insistencia de Thor por pasar más tiempo a su lado, o la vez que que esperó por horas donde se habían conocido para invitarle un café.

—Al llegar a mi casa siempre me preguntaba, ¿De qué color serán sus ojos? Por eso cuando te vi la primera vez...— se llevó las manos a la cabeza e hizo un gesto gracioso e infantil, como si su cabeza fuese a explotar. Loki no pudo evitar reírse ante esa tontería—. Eran mejor de lo que había imaginado. Es como si todos las gamas de verde del mundo se hubiesen puesto de acuerdo en mezclarse y crear la mejor versión de todas. Y ponerlas justo aquí.

Finalizó aquello señalándo sus ojos, los cuales, abiertos de par en par, no podían dejar de ver los suyos.

—¿Entonces todo lo que tu madre me dijo era cierto? ¿Soñaste conmigo antes de conocerme?

—Sí.

Su afirmación fue tan rotunda y sincera que Loki sintió como su corazón se aceleraba hasta tan punto que temió que alguien se diera cuenta del sonido que hacía.

—¿Qué soñaste?—preguntó pasmado, completamente paralizado. Y Thor sonrió mucho mientras acariciaba sus manos.

—Había un palacio todo dorado. Supongo que era una especie de reino lejos de este planeta o, no sé, otro universo, porque no se parecía nada a todo esto— le señaló—. Tú estabas allí, de dorado y verde. Te veías tal cual te ves ahora, pero con ropas más... extrañas. Como un traje ceremonial a la par de una armadura. También sabías hacer magia. Y... curiosamente, mi madre estaba al lado tuyo.

Loki no quería hacer ruido ni siquiera para respirar. Sentia los ojos picar y ta no tenía control alguno sobre sí mismo.

—Recuerdo un momento en que yo subía unas escaleras y me mirabas. Estaba nervioso pero extrañamente feliz y busqué tu mirada. No puedo recordar como se veían tus ojos, pero tu sonrisa es justo la misma que me estás dando ahora.

Estaba pasmado en verdad. Su voz salió débil y algo rasposa.

—¿No lo estas inventando?

—No, mi imaginación es nula. No podría inventar algo asi— dijo, como si lo que acabara de contar no fuese una completa locura—. Estoy seguro de que más pasaba, pero ya no lo recuerdo— murmuró —. Imagínate como me he sentido cuando te vi en persona. Fue como si todos los planetas se alinearan.

¿Cuales eran las posibilidades? Loki había leído algunas cosas al respecto. Gente que soñaba con alguien que no conocía y luego, un buen día, la cosa se los escupía en la puerta de su casa.

Pero el sueño de Thor, por alguna razón, se dibujó con perfección en su mente, como si de alguna forma no necesitara imaginarlo.

Podía sentir el peso de sus ropas de fantasía y admirar el esplendor de un palacio dorado. Frigga vestida como una reina y Thor sonriendole con orgullo.

No entendía porque no le sonaba descabellado. No se dio cuenta de que llevaba harto tiempo pensando en eso hasta que Thor movió las manos frente a sus ojos casi burlándose.

—Tierra a Loki, ¿me copia?

—Cállate —Quitó las manos de frente suyo y se giró en dirección al auto —. Nos vamos.

—¿A dónde?

—Tu madre organizó una cena de presentación y no ha cocinado por nada.

Al carajo con ir despacio. Al carajo con los miedos, con las dudas y con la opinión pública. Al carajo el mundo.

Loki había leído los libros suficientes como para saber que cosas así no debían tomarse a la ligera. Las almas, las vidas pasadas, los universos alternativos; todos eran una variable.

No podía asegurar nada, pero el hecho de que aquel relato le sonara tan malditamente familiar había hecho mucho ruido en su cabeza y sabía que no fue un sueño al azar.

Si lo que Thor relataba era cierto, entonces tenía claras razones para volverse loco o, al menos, para chillar de felicidad.

Metiéndose al auto rojo hasta las orejas y sosteniendo entre sus mejillas un beso fugaz que Thor le había dado antes de arrancar hacia la casa de sus padres, Loki supo que debía dejarse ir.

Dejarse ir, dejarse renacer y vivir como nunca lo había hecho. Abrazar sus pasiones, acariciar los rizos castaños de su asistente, ponerle un nombre a su gata y apretarse contra los brazos de Thor.

Si bien los libros siempre ocuparían un enorme lugar en su vida y en su corazón, ya no serian su única constante. Thor lo era, tal vez siempre lo había sido.

Tantas mañanas frustradas se resumían en eso. En la historia de amor más bonita que Loki pudo haber imaginado, cobrando vida frente a sus ojos.

Escribiría el prólogo esa noche e iniciaría el primer capitulo la mañana siguiente, donde esperaba no amanecer solo.

Porque tenía pensado hacer de aquel relato uno mágico, lleno de todas las cosas que había aprendido a soñar, disfrutando ser el protagonista de su propia historia de amor.

Fin.


🖤


Omg lo hice, lo terminé💚 Hemos llegado al final de la mini historia 😭💚 siempre me entra la nostalgia cuando al fin logro terminar un fic, así que quiero agradecerle a todas las personitas que le dieron una oportunidad, gracias por los comentarios y por apoyar mi trabajo💚

No creo hacerle un epílogo pronto, pero tal vez algún día; seguro avisaré en el tablero de mensajes si llega a ocurrir. Pero si lo hago va a tratar justamente de que ellos estuvieron juntos en vidas anteriores y eso💚

De momento, otra vez, gracias, y espero que lo hayan disfrutado💚 nos leemos a la vuelta 💚

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