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¡! n/a: esta historia ha pasado por un hiatus tremendo y lo lamento mucho :( pero todo se debe a mi rehabilitación, así que- ¡buenas noticiaaas! estoy casi rehabilitada y preparada para continuar esta trilogía. no completamente rehabilitada porque siempre me vienen las recaídas, pero estoy mejor que antes jsjdjdjf la verdad es que quería seguirla, pero no me sentía mentalmente estable todavía, por eso lamento de antemano la demora. pero ya regresé 🐿️
¡! n/a: por otro lado, han pasado años, y se verá un poco obvia la evolución de mi escritura. si bien, no es tan diferente como a las de mis 16/17, si se nota un poquito más flexible. espero que nos les decepcione ☠️😭
¡! n/a: sin más, disfruten el último libro de la trilogía 💗
n/a: 2024. ya me rehabilité ;)
● ● ●
—Se abrumó bastante y le pedimos perdón por eso. No sabíamos que en cuanto la enfermera se retirara por un minuto, ella despertaría. Después de todo, tuvo una cirugía; se suponía que los efectos de la anestesia durarían hasta una hora más... —terminó de echarle un ojo a Jihyun, de vuelta a la cama, y ahora fijarse en Jungkook—. Sus padres dicen que ya están por llegar, ¿los conoces?
Jungkook tendió a juguetear con sus dedos. Lo había hecho constantemente luego de recibir la llamada de la mamá de Ji, antes de partir irrefrenados con Taehyung en plena madrugada, luego de cumplir con todos los deseos enumerados de su lista...
—Solo conozco a Ji...
—¿Y el chiquillo de afuera?
—Mismo caso...
El doctor echó un suspiro al aire y sacó una tarjeta de presentación para el chiquillo.
—Kim Namjoon —le dijo—, doctor que atiende a Jihyun (por el momento), pero es muy probable que termine en rehabilitación, así que trataré con ella evidentemente. Su madre me informó de su condición por el teléfono.
Jungkook pestañeó repetidas veces. ¿Kim Namjoon? ¿De adónde había escuchado ese nombre?
«¡Ah!»
—¡Usted...! —se cohibió un poco por su voz disparatada, tan inoportuna— Eh- Mi mamá- Es un caso aparte al de mi amiga, pero —se rascó la nuca antes de dirigirle la mirada al doctor, casi dos cabezas más alto que él— a mi me trataban con el doctor Zhang en rehabilitación y me habían recomendado trasladarme con usted, en esta clínica.
La boca y cejas del doctor denotaron un "¡oh!".
—¿Tú eres Jeon? ¿Jungkook?
—Sí...
—Sí, efectivamente. Mi colega me habló de ti porque tu mamá quería cotizar una rehabilitación aquí. ¿Estás pensando en hacerlo?
El castaño se detuvo a pensar un momento. Se suponía que hoy en la mañana (era de madrugada en ese instante) prepararía las maletas para acogerse en esa clínica. De solo pensarlo le daban escalofríos. Más aún sabiendo de la presencia de Taehyung fuera de la puerta (solo dejaron a uno de los dos adentrarse a ver a Ji). Ambos habían recibido la noticia tembleques y con inconmensurable aflicción, casi entrando en ataque de pánico. Y, siendo así la circunstancia, ¿cómo se tomaría su novio la redundante noticia de su ida? Ya lo sabía de antemano, pero hacérselo recordar luego del infortunio en ese minuto, solamente sería como echarle un vaso de agua al incendio. Claramente.
—Sí, me voy a rehabilitar, pero no se cuándo —mintió. Solo quería dar término a la plática con el doctor, que al ver su cara, solo le reiteraba la pronta rehabilitación. Literalmente, su cara pintaba la rectitud. Le daba un frío por la columna.
—Sería una muy buena elección. Y si te preocupa el precio, házle saber a tus padres de los métodos de pago. Pueden pagar en cuotas.
—Bueno...
¿Qué más podía decir?
—Hasta entonces —comenzó a despedirse el doctor—. Si tu amiga no cuenta con su enfermera de turno, pueden llamarme a mi.
—Bueno —hizo una mueca—. Hasta entonces...
En cuanto el doctor desapareció, el de cabellos acaramelados entró con desespero, casi resbalándose con el piso recién fregado. Llegó a darle una corta mirada a Jungkook y luego a la chica, otra vez dormida, pero esta vez con antibióticos.
Se postró ante ella, de pie, sintiendo su corazón apretujarse en duelo. ¿Era todo culpa de ellos? Habían unas cuantas llamadas perdidas de la chica en su registro. ¿A caso intentó advertirles de ello?
De sus ojos salió una escurridiza lágrima, hipó sin poder contenerlo más y quedó cabizbajo.
Jungkook lo notó.
—Tae... —le alzó el rostro para limpiarle las lágrimas que brotaban por sus orbes, ahora hermosa y melancólicamente cristalinos por los reflejos de la noche más allá de la ventana— Ella es fuerte. Ahora está aquí, ¿ves? Todo va a estar bien —pero sus palabras de consuelo no parecían hacer efecto en su novio, contagiándole así la pena. Le abrazó y depositó un beso en su cuello—. Todo va a estar bien —reiteró.
—¿Cómo me aseguras eso?
Jungkook se separó del abrazo.
—¿Qué quieres decir con-
—Tú también te rehabilitarás y, no me tomes a mal, pero... No todos aquí estaremos bien —se relamió los labios antes de continuar con dificultad—. Yo no estaré bien —confesó su inseguridad, no siendo apto para ver al castaño a los ojos—. Ustedes estarán en buenas manos, mientras a mi me analizarán y medicaran, solo. Y lo único que me quedará por hacer, será velar por el bienestar de ambos —sonó su nariz, descompuesto—. Quizás ni siquiera me dejen visitarlos de vez en cuando. Tú sabes como-
—Tae, no hables de lo incierto —le cortó apabullante.
—Es que- Tú sabes cómo va todo esto. ¡Lo sabes! Y no puedo evitar ser egoísta por quererte para mi, conmigo, a mi lado-
—Tae, te amo —le volvió a tomar de las mejillas pecosas que tanto le gustaban—. Volveré a ti, te lo había prometido, ¿no?
Taehyung no pudo hacer más que asentir.
—Bien.
—Tae... —le tomó de las manos y juntó sus frentes.
—¿Mm?
—No quiero que me eches de menos —le susurró antes de echarle un vistazo a su amiga con modorra—, tampoco a Ji. Estaremos bien.
—Sé que estarán bien.
—Mm...
Hubo un pequeño instante en mute antes de que el pecoso hablara.
—Tampoco quiero que me extrañes —le dijo, chocando con sus ojos—. De hecho, quiero que me esperes... —vio a Jungkook enarcar una ceja, curioso, e hizo un intento en sonreír— También pienso en rehabilitarme, pero no estoy seguro...
Jungkook ladeó su cabeza.
—¿Por qué no estarías seguro...?
En el estropicio de su mente, Taehyung dejó que esta se confesara en su lugar.
—Me da miedo —admitió, logrando originar un malestar en el apretado pecho de Jungkook—. Me da miedo cambiar ciertos hábitos, o cambiar mi manera de pensar. O cambiar hasta mi manera de ser.
—No cambiarás tu manera de ser por perder tu desorden alimenticio, Tae. Eso no te define —le dijo lo que alguna vez había escuchado—. Tú no eres un descarrío, eres Taehyung. Mi Taehyung...
El nombrado mordió su labio inferior antes de mirarle por un minuto completo para luego besarlo sutilmente.
—Soy todo tuyo.
—Sí —rió Jungkook.
—Y voy a regresar a ti, como tú regresaste a mi. A pesar de todos los malos ratos —le sonrió, esta vez en paz—. Te lo prometo.
—¿Prometes que volverás a mi? —lo vio asentir— ¿Me acompañarás aquí? ¿A rehabilitarte? —otro asentimiento— ¿Lo harás pronto?
—Como un perrito.
Jungkook carcajeó antes de propinarle un suave golpe.
—Tonto.
● ● ●
—Llegamos —anunció su padre al volante, y Jungkook sintió un pequeño y perturbador deje de déjà vu, ahí en el asiento trasero, culminando su atención en las cosas que veía por la ventana. Sin embargo, la escena cambiaba de contexto con su madre incluida en el auto—. Saquemos tus cosas y las subimos por el ascensor. Sé que la sección de rehabilitación de pacientes queda en el tercer piso, pero me duelen los tendones y no pienso subir ni una sola maleta por las escaleras —previó su padre y, sin más, bajaron los tres del auto para acarrear las maletas que yacían en el maletero.
Al entrar a la clínica, Jungkook supo que todo sería distinto a su experiencia anterior en el centro de Zhang. Si bien la clínica era el doble de costosa en comparación al tratamiento que ofrecía Zhang, se suponía que era de calidad. Hasta tendría mejor seguridad con los pacientes (rememorando la escapada que alguna vez hicieron de una clínica con Ji, Taehyung y él). Le daba un regusto el sentimiento de presión que se le echaba encima, la sensación de la disciplina apoderándose pronto de él. Mas comprendió que debía abstenerse de cometer cualquiera mala costumbre como antes. Si estaba aquí, era para hacer el bien, desde lo profundo de su corazón y con sus propias intenciones. Porque lo hacía por él y para él. Pero el 'aroma a hospital' ya le estaba volviendo a enfermar automáticamente.
Iba a resistir.
—Espero que esta clínica sea mil veces mejor que el centro de Zhang —exhaló su madre dentro del ascensor, recibiendo la atención de ambos hombres—. Estamos pagando por demasiadas medidas para la asquerosa atención que le están dando a los cuidados mentales.
A veces a Jungkook se le olvidaba que su madre sufría de depresión y su padre debía cargar con las dolencias de ambos miembros de la familia. «¿Siquiera papá sufrirá de algo? ¿Se guardaría esas cosas por nosotros? ¿Somos mucha carga para él?». «Si tan solo fuese normal, no estaríamos dándoles tantos problemas» pensó para sus adentros, arrinconándose en ese ascensor.
Normal. ¿Qué era normal para Jungkook? ¿Qué era ese concepto para sus padres? ¿El no era normal?
«Oh» recordó un detalle más. «No solo soy anoréxico, también soy un homosexual». Su mente se blanqueó un segundo. «¿Eso seguirá siendo, algo así como, normal?».
Dirigió su visaje hacía su madre, justo al momento en que el ascensor abrió sus puertas al tercer nivel.
«¿Qué opinas de eso, mamá?»
Y cruzaron las puertas.
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