Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap 34: alegoría (maratón 💕)

Wild Nothing - Nocturne

                                                                                     ✰✰✰

Con el propósito de replantearme todo lo que había pasado en la fiesta de Victoria y aprovechando que mi tiempo de trabajo en la tienda había acabado gracias a que pronto viajaría a Francia para la primera promoción de Ocasos de Otoño, había optado por mantener las distancias con mis cercanos.

Necesitaba sacar mis propias conclusiones del asunto, pensar en las palabras de mi amiga, en las palabras de Timothée, pero para serme completamente honesta debía evitar evadirme buscando distracciones o sacando conclusiones egoístas de mi parte, y es que durante todo este tiempo no me había detenido a pensar en cómo podría afectarle a mi amiga el dilema que mantenía con su primo. Por eso, Ezra vendría durante la tarde a ayudarme a preparar algo de comida para Vico, no le había visto desde el día de la fiesta y sentía que debía estar lista si quería quedar bien con ella antes de mi viaje.

Logan me había llamado un par de veces para saber cómo estaba pero la tensión era evidente en nuestras voces así que le propuse juntarnos un día antes de mi partida y pese a que una leve emoción en su voz le delató a través del micrófono en el teléfono, cuando le comenté que debía hablarle de algo su tono de voz decayó notoriamente, como intuyendo lo que estaría por decirle.

Por lo demás, Margot me comunicó que necesitaba hablar esa semana antes del viaje con urgencia conmigo, y aunque la palabra urgencia hizo despertar en mí un súbito temblor, la voz de la cineasta diciendo que no era nada negativo logró calmar un poco mis nervios. Por mi parte ansiaba felicitarle por su trabajo con la portada del filme porque sí, el trailer de promoción ya había salido y la fotografía/cuadro se encontraba deambulando por todo lados. Había quedado de maravilla y aunque cuando la veía me inundaba una súbita nostalgia, aquello no opacaba la creciente felicidad por sentirme parte de tan bello trabajo.

Todo aquello había sido parte de mi pensamiento resolutivo de aquella mañana, y hubiese continuado de no ser por la sorpresa que me llevé cuando abrí el ventanal del salón y una ráfaga de viento helado me golpeó el rostro, interrumpiendo mi reflexión y haciéndome intuir el gélido tiempo para aquel día. Era misteriosa la manera en que el ambiente frío me hacía extrañar a Timothée, y tal vez incluso necesitarle. Le recordaba con cada ráfaga de aire que me acariciaba el rostro, por muy suave o fuerte que me pegase; cada vez que llovía, en tanto mayor agua caía del cielo con más intensidad le recordaba y más intenso era mi sentimiento de extrañeza por él, como si cada diáfana gota guardara en ella un poco del amor que sentía por el chico, gotas que al mismo tiempo que humedecían la tierra con obstinación, también parecían vivificar mis sentimientos por él, reavivándolos con soltura.

Sin embargo, pese a lo mucho que le extrañaba, estaba siendo presa de un singular carácter optimista, resultado de haberme pasado las noches pensando y sacando conclusiones que lograron llenarme de un buen ánimo. El miedo y la inseguridad no eran emociones ajenas, nunca lo habían sido, pero ahora estaba dispuesta a enfrentarlas, por más doloroso que resultase ser.

                                                                              (...)

— ¿Crees que le guste?—pregunté nerviosa a Ezra a mi lado, mirando con desconfianza el resultado del pastel de frambuesa que mi amigo me había ayudado a preparar a Vico.

—Claro que le gustará. Te ayudé yo a cocinarlo—me animó—. Déjenme un trozo—finalizó, guiñándome un ojo a modo de despedida.

Ahora estaba allí, tocando con mis nudillos la puerta del apartamento de mi amiga. Me ponía nerviosa pensar en lo que podría salir de esa conversación, pero conociéndonos, sabía que nada muy terrible pasaría.

Me abrió la puerta incapaz de esconder el asombro cuando vio el pastel entre mis manos. Esbozó una amplia sonrisa inconsciente para luego mirarme con picardía, como siempre había sido, evidente señal de que no había ningún tipo de recelo en ella y de que estaba dispuesta a aceptar ese regalo en señal de disculpa.

—No debiste molestarte—comentó en tanto me abrazaba para dejarme libre paso a su salón—. No, en realidad sí debiste.

Reí.

—Vico... lo siento—me acerqué al mesón para dejar el regalo—. Fui una egoísta y nunca me detuve a pensar en cómo te afectaba mi problema con Timothée. Me alteré en demasía y no pude ver que querías lo mejor. Me siento mal por haber desconfiado de ti—confesé.

—También te debo una disculpa. No debí ocultarte lo de Timothée pero él no quería que supieras, quería darte tu espacio. Tampoco debí decirte lo que te dije en mi fiesta de esa manera, debí ser más cuidadosa, pero quería...que vieras más allá de lo que tus ofuscados sentimientos te permitían—habló, tomándome de las manos.

—Lo sé, y por eso me di este tiempo para...pensar mejor...en todo—sonreí con dificultad.

—Ya hablaremos de eso—anunció animosa—. Ahora comamos porque morí de hambre apenas vi la preparación. ¿Ezra te ayudó?—curioseó yendo a buscar los cubiertos.

— ¿Cómo lo sabes?—me sorprendí.

— ¿Bromeas? La decoración es muy su estilo—me pasó un cubierto.

—Ya sabes, no podía ser de otra forma—sonreí.

Nos pasamos la tarde viendo películas y comiendo a montones, tal y cual solía ser en los viejos tiempos. Nuestra amistad siempre había estado marcada por esas costumbres hogareñas que impulsan un vínculo más íntimo y profundo, por ese espacio reducido envuelto por paredes que intensifican el anhelo por los diálogos de experiencias personales, tan importantes para nutrir las amistades incondicionales. Al parecer, la nueva relación de Vico junto con mis últimos bajones emocionales habían propiciado la mala comunicación entre nosotras, y es que ni siquiera nos habíamos dado el tiempo para conversar de cómo nos sentíamos realmente.

— ¿Cómo van las cosas con Louis?—pregunté, extendida en el sofá de su salón con un cómodo cojín en mi regazo mientras ella sentada al otro extremo bebía de una taza de té.

—Genial—sonrío amplio—. No creí que nuestra relación fuese a ser tan estable.

—Eso es bueno. Ustedes parecen ser de aquellas personas como destinadas a estar juntas. Aunque ni siquiera yo me creo esa idea cuando lo digo—aseguré.

—No, nada de eso. La estabilidad es algo que cuesta, Agnes—sonrió, nostálgica.

—Lo sé—afirmé en susurro.

— ¿Sabes que para cuando vuelvas de Francia ya tendremos nuestros títulos? Cuando llegues tenemos que organizar nuestra propia ceremonia. Algo pequeño, como sé que te gustaría.

—Definitivamente. Aun me cuesta creer que hayan pasado tantas cosas en tan poco tiempo—exclamé, como incapaz de dimensionarlo.

—Supongo que no has hablado con Timothée—comenzó.

Suspiré.

—No, aún no— respondí, comenzando a jugar con mis manos. Pensar en él me ponía de nervios.

— ¿Se lo dirás en algún momento?—cuestionó, y de inmediato supe a qué se refería.

—Sí, se lo diré—aseguré con una sonrisa—. Solo quería pensar bien en lo que me dijiste, y así sentirme preparada para enfrentar correctamente cualquier posible eventualidad. Ha pasado poco tiempo desde la última vez que le vi en tu fiesta pero... ¿crees que él haya creído que no me interesaba?

—No—negó convincente—. Nada eso. Creo que él ya conoce tus tiempos y de hecho... estoy casi segura de que sabía que no estarías ahí esperándolo para cuando salimos del cuarto. Se lo advertí mientras hablaba con él en la habitación. De hecho, casi toda esa conversación fue una advertencia—pegó una leve risita.

— ¿Ah sí?

—Sí, sabía que no te iba a parecer mucho el hecho de que llegase tan abruptamente y te soltara todo. Lo conozco y cuando le vi sabía perfectamente a qué había ido. Le iba a advertir pero... ya había sido demasiado tarde, y me espanté cuando me contó el incidente de antes. Ahí supe que definitivamente no ibas a sentirte lista aún.

—Sí, en parte fue por eso que no le esperé. No podía, me sentía confundida y agitada. Sentía que podía decir cualquier tontería y la volvería a cagar, pero... lo quiero. No...de hecho lo amo—solté el aire, sintiendo las lágrimas acumularse en mis pupilas.

— Lo sé... ¿Cuándo piensas hablarle? ¿Antes del viaje?—preguntó, con esmero.

—No—aseguré, sonriendo maliciosa y traviesamente—. Le extraño como la mierda y lo que más deseo ahora es estar entre sus brazos, pero...

—Y piernas—jugueteó mi amiga, haciéndome soltar una carcajada.

—Sí, también, es cierto—afirmé—. Pero no, no lo haré aquí. Será en Francia, se lo diré en Paris cuando viajemos para la premiere. No sé en qué momento, tampoco sé cómo, pero quiero que sea allá. No estoy segura de si acaso él me corresponderá, pero de lo que sí estoy segura es de que si voy a comenzar algo con él quiero que sea en un lugar completamente nuevo y desconocido para mí, porque de hecho así fue el enamorarme de Timothée, un poco extraño y desconocido, pero como tal, interesante y hasta provocativo.

—Wow, me da ganas de llorar escucharte decirlo con tanta seguridad. Por un momento temí que ninguno de los dos actuara. Creí que no te atreverías—confesó.

—Hay que hacer valer el tiempo, no ha pasado en vano—sonreí.

— ¿Qué harás con Logan? El chico parecía querer ir en serio. ¿Le dirás antes de viajar?

—Sí, claro que sí. No es mi estilo dejar a los chicos esperando por algo que sé que nunca va a pasar. Aunque debo admitir que en un momento quise quererlo. Pero no, las cosas no funcionan así por mucho que centenares de años atrás haya sido una certeza. Supongo que si realmente fuese así de fácil nadie sufriría.

—Si fuese así de fácil todo sería muy aburrido, Agnes— carcajeó.

Y allí nos quedamos, riéndonos de nuestras propias desventuras, compartiéndolas para que no nos pesaran tanto en el corazón, siendo ligeramente iluminadas por el brillo refulgente y crepuscular del atardecer invernal, que por estar fusionado con la opacidad de las nubes tomaba un matiz más cálido e intenso, atravesando la pulcra vidriera del ventanal y con ello pegándonos de frente.

Sentí que ese color cálido anaranjado era un tipo de señal de lo que estaría por venir en nuestras vidas, como una alegoría de un camino templado, tranquilo, pero que inevitablemente tomaría un matiz más intenso llegando a tornarse en un color rojizo vivo, de la misma manera en que el ocaso está destinado a fundirse en matices degradé, floreciendo en tonos amarillentos y consumándose en todo su esplendor en tonos rojizos y escarlatas. 

Y hasta aquí la maratón :) de verdad espero no haberles aburrido. Sé que tres caps de fiesta puede ser medio fome, o quizá lo diálogos tan largos entre los personajes, pero créanme que era necesario para entender el desarrollo de los personajes y la historia. 

Muchísimas gracias por sus lecturas, votos y comentarios. últimamente he recibido muchos votos y  comentarios re lindos y me ha motivo mucho en seguir escribiendo, así que muchos corazones para ustedes 💕💕💕Cuéntenme por favor que les parece hasta el momento en los comentarioss

 Abracitoosss

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro